Dos semanas fuera: cónclave

A parte del trabajo comunitario y de vivir la realidad sin apegos, mis actividades de monje incluyen la participación en actividades de grupo en mi sangha.

Luego de más de un año de planeación y preparativos, hermanos monjes de muchos países y maestros nos reuniremos en Washington D.C. a partir de este viernes.

Estudiaremos textos clásicos, aprenderemos detalles sobre ceremonias y rituales, y formaremos puentes necesarios para fortalecer y ayudar a nuestras respectivas comunidades.

Éste cónclave implica mucho trabajo y estudio, que estará afectado por pocas horas de sueño y MUCHAS horas de zazen.

Todos tendremos actividades específicas. Yo estaré a cargo de la cocina, por lo que deberé preparar alimentos para todos los asistentes. En los templos budistas zen, el cocinero (tenzo) tiene la misión de mantener la práctica de los demás monjes. En este caso no es diferente. ¡Ya tengo preparadas mis recetas japonesas y mexicanas!

El evento culminará con la ordenación de 3 compañeros, para lo que se me ha solicitado ser testigo.

Así que me despido. El Chocobuda sale del aire 2 semanas, pero regresará para celebrar 7 años de vida de este blog.

Queridos amigos lectores, muchas gracias por su continuo apoyo y enseñanza. Sin ustedes mi práctica no existiría.

Nos leemos en dos semanas. No dejen de meditar 🙂

Gassho.

 

Entrevista en Análisis Realista

Hace algunos años mi amigo y hermano bloguero Omar Carreño, de Análisis Realista, me hizo una entrevista para su blog.

Recuerdo con cariño aquel intercambio porque, en retrospectiva, muchas aguas han corrido bajo este puente. Mi práctica budista era ya muy seria y en mi mente flotaba la idea de ordenarme. Y mis acciones minimalistas se encaminaban ya a una vida mucho más simple y sin lastre.

Definitivo, no soy la misma persona.

Todos cambiamos y nos adaptamos a las condiciones que la vida nos presenta. Algunos caemos hasta abajo y otros suben hasta la cima. Pero nadie permanece estático. Nada es para siempre.  Pero al mismo tiempo, este dinamismo nos trae estabilidad. Son factores duales que entrelazan vidas, conciencias e historias.

Es la vida en directo, sin edición. En su estado más crudo.

Eso es zen.

Para leer la entrevista, ve a http://goo.gl/j1hYVu

Y quizá encuentres una sorpresa para lectores de Análisis Realista 🙂

El motivo de mi práctica

Hace un par de días, luego de lanzar el primer reto del Chocobuda, alguien me preguntó por Twitter qué me había dado la idea. Respondí que la inspiración fue darme cuenta que todos nos quejamos y eso nos lleva a la infelicidad.

La respuesta que recibí fue:

No, hombre, no seas miope. Fingir ser un Buda tampoco te lleva a la felicidad, sólo a ser un hombre vestido de Buda. Pero ánimo.

Me hizo pensar. Hoy llego a la conclusión de que esta persona tiene razón. Él mismo es un Buda.

Soy un hombre vestido del Buda que finge ser el Buda. Tomo sus palabras, las estudio, las acaricio, las pongo sobre una mesa y las observo mil veces.

Cuando termino, las leo mil veces más. Sólo para confirmar que la profundidad de mi ignorancia es infinita.

Finjo ser el Buda porque es el ideal del servicio a la humanidad. Cada mañana canto las Cuatro Promesas y el último verso dice «… caminar hacia la iluminación, aunque esta nunca llegue».

Visto las ropas del Buda porque están construidas con parches sobrantes de tela, arreglados para que parezcan campos de arroz. Así siempre recuerdo que el arroz es la nutrición que necesito para seguir adelante y servir. El arroz es la nutrición que debo procurar para los que padecen hambre.

En efecto. Todo esto no lleva a la felicidad. El camino que elegí nunca me llevará a la felicidad como la conocemos todos. Para mi, el servicio es felicidad.

Cada acto, cada esfuerzo por ayudar, cada palabra escrita me acerca a ese elusivo concepto que es la iluminación. Que es más que claro, jamás alcanzaré.

También coincido. Soy miope. No puedo ver bien las cosas como son. Mis apegos, mis opiniones, mis aversiones nublan mi juicio. Por eso ayudo, ayuno, medito, estudio, escribo, me involucro.

El motivo de mi práctica es ayudar a todos los seres vivos, renunciando a mi mismo en muchos casos.

«Dar hasta que duela», me dice una y otra vez mi Maestro. Y coincido. Dar, servir y abrir mentes a la compasión es mi motivo de existir.

Soy de aquellos ilusos que piensan que pueden cambiar el mundo. Pero no con un movimiento armado. Tampoco con un movimiento intelectual que haga girar los engranes sociales.

El mundo se cambia con un acto de compasión a la vez.

Así que mi servicio terminará a la par que mi vida.

¿Pretencioso? Sí. Estoy consciente que por más que me esfuerce jamás cambiarán las cosas.

No puedo arreglar los problemas en Venezuela. No puedo parar las matanzas étnicas en África. No puedo lograr que el gobierno mexicano sea menos maléfico.

Pero puedo tomar pequeñas acciones para motivar a la gente a meditar, a dar y a ser compasivos.

Finjo ser el Buda porque todos somos el Buda. Soy un hombre vestido del Buda trabajando para merecer usar el koromo, la kesa y el rakusu.

Soy un tonto idealista, ignorante y simple. Y a la vez, no soy nada.

Ese es el motivo de mi práctica.

 

¡Felices fiestas!

¡Felices fiestas!

Casi sin imaginarlo ni esperarlo hemos llegado a este punto del año en el que las temperaturas bajan (en el hemisferio norte) y el ritmo de la vida necesita disminuir hasta llegar al silencio de la mañana de navidad y la de año nuevo.

Los hogares se visten de luces, las calles de personas apresuradas y los buenos deseos vuelan como balas en película de John Woo.

Y es el momento del año en que este blog hace una necesaria pausa para renovar energías y comenzar el siguiente año.

Por un par de semanas estaré fuera de la blogósfera para enfocar mi atención a mi práctica de zazen, yoga, a mis estudios budistas y a actividades que no estén relacionadas con trabajo.

¡La mente necesita un respiro también!

Así que regresaré en enero con más posts y quizá alguna novedad. No lo sabemos. 🙂

Y qué mejor para celebrar que con una navidad minimalista:

Llamado de Navidad: ¡GENEROSIDAD!

Rompe con el materialismo navideño [Navidad Minimalista 1/5]

Regala experiencias [Navidad Minimalista 2/5]

Qué regalar a una niña o a un niño [Navidad minimalista 3/5]

Aprecia el silencio de la temporada [Navidad Minimalista 4/5]

Ser generosos [Navidad Minimalista 5/5]

Muchas gracias, querido lector, por haber hecho de 2013 un año increíble.

Eres el mejor maestro que he tenido. Me motivas, me inspiras y haces que Chocobuda siga.

¿Qué me depara 2014? No tengo idea. No tengo planes y no tengo pretensiones. Es simple. Muy simple.

Deseo de todo corazón que estas navidades estén llenas de silencio.

¡Nos vemos en enero 2014!

Gassho.

 

Varias notas…

Estas últimas semanas han sido de arduo trabajo en todos los frentes. No he tenido la oportunidad de escribir al ritmo usual, así que te pondré al tanto con algunas mini notas aleatorias 😀

Mínima

El taller de minimalismo llegó a su fin el viernes pasado y como siempre, la experiencia fue magnífica. Meditamos, aligeramos la carga de cosas en nuestro hogar y aprendimos a ver la vida con otros ojos.  Pero lo más importante es que hay amigos nuevos. Esa es la joya más hermosa. ¡Gracias a todos!

Taller de meditación

Hoy comienza el taller de meditación Iniciando el Camino, a beneficio de las víctimas de los recientes huracanes en México. Más de 40 personas decidieron abrir su corazón para ayudar a alguna causa noble en México o en sus respectivos países. A parte de demostrar que su corazón es enorme y compasivo, aprenderán lo básico para poder hacer de la meditación un hábito para la vida.

No tengo palabras suficientes para agradecer a todos.

Ango

Mi práctica este Ango va intensa, como había yo supuesto. Los objetivos de la lista de actividades se han estado cubriendo. Mis sesiones de zazen han incrementado y el aprendizaje es constante. Es impresionante cómo la mente va comenzando a notar cosas que siempre han estado ahí, pero que ahora se vuelven evidentes.

Blog y otros proyectos

El Chocobuda tuvo que hacer una pausa que rompo el día de hoy. Esta semana regresarán los posts habituales.

De momento otros proyectos literarios están en pausa. Hay que tomar las cosas con tiempo y con lentitud para que salgan bien.

Por otro lado, aquí en la Chocobase estamos por lanzar un nuevo proyecto de blog. Ya avisaré en su oportunidad.

Por último, estoy preparando un nuevo taller que arrancará el primer día de 2014. Podría cambiar la vida como la conoces. ¿Interesante? 😀

Impermanencia

Cuando crees que la vida es estática y estás muy cómodo con ella, llega la Señora Impermanencia y te mueve los cimientos. Así es la vida y así la aceptamos. Nos adaptamos y crecemos 🙂

Y pues aquí seguimos. Aprendiendo, meditando… siendo.

¡Abrazo!

Dos semanas de introspección antes del cambio

Advertencia: Este post es muy personal. 

En dos semanas la vida cambiará para mi. ¿O seguirá igual?

Pronunciaré las palabras que dedicarán el resto de mi vida a respirar y a transmitir el dharma a todos los seres que quieran escuchar.

Viviré por los 16 preceptos del bodhisattva, sin tener ningún objetivo ni pretención en mente.

Vestiré el kimono blanco, el koromo negro y me cubrirá el universo cosido a mano; el campo de arroz que trae la vida; las piezas del rompecabezas que uní con mis torpes dedos simiescos. La kasaya será parte de mi cotidiano y será mi obligación usarla con dignidad y respeto, a pesar de ser sólo un pedazo de tela sin valor para nadie.

Afeitaré mi cabeza, soltando toda la presunción que caracteriza a la cabellera. Sí, ya sé que me veré como el Tío Lucas, pero si eso hace sonreír a la gente, todos ganamos.

Me convertiré en un niño de nuevo. Aprenderé a hablar, a vestir, a comer y a moverme.

Diré adiós a la cultura familiar, a los pocos apegos que me quedan y a todo lo que nuble mi juicio.

Suena tan, pero tan difícil.

Ver la realidad, aunque la realidad no tiene límites; dice una de las cuatro promesas.

Y todo para dedicar mi vida al servicio y beneficio de todos los seres vivos.

El camino delante de mi se ve arduo. Es una cuesta hacia arriba que tomo de forma voluntaria.

La lista de libros por leer es enorme. Practicar zazen será aun más importante de lo que es ahora.

Pero quiero hacerlo. Era el sueño de la infancia y ahora es lo correcto.

Ser monje zen me cambiará.

Pero a la vez, seré el mismo tipo que lee cómics, que disfruta de ver películas y escuchar música de todo el mundo, que devora libros de fantasía épica y ciencia ficción, que diseña para los clientes, que escribe (mal) y que cocina.

La vida cambiará, aunque no cambiará nada en realidad. Es la eterna dualidad que trae el budismo zen.

Estas dos semanas escribiré poco.

Gracias por entender.