En el post anterior de esta serie sobre Gratitud, aprendimos lo que la ciencia dice sobre este hábito. Puedes leer aquí.

Hoy veremos otro tema útil para entender sobre gratitud y su importancia, no desde el budismo, sino desde los ojos de otros filósofos.

En mi búsqueda personal para darle sentido a mi vida, hace muchos años me encontré con este loco y super extraño concepto llamado gratitud. En un libro que rescaté de un librero de un tío muerto, me topé con un capítulo sobre filósofos griegos, la felicidad y cómo estaba ligada a desarrollar gratitud.

Recuerdo haber pensado con mi incompleto cerebro adolescente algo como «¿Por qué demonios voy a agradecer por todo? Mi vida es muy difícil, así como está como para agregar algo tan tonto como dar gracias hasta por respirar. Eso es para perdedores».

Poco me imaginaba que promover la Gratitud sería mi motivo de existir.

En ese viejo libro aprendí muchas cosas. Para la filosofía, gratitud, en su esencia, es un sentimiento de reconocimiento y agradecimiento hacia los demás por los actos de bondad y las bendiciones que recibimos. A lo largo de la historia, la gratitud ha sido una virtud profundamente estudiada por la filosofía de muchas culturas y en diferentes eras. Desde el estoicismo hasta los pensadores renacentistas y la filosofía occidental moderna, la gratitud ha sido considerada como una piedra angular para tener una vida plena y significativa.

Definición Filosófica de Gratitud

Antes de ver qué nos dicen los viejos sabios, veamos otra definición de gratitud. La gratitud es un sentimiento de reconocimiento y aprecio hacia los demás por sus acciones, regalos o actos de amabilidad. Y esto es muy importante: va más allá de simplemente decir «gracias»; implica un profundo sentido de conexión y reconocimiento de la bondad en el mundo. Cuando adoptamos la gratitud como filosofía de vida, estamos comprometidos con la práctica constante de reconocer y valorar lo que tenemos, en lugar de enfocarnos en lo que nos falta.

La Gratitud desde la filosofía estoica

La filosofía estoica, que floreció en la antigua Grecia y Roma, enfatizaba la importancia de vivir de acuerdo con la razón y la virtud. Dos filósofos estoicos destacados, Séneca y Epicteto, tenían mucho que decir sobre la gratitud.

Séneca, en sus escritos sobre la gratitud, enfatizó que debemos ser agradecidos por cada día que vivimos y por todas las bendiciones que disfrutamos. Dijo: «El que es agradecido por poco, lo es por todo«.

Epicteto, otro filósofo estoico, instó a sus seguidores a practicar la gratitud incluso en las circunstancias más desafiantes. Afirmó: «Solo aquellos que dan las gracias por las bendiciones recibidas, seguirán recibiendo cosas por las que dar las gracias«.

Desde una perspectiva estoica, la gratitud implica reconocer que muchas cosas en la vida están fuera de nuestro control, pero siempre tenemos el control sobre cómo respondemos a ellas. Practicar la gratitud significa apreciar lo que tenemos en lugar de lamentar lo que nos falta.

La Gratitud para los filósofos del renacimiento

Durante el Renacimiento, un período de revitalización cultural y filosófica en Europa, varios pensadores destacados exploraron la naturaleza de la gratitud.

Michel de Montaigne, un filósofo renacentista francés, creía que la gratitud era una de las virtudes más nobles del ser humano. Sostenía que, al mostrar gratitud, elevamos nuestras almas y fortalecemos nuestros lazos con los demás. Montaigne afirmó: «La gratitud es la virtud más grande; pero los beneficios recibidos nos hacen olvidarla».

Benedicto de Spinoza, filósofo holandés del siglo XVII, sostenía que la gratitud es esencial para la vida buena y la alegría. Argumentaba que, al enfocarnos en lo que tenemos en lugar de lo que nos falta, encontramos la felicidad genuina. Spinoza escribió: «La envidia hace que uno se sienta miserable por lo que no tiene; el agradecimiento hace que uno se sienta feliz por lo que tiene».

Desde la perspectiva renacentista, la gratitud se consideraba una virtud que enriquece nuestras vidas al enfocarnos en las bendiciones presentes y fortalecer nuestros lazos con los demás.

La Gratitud desde la Filosofía Occidental Moderna

La filosofía occidental moderna también ha abordado el tema de la gratitud. Dos filósofos notables que han reflexionado sobre este sentimiento son Immanuel Kant y Jean-Jacques Rousseau.

Immanuel Kant, el influyente filósofo alemán del siglo XVIII, creía que la gratitud era un deber moral. Argumentaba que debemos mostrar gratitud hacia aquellos que nos han ayudado o brindado regalos, ya que es una expresión de reconocimiento por su humanidad y su capacidad para la acción moral.

Jean-Jacques Rousseau, filósofo francés del mismo período, consideraba que la gratitud era esencial para mantener relaciones sociales saludables. Sostenía que, al expresar gratitud, fortalecemos nuestros lazos con los demás y contribuimos a la armonía en la sociedad.

Desde una perspectiva filosófica moderna, la gratitud se ve como un acto moral que fomenta la conexión entre las personas y contribuye a una sociedad más cohesionada.

La Gratitud como Filosofía de Vida

Ahora que hemos explorado cómo la gratitud ha sido abordada por filósofos a lo largo de la historia, es importante considerar cómo podemos adoptarla como una filosofía de vida en la actualidad. Yo sé que nos cuesta mucho trabajo a los hispanoparlantes, pero hay que esforzarnos.

Basado en lo que nos dicen los filósofos clásicos, pensé que las siguientes acciones nos funcionarían para hacer de la gratitud un hábito cotidiano. No tienen que ver con religión, sino que creo que son de sentido común y pragmático.

  1. Practicar la atención plena: La atención plena nos ayuda a estar más presentes en el momento actual y a apreciar las pequeñas alegrías de la vida. Observar conscientemente nuestros pensamientos y experiencias puede aumentar nuestra gratitud.
  2. Mantener un diario de gratitud: Tomar unos minutos cada día para escribir tres cosas por las que estás agradecido puede cultivar la gratitud de manera constante.
  3. Expresar gratitud: No hay que guardar ni ignorar nuestros sentimientos de agradecimiento. Debemos expresarlos sinceramente a las personas que nos rodean. Un simple «gracias» y una sonrisa SINCEROS pueden tener un impacto significativo.
  4. Enfocarse en lo positivo: A pesar de los desafíos que enfrentamos, es importante centrarse en las bendiciones y las oportunidades que tenemos en la vida. Aunque estemos pasando por dificultades, SIEMPRE hay cosas buenas que nos rodean.
  5. Ser generoso: Ayudar a los demás y hacer actos de bondad pueden generar un ciclo de gratitud tanto para ti como para quienes beneficias. Sentir la gratitud de los demás hacia uno, da sentido a la existencia.

Gratitud como filosofía de vida implica reconocer que la vida está llena de cosas increíbles y que nos forman. Incluso en medio de las dificultades. Al adoptar esta perspectiva y practicar la gratitud de manera constante, podemos tener vidas más plenas y significativas, fortaleciendo nuestros lazos con los demás y contribuyendo a un mundo más armonioso. La gratitud nos recuerda que, a pesar de las adversidades, hay belleza y bondad en el mundo que merece ser valorada y celebrada.

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