El lenguaje nunca es inocente. Cuando alguien dice «lo dije sin pensar», por lo regular es todo lo contrario.
Nuestro cerebro procesa información mucho más rápido de lo que le damos crédito y todo el tiempo analiza, ordena y juzga datos para tomar decisiones a lo largo de tu día. Esta veloz actividad mental que se llama pensamiento, es la que produce las palabras que salen de nosotros e impactan el mundo a nuestro alrededor.
Es muy importante entender que todo lo que decimos tiene una intención y un contexto. Las palabras son como bombas. Algunas tienen efectos positivos, otras negativos y muchas otras no dan en el blanco, pero siempre hay un motivo para soltarlas.
Y justo el motivo para soltar esta serie de bombas en forma de artículo del blog, es que las primeras víctimas de nuestras palabras somos nosotros mismos.
Por desgracia, la baja auto estima, algunos casos de depresión, el mal humor, la falta de atención y otros factores, son desencadenados por frases como estas:
- Soy tonto
- No puedo
- Estoy gordo
- No soy popular
- Perdí la pasión
- No soy inteligente
- Estoy solo
- Pobre de mi
Tristemente, este tipo de palabras son demasiado comunes en nuestro discurso diario. Nosotros mismos somos los que nos ponemos grilletes en los pies al pensar así y el precio a pagar es muy alto.
Al lanzar estas frases al aire estamos pidiendo atención, que alguien nos levante porque causamos lástima. Pero lo peor es que sentimos lástima de nosotros mismos y este daño puede llegar al punto de no retorno y ser irreparable.
El vicio de la autocompasión
La autocompasión es adictiva porque nos ponen en un camino en el que nos tiramos al piso para que alguien nos levante, el primero que pase. Y este sentimiento de atención es atractivo. Así que nos enterramos, alguien nos saca y buscamos a la siguiente víctima de nuestra miseria.
No estoy diciendo que todo el día tenemos que ir por el mundo diciendo «soy un ganador» o «qué guapo soy» porque entonces el discurso causa el daño opuesto; nos vuelve soberbios y engreídos.
Creo que estar concientes de cómo nos referimos hacia nosotros mismos nos da un terreno qué pisar. Si pensamos que somos basura, la gente lo notará y nos tratará como basura. Si nos comportamos como basura, la gente nos tratará como basura.
Es así de simple.
Existe una razón poderosa por la cual alguien no tiene amigos: si piensas de ti mismo que no puedes mantener una relación y que siempre pierdes, la gente lo notará y se va a ir de tu lado porque siempre te estás quejando y lloriqueando sobre tu desgracia.
La buena autoestima, el cuidado personal y la motivación no sólo tienen que ver con el aspecto físico. También influyen mucho nuestras ganas de salir adelante y ser realistas en cuanto a nuestras capacidades y defectos.
Tira la autocompasión a la basura
1. Cuida lo que dices. Una de las mejores formas de autocuidado es estar siempre atentos a nuestras palabras. Hacer una pausa de un segundo antes de hablar nos da tiempo de revisar lo que hablamos y nadie lo notará. Si detectas que una joya como «Pero qué pen$%»#$ soy», detente y no lo digas. Mejor piensa una solución o un camino alterno.
2. Revisa tus capacidades. Quizá eres bueno para la cocina. Quizá escribir es lo tuyo. Cualquiera que sea tu mejor cualidad, explótala. Toma cursos al respecto o, al menos, lee un par de libros. Cuando sabes tus fortalezas, estás al tanto de lo que te hace único.
3. Agradece por lo que tienes. Conozco a mucha gente que se queja de que no tiene pareja, pero a cambio tienen salud, trabajo, casa o comida en el refrigerador. Cuando la vida apriete el puño, haz una lista de todas las cosas buenas. Estoy seguro que son más las buenas que las malas.
4. Usa un diario. En estos tiempos de apertura en línea es fácil tener un blog. Pero su tus problemas son de autocompasión, quizá llegar un diario en papel y lápiz sea adecuado. Ahí puedes registrar todas las veces en las que sientas que tus propias palabras te derrotan. Al final del mes podrás revisar las tendencias. ¿Es en lunes? ¿Antes de comer? Revisar las tendencias te ayudará a analizar porqué se dispara la autocompasión.
5. Afirma tu vida diariamente. Si eres fan del Secreto, olvídate de la magia porque no existe. Nada llegará a tu vida de forma sobre natural, por más que lo desees. Pero sí puedes cosechar el fruto de años de trabajo enfocado y de ganas de salir adelante. Todo el tiempo, todos los días, ten en cuenta que eres una persona única y que tus capacidades son las que te han sacado a delante.
Estas simples acciones son fáciles de hacer. Terminar con la autocompasión te traerá calma y libertad, así que ¡actúa hoy!
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Nota choco budista: Al terminar con la autocompasión y estar atentos a lo que decimos, practicamos la Atención Consciente Correcta, Visión Correcta y Habla Correcta, que son parte del Camino Óctuple.
El desapegarnos de nuestra propia tristeza y salir adelante es una cualidad humana que siempre debemos trabajar.