Uno de los argumentos clásicos para tener una Navidad sin gastar mucho es regale afecto, no lo compre; y claro que no podría estar más de acuerdo.
Sin embargo el regalar afecto va mucho más allá de la eliminación de los regalos materiales.
Cuando regalas algo material, el sentimiento se va de lado cuando el objeto cobra más importancia que el sentimiento.
Los regalos materiales se gastan, se descomponen y se olvidan cuando llega el nuevo regalo. Además de todo, el sistema de obsequios parecería una competencia por ver quién puede regalar más y mejores cosas; convirtiendo toda la experiencia de generosidad en un show de vanidades.
La mercadotecnia de la fecha nos empuja a demostrar el cariño con una pila de artículos inútiles. Estos logran enfriar las relaciones humanas y ponen precio a las relaciones.
Los minimalistas entendemos que el afecto humano y la generosidad van mucho más allá. Nos enfocamos mucho más en regalar experiencias porque estas nunca se desgastan, reafirman las relaciones interpersonales y a todos nos dejan con sentimientos positivos.
Regalar experiencias es una situación ganar-ganar, hablando en términos un poco más fríos.
Para regalar experiencias no es necesario invertir grandes cantidades de dinero, de hecho, se puede hacer con presupuestos bajísimos y los momentos quedan grabados en la memoria por muchos años en el futuro.
Aquí comparto algunas ideas para tener unas fiestas en familia y amigos.
- Ve películas en casa. Elije un fin de semana o un par de días de vacaciones y organiza ese maratón de Harry Potter que siempre quisiste. Todo mundo, aun los muggles, pueden divertirse mucho.
- Día de campo. Si el clima lo permite, organiza un día de campo. Prepara unos sandwiches, una ensalada y agua. Juega juegos de pelota. ¡Camina y explora!
- Comida en casa. Invita a todos y juntos preparen un día de pizza. No hay nada más interesante para un niño, por ejemplo, que ver cómo se prepara su alimento favorito.
- Día romántico. Invita a tu pareja a caminar por la ciudad, ver alguna exposición callejera y remata con una cena para dos, en casa.
- Organiza un taller. Contra todo lo que esta cultura nos enseño, aprender puede ser una experiencia muy divertida. Organiza un mini taller con tus amigos o familia. Juntos pueden aprender a cocinar, hacer origami, cantar, bailar, decoración, dibujo, escribir… y si hay los recursos, ¿porqué no aprender a mezclar música o a hacer videos sencillos para YouTube?
- Visita museos. La cultura no muerde. Visitar museos puede resultar una experiencia fantástica para todos.
- Arma una comida para los viejos. Pensar en nuestros abuelos y padres siempre reditúa en sonrisas y corazones plenos. Organiza una comida familiar para hacerlos sentir acompañados y en familia.
Siguiente entrega: Qué regalar a una niña o a un niño en navidad
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