Esta playa cósmica tiene muchos granos de arena. A simple vista podrías pensar que si un grano de arena falta, pues nadie se entera. Pero resulta que los granos de arena están contados. Todos son necesarios. Todos importan. Si falta 1 solo grano de arena, este sería un universo totalmente diferente.
La vida necesita de cada uno de los granos de arena. Si no estuvieras tú aquí, yo no estaría escribiendo esto para ti, enseñando o ni siquiera sería yo. Aunque el ego no te lo permita ver, eres una persona necesaria y sin ti este mundo no sería igual. No sé tú, pero yo agradezco que estés.
La vida, el Buda y todos los seres vivos necesitamos que la vida siga adelante. Nuestro trabajo es justo eso, hacer que la vida siga. ¿Cómo lo hacemos? Viendo por el bienestar de todos los seres vivos. Practicamos activamente las Paramitas, nos esforzamos, buscamos que los demás estén bien. Es ahí donde está el sentido de la VIDA. En mayúsculas porque VIDA es distinto a YO. YO es solo una manifestación de la vida. Tu personalidad es solo una ilusión construida por ti, por lo tanto, no puede ser tomada en serio.
Entre más busque el YO un sentido de la vida, menos lo encontrará. Entre más pura sea tu práctica Zen, más sentido llegará.
Morimos, nacemos y ¿luego qué? Estás viendo la vista con ojos de YO, y la visión desde ahí es muy limitada. Recuerda que además de YO (ser individual), está tu Ser Universal. Eres fuerza vital compartida con plantas, bacterias, motas de polvo, ballenas y galaxias completas. Todos somos ese Ser Universal. A este lo descubres en el silencio de Zazen y en la contemplación de todo lo que te rodea, sin cuestionarlo.
Cada esfuerzo cuenta. Y no, no los esfuerzos no son placebos. No tienes ideal el poder que existe detrás de tu sonrisa. Literal, aunque no lo veas, cambias la via al rededor.
Un acto de bondad simple y tonto, como dar un vaso de agua al repartidor de Amazon, hace el mundo un mejor lugar para él, para su familia, para su comunidad. El efecto mariposa de tu bondad es para siempre. No lo subestimes.
Las Tres Marcas de la Existencia se manifiestan todo el tiempo. Hay sufrimiento (dukkha), nos angustia el vacío existencial (Anatta) y le tenemos mucho miedo a la impermanencia (Anicca). Son constantes y siempre están.
No hay manera de que la vida sea 100% algodón de azúcar. Necesitamos el conflicto para salir adelante, pare crecer y para tener parámetros para saber lo que sí queremos lograr. ¿Será rápido? No, claro que no. La mente humana quiere todo rápido, pero la vida se toma sus buenos millones de años en evolucionar. Entonces, nos cuesta mucho y nos duele mucho que no haya una píldora mágica para borrar las cosas que no nos gustan.
Siempre lo he dicho y siempre lo diré. El Buda no está en las frases lindas. El Buda está en los feminicidios, en los politicos corruptos, en la guerra. ¿Por qué? Porque solo ahí podemos comprobar que el Dharma nos puede ayudar a trascender todo ello y estar en paz en el ojo de la tormenta.
El mejor ejemplo para entender este Dharma es tu propio cuerpo. Tienes salud gracias a los millones de conflictos y guerras que hay en tu organismo. Tu cuerpo está bajo ataque 24/7 por lo que respiras, lo que comes, lo que te pones en el pelo y en la piel. Y hay retos todo el tiempo. Tu sistema inmunológico entra a trabajar y libra guerras épicas. Y al final de la batalla, aprende para hacer mejor su trabajo en el futuro. Y tú ni cuenta te das.
La humanidad es justo eso. Necesitamos el conflicto constante y todo aquello que no nos gusta. Para aprender y crecer. Eso también es Buda.
¿Por qué? Porque eres un ser vivo, no un dios. Nuestro paso por el mundo, como todos los seres vivos, crea una cadena de consecuencias. A veces nos toca causar daño, otras podemos ayudar. La práctica Zen nos da la sorprendente capacidad de darnos cuenta de nuestros pensamientos-palabras-actos, para que con el tiempo podamos causar el menor impacto posible.
Sí, hay algo de karma-vipaka en todo esto. Hay cosas que nos toca pagar y que sucedieron antes de que naciéramos. Pero como somos un solo ser vivo gigante, pues lo entendemos como parte de la naturaleza. De igual manera, habrá futuros humanos que paguen el daño que nos causamos con la pandemia y mil cosas más.
¿Cómo llegar a entenderlo? ¿Es algo que hay que experimentar? Sí. Zazen es el primer paso, por supuesto.
Pero también está vivir por los Preceptos que nos dejan Shakyamuni y Dogen. Esforzarnos todos los días para ser bodhisattvas sirve a la vida, pero también nos hace sentir conectados con reverencia y humildad, a la realidad que formamos parte de algo más grande. Este algo grande es el Buda, donde todo tiene una razón, un propósito y un lugar.
Tú y yo estamos intercambiando estas líneas gracias a que somos una sola persona, en realidad. Soy lo que tú eres. La relación alumno-maestro solo es un espejo que me gusta mantener limpio.
Solo sigue con tu práctica.
Eres Buda. Solo contempla la vida y nunca pares de servir a los demás. En ese silencio están tus respuestas.