En todas las escuelas de budismo del mundo, la generosidad ocupa un lugar central en nuestra práctica. No es casualidad que sea una de las Perfecciones a las que aspiramos los budistas. Entre las diversas formas de practicar la generosidad, existe una que resalta por su simplicidad y humildad: el Takuhatsu.
Es el momento del mes en el que bajo mi cabeza y me atrevo a pedir de tu generosa ayuda. Si está en tu corazón y en tus posibilidades, haz una contribución para sostener los esfuerzos de esta comunidad budista. Puedes escribirme a choco ARROBA budismosotozen.org para pedir informes o hacerlo por Ko-fi dando clic aquí.
¿Qué es Takuhatsu? Es la práctica milenaria budista en la que los monjes mendigamos por alimento y sostén. Es un acto de profunda humildad, un recordatorio constante de nuestras necesidades básicas y una oportunidad para que la comunidad comparta su generosidad.
A través de Takuhatsu, el monje no solo recibe alimento para su cuerpo en su cuenco, sino que también nutre su corazón de gratitud y conexión con los demás. Esta virtud enseña la importancia de depender de los demás, de mantenerse humilde y de recordar que todos estamos interconectados.
Cada vez que recibimos una contribución, los monjes recitamos este verso:
Zaiho nise kudoku
muryo danbaramitsu
gusoku enman naishi
Hokkai byodo riyaku.
La virtud es dos tipos de ofrendas:
la material y la del Dharma, que es ilimitada.
La Perfección de la Generosidad se completa
y beneficia a todos los seres
en todo el mundo del Dharma.
En nuestras vidas cotidianas, podemos aprender de Takuhatsu recordando la belleza de dar sin esperar nada a cambio, de recibir con gratitud y de abrazar la interdependencia que nos une a todos.
Con todo el corazón, muchas gracias por tu generosidad.