Las Cuatro Condiciones para practicar Zen

Cuando recién llegamos al Budismo Zen somos conquistados por sus mensajes enigmáticos, por la paz que parece dar, por su practicidad o por su halo de misticismo. Pero poco a poco descubrimos que practicar Zen no es tan sencillo. ¡No sabemos por dónde comenzar!

Practicar Zen no es solo leer textos o escuchar pláticas. También es más que sentarse en Zazen; es un compromiso profundo con el camino del despertar. Es una Vía que debemos caminar todos los días de nuestra vida, sin interrupción.

Sin embargo, este camino no se sostiene solo con buenas intenciones. Existen cuatro condiciones esenciales que, al ser cultivadas, permiten una práctica auténtica y transformadora. Estas condiciones, provenientes de la tradición Chan, se conocen como Gran Confianza, Gran Voto, Gran Determinación Furiosa y Gran Duda.

Shifu Sheng Yen las explica de forma maravillosa en su libro Getting the Buddha Mind. Libro que recomiendo mucho.

Son hábitos que todos podemos y debemos cultivar, un poquito cada día. Con el paso del tiempo, estas actitudes nos acercan más a comprender el Zen.

1. Gran Confianza, base de la práctica

La primera condición para practicar Zen es la Gran Confianza. Esta fe no es ciega ni dogmática; es una convicción profunda. El Budismo Zen no es una filosofía dogmática, sino que nos anima a todos a poner todo en práctica.

La Gran Confianza tiene tres aspectos:

Confianza en uno mismo: Creer que tienes la capacidad de despertar y alcanzar la iluminación, tal como lo hizo Shakyamuni Buda. Esta fe se construye a partir de la experiencia personal, la introspección y el desarrollo de la práctica.

Confianza en la enseñanza: Confiar en los métodos de práctica transmitidos a lo largo de los siglos. La tradición Zen ha demostrado su eficacia a través de generaciones de maestros y discípulos. Funciona para todos, así que funcionará para ti también.

Confianza en los Maestros: Reconocer la importancia de una guía experimentada que pueda ayudarte a avanzar. Todos los ancestros del Zen han dejado sabiduría en la que puedes apoyar tu práctica.

Sin esta Gran Confianza, la práctica se vuelve inestable. En la vida cotidiana, esto significa confiar en nuestra capacidad de aprender, de mantener la atención plena y actuar con sabiduría, incluso cuando enfrentamos dificultades. Desarrollar esta fe requiere paciencia y esfuerzo continuo, reforzándola con la observación directa de sus efectos en nuestra vida.

Cómo fortalecer la Gran Confianza

  • Establece una rutina de práctica y sigue adelante incluso cuando surjan dudas.
  • Reflexiona sobre los cambios positivos que has experimentado desde que practicas.
  • Confía en la enseñanza, recordando que el Zen ha sido un camino probado por millones de personas a lo largo de los siglos.

2. Gran Voto, la dirección clara

El Gran Voto es el compromiso firme de seguir el camino del Dharma por el beneficio de todos los seres. No se trata solo de un deseo personal de paz o iluminación, sino de una aspiración más amplia. Los practicantes del Zen recitamos las Cuatro Promesas:

Salvar a todos los seres vivos, aunque los seres vivos sean incontables.
Destruir mis autoengaños, aunque mis autoengaños sean innumerables.
Percibir la realidad, aunque la realidad sea infinita.
Caminar hacia la iluminación, aunque a esta nunca llegue.

Estos votos nos ayudan a superar la autoindulgencia y a practicar con un propósito claro. En la vida cotidiana, se manifiestan cuando actuamos con compasión y servicio, en lugar de solo buscar nuestra comodidad y beneficio. Tener una dirección clara nos permite mantenernos enfocados y comprometidos con la práctica, incluso en tiempos difíciles.

Cómo cultivar el Gran Voto

  • Reflexiona diariamente sobre por qué practicas y para qué lo haces.
  • Dedica tiempo a ayudar a otros como parte de tu compromiso con el camino.
  • Recita las Cuatro Promesas cada día para reforzar tu intención.

3. Gran Determinación Furiosa, energía y esfuerzo

La tercera condición para practicar Zen es la Gran Determinación Furiosa, que implica una voluntad inquebrantable de continuar la práctica sin importar los obstáculos. Se le llama «furiosa» porque es una energía intensa y apasionada que nos impulsa a superar la pereza, la duda y la distracción.

Este es el espíritu de las enseñanzas de Bodhidharma manifestándose en nuestro cotidiano.

La mente humana tiende a evitar el esfuerzo prolongado, pero la práctica del Zen requiere disciplina y constancia. En la vida diaria, esta determinación se refleja en nuestra capacidad de mantener la calma ante las adversidades y seguir con nuestras prácticas sin desanimarnos. Sin este tipo de determinación, es fácil abandonar cuando enfrentamos dificultades.

Cómo fortalecer la Gran Determinación Furiosa

  • Crea hábitos de práctica y mantén la disciplina sin excusas. Casi todas las sanghas del Zen tienen prácticas diarias o semanales. Únete a ellas para que apoyes a los demás y los demás te apoyen a ti.
  • Recuerda los beneficios de la práctica para renovar tu motivación.
  • Acepta la incomodidad como parte del crecimiento espiritual.

4. Gran Duda, a llave de para la comprensión del Dharma

Para una gran fe, debe haber una gran duda. El último pilar de la práctica es la Gran Duda, pero no se trata de una duda escéptica que nos paraliza, sino de una duda existencial que nos impulsa a cuestionar profundamente nuestra naturaleza y la realidad.

A veces nos podemos preguntar cosas como “¿Qué hago aquí? ¿No sería más fácil regresar a ser como antes, en lugar de forzarme a meditar?”

Y entonces nos sentamos de todas formas. Estudiamos el Dharma venciendo al ego. Participamos en sangha, a pesar de nuestras mil cosas por hacer.

También tenemos preguntas como «¿Quién soy?», «¿Cuál es mi rostro original antes de nacer?» o «¿Qué es la verdadera naturaleza de la existencia?», que pueden abrir la mente y generar una gran transformación. Cuando estas dudas se sostienen con una mente unificada y concentrada, puede llevar a un despertar repentino.

No es que un maestro budista responda a esto, es que en el silencio de la práctica de cada uno hallamos las respuestas.

En la vida cotidiana, esta Gran Duda nos anima a cuestionar nuestras creencias arraigadas y a ver la realidad con ojos de principiante (Shoshin), sin los filtros del ego y el condicionamiento social. Mantener vivo este cuestionamiento nos permite profundizar en la experiencia del Zen.

Cómo cultivar la Gran Duda

  • No des por sentado lo que crees saber sobre el Dharma, sobre ti mismo y el mundo.
  • Piensa en tus preguntas profundas sin buscar respuestas inmediatas.
  • Permanece abierto a nuevas perspectivas y experiencias.

Cómo aplicar estas cuatro condiciones en la vida diaria para practicar Zen

Para integrar estas condiciones en nuestra práctica diaria, podemos seguir algunos consejos:

1. Refuerza tu confianza practicando regularmente y recordando que el despertar como el del Buda, es posible.

2. Renueva tu voto cada día, incluso en pequeños actos de compasión y disciplina.

3. Cultiva la determinación manteniendo un horario de práctica constante, sin excusas.

4. Fomenta la duda profunda reflexionando sobre la naturaleza de la mente, la realidad y el por qué hay que hacer caso a los maestros del Zen.

Conclusión

Practicar Zen requiere más que solo sentarse en Zazen. Requiere Gran Confianza, Gran Voto, Gran Determinación Furiosa y Gran Duda. Estas cuatro condiciones crean la base sólida para una práctica auténtica y efectiva. Si deseas profundizar en tu camino, empieza hoy mismo a cultivar estos elementos en tu vida diaria.