No dejes huellas. Que no quede rastro alguno de tus acciones o de tus no-acciones, para que no interfieras con las acciones de la Vida. Debemos dejar que la Vida misma se desenvuelva por sí sola.
Abandona toda búsqueda, todo control y todo juego. Sólo siéntate en Zazen y permite que el Buda se manifieste y haga el resto. En Zazen se generan ondas que nunca deben ser para uno mismo. Nuestra práctica Zen no es para nosotros tampoco. Piensa que Zazen es el anti-selfie. Retratamos la realidad, la vida como es, sin nosotros salir en la imagen. Es más, ni siquiera debemos estar ahí para presenciar nuestro despertar.
Porque cuando te sumerges en el silencio del Zazen… no hay más YO por despertar. Nuestra práctica hace posible participar en un universo que siempre ha estado despierto. Siempre despiertos a lo largo del camino, abrazando todas las condiciones de la vida. Sin oponernos. Sin resistencia.
Si nuestra vida es así, entonces siempre estamos disponibles y abiertos para todas las posibilidades que ofrece la existencia. Un practicante de Zen jamás está solo. Nunca estamos acorralados y jamás nos quedamos sin opciones.
Al fundirnos con el zafu, dejamos de interferir con el orden natural de las cosas y entendemos que en verdad nunca hemos controlado nada.
La Verdad de la Vida es la práctica más pura. Es hermosa, silenciosa y espontánea. No la podemos manufacturar, sólo contemplar.
La práctica Zen es el anti-selfie. Todos salimos en la foto… pero no hay nada qué retratar cuando la realidad misma es la foto más perfecta e inconmensurable.
Y todo comienza cuando guardas silencio, un segundo a la vez. Un paso a la vez.
Violencia por todos lados. Odio y divisiones. Pobreza extrema. Políticos corrptos y dictadores. Guerras santas. Accidentes aéreos. Trenes que chocan. Asaltos. Muertos. Ballenas en peligro de extinción. Niños en zonas de guerra. Hambruna. ¡El mundo es el peor lugar del mundo!
Las cosas están tan mal y todas las noticias son tan oscuras, que es mejor estar encerrados consumiendo información. ¡Dios no lo quiera y me pierda de algo que me pueda ayudar a estar aún más sumido en mi miseria!
En esta sociedad humana, las malas noticias son cosa de todos los días. Es cuestión de encender cualquier dispositivo o redes sociales y la oferta de miseria humana es tan amplia, que cuesta trabajo enfocar la atención en solo una cosa.
Consumir noticias debería ser catalogado como una sustancia tóxica y psicoactiva, pues tienen un poder adictivo muy fuerte. Y al igual que cualquier droga dura, entumece la mente y nos ata a seguir consumiendo más y más.
¿Cómo liberarnos de las malas noticias? ¿De dónde vienen? ¿Qué se puede hacer?
En esta charla abordamos este tema y usamos el punto de vista de la práctica Zen para convertir la angustia noticiosa en acciones virtuosas.
Esta es una charla que di hace un par de años, pero sigue tan relevante y vigente que decidí compartirla de nuevo para quienes se la hayan perido. Hablamos sobre autoestima y la contrastamos con auto compasión y hablamos de acciones que reparan nuestra relación con nosotros mismos.
Hubo preguntas muy interesantes y comentarios muy agradables.
Las ligas y artículos que mencioné en el video son éstas:
La práctica de Zazenkai (meditamos juntos) es la actividad social tradicional del Budismo Soto Zen. La sangha se reúne para practicar y compartir en un ambiente seguro lleno de amistad y compasión.
Es una jornada que se centra en la ceremonia, zazen y silencio. Recitamos el Sutra del Corazón y también practicamos Metta Bhavana. Con estas acciones, fomentamos nuestro compromiso como estudiantes de Zen y generamos benevolencia y paz para todos los seres sintientes.
El Grupo Zen Ryokan te invita a nuestro primer Zazenkai en CDMX.
En el post anterior vimos los primeros cinto factores que destruyen la autoestima. Hoy continuamos con la lista y tocaremos puntos que pondrán incómodos a más de uno. Y eso es bueno 😀
6. Lo que comes
El cuerpo necesita alimento para continuar vivo y ayudarnos a navegar las olas del samsara. Pero la alimentación con la que contamos en las ciudades es terrible, por decir lo menos.
El consumo de comida procesada daña la salud de muchas maneras. Un órgano que recibe mucha agresión originada por la comida, es el cerebro. El azúcar y los cereales inflaman el cerebro, lo que produce depresión y agresión como síntomas. No es una coincidencia que los índices de depresión y violencia estén tan altos. ¡Nos alimentamos muy mal! Referencias aquí y aquí.
Cada persona es distinta, claro. La nutrición siempre es personal. Pero si revisas lo que comes y optas por lo natural cocinado en casa, es buena idea. ¡Lo peor que puede pasar es que te sientas bien y con menos apatía hacia ti!
7. Falta de luz solar
Por lo regular cuando tenemos problemas de baja autoestima preferimos vivir de noche. Esto se debe a que es cuando todos duermen que tenemos la ilusión de que nadie molesta y somos libres.
Pero es una ilusión peligrosa porque lo único que sucede es que nos aislamos más, sacrificamos la salud en más de una forma. Y una de ellas es la generación de vitamina D, que solo llega por exposición a la luz solar.
Sí, la luz del sol es buena, contra todo lo que nuestros amigos emos, darks y góticos piensen.
La luz solar hace que nuestra piel genere vitamina D, que ayuda a que el cerebro funcione de forma correcta y evite depresión, ansiedad y angustia.
Salir a la luz del sol sin gorra ni bloqueador, por 30 minutos al día, es una práctica sana que promueve la alegría y un cuerpomente sano. Obvio, eso es un buen paso para comenzar a reparar nuestra relación con nosotros mismos.
Este es un punto muy espinoso y lo mantendré corto, pero una religión basada en la culpa y en la vergüenza del cuerpo humano, siempre afecta la autoestima.
Sin importar tu religión, siempre es bueno cuestionar y revisar si lo que sientes es originado por dogmas o ideas irrefutables. De ser así, es tiempo de emigrar a pasturas más verdes.
9. Tus opiniones
Tener opiniones sobre lo que nos rodea es bueno. Así es como nos relacionamos con el universo y aprendemos lo necesario para la vida.
Casarnos con las opiniones y volverlas pilares de nuestra personalidad es terrible. Cada juicio inamovible es una piedra que llevamos a cuestas en la espalda que nos inmoviliza y nos evita crecer como personas.
Las opiniones y los juicios sobre uno mismo son rocas radiactivas. A parte de pesadas, contaminan todo lo que hacemos.
Estar atentos a nuestro diálogo interno y a los juicios es vital. Así es como comenzaremos a cobrar consciencia de las trampas que nos ponemos y seremos capaces de detener el sabotaje en el que incurrimos.
10. Tu envidia
Reservé la envidia para el punto final porque creo que es el factor determinante para la baja autoestima.
La envidia nace por dos razones: presión social de ser siempre perfectos y por las eternas comparaciones internas a las que nos sometemos. Evaluamos nuestro progreso personal y lo contrastamos con la vida de otros, lo cual nos lleva a la depresión pues jamás podremos ser como los demás.
Y en realidad la envida es sólo una historia más contada por la mente. Pero esta historia es altamente destructiva porque nos hace infelices desde el momento que surge. Cancela la inteligencia y comienza a crear odio en el corazón.
Al igual que las opiniones, la envidia es un pensamiento al que hay que vigilar de cerca. Tan pronto notemos que llega, hay que regresar al momento actual y agradecer lo que somos y lo que tenemos. Necesitamos entender que el presente es lo único que tenemos y que si lo perdemos por compararnos con los demás, dejaremos de vivir.
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Hasta aquí la pequeña lista de 10 cosas que hacemos para destruir la autoestima. No está completa. ¿Tienes sugerencias o más factores? ¡Ayúdame a completar la lista en los comentarios!
Aunque he sido budista desde la adolescencia, los valores de esta filosofía comenzaron a quedar cementados en mi hasta mis 30’s. Esto significa que por muchos años pensé que el universo tenía un complot personal contra mi y yo era mi peor crítico y enemigo. Sobra decir que no me la pasaba nada bien porque simplemente no aceptaba nada de mi mismo.
Sí, mis problemas de autoestima fueron severos.
No me volví loco gracias a la práctica budista, la meditación y las artes marciales. En carne propia descubrí lo que significa nunca cubrir las expectativas interiores.
A pesar de ser buen estudiante, hijo que no daba problemas, buen amigo y de ser muy tranquilo con los demás; en mi mente era tonto, feo y no valía nada. Siempre tenía un pretexto para el sabotaje.
Me tomó muchos años de observación, experimentación y lectura entender todo lo que estaba pasando, para poder tomar acciones concretas que me ayudaran. Entendí que la mala autoestima es un problema de compasión, pero también es un problema de administración (gestión) de la información que nos metemos a la cabeza.
Todo lo que consumimos nos afecta más de lo que imaginamos, pero ni siquiera se nos ocurre pensarlo pues estamos muy cómodos siendo miserables. La mente no es diferente al cuerpo en muchos sentidos, y la nutrición es clave para mejorar.
Si alimentamos al cuerpo con basura, responderá como basurero y se enfermará.
Si alimentamos la mente con basura, responderá como basurero y se enfermará.
Muchas personas que me consultan sobre autoestima se sorprenden cuando doy una lista de cosas que hacemos mal y que nos mantienen envenenados por dentro. Al dejarlas o cambiarlas por mejores opciones, la vida cambia y (literalmente) se vuelve más ligera.
Así que comparto esta pequeña e incompleta lista de 10 cosas que destruyen la autoestima. Cada punto puede ser expandido a muchas páginas, así que lo mantendré corto para no aburrir 🙂
1. Lo que escuchas
La música es básica para el ser humano. Es una expresión sublime que dice mucho de lo que somos y dicta cómo nos relacionamos con el universo. Hay para todos los gustos, pero existen canciones que nos causan más daño de lo que imaginamos.
Cualquier melodía que promueva el odio de cualquier tipo, el crimen o narre historias de violencia, afecta nuestra forma de ver el mundo y cómo tratamos a los demás.
Nada de malo escuchar metal o música gótica de vez en cuando, pero no debe ser nuestro único género. Hay que analizar lo que escuchamos y decidir si en verdad queremos ser parte de un movimiento que trate a los demás como objetos o que hable de tristeza y depresión.
2. Lo que miras
Al igual que la música, el contenido visual que consumimos nos afecta mucho. Si ves películas depresivas o de violencia todo el tiempo, estarás distorsionando tu visión del mundo. También tu valoración como persona se vendrá abajo.
No es que ver películas de crimen te vuelva criminal, no. Tampoco los videojuegos te vuelven asesino en serie. Pero sí estarás hipervigilante de las cosas malas de la vida y vivirás en un mundo donde la violencia está justificada. Y la violencia siempre comienza dentro de uno mismo.
3. El tipo de amigos
Ser amable y ayudar a los demás nos rodea de personas maravillosas. Pero si tenemos problemas de autoestima y nuestros amigos están igual de deprimidos que nosotros, nunca saldremos adelante.
No hay que decir adiós a todas nuestras relaciones. Solo hay que revisar si los amigos no nos están llevando hacia abajo con ellos. De ser así, tomar un par de semanas lejos es buena idea.
4. Cómo hablas
El lenguaje nunca es inocente. Todo lo que decimos tiene una intención clara y directa, por más que lo neguemos. Si nos referimos a nosotros mismos con palabras destructivas, estaremos cavando un pozo muy profundo del que será cada vez más difícil salir.
No se trata de hablar con lenguaje optimista vacío. Se trata de entender que nuestras palabras nos afectan, para evitarlas o cambiarlas.
5. Facebook e Instagram
Estas redes sociales son veneno puro para la autoestima, pues nos obligan a justificar nuestra vida ante los demás para cumplir con sus expectativas. Y entonces las comparaciones nunca se detienen. Al ver cómo los demás gozan en un bar, del ejercicio o de una comida maravillosa; comenzamos a criticarnos y a juzgarnos de una forma cruel.
Es un abismo negro en el que todos deben tener una vida perfecta porque saben que los demás estarán evaluando y comentando cada una de las acciones, opiniones o imágenes que publiquemos.
En muchos estudios se ha ligado directamente la presión social de Facebook, con comportamientos autodestructivos y depresión. Referencias aquí y aquí.
Facebook e Insta puede ser una gran herramienta de comunicación y de trabajo. También son muy divertidos. Pero hay que estar siempre atentos al tipo de información que consumimos, y lo que compartimos.
Si estas redes son causa de estrés, te deprimen o te causan angustia, es hora de cerrar la cuenta.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi