La colecta está cerrada. Muchas gracias a todos por su generosidad. Sigamos adelante un año más.
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Aunque nos reunimos de manera presencial, aquí en Guadalajara, Zoom se ha convertido en nuestra herramienta principal para unirnos como la sangha sin fronteras que somos. Y luego de dos años de pandemia, esta plataforma nos ayuda a vivir las enseñanzas de Dogen Zenji.
En un Zazenkai normal y todas las mañanas para Zazen, estamos conectados personas en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, México, Perú y Venezuela.
Nos unimos como la comunidad global que somos para practicar Zazen y mantener el Zen vivo y vibrante. ¡Sin duda alguna el mundo es nuestro templo!
Pero no es gratis. A mediados de junio de 2022 será el tiempo para renovar el servicio y pido ayuda de la sangha para poder pagar la anualidad. Cuento con algo de dinero, pero no la cantidad completa.
El servicio cuesta US$150 al año y tengo solo una fracción de la cifra.
Así que pido ayuda de la sangha para cubrir el costo del servicio. Entre todos podemos pagarlo.
Si está en tus posibilidades hacer un donativo, escribe a elchocobuda@gmail.com o revisa nuestro foro para más información
Hemos alcanzado a cifra necesaria y el servicio está pagado por 1 año más.
La colecta está cerrada. Muchas gracias a todos.
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El tiempo vuela cuando la pasamos bien practicando juntos.
Hace 1 año decidí que nuestra plataforma virtual sería Zoom. Nunca me imaginé que sería una de las mejores cosas que nos haya pasado. Gracias a esta herramienta nos hemos conectado y hemos practicado juntos todos los días sin parar.
Nos unimos como la comunidad global que somos para practicar Zazen y mantener el Zen vivo y vibrante. Zoom es nuestro dojo.
Pero no es gratis. En junio de 2021 será tiempo de renovar el servicio y pido ayuda de la sangha para poder pagar la anualidad. Cuento con algo de dinero, pero no la cantidad completa.
El servicio cuesta US$150 al año y tengo solo una fracción de la cifra.
Así que pido ayuda de la sangha para cubrir el costo del servicio. Entre todos podemos pagarlo.
Si está en tus posibilidades hacer un donativo, escribe a elchocobuda@gmail.com o revisa nuestro foro para más información
«Entondes, monjes, debemos entrenarnos así: desarrollaremos y cultivaremos la liberación de la mente con amor gentil (metta). Que sea nuestro vehículo, nuestra base y estabilidad. Hay que vivir en él y llegar a perfeccionarlo.» —El Buda, Samyutta Nikaya
Existe un idioma que va mucho más allá de las palabras, los textos y las redes sociales. Trasciende religiones, culturas y especies. Es un idioma perfecto, simple y que todos los seres vivos compartimos. Cuando nos expresamos a través de esta lengua nos sentimos plenos y, aunque no sepamos a ciencia cierta qué es lo que pasa, la felicidad nos llena el corazón.
Este idioma que no se enseña en ninguna academia y ninguna universidad lo tiene en su curriculum, se llama amabilidad. Tiene otros nombres como gentileza o ternura. En el budismo lo conocemos como metta, amor gentil, amor compasivo o amor perfecto.
Todos los seres vivos somos capaces de comunicarnos por medio de la amabilidad porque cuando tratamos bien a los demás, estamos afirmando la vida misma. Creamos condiciones para que todos los organismos prosperen y nos hace sentir muy bien.
Ser amables es salir de nuestro ego, aunque sea por 1 segundo, para pensar en el bienestar de los demás.
Ceder el paso, acariciar un animal, cuidar las cosas ajenas, sonreír… son estas acciones que parecen insignificantes, las que mantienen el equilibrio del universo.
Escribo esto porque este insignificante video está lleno de dharma:
Esta amiguita se llama Princess BB y con mucho placer recibe un masaje con hisopos. Tiene una comunicación con su humano que rompe la barrera entre especies y ambos se benefician de éste diálogo. Con amabilidad ella recibe cariño y la persona recibe cariño de regreso.
Cuando tratamos bien a los demás creamos relaciones y puentes tan fuertes que jamás son olvidados. Al mismo tiempo nos volvemos conscientes de cómo nos tratamos a nosotros mismos al procurar nuestro bienestar.
Por supuesto que en la sociedad humana hemos dejado de lado la amabilidad, y el costo ha sido inmenso. Los políticos, por ejemplo, la han erradicado de su corazón y generan caos y odio en todas las naciones.
Al luchar en contra de ellos, los ciudadanos también la borramos. Lo único que se genera a raíz de ello, son tensiones y más odio.
Cuando queremos ganar de todas todas, cuando dejamos que la avaricia nos domine, al permitir que la pasión tome el control del ser, estamos haciendo de lado a la amabilidad. Y así es como las cosas jamás funcionan, nacen las divisiones y los pleitos por la superioridad.
En cambio, al tomarnos el tiempo de hacer algo por los demás, la vida florece. Los corazones y las mentes se unen bajo un solo banderín y nace la colaboración.
La amabilidad es perfecta. Funciona. Nos llena de alegría.
¿Por qué no comenzar en este mismo momento haciendo algo lindo por alguien más (tú mismo incluido)?
El bullying siempre ha estado entre nosotros, aunque antes tenía otros nombres. Es parte de la humanidad porque nuestra naturaleza de mamíferos siempre tenderá a demostrar superioridad ante un posible adversario o competencia. Ésta conducta la podemos observar en distintos simios como babuinos, gorilas y chimpancés.
Los humanos, claro, lo llevamos al extremo porque cubrimos los impulsos evolutivos con ego; mismo que crece cada vez que humillamos a alguien. Así aseguramos nuestra posición como seres dominantes y demostramos que nadie se debe meter con nosotros. Es una suerte (muy primitiva) de seguro de tranquilidad.
Al mismo tiempo tenemos reglas morales, espirituales y religiosas que nos ayudan a pensar antes de actuar. Igualmente, las culturas del mundo hemos desarrollado ética y valores que nos impiden ir matando gente por la calle; lo cual es muy bueno y nos ha traído hasta este punto en la historia. Gracias a estas reglas podemos pensar con bondad y empatía.
Sin embargo, esta conducta primitiva la tenemos todos y en algún punto de nuestra vida, todos hemos sido bullies (matones, gandallas, hojaldras, ventajosos y muchos sustantivos más).
Si el bullying es natural al ser humano, ¿por qué nos asusta?
Por que en estos tiempos es mucho más salvaje que nunca y por que estamos comenzando a ver víctimas mortales en muchos países del mundo. Y las cosas no parecen mejorar.
Nuestros niños han suspendido la compasión, la capacidad de empatía y toman la violencia como necesaria para divertirse y asegurar su lugar en la sociedad.
Es un problema muy complejo y un simple post es insuficiente para decir todo lo que implica, pero sí puedo mencionar algunas causas que van desde la alimentación; los medios masivos de difusión y la presión que imponen en los niños; la permisividad y falta de disciplina por parte de padres; y la cobardía del anonimato en las redes sociales. La lista de causas puede seguir, pero si tuviera que mencionar la más importante para mi es:
Nuestros niños no entienden el valor de la compasión porque los padres ya no la están entendiendo.
En la era del egoísmo justificamos hacer lo que sea para ganar dinero, poder o posición social. Mentimos, traicionamos, manipulamos, torcemos la ley y abusamos de quien sea con tal de tener más. Ésto es aprendido por los niños, así que para ellos es natural.
Es terrorífico en verdad. No es de soprender que cada vez haya más muertos y niños más jóvenes detrás de los crímenes.
La práctica de la compasión es una prioridad si queremos hacer que el problema se detenga. Pero esto comienza con la educación de nosotros los adultos.
Aquí es donde entra la meditación como práctica personal para entendernos a nosotros mismos y abrir el corazón a una verdad suprema: todos los seres vivos somos capaces de sentir dolor y de sufrir.
Cuando meditamos dejamos ir los pensamientos ególatras, enfocamos la atención a un sólo punto y estimulamos áreas del cerebro asociadas con la bondad y el altruismo.
Los niños que meditan son más tranquilos y con la práctica, van ampliando su mente para entender que son parte de un sistema interconectado de seres vivos. Así, la compasión llega su vida y son mucho menos propensos a hacer bullying.
Si los padres meditan al menos 20 minutos y hacen de ésta actividad algo cotidiano, los niños lo verán de forma natural y su curiosidad los llevará a preguntar para luego intentarlo.
Así que si tienes hijos, considera la meditación como actividad familiar.
La generosidad es una de las prácticas espirituales más maravillosas que podemos experimentar.
¿Por qué es espiritual? Por que por medio de dar sin esperar recompensa, nos hace salir de nosotros mismos para ver por el bienestar de otro ser vivo. Así calmamos el discurso eterno del ego y nos ponemos en contacto con las fibras más íntimas de nuestra naturaleza. Nos conecta a niveles muy profundos con la vida y con el mundo que nos rodea.
Ésto por sí mismo llena los huecos que la sociedad de consumo nos crea y podemos comenzar a sanar nuestras heridas emocionales.
Ver la sonrisa o el alivio de alguien que recibe nuestra ayuda hace que regiones específicas del cerebro entren en funcionamiento. Entonces se producen endorfinas, se acaba el estrés y se comienza a ser feliz.
Pero nuestro gran problema, lo que evita que seamos generosos, es la cultura de consumo en la que vivimos. La mercadotecnia de los productos y servicios se basan en implantar en nuestra mente la idea de que nuestra vida es inútil y despreciable, a menos que compremos lo que sea que anuncian.
Y así, desde niños, comenzamos a cultivar el ego. Compramos, cumplimos metas y objetivos y vivimos para dar gusto al ego en todos sentidos. Cuando volvemos la cara, nos es virtualmente imposible dar a quienes no han tenido la misma fortuna que nosotros.
La cultura moderna nos obliga a tener y a acaparar recursos, pasando por encima de quien sea para lograrlo.
Así, el argumento clásico de la persona no-generosa es: no puedo dar nada porque no tengo suficiente para mi. O cualquier frase similar.
Pensamos que nos es imposible ser generosos hasta que tengamos nuestra situación personal resuelta. Es justo esta filosofía la que nos tiene torcidos como sociedad porque nunca llegará el momento propicio. Nunca tendremos todas nuestras necesidades cubiertas porque siempre queremos más.
Dar cuando uno tiene poco es una práctica espiritual muy poderosa porque no sólo se está ayudando a otros, sino que nos conectamos con la necesidad de conservar la vida. Dar suaviza el ego y nos deja apreciar las muchas, muchas bendiciones que nos rodean en este momento.
Dar a los demás nos hace entender el significado real de compasión y que todos necesitamos ayuda en algún momento de nuestra existencia. Damos a otros porque tenemos la obligación de respetar y valorar a todos los seres que nos rodean. Damos porque sabemos que no tener lo suficiente lleva al sufrimiento.
Dar nos vuelve personas alegres y destruye la depresión o la ira.
Damos a otros porque sabemos que es lo correcto.
Y al mismo tiempo, aprendemos que debemos aceptar ayuda con humildad y gratitud.
Dar cuando no tenemos suficiente para nosotros mismos es una actividad sagrada. Es una joya que desearía que más personas comprendieran.
Compartamos nuestros alimentos, tiempo y nuestra sonrisa. Sintamos gratitud por estar en posición de ayudar y sintamos gratitud por todas las veces que nos han ayudado en el pasado.
La Generosidad es una práctica perfecta porque todos ganan. Pero preferimos ganar y nos sentamos en nuestro gordo ego a esperar la muerte.
Este año ha sido muy difícil para nuestra insignificante especie. Los problemas socio-políticos se pueden apreciar al mismo tiempo en el planeta entero. Esto hace que el estrés y la desesperanza crezcan, resultando en una pérdida lamentable de humanidad.
Por eso creo que es necesario meter freno de mano, detener la marcha y respirar.
La época navideña es la temporada perfecta para mirar al rededor y ver qué podemos hacer para ayudar a los demás. Muchas personas lo han perdido todo en sentido material y espiritual.
Es hora de actuar. La obra de generosidad más pequeña, significa la vida para alguien más.
Además, la generosidad es la base de nuestra felicidad personal.
Aquí pongo disponible para todos el taller de meditación Iniciando el Camino, listo para descargar y comenzar a entrenar la mente cuanto antes.
Taller de Meditación Iniciando el Camino
Inicia: Hoy, mañana o cuando lo necesites
Fecha límite de inscripción: Disponible hasta el 31 de diciembre de 2014
Duración: 6 semanas
Incluye:
6 podcasts con pláticas técnicas y filosóficas, uno por semana
6 meditaciones guiadas, una por semana
Todo el material está listo en una sola entrega
Requisitos:
Uso de computadora e internet
Disciplina y tiempo para dedicar al menos 30 minutos al día
Costo: Un acto de generosidad de tu parte hacia alguien más. Algunas ideas:
Dona a una organización en la que confíes
Ayuda a algún familiar que lo necesite
Da comida a quien no tenga
Habla con los mayores
Pregunta su nombre a esa persona que has visto por años
Agradece de todo corazón lo que eres y lo que tienes
Regala juguetes a niños con menos oportunidad
Deja de quejarte
Limpia tu vocabulario y construye con el lenguaje
Deja de tratar tu cuerpo como basurero
¡Cualquier acción positiva que mejore a la humanidad es bienvenida!
Inscripciones: Para quedar inscrito necesitas:
Dejar un comentario explicando tu interés y lo que piensas hacer… ¡HAY QUE SER HONESTOS!
Escribir un mail a elchocobuda ARROBA gmail.com y listo. Confiaré en tu generosidad y en tu palabra.
Disponibilidad: ¡Infinita!
Con todo el corazón, gracias por tu generosidad.
Meditar es un hábito maravilloso y vale mucho la pena iniciar. Si tienes oportunidad, apoya también al Chocobuda uniéndote a Shojiki, taller de hábitos. ¡No tienes nada qué perder y podrías cambiar tu vida, te lo aseguro!
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi