Sutra de la Plataforma. Capítulo 4. Meditación y sabiduría

Luego de un sesshin, de esos intensos donde a los monjes no se nos permite ni bañarnos para enfocarnos solo en Zazen, tocaba lavar la ropa usada durante los 10 días. ¡Era más que necesario! Mientras preparaba la lavadora, que es una de esas tareas simples que hacemos casi sin pensar, me sorprendí sintiendo una claridad poco habitual. No estaba esforzándome por estar presente, simplemente estaba. Cada movimiento era natural, sin esfuerzo, sin distracción. En ese momento me quedó claro algo de lo que el Patriarca Huineng dice en el Sutra de la Plataforma: que la profunda meditación y sabiduría no están separadas. Surgen juntas, como la luz de una vela y su llama.

En el capítulo IV de este sutra, Samadhi y Prajna, Huineng nos muestra que meditar no es escapar del mundo ni forzar la mente al silencio, sino reconocer su naturaleza libre y clara.

Es un capítulo corto que está dividido en tres partes que explicaré en este post. Pero antes haré una parada para explicar algunos conceptos.

Este sutra se puede descargar de aquí.

¿Qué es Samadhi?

Samadhi es una palabra sánscrita que significa concentración profunda o absorción. En el contexto Zen, Samadhi no es simplemente sentarse en silencio o suprimir los pensamientos. Es una estabilidad mental que surge cuando no estamos apegados al pensamiento. Es la quietud de una mente libre, presente y no reactiva.

Para Huineng, Samadhi no implica inmovilidad física ni mental, sino una capacidad de actuar sin perturbación interna, una calma que está en el centro de cualquier situación. Por supuesto, esto solo se alcanza con nuestra práctica de Zazen.

¿Qué es Prajna?

Prajna, como vimos en el capítulo 2 de este sutra, es la sabiduría intuitiva, la comprensión directa de la realidad tal como es. No se trata de conocimiento intelectual, sino de una percepción clara que nace de la práctica cotidiana, del silencio y la observación. Prajna ve la vida sin filtros ni juicios, sin separarse de lo que es.

Por eso para nosotros es tan importante llevarnos lo aprendido del Dharma a la vida diaria. Huineng nos pide vivir con y para el Dharma.

¿Qué es Tathata?

En todo el capítulo subyace el principio de Tathata, que en sánscrito significa “talidad” o “lo tal como es”. Es la realidad vista sin distorsión, la verdadera naturaleza de todas las cosas.

Comprender Tathata es practicar Prajna. Es ver sin esforzarnos en agregar algo o en quitarle algo. Es ser parte de la realidad sin editarla. En palabras simples: es estar presente con lo que es, sin lucha. Cuando aceptamos lo que surge y lo atravesamos con claridad, estamos tocando la verdad más grande del Dharma.

Reconocer Tathata al lavar los platos, en la oficina, en la escuela o al escuchar sin interrupciones es un acto de sabiduría encarnada.

Meditación y sabiduría son una sola cosa indivisible

El corazón del capítulo IV es esta frase: “Samadhi es la quinta esencia del Prajna, mientras que Prajna es la actividad del Samadhi… En el mismo momento que alcanzamos Prajna, el Samadhi es inmediato y viceversa.”

Esto significa que meditación y sabiduría no son dos caminos distintos, sino un solo proceso vivido desde distintas perspectivas. Si hay calma real, surge claridad. Si hay visión verdadera, la mente se aquieta.

Primera parte: inseparabilidad

En la primera parte del capítulo, Huineng insiste en que separar Samadhi y Prajna es un error. Quien medita sin sabiduría cae en la rigidez; quien reflexiona sin estabilidad mental se vuelve superficial. El Maestro nos dice:

“Son análogos a una lámpara y su luz. Con una lámpara, hay luz. Sin una lámpara, habrá oscuridad… En nombre son dos cosas, pero en sustancia son una y la misma.”

Esta metáfora deja claro que no podemos tener una sin la otra. Practicar solo meditación sin comprensión es como tener una lámpara sin encender. Solo cuando ambas están presentes, hay verdadera transformación.

Segunda parte: Samadhi no es poner la mente en blanco

En esta sección, Huineng responde a quienes creen que Samadhi significa vaciar la mente completamente, ponerla en blanco o mantenerse inmóvil. Él responde con firmeza:

“El sentarse quietamente sin pensamientos es una visión errónea. Tal interpretación nos colocaría con los objetos inanimados, y es un obstáculo en el Camino Correcto.”

Aquí critica la práctica inútil de quedarse en blanco, sin pensamiento ni discernimiento. El Zen busca una mente viva, libre, despierta, no un estado de pasividad.

Aquí aplica mi comentario recurrente: si un maestro de meditación te dice que meditar es poner la mente en blanco, ¡huye hacia las montañas! ¡No sabe lo que está haciendo!

Tercera parte: pensamiento liberado

Huineng introduce el concepto del pensamiento liberado, que es llegar a Prajna y practicarla sin aferramiento:

“El ‘pensamiento liberado’ es ver y conocer todos los Dharmas con una mente libre de apego… Cuando nuestra mente trabaja libremente sin ningún obstáculo… logramos el Samadhi de Prajna.”

Es decir, hay que vivir la meditación y sabiduría en lo cotidiano. Cuando observamos sin juzgar, cuando actuamos sin ego, cuando respondemos sin rigidez, esa es la práctica más profunda.

Vivir desde la meditación y sabiduría

La enseñanza de Huineng no es solo para el zafu. Nos dice que la iluminación no está en huir del mundo, sino en vivir con atención, calma y claridad en medio de él. Que Samadhi y Prajna no se encuentran al final de un retiro, sino en la forma en que respondemos a este momento.

Cocinar, trabajar, hablar, caminar, estudiar o descansar; todo puede ser práctica si estamos presentes. Esa es la revolución silenciosa del budismo Zen: descubrir que meditación y sabiduría están disponibles ahora mismo.

La lámpara ya está encendida

El capítulo IV del Sutra de la Plataforma nos recuerda que no necesitamos buscar la iluminación como algo separado. Si hay verdadera meditación (Zazen), hay sabiduría. Si hay sabiduría viva, hay calma. El camino está en unir ambas en cada acción. Practicar meditación y sabiduría en la cocina o al hablar con alguien, es entrar en el corazón del Zen

La lámpara y la luz son inseparables. La práctica no es juntar piezas, sino ver que ya están unidas. Solo hace falta reconocerlo.

¿Te has dado cuenta que las enseñanzas budistas apuntan a una sola acción? No hay calma ni sabiduría sin meditación. ¿Qué pasaría si cada cosa que haces hoy la convirtieras en tu práctica de meditación y sabiduría?