A diferencia de otros animales más elegantes, los humanos definimos la personalidad y cuantificamos el éxito de acuerdo a la cantidad de objetos materiales que cada uno posee. No es extraño ver cómo la gente rinde culto al millonario, al poderoso, a quien tiene más propiedades y al quien colecciona más de todo.

Parecería algo simple e inocente. ¡Todo mundo lo hace! ¡Hay que tener nuestras cosas! La constante búsqueda de satisfacción del deseo material es lo que más sufrimiento nos produce.

Nos abrazamos tanto a los objetos, que muy fácilmente se convierten en sinónimo de felicidad. Una vez que logramos comprar algo o estamos con alguien, pensamos que siempre estarán ahí y que nunca nada va a cambiar.

Olvidamos el hecho fundamental que nada, absolutamente nada nos pertenece. Todo lo que somos y lo que tenemos pertenece a la Madre Tierra y ella nos presta las cosas… pero siempre las reclama de regreso. Vida-muerte* es un ente es constante cambio. Nada permanece estático ni dura más que un instante en el calendario cósmico.

Definimos la vida en torno a esa ilusión de que todo es para siempre. Pero ese es justo el camino a Villa Sufrimiento, de donde es muy difícil salir.

A la Tierra no le importan los seguros de vida, nuestras cuentas de banco o construcciones. Si decide expresarse con un terremoto o huracán, simplemente lo hace y ya.

Entonces cuando nos enfrentamos ante la destrucción de lo material, de todo aquello a lo que nos aferramos, no tenemos cómo salir del sufrimiento… a menos que el minimalismo o la austeridad sean parte de tu práctica diaria.

Llevar el minimalismo como estilo de vida es una medicina maravillosa que nos evita mucho dolor cuando los cambios suceden. Si tienes pocas cosas, pocas relaciones personales, poco qué cuidar, las pérdidas son menores y por consiguiente el sufrimiento es mucho menor.

Mis compañeros blogueros minimalistas siempre se enfocan en «tener lo menos posible» o en la ilusión de productividad. No está mal, pero visto con ojos budistas-zen puedo decir que no está completo el concepto. Hay que agregar que minimalismo es entender sobre apegos, cómo nos llevan a sufrir y cómo entrenar para que no nos dominen.

Entre más obsesión y fijación tenemos con los objetos materiales, con estímulos, más potencial generamos para una vida vacía y sin significado.

Cuando llegan estas situaciones de la naturaleza que no controlamos, debemos recordarnos que una casa o un auto no define quienes somos.

¿Qué somos? Seres humanos y nuestro trabajo es salir adelante. Por milenios hemos sabido adaptarnos y crecer, sin depender de nada más que de nuestra inteligencia y creatividad.

El minimalismo es la puerta de entrada a mejor economía, menos drama y a estar en paz con las manifestaciones de la Madre Tierra.

Si quieres saber más sobre minimalismo y cómo llevarlo a tu vida, te invito al taller Mínima. Más información aquí.

 

*Vida-muerte: Sí, junto. Vida y muerte son un solo concepto inseparable.