Hace años, cuando trabajaba en una oficina, una compañera estaba hecha un mar de lágrimas. Su perrita, Tita, había muerto el día anterior, y su dolor era evidente. Algunos compañeros, al verla en ese estado, se acercaron para preguntar cuál era el problema. Pero al enterarse de que una simple perrita había muerto, se daban la vuelta e ignoraban el sufrimiento de mi amiga. Como si la muerte de una mascota no fuera relevante. Y es que despedir a nuestros animales no es parte de la cultura humana.
Perder a un miembro animal de nuestra familia es un dolor profundo y real, y en el Budismo Zen, reconocemos y honramos este sentimiento. En esta segunda parte, daré algunas ideas de cómo podemos despedir a nuestros animales con amor, respeto y dignidad a través de una ceremonia budista. Este artículo está dirigido a aquellos que desean honrar a sus mascotas fallecidas de una manera significativa y compasiva, utilizando las enseñanzas del Budismo Zen.
Las Tres Marcas de la Existencia
Shakyamuni Buda nos enseñó sobre las Tres Marcas de la Existencia: la impermanencia (Anicca), el sufrimiento (Dukkha), y la ausencia de un yo permanente (Anatta). Estas enseñanzas son fundamentales para entender la naturaleza de la vida y la muerte.
Impermanencia (Anicca): Todo en el vasto cosmos es transitorio. Nada dura para siempre, ni nuestros cuerpos, ni nuestras relaciones, ni siquiera nuestras queridas mascotas. Reconocer la impermanencia nos ayuda a vivir con más presencia y gratitud, apreciando cada momento con los seres que amamos.
Sufrimiento (Dukkha): El sufrimiento es una parte inevitable de la existencia. Perder a una mascota nos enfrenta directamente a esta verdad. Sin embargo, el Buda nos da los elementos para aceptar el sufrimiento y a encontrar formas de trascenderlo. Es completamente posible vivir las situaciones duras de la vida sin hacer drama.
Ausencia de un yo permanente (Anatta): No existe un yo fijo e inmutable. Todos los seres están en un constante flujo de cambio. Nuestras mascotas también forman parte de este ciclo. Al entender esto, podemos soltar nuestros apegos y encontrar paz en la aceptación de la realidad.
Aprender sobre la Impermanencia
En el budismo en general, se tiene una manera distinta de ver la muerte. Y en el Zen es aún más particular porque desde el primer contacto con esta práctica, comenzamos a aceptar nuestra impermanencia y la de todo lo que nos rodea.
Lejos de ser una visión oscura de las cosas, lo vemos como una realidad a la que nos debemos adecuar para poder ser libres en la vida. Esto es útil para poder estar en paz con los cambios naturales, para poder despedir a nuestros animales, por supuesto.
Aprender sobre la impermanencia de las cosas es un desafío, especialmente cuando se trata de los seres que amamos profundamente. Sin embargo, esta comprensión nos ayuda a no desarrollar apegos obsesivos y a vivir de una manera más equilibrada y compasiva. Sabemos que todo lo que amamos es transitorio, lo que nos enseña a apreciar cada momento y a no dar por sentado el tiempo que tenemos juntos.
La preciosidad de cada instante
En el libro Tropas del Espacio, de Robert A. Heinlein, hay una frase que me ha seguido desde la adolescencia: “Adelante, monos, ¿acaso quieren vivir para siempre?”. No, no quiero vivir para siempre. Y no quiero que ningún ser que amo viva para siempre.
El spoiler más grande de la película de tu vida es: eres impermanente y sabes que eventualmente vas a morir. Pero no hay que tener miedo, sino al contrario. Esta conciencia de la mortalidad nos enseña que cada instante es precioso. No podemos darnos el lujo de desperdiciar el tiempo, especialmente con aquellos que amamos. Al vivir plenamente en el presente, podemos hacer de cada momento una oportunidad para expresar nuestro amor y gratitud hacia nuestras mascotas.
La práctica budista para despedir a nuestros animales
Cuando la muerte llega, la práctica budista nos ayuda a aceptar y a recuperarnos más rápidamente. Nos enseña a estar presentes con nuestro dolor, a observarlo sin resistirlo y a permitirnos sentir todas las emociones que surgen. Esta aceptación nos permite procesar el duelo de una manera más saludable y encontrar paz en medio de la tristeza.
La Importancia de una ceremonia de despedida
Debido a que hemos construido una cultura orienta a la razón y a lo material, hemos dejado de lado los ritos de pasaje, que han sido vitales para el desarrollo humano. Así como sabemos que la primavera llega y hacemos cosas de primavera, debemos marcar cuando la adolescencia o la madurez llegan.
La muerte es solo otro estado de nuestra realidad y también necesita una marca en el tiempo para poder movernos hacia adelante. El Zen tiene ritos de pasaje que nos dan paz, centro y nos mueven hacia el futuro.
Si hay servicios funerarios para humanos, ¿por qué no tener uno para despedir a nuestros animales? Debemos despedirnos de manera amorosa, honorable y digna, tal como lo haríamos con cualquier miembro de la familia.
Tu propia ceremonia budista para despedir a nuestros animales
En muchos templos budistas de Japón se ofrece un servicio funerario llamado Petto-rossu (Pet loss, pero en japonés). Se trata de una ceremonia memorial idéntica a la de los humanos, pero para mascotas. En los últimos años ha cobrado más auge y creo que es una gran idea.
Las ceremonias funerarias en el budismo japonés son, en realidad, ceremonias de ordenación. A la persona fallecida (o a la mascota) se le ordena como monje que ha trascendido el samsara. Aunque es hermosa, es una ceremonia complicada y que lleva muchos pasos reservados para monjes.
Pensando en que no todos son monjes o practicantes de Soto Zen, he escrito esta ceremonia inspirada en Petto-rossu. La intención es que sea accesible para cualquier persona que necesite una ceremonia de pasaje para su compañero cuadrúpedo, plumífero o acuático.
Es muy importante decir que esta ceremonia debe ser hecha unas semanas después de la muerte del animal. Queremos despedirle desde la razón, el amor y la gratitud; no desde el drama y el corazón roto.
Para aquellos que tienen un altar budista en casa, aquí hay una guía sencilla para diseñar una ceremonia de despedida para sus mascotas:
1. Preparación del Espacio:
- Limpia el espacio alrededor de tu altar.
- Limpia con cariño al Buda.
- Coloca una foto de tu mascota.
- Añade flores frescas o incienso de sándalo y velas.
- Incluye un objeto que era significativo para tu mascota, como su juguete favorito.
- Haz una reverencia a manos juntas (Gassho) al terminar.
2. Encendido de velas e incienso:
- Enciende una vela. La luz de la vela simboliza la sabiduría y la compasión que guía a nuestra mascota hacia su próximo viaje.
- Enciende un incienso. Este representa la pureza y la transitoriedad de la vida. Además, es para unir el mundo de los vivos con el de los muertos, aunque sea por unos instantes.
- Gassho al terminar.
3. Recitación de Sutra del Corazón y Mantra:
- Recita el Sutra del Corazón 3 veces. Lo puedes encontrar aquí. El Sutra del Corazón es una recitación poderosa que habla sobre la vacuidad y la interconexión de todas las cosas.
- Recita el mantra de la compasión: «Om Mani Padme Hum». Este mantra puede repetirse 7 veces para crear un espacio de gratitud, compasión y paz en el corazón.
4. Reflexión y Zazen
- Ahí frente a tu altar, toma unos minutos para reflexionar sobre los momentos felices y el amor compartido con tu mascota. Agradece las lecciones que ha dejado en ti y que te han transformado en mejor persona.
- Permítete sentir y observar tus emociones sin juzgarlas. Si surgen lágrimas, deja que fluyan.
- Siéntate en Zazen al menos por 20 minutos.
5. Palabras de despedida:
- Habla en voz alta a tu mascota, expresando tu gratitud por el tiempo compartido y las enseñanzas recibidas.
- Puedes decir algo como: «Querido [nombre de tu mascota], gracias por el amor, las enseñanzas y la alegría que trajiste a nuestras vidas. Te recordaremos siempre con amor y gratitud. Que encuentres paz y felicidad en tu próximo viaje.»
6. Versos de cierre:
Los versos los puedes encontrar también en nuestro cuaderno de liturgia aquí.
- Verso de la enmienda.
- Cuatro Promesas.
- Verso de gratitud.
7. Cierre:
- Toca tu campana 2 veces.
- Apaga la vela y el incienso con gratitud y respeto.
- Toma unos momentos finales para estar en silencio, permitiendo que la paz y la aceptación llenen tu corazón.
Conclusión
Perder a una mascota es una experiencia profundamente dolorosa. Sin embargo, a través de las enseñanzas del Budismo Zen y la práctica de ceremonias de despedida, podemos encontrar formas de honrar y recordar a nuestras mascotas con amor y dignidad.
Al aceptar la impermanencia y vivir cada momento con gratitud, aprendemos a valorar más profundamente nuestras relaciones y a soltar el apego de una manera saludable. Al realizar una ceremonia de despedida, no solo honramos la vida de nuestra mascota, sino que también nos permitimos a nosotros mismos sanar y encontrar paz.
Que este proceso nos ayude a todos a recordar el amor perfecto que jamás se apaga y a vivir con compasión y alegría, sabiendo que cada momento es precioso y que la conexión con nuestras mascotas siempre permanecerá en nuestros corazones.
Namo Amituofo.