Ser generosos [Navidad Minimalista 5/5]

Ser generosos [Navidad Minimalista 5/5]

El maremágnum publicitario nos impulsa a que en Navidad seamos generosos, por medio de desembolsar enormes cantidades de dinero para comprar cosas y hacer regalos a tantas personas como nos sea posible.

No está mal si realmente se necesitan los artículos, pero ¿qué pasa cuando no los requerimos, cuando sólo estamos comprando por impulso y por avaricia?

El resultado son carteras vacías y la resaca de haber comprado y gastado nuestro bono navideño en cosas que quedarán en el olvido en muy poco tiempo.

Creo que Navidad es una gran temporada para reflexionar que existen personas, incluso cerca de nosotros, que no se la están pasando mal y que de verdad necesitan ayuda.

Déjenme contar una pequeña historia reciente.

En un grupo de discusión del que formo parte, cada año se organiza un intercambio de regalos. A veces son libros, discos o simples tarjetas de felicitación. Y la verdad es que es muy agradable recibir algo.

Pero esta vez, al estar pensando en organizar a mis amigos, reflexioné en todo lo que ha pasado en los últimos años en el mundo. No hace falta mencionar que 2012 fue un año muy duro para la humanidad y que existen necesidades muy fuertes que tienen que ser atendidas.

Así que en lugar de organizar un intercambio, pensé en hacer una donación comunitaria a alguna ONG. Por sus finanzas claras y por su espíritu de ayuda a las zonas de conflicto más grandes, elegí Médicos Sin Fronteras, quienes aceptan donativos desde MX$50.00.

No importa si es dinero, en especie o en tiempo, donar y ayudar a quienes lo necesitan te pone una gran sonrisa en la cara y se olvidan las penas. Literalmente.

Existen estudios científicos que relacionan la generosidad con la felicidad. Y bueno, para el budismo esto no es nuevo. Todos sabemos que karuna hace felices a quienes dan y a quienes reciben, haciendo este un mejor mundo.

Así que en lugar de comprar una app que no necesitas, regala un poco de dinero a una asociación de ayuda. 

Muchas personas en el mundo podrán sonreír con un pequeño esfuerzo de tu parte.

Qué regalar a una niña o a un niño [Navidad minimalista 3/5]

Qué regalar a una niña o a un niño [Navidad minimalista 3/5]

Para muchos los mejores recuerdos de la infancia vienen por los regalos recibidos en Navidad. Entre los grandes favoritos estaban las bicicletas, muñecas, figuras de acción o juegos para armar. Todos ellos formaron las grandes vivencias que ahora narramos cuando estamos ante los más jóvenes, en alguna reunión familiar.

Esto es de lo más normal. En los ojos de los chicos, los regalos son el único motivo de ser de la Navidad. Aunque yo quisiera cambiar el tren de pensamiento que nos lleva al consumismo en diciembre, en su mayor parte, los obsequios a los niños no los podemos evitar.

Pero lo que sí podemos hacer es usar la cabeza y hacer compras inteligentes a la hora de salir a las tiendas.

Aquí comparto algunas ideas.

Qué NO regalar a una niña o niño

  • Juguetes bélicos. El mundo está muy violento en estos tiempos y creo que debemos cultivar la paz desde que estamos pequeños. Regalar armas de fuego, espadas y juguetes que promuevan la muerte sólo harán las cosas peores en el futuro. Esto aplica también para videojuegos.
  • Muñecas y artículos domésticos de juguete. Dar a una niña la fantasía de ser mamá o ama de casa, no es la mejor de las ideas en una sociedad que trata de romper con la desigualdad de género.
  • Juguetes de licencia. Cualquier juguete con un programa en la televisión, paga licencia. Es decir, el costo de un pedazo de plástico es 100 veces más caro cuando tiene la figura de Pokémon, Bob Esponja o Spiderman. En la medida de lo posible trata de comprar artículos que no tengan estas características. Ahorrarás mucho dinero. Si no hay opción más que pagar por la licencia, asegúrate que el juguete sea inteligente.
  • Ropa. Los niños odian la ropa, no importa quién la de o lo costosa que sea.

Qué SÍ regalar a una niña o niño

  • Juegos de aprendizaje. En la actualidad existen muchos juegos que promueven la ciencia y el conocimiento, como los juegos de química, astronomía o de historia. Yo sé que algunos chicos lo que quieren es jugar con Bob Esponja, pero si se habla con ellos y te tomas el tiempo para compartir con ellos el regalo, te aseguro diversión y recuerdos para siempre. Aplica para videojuegos, obvio.
  • Juegos de construcción. Estos bloques que se conectan unos a otros tienen tantas cosas buenas que me faltaría un post sólo para hablar de ellos. Estos regalos son una gran solución para cualquier niña o niño. Aquí también entran los meccanos.
  • Juegos de mesa. Pasar la tarde en familia, jugando y riendo mientras se tiran los dados sobre un tablero, es una experiencia invaluable. No necesito decir más.
  • Figuras de acción y muñecas con roles inteligentes. Estos son un poco difíciles de encontrar pero existen y son maravillosos. En lugar de dar soldados y bebés, mejor busca bomberos, rangers de parque, dinosaurios, paramédicos, astronautas o músicos.
  • Libros. No hay mucho más que decir. Imaginación y conocimiento en tus manos. (¡Gracias a Amira por recordarme!)
  • Juegos para exteriores. Pasar tiempo fuera de la casa, en compañía de la familia o amigos, trae experiencias insuperables. Vienen a la mente las bicicletas, triciclos, balones, inflables y todo tipo de artículo que requiera un parque o jardín y la compañía de más personas.
  • Tiempo. Quizá el mejor regalo para un chico es pasar tiempo con él, usando los nuevos juguetes.
Con estos pequeños consejos, creo que podrás hacer felices a los chicos, ahorrar un poco de dinero.
¿Cuál es tu memoria más querida de tus regalos de Navidad?
Regala experiencias [Navidad Minimalista 2/5]

Regala experiencias [Navidad Minimalista 2/5]

 Navidad Minimalista es una serie de artículos dedicados a explorar las alternativas que tenemos para ahorrar dinero, apoyar el comercio sustentable y vivir sin el estrés que caracteriza a la temporada navideña. ¡Felicidades!

Uno de los argumentos clásicos para tener una Navidad sin gastar mucho es regale afecto, no lo compre; y claro que no podría estar más de acuerdo.

Sin embargo el regalar afecto va mucho más allá de la eliminación de los regalos materiales.

Cuando regalas algo material, el sentimiento se va de lado cuando el objeto cobra más importancia que el sentimiento.

Los regalos materiales se gastan, se descomponen y se olvidan cuando llega el nuevo regalo. Además de todo, el sistema de obsequios parecería una competencia por ver quién puede regalar más y mejores cosas; convirtiendo toda la experiencia de generosidad en un show de vanidades.

La mercadotecnia de la fecha nos empuja a demostrar el cariño con una pila de artículos inútiles. Estos logran enfriar las relaciones humanas y ponen precio a las relaciones.

Los minimalistas entendemos que el afecto humano y la generosidad van mucho más allá. Nos enfocamos mucho más en regalar experiencias porque estas nunca se desgastan, reafirman las relaciones interpersonales y a todos nos dejan con sentimientos positivos.

Regalar experiencias es una situación ganar-ganar, hablando en términos un poco más fríos.

Para regalar experiencias no es necesario invertir grandes cantidades de dinero, de hecho, se puede hacer con presupuestos bajísimos y los momentos quedan grabados en la memoria por muchos años en el futuro.

Aquí comparto algunas ideas para tener unas fiestas en familia y amigos.

  • Ve películas en casa. Elije un fin de semana o un par de días de vacaciones y organiza ese maratón de Harry Potter que siempre quisiste. Todo mundo, aun los muggles, pueden divertirse mucho.
  • Día de campo. Si el clima lo permite, organiza un día de campo. Prepara unos sandwiches, una ensalada y agua. Juega juegos de pelota. ¡Camina y explora!
  • Comida en casa. Invita a todos y juntos preparen un día de pizza. No hay nada más interesante para un niño, por ejemplo, que ver cómo se prepara su alimento favorito.
  • Día romántico. Invita a tu pareja a caminar por la ciudad, ver alguna exposición callejera y remata con una cena para dos, en casa.
  • Organiza un taller. Contra todo lo que esta cultura nos enseño, aprender puede ser una experiencia muy divertida. Organiza un mini taller con  tus amigos o familia. Juntos pueden aprender a cocinar, hacer origami, cantar, bailar, decoración, dibujo, escribir… y si hay los recursos, ¿porqué no aprender a mezclar música o a hacer videos sencillos para YouTube?
  • Visita museos. La cultura no muerde. Visitar museos puede resultar una experiencia fantástica para todos.
  • Arma una comida para los viejos. Pensar en nuestros abuelos y padres siempre reditúa en sonrisas y corazones plenos. Organiza una comida familiar para hacerlos sentir acompañados y en familia.
Como siempre, esta lista no está completa, pero creo que se entiende el mensaje:
El mejor regalo es una experiencia, no un objeto.

Siguiente entrega: Qué regalar a una niña o a un niño en navidad

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Rompe con el materialismo navideño [Navidad Minimalista 1/5]

Rompe con el materialismo navideño [Navidad Minimalista 1/5]

Navidad Minimalista es una serie de artículos dedicados a explorar las alternativas que tenemos para ahorrar dinero, apoyar el comercio sustentable y vivir sin el estrés que caracteriza a la temporada navideña. ¡Felicidades!

Navidad, la fiesta de las luces, la paz y la armonía; en la que las personas celebran el nacimiento de Jesús. Es la temporada en la que se celebra la hermandad, la armonía, buena voluntad y la honestidad entre las personas.

Las palabras amables fluyen, se reparten cientos de abrazos, gastar mucho dinero en regalos es lo correcto y ya sea el estrés o la depresión, son los estados de ánimo que todos parecen tener… ¡SCREECH!

¿Qué? ¿Navidad significa estrés y depresión?

Por desgracia, sí. Lo es para muchas personas que entran en el círculo vicioso de los regalos sin sentido y de quemar dinero en cosas que no se necesitan, apoyando el consumo no sustentable y el materialismo desmedido.

Desde que tengo memoria, Navidad significa regalos y gasto. Y creo que es lo correcto, porque todo mundo parece encantado con la idea. Sin embargo, el gastar dinero y recursos sin pensar, provocan un irremediable estado de tensión y depresión en la gran mayoría de las personas.

La buena noticia es que todo este maremágnum consumista tiene cura. Aplicar ideas de simpleza y minimalismo nos ayuda a pensar y a apreciar la esencia perdida de la temporada.

El minimalismo nos ayuda a comprender y a alejarnos de la saturación, de las compras innecesarias; y a tener una vida mucho más tranquila. En días donde el gasto en regalos y artículos nos invade, es necesario detenernos a pensar y a no fluir con las ideas implantadas por la mercadotecnia.

Sí, Navidad como la conocemos es el triunfo de la mercadotecnia, pero tendría que ser el triunfo de la humanidad y la generosidad.

Para mi, que no soy de alineación juedo-cristiana, las fiestas de diciembre son un gran momento para reflexionar qué es lo que estamos haciendo como sociedad. Y veo tantas cosas que decidí escribir esta mini serie de artículos sobre cómo tener una Navidad Minimalista.

En cada entrega hablaré de ideas para celebrar gastando lo menos posible o ¡nada!

Ya para cerrar esta primera entrada, dejo la regla máxima para comprar regalos… o cualquier cosa:

Antes de adquirir un artículo, y siendo brutalmente honesto, responde estas simples preguntas:

¿Realmente lo necesito? ¿La persona que recibirá el regalo, realmente lo necesita? 

Con mucha seguridad la respuesta siempre será no. En caso de que la compra sea vital, entonces hay que hacer una compra informada e inteligente, pero eso es materia para otro post.

Finalmente, ¿no es mejor demostrar mi aprecio con humanidad, amistad, amor y compasión?

Siguiente entrega: ¡Regala experiencias!

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Aprecia el silencio de la temporada [Navidad Minimalista 4/5]

Aprecia el silencio de la temporada [Navidad Minimalista 4/5]

 Navidad Minimalista es una serie de artículos dedicados a explorar las alternativas que tenemos para ahorrar dinero, apoyar el comercio sustentable y vivir sin el estrés que caracteriza a la temporada navideña. ¡Felicidades!

Para muchos de nosotros, que vemos la Navidad con ojos críticos y con otra filosofía, nos es muy sencillo apreciar la saturación que estas épocas traen al mundo.

Hay colores por todos lados, ruido, ataque masivo publicitario y por todos lados parecen estar muy interesados en que seamos felices tan sólo por ser temporada navideña.

Así que quizá uno de los mejores regalos que podemos hacer es el silencio.

No, no estoy en drogas y tampoco estoy en  mi fase chamánica. Es sólo que entiendo el poder del silencio como regalo, como don y creo que esta temporada es vital ejercerlo.

Esto es un concepto abstracto, así que paso a los ejemplos para que se comprenda mejor.

Cállate y escucha

Todos necesitamos ser escuchados y poner atención directa, mirando a los ojos, cuando alguien nos habla, es una de las mejores atenciones que podemos tener con alguien. Cuando estés charlando con un amigo, pareja o familiar; apaga el celular, no respondas Twitter ni Facebook y mira a sus ojos.

Este simple hecho de comunicación humana básica está en peligro de extinción. ¡Rescátalo!

Medita

En estas fechas la calle, restaurantes y tiendas son como el vómito de Santa Claus. Todo es rojo, ruidoso y compite por nuestra atención. Y no tengo qué decir lo mal que se pone el tráfico en las ciudades.

Si sientes que necesitas un respiro de todo esto, llega a casa, apaga todas las distracciones y regálate 10 minutos en silencio, literalmente mirando la pared.

Te aseguro que los nervios y el estrés se desvanecerán.

Escucha el silencio

Definitivamente no celebro Navidad. Sin embargo hay sólo una cosa que me gusta del 25 de diciembre y del 1 de enero: el silencio de esas mañanas.

Creo que no existe mejor día en el mundo para sentarse temprano, como a las 6 o 7 AM, a gozar una taza de café fresco ante la inmensa quietud.

Observa

Este es un ejercicio muy valioso.

En una tarde de sábado, antes de navidad, tómate un par de horas y ve en solitario a algún centro comercial cercano. Compra un helado y siéntate a observar a la gente. Mira su comportamiento, sus prisas y su estrés. Observa cómo la mercadotecnia y la publicidad actúan en ellos.

¿Quieres estar igual? ¿En verdad necesitas ser parte de la manada?

La respuesta a ambas preguntas es NO, estoy seguro.

No tiene nada de malo festejar estas fechas, pero creo que podemos dar mucho más de lo que nos pide la publicidad. Observar en silencio este ritmo de vida nos hace conscientes y nos ayuda a no entrar en el círculo vicioso del mercantilismo navideño.

 

Siguiente entrega: Qué regalar a una niña o a un niño en navidad

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Budismo no tan herbívoro

Budismo no tan herbívoro

De todas las preguntas que me hacen, quizá la más recurrente sea: ¿Eres vegetariano?

La respuesta corta es no. No lo soy.

Y la reacción casi siempre es de sorpresa. ¿Cómo es posible que un budista coma una hamburguesa?

La respuesta larga a este enigma podría alcanzar varios volúmenes y las implicaciones van desde el pragmatismo hasta la filosofía, densa como la miel, pero ya existen abundantes lugares y libros que atacan el tema desde muchos ángulos; todos muy válidos.

A nivel personal lo único que puedo decir es: me gusta la carne, pero si no la como no pasa nada. Se come lo que hay, excepto el pescado porque soy alérgico 🙂

Independientemente de la inclinación filosófica o ideas sobre el sufrimiento animal, debemos comer lo que que está a nuestro alcance y que haya sido obtenido de manera ética; porque cualquier esfuerzo que hagamos para nuestro sustento y el de nuestra familia, es quizá la más noble de las actividades.

Hay lugares en el mundo en el que la gente debe comer lo que puede. Si es un animal, comerán animal. Si son plantas, comerán plantas. Incluso en el mismo Tibet, la otrora capital del budismo, los habitantes comen carne debido a que esta tierra venerada es un lugar árido donde las cosechas prácticamente no crecen.

Y sí, el sacrificio animal puede ser ético y no podemos negar que gracias a él la humanidad ha llegado a este punto en la historia.

Lo que sí considero un grave error es festejar y disfrutar la crueldad hacia los animales y, para el caso, hacia cualquier ser vivo.

¿Pero Chocobuda, qué no todos los budistas son vegetarianos? No lo son. El estereotipo del monje budista herbívoro se creó con la cultura hippie en Estados Unidos entre los años 60’s y 70’s.

Los monjes budistas comen lo que hay debido a que viven de donaciones, aunque hay una tendencia hacia el vegetarianismo. Si en la donación hay maíz, comen maíz. Si hay chorizo, comerán chorizo.

Recientemente me topé con un texto Theravada del budismo del sur de Asia, investigado por el Maestro Ajahn Brahmavamso en donde dice que el Buda sí comía carne y exhortaba a sus monjes a comer carne, si es que la donación la contenía. La única condición era que el animal no hubiera sido sacrificado para honrar a un monje, porque entonces la muerte de animal tenía un fin egoísta y no de sustento para varias personas o familias.

Y esto es lo que yo personalmente creo. Comemos lo que hay, lo que podemos comprar con nuestras posibilidades. Si alcanza para carne, la consumimos. Si alcanza para una dieta balanceada, ¡qué mejor!

Lo que hace la diferencia es que siempre debemos tener en cuenta que nuestro sustento tiene que fundarse en raíces éticas y nunca menospreciar la vida que ayuda a la vida.

Foto: THAI MONK EATING HIS MORNING MEAL – Photo by Jens W, Yenit.com