Ni en mis más salvajes sueños pensé que un blog personal sobre mis experimentos en minimalismo y budismo zen sería leído. Un buen día abrí una bitácora en Blogspot y comencé a escribir.
Subía comentarios sobre los tipos de budismo que había practicado, sobre cómo me atraía la idea de tener menos y puntos de vista sobre el universo que e rodea. Escribía sólo para mi y muy mal, la verdad (¡claro que sigo escribiendo mal!).
Creo que pasó un mes y me di cuenta que había un par de personas que regresaban a ver cada post. Pensé que era algo curioso, pero no le di importancia. Yo seguí escribiendo.
A los tres meses decidí cambiar de nombre al blog y nació el Chocobuda. Era un nombre gracioso, ligero y que representa mi visión personal sobre el budismo. Es dulce y hace amable la vida. Ese es el espíritu que (creo) aun se mantiene.
En agosto, el Chocobuda cumple 7 años en línea.
El blog ha traído muchas cosas increíbles a mi vida, pero sin dula lo más importante son ustedes. Me he rodeado de personas mágicas e igual de locas que yo, ¡dispuestos a cambiar el mundo, un acto de gentileza a la vez!
Es gracias a su apoyo, comentarios y mensajes que este blog sigue adelante.
Ustedes son el motivo principal de mi servicio y misión en el dharma. Ustedes son mis maestros más grandes.
Gracias por darme siete años de amistad y aventuras.
¡Feliz cumpleaños, Chocobudas!