Vivir desconectados de la naturaleza y estar centrados en el ego, tiene costos muy altos para los seres humanos. Hemos convertido en nuestra característica principal el rechazo absoluto a la incomodidad y a todo aquello que no cumpla con nuestras expectativas. Entonces, como solo vivimos para el gozo, cuando nos enfrentamos a la adversidad, carecemos de elementos y entrenamiento para entender y salir adelante.

Los años pasan y vamos coleccionando experiencias que catalogamos como negativas, lo que deja profundas cicatrices en la personalidad. Muchos caminamos por la vida con el corazón roto.

Si carecemos de una vía espiritual que nos guíe, en algún punto el sistema se descompone y comienza el caos. Nada tiene sentido, el universo está en nuestra contra, todos los esfuerzos son fútiles y nos convertimos en zombies. Pasamos a ese estado de penumbra en el que desearíamos no despertar más mañana. ¡No me merezco esto!

Esta característica de nuestra manera de ver el mundo sucede cuando los Tres Venenos de la Mente nos controlan. Estos son Ignorancia, Ira y Avaricia. Es por ignorancia que no encontramos sentido a lo que pasa.

Para el Buda, la ignorancia significa la falta de conocimiento de cómo funciona el universo y sus leyes. Este sentimiento de que nada tiene sentido en nuestra vida es porque no nos hemos topado con la Ley de Causa y Efecto, que es esencial para el Budismo Mahayana.

En la Ley de Causa y Efecto absolutamente todo tiene una razón de ser, un motivo y producirá un resultado, que se encadenará a otros incontables resultados para crear nuevas causas y efectos, igual de incontables. Es una secuencia de situaciones que tejen la vida y que te ponen aquí en este momento, leyendo estas líneas.

Es por todo lo que has pasado, todo lo que has comido y bebido, todas las lágrimas, todas las risas; que estás aquí en este instante de la historia del cosmos. Es así y no hay manera alguna de que sea de otra manera. Eres quien eres gracias a todo ello. En su tiempo no sabías para qué era necesario pasar por todo eso, pero la realidad es que todo eso te forma hoy.

Entonces, de la misma manera que incontables causas y efectos te han traído hasta aquí; todo lo que te está sucediendo (te guste o no) obedece a un orden universal que escapa a tu comprensión. La Ley de Causa y efecto nos da justo lo que necesitamos para aprender y crecer. Quizá de momento no lo vemos porque estamos ocupados acariciando o reparando el ego, pero si abrimos bien el corazón y los ojos lo podrías ver. Sucede en tiempo real y justo frente a ti.

La práctica Zen nos ayuda justo a apreciar la elegancia de esta ley. Y es muy útil para acabar con la tristeza y la angustia, porque entonces el caos deja de serlo y se convierte en orden. La tristeza y la ira adquieren su característica principal de impermanencia y regresa la confianza de que todo estará bien y en orden.

¿Cómo llegar a ver la Ley de Causa y Efecto? Hay muchas vías espirituales que puedes seguir, pero debido a que este blog es budista…

Estudiando Budismo Zen, encontrando un maestro, siendo parte de una sangha y con la práctica disciplinada de Zazen. Con el paso del tiempo muchos conceptos difíciles de entender comenzarán a quedar claros y te ayudarán a tener una existencia más cómoda.