Zen |
Hace un mes escribí que me uniría al reto de las 100 cosas, que es un movimiento internacional que se enfoca en vivir la vida con las menos pertenencias posibles.
Este enfoque budista y mínimo de ver el mundo se amolda bien a cómo está el planeta en estos tiempos. El sistema de producción que como especie llevamos es, por mucho, insostenible.
Adquirimos y nos llenamos de artículos que no necesitamos en un infinito bucle de trabajar, comprar, ver tele… Y no sé ustedes, pero yo estoy harto de él. Estamos saturados de publicidad, de aparatos que no necesitamos y cada vez tenemos menos tiempo para disfrutar la vida.
Y lo peor es que caemos en la trampa de que necesitamos comprar cosas para ser felices.
Entonces es donde encaja, de manera perfecta, el esquema de las 100 cosas. Reducir tus artículos personales al mínimo te da oportunidad de enfocarte a actividades que te afirman, hacen sentir bien y te dan propósito.
En mi caso, el no tener nada me da libertad, movimiento y me siento muy cómodo sin tener que preocuparme de tenencias, comprar DVDs, videojuegos en disco, libros físicos o de cuidar objetos valiosos. Y no es que no compre nada. Al contrario. Compro muchas cosas, pero mi búsqueda personal está enfocada a desarrollar mi creatividad, a escribir mejor y a entender que ser sencillo es mucho mejor.
Hablando exclusivamente de material intelectual como libros, películas o cómics, una vez que los consumo no los vuelvo a ver. La música la almaceno un poco más tiempo (en MP3), pero al final la borro. Me enfoco en la experiencia, no en la poseción.
Así que durante un fin de semana me enfoqué a ver qué me sobraba y qué podía dejar ir. El resultado son sólo 86 objetos personales. No incluyo libros ni cómics porque, a pesar de que tengo muchos, los estoy regalando poco a poco hasta quedarme únicamente con el estoy leyendo actualmente. Si quieren que les regale algunos, diríjanse a Diario de un Webonauta (link abajo), donde cada semana hago trivias con premio.
En la lista tampoco incluyo objetos de uso común en casa. Por ejemplo muebles, utensilios de cocina y artículos de trabajo (impresora, scanner, papelería). Esos pertenecen a la casa y son usados por todos. Mi idea es que todo lo que tengo quepa en dos backpacks.
Después de este rollo, les presento mi lista de pertenencias:
- 1 laptop
- 5 pares de zapatos (incluyo sandalias)
- 3 backpacks (1 de viaje, 1 urbana y 1 de laptop)
- 3 bermudas (Sí, me encanta usarlas, aun en invierno)
- 1 pants (para las noches frías y domingos de películas)
- 10 pares de calcetas
- 10 prendas de ropa interior (me di cuenta que decir «chones» no era tan refinado)
- 4 pantalones
- 16 playeras
- 1 camisa (cortesía de mi amigo Freddy del Club Star Wars Guadalajara)
- 2 chamarras
- 1 rompeviento
- 2 sudaderas
- 1 paraguas
- 5 espumas de rasurar (se irán acabando conforme las use)
- 2 desodorantes (1 en uso y otro de backup. Uno nunca sabe cuando la peste ataca)
- 2 after shave (uno de ellos está por terminarse)
- 3 botes de talco para pies (sin darme cuenta se juntaron. Se acabarán pronto, para beneficio de la raza humana)
- 1 cepillo de dientes
- 1 rastrillo
- 1 cartera
- 1 tijeras (para podar pelitos que salen en partes bizarras)
- 1 juego de llaves
- 1 rupah (vulgo conocetia como «budita»)
- 1 reloj de pulso (digital porque nunca aprendí a leer el de manecillas)
- 2 pares de lentes (1 de sol y 1 para leer)
- 1 moleskin (para notas y sketches)
- 1 juego de acuarelas (para pintar las paredes de los baños públicos de manera artística)
- 1 celular (¡por favor que ya se termine mi leonino plan!)
- 1 gorra
- 1 bloqueador solar (en tiempos de hoyo en capa de ozono, para mi es vital)