Budismo Soto Zen para Principiantes. Ep 12. Noble Sendero Óctuple: 2. Intención Correcta

Dicen que el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones. ¿Qué es una buena intención? ¿Por qué es importante entender este concepto?

En esta entrega de la serie de Soto Zen para Principiantes, revisamos el segundo factor del Noble Camino Óctuple; Intención Correcta. Su cultivo nos lleva a purificar los pensamientos y siempre tener una voluntad de servicio para el beneficio de los demás seres vivos.

Andar por esta senda nos une con el flujo de las cosas en el universo, sin resistencia y con un corazón abierto a todas las posibilidades.

Una mota de polvo puede cambiar la historia

Una mota de polvo puede cambiar la historia

En estos días he estado estudiando el Shoyoroku (Libro de la Ecuanimidad, o Libro de la Serenidad), que fue publicado por primera vez en China, en el año 1224 . Es un compendio de koans clásicos del budismo Rinzai que…

Pero Chocobuda, ¿no has dicho que en el Soto Zen no se practica con koans? 

Eso es correcto. Durante su formación en la escuela Tendai, Dogen Zenji estudió muchos koans. Posteriormente los usó como ejemplos para enseñar a sus discípulos, pero no los hizo obligatorios para la práctica Soto Zen. En el Soto Zen la práctica máxima es Zazen.

En la tradición de Nishijima Roshi, el estudio de los koans lo hacemos más como parte de nuestra formación académica. Así aprendemos un poco más de la historia de las enseñanzas, conocemos a los Maestros que nos preceden; y también para conocer las bases del budismo Chan y Zen en general.

Cuando tomamos un koan, lo leemos una primera vez. Nos sumergimos en su historia y protagonistas. Regresamos a él unos días más tarde para leer de nuevo. Luego consultamos la opinión de los maestros y compañeros. Luego de varias semanas, volvemos a leer para descubrir algún nuevo significado. Y luego lo soltamos para que se evapore como nube al viento.

Pero a veces un koan es tan sublime y personal, que deja huella en nuestro entrenamiento y nos acompaña por muchos años. Así es el Caso 34, que es un intercambio entre dos maestros del Chan. Y dice:

¡Atención! Fuketsu dijo: «Cuando una mota de polvo es levantada, la nación prospera. Cuando una mota de polvo no es levantada, la nación es destruida». Con respecto a esto, Setcho alzó su báculo y dijo: «¿Existe algún estudiante de Zen que tenga esta misma muerte y esta misma vida?»

Para cambiar el destino de la historia de una nación, solo se necesita una mota de polvo. Esta mota de polvo es una pequeña e insignificante persona con conciencia. No conciencia como Pepe Grillo de Pinocho, sino la comprensión profunda de que todo, absolutamente todo, en esta vida está unido y es una sola cosa. Todos formamos parte de un ser perfecto e indivisible, cuyo tamaño rebasa nuestra imaginación.

Si un ser con conciencia se levanta del suelo, las demás motas de polvo lo siguen. Una a una, despacio y a lo largo de muchos años. Una mota de polvo tiene más energía y conocimiento que mil políticos corruptos. Lo hace todo con tiempo, sin violencia y dejándose llevar por la vida.

En contraste, si ni una sola mota de polvo se levanta; todo seguirá igual.

Un estudiante de Zen tiene la misma vida y misma muerte porque sabe que ambas son indivisibles. No hace distinción y acepta a las dos con un corazón puro y abierto. Un practicante de la Vía, ha realizado que una viene con la otra en una danza que jamás termina.

Motas de polvo,
pequeñas como son,
crean una chispa
al frotarse una contra la otra.
La oscuridad entonces colapsa.

Un viejo payaso que cambió al mundo. RIP Bernie Glassman Roshi

Un viejo payaso que cambió al mundo. RIP Bernie Glassman Roshi

 

Déjame enseñarte una gran práctica Zen. Despierta todas las mañanas, mírate al espejo y ¡ríete de ti mismo!

—Bernie Glassman Roshi

El Budismo Zen occidental se ha beneficiado de muchos maestros maravillosos que, con su dedicación y trabajo, han forjado el Zen como lo conocemos. Son ese tipo de personajes clave para la humanidad que siempre están tras bambalinas, llevando a miles de la mano hacia la liberación.

Tal es el caso de Tersugen Bernie Glassman Roshi (1939-2018), un Maestro Zen cuyos actos forjaron el Zen como lo conocemos. Si alguna vez te has preguntado porqué razón el Zen es tan honesto, tan compatible con la ciencia y promueve tanto el trabajo comunitario; es seguro decir que lo debemos a Bernie.

Junto con su organización Peacemakers, Bernie llevó el Dharma, alimento y esperanza a miles de personas que lo necesitaban. Era conocido por portar su arma secreta con la que destrozaba egos: una nariz roja de payaso.

Nunca lo conocí en persona, pero me inspiró a que mi práctica estuviera llena de humor, risa, humildad y honestidad. Son valores por los que vivo y los transmito en cada enseñanza que doy.

Si quieres saber más sobre Bernie, aquí un poco de su historia (en inglés).

En honor y en gratitud a la incansable labor de Bernie, hoy porto mi nariz de payaso; recitando las Cuatro Promesas del Budismo Zen:

Salvar a todos los seres vivos, aunque los seres vivos sean incontables.
Destruir mis autoengaños, aunque mis autoengaños sean innumerables.
Percibir la realidad, aunque la realidad sea infinita.
Caminar hacia la iluminación, aunque a esta nunca llegue.

 

 

 

Charla Dharma de Día de Muertos. Noviembre 4 de 2018

Charla Dharma de Día de Muertos. Noviembre 4 de 2018

El Día de Muertos es una ocasión perfecta para divertirse jugando a que somos invulnerables, pero también es una fecha perfecta para reflexionar sobre nuestra propia impermanencia y la del universo.

En el zazenkai domingo 4 de noviembre, a las 10 AM (CDMX) haremos una pausa en nuestro estudio del Noble Camino Óctuple para hablar sobre la muerte desde la visión del Budismo Zen.

Si estás en Guadalajara, te invito a unirte al Grupo Zen Ryokan. Nos reunimos en el Árbol del Yoga, cerca de Centro Magno. Clic aquí para más información.

Y para el resto del mundo, transmitiré en vivo por YouTube.

¡Te espero!

 

La respuesta a tus preguntas paranormales

La respuesta a tus preguntas paranormales

 

No importa si eres una persona orientada a la ciencia o si te consideras ves todo de manera escéptica y fría, a todos los humanos nos fascina alimentar la imaginación. Es parte de nuestra naturaleza, en realidad. Buscamos significados ocultos en todo, para así sentirnos cómodos y con una explicación de porqué pasan las cosas.

En la vía espiritual vamos buscando pequeños premios de conocimiento que aseguren lo que creemos. Si crees en dragones místicos, los verás hasta en el pan tostado. Si crees en duendes, los escucharás reír en el viento. Y si tienes una mente inquisitiva, preguntarás cosas que nadie puede responder.

Cuando a Shakyamuni le preguntaban sobre lo paranormal, sobre dioses, fantasmas, renacimiento o astrología; él simplemente no respondía. Guardaba silencio o apuntaba a la gente a seguir su práctica de dharma.

Esto era porque el Buda no perdía tiempo en preguntas que no ayudan a nadie. Enfocaba sus esfuerzos a enseñar a la gente a salir del sufrimiento. Pare el Iluminado saber si existe un dios o no, era irrelevante porque ese conocimiento no te vuelve mejor persona.

Él sabía que si alguien pasa sus días buscando lo paranormal y lo mágico, se vuelve una persona egocéntrica porque toda su búsqueda es completamente individual, separada del flujo de la vida. Seguro, se puede tener una experiencia especial al practicar lo paranormal, pero muy pronto esta mini euforia se convierte en una adicción.

Al día de hoy, nadie ha extinguido dukkha por saber si hay hadas, yetis, illuminati o alienígenas. Seguro, es muy divertido leer la fortuna, pero al final el sufrimiento alrededor sigue. Pasar demasiado tiempo preguntado tonterías, nos aparta de nuestra misión esencial como budistas: ayudar a los demás seres vivos… aquí y ahora.

Entonces, ¿qué es lo que deberíamos estar buscando?

En la práctica Zen todos nuestros esfuerzos son los mismos esfuerzos de Shakyamuni, de Shantideva, de Bodhidharma y Dogen. Cada paso que damos debe estar destinado a ayudar a los demás.

Debemos preguntarnos todo el tiempo: ¿Hay dukkha? ¿Qué puedo hacer para ayudar a que disminuya?

Para estas preguntas el Buda sí tenía una respuesta. Sus enseñanzas nos dicen que el YO no existe, es solo una ilusión que nos divide de ver que todos los seres vivos somos parte de un organismo mucho más grande y complejo de lo que creemos.

Al practicar el Dharma y Zazen, hacemos al YO de lado y la compasión fluye a través de nosotros, lo que alimenta el fuego a no parar nuestro servicio a los demás.

Y como he mencionado, es muy divertido preguntar cosas sin respuesta y que apelan a la creencia ciega.

Pero es mucho más satisfactorio llevar comida, cobijo y amistad a los seres que lo necesitan.