La práctica Zen no sirve para nada. Esta es una frase tan antigua como el mismo Budismo Zen de China. La encontramos en textos clásicos como El Sermón del Despertar, de Bodhidharma; y nos recuerda que aunque sea una diciplina hermosa, no debemos nunca pensar en el Zen como algo que nos regrese beneficios centrados en el ego.

Sin embargo, es imposible negar que, con el paso del tiempo, el practicante de Budismo Soto Zen experimenta cambios importantes en su manera de vivir. De ninguna forma son cambios que reditúen en más dinero, fama o productividad. Pero sí que cada persona que decide guardar silencio en el zafu, puede sentir cómo las cosas son más sencillas y menos abrumantes. 

He preparado esta lista que podría ser útil si te interesa comenzar a practicar Zen. Aunque puede que las experimentes o no, muchas personas coinciden en ellas. A saber…

 

El Zen te ayuda a experimentar la verdadera felicidad (budista)

La palabra felicidad es muy seductora. ¡Todos queremos ser felices! Con la práctica Zen, disciplina y tiempo, puedes llegar a ser auténticamente feliz… en la definición budista del término. Para el Soto Zen la felicidad es un sinónimo de algo más importante: ecuanimidad. Significa que es posible llegar a una base sólida y estable que de equilibrio a tus pensamientos y emociones. 

 

El estrés y la melancolía de la vida disminuyen

Mucho de lo que nos hace sufrir, si no es que la mayoría de las cosas, son fabricaciones de la mente. Son estos pensamientos e imaginaciones tan poderosos que, al abrazaralos y al agragarles más chatarra egocéntrica, nos hacen sentir que la vida apesta. Con la práctica Zen, estos estados mentales se vuelven menos pesados. No desaparecen por completo, pero sí se puede soltarlos antes de que causen daño.

 

Atención plena en cada instante del día

Con la práctica Zen, una taza de café es solo una taza de café. El café se vive pleno, en su totalidad, justo ahí y en ese momento. Así es cada instante del día. Cuando trabajamos, somos trabajo. Cuando amamos, solo amamos. Cuando estamos con amigos, estamos 100% ahí, presentes. La vida se siente más real y colorida, sin drama, cuando el Zen llena tu corazón. Sí, aún las cosas que no te gustan se pueden vivir en pleno.

 

La compasión por todos los seres vivos llega a tu corazón

Una enseñanza clave del budismo es la práctica activa de compasión, que es el fuego interno que nos motiva a ayudar a los demás. Cuando esto pasa, estás haciendo que la vida sea un mejor lugar para todos, además de que encontrarás cada vez más difícil quejarte de todo. 

 

Reduce el consumo innecesario

El Zen también llena de gratitud todo el ser. Eso significa que se está más cómodo con la vida como es, con lo que somos, con lo que hay. Se detiene el deseo desmedido por poseer cosas, experiencias o personas, lo que se traduce en paz espiritual y menos gasto. Es decir, tu dinero rendirá menos porque gastarás menos.  Se usan menos recursos de la Madre Tierra, por lo que la práctica Zen también es una maravillosa vía para reparar el daño que hemos causado.

 

Se descubre el ser interior

Todos esos huecos existenciales que nos caracterízan, así como las preguntas espirituales más densas, tienen resolición en el silencio de Zazen. Aquí no hay más que decir que Shikantaza es la vía para contemplar lo que verdaderamente somos.

 

La vida se vuelve más sencilla

La práctica Zen es minimalismo puro. Buscamos una relación más simple con todo lo que existe, sin crear dramas o necesidades vacías. Luego de algún tiempo de práctica, es posible estar en paz, sin criticar, sin juzgar y de buen humor todo el tiempo. De igual forma, el Zen nos ofrece una estructura de valores morales que están diseñados para tener una vida más plena y pacífica.

Aunque la palabra Zen es parte del lenguaje cotidiano, pocas personas se atreven a explorarlo. Esta lista es un buen punto de partida para ayudarte a decidir si es una práctica para ti. Muy pronto regresará el Curso 1 de Introducción al Budismo Zen, así que regresa pronto para revisar la convocatoria.