Para ti, que en tu vida todo es dinero, dinero y más dinero

Para ti, que en tu vida todo es dinero, dinero y más dinero

Para medir a un hombre sólo hay que darle un poco de dinero. Inmediatamente se comienza a mover.

La felicidad y la infelicidad no dependen únicamente del dinero. Si el balance de tu cuenta de ahorros fuera la medida de tu felicidad, todo sería muy simple. Y en realidad no lo es.

Sin dinero, las cosas se ponen difíciles. Sin embargo, deberías saber que hay cosas más importantes que el dinero. Constantemente piensas en sexo. Sin embargo, deberías saber que hay cosas más importantes que el sexo.

No vayas diciendo que necesitas acumular dinero para vivir. En este mundo puedes llevar una buena vida sin ahorros. Hasta los profesores eméritos están preocupados sólo en ganarse el pan del día.

Nada es más patético que alimentar tu ego con tu posición y salario.

«¡Trabaja, trabaja! Cuando trabajas obtienes dinero. Cuando tienes dinero, puedes relajarte y tener algo para comer.» Comparado con este pensamiento simplista, el marxismo es en verdad sofisticado.

Algunos piensan que son importantes porque tienen dinero. Otros piensan que son importantes porque creen comprender cómo funciona la vida. Pero no importa cuánto presumas ese saco de carne en el que vives, no dejarás de ser un demonio más. Porque todo eso que no te pertenece llena el universo completamente.

Cuando los pensamientos personales terminan, es cuando nace el buda-dharma.

En el mundo todo es ganar o perder, más o menos. Pero cuando meditamos, es sobre la nada. Meditar es bueno para nada.

Es por eso que zazen (meditar) es la más grandiosa e incluyente actividad que existe.

Dogen dice:

Las flores que enjoyan el cielo de mi corazón,

las ofrezco a los budas de los Tres Mundos. 

Por Sawaki Kôdô Rôshi, de su libro Para ti

Traducido por Kyonin

Sobre la espiritualidad

Sobre la espiritualidad

Desde que tengo memoria he evitado pensarme como alguien espiritual, debido a toda esta niebla mágica que la sociedad le ha puesto encima al concepto. Siendo yo escéptico de todo lo imaginario y las filosofías basadas en pseudociencia, me he resistido a entrar en este estereotipo.

Por lo regular se piensa en la espiritualidad como un factor que nos conecta con la divinidad, nos hace creer en magia, brujería, pirámides, runas, adivinación, ángeles y demás entidades fantásticas.

Y por desgracia toda esta basura new age ha tocado al budismo y a la meditación, de tal forma que hay quien asegura que el Buda es una especie de ser mágico o dios que cuida a su fiel rebaño.

Sería fácil pensar que ser espiritual es creer en todo lo new age y lo imaginario.

Pero no. Espirtualidad es algo totalmente distinto.

La espiritualidad es la búsqueda constante e interminable para encontrar el camino interno que nos lleve a la esencia de nuestro ser, al encuentro de los valores que le dan sentido a la vida.

Procurar ser espiritual es identificar nuestros fantasmas y demonios, el cimiento de nuestro ego; para entonces comenzar a desmantelarlo día a día por medio del entrenamiento y la práctica.

Ser espiritual significa hallar la conexión nata con el universo y comprender nuestro lugar en él. Así podemos observar nuestra insignificancia, pero a la vez experimentamos la grandeza de estar vivos aquí y ahora.

Se es espiritual con actos de bondad y teniendo compasión por todos los seres vivos en el universo.

Y todo esto se logra con una sola herramienta: el poder puro y crudo de la mente humana.

Poniendo estas ideas sobre la mesa… ¿eres espiritual?

Si quieres explorar estos conceptos, acompáñame en el próximo taller de espiritualidad para hombres y mujeres guerreras. Información aquí.

El guerrero olvidado

El guerrero olvidado

Quizá uno de los motivos recurrentes en Chocobuda es dar importancia a valores como ética, respeto y moral.

Estos han estado con la humanidad desde que comenzamos a cazar en manada y nos sentábamos al rededor de una hoguera a contemplar y relatar historias. Nos sirven para tener una conducta honorable y llevar una vida feliz, haciendo que nuestra comunidad prospere y se mueva hacia adelante.

A pesar de que son factores naturales al ser humano, parecería que nos esforzarnos en violarlos una y otra vez. Aplaudimos a quien toma ventaja con toda malicia, idolatramos al criminal y pasamos por encima de las personas con tal de conseguir dinero, sexo o poder.

Las noticias están plagadas de personas y naciones con este tipo de conductas, y es lamentable que sean vistas como normal. La malicia es parte de nuestra cultura.

Pero a pesar de que los Tres Venenos (Ignorancia, Apego, Aversión) sean cotidianos y de cómo llevemos nuestra vida, sin importar cultura o país, hay algo que nos hace detenernos para pensar: las narraciones sobre heroínas y héroes guerreros.

En cada parte del mundo existen historias de personajes que han logrado salir adelante con trabajo, determinación y auto sacrificio. Los héroes y heroínas están en los cuentos populares, novelas, películas y en innumerables canciones.

Sus vidas, batallas y proezas son relatadas una y otra vez. Están ahí para hacernos pensar, soñamos con ser ellos y nos inspiran tan sólo por un momento.

Sin embargo, todo lo que nos enseñan es desechado en menos de un segundo y regresamos a nuestros Tres Venenos.

Así como nos encanta escuchar sobre los héroes, también nos gusta olvidarlos.

Por eso creo que de vez en cuando es necesario hacer un alto en nuestras vidas para retomar fuerzas, ver lo que hemos hecho y lo que nos falta por hacer. Hay veces que requerimos inspiración y guía. Y una fuente inagotable de inspiración es la vida de los héroes históricos y mitológicos de cualquier cultura.

Para derrotar a cualquier adversario, con lo menos posible y con todo en su contra, hallamos valor en la lucha de Leónidas contra los persas.

Si lo que quieres es aprender cómo ser líder y llevar a tu grupo o equipo a la victoria, lo mejor es leer la Ilíada y las aventuras de Odiseo.

O quizá necesites un poco de guía en cómo salir adelante y derrotar a tus peores miedos. Para esto está el poema épico Beowulf.

A veces ser guerrero también implica seguir el camino de la paz, el silencio y el pensamiento. Ahí nos inspiran Dogen Zenji y Gandhi.

Y claro que los héroes contemporáneos también nos inspiran. En lo personal siempre me han gustado mucho los imaginarios Optimus Prime y Luke Skywalker; y los héroes reales como Aung San Suu KyiNorman E. BorlaugHawa Abdi y Jonathan Netanyahu.

Como sea, las narraciones heroicas siempre han estado entre nosotros. Pero está en nuestras manos elegir entre una vida gris y sin sentido o  tomar un ejemplo heroico para forjar nuestra propia leyenda.

¿Tienes algún héroe favorito? ¡ Compártelo en los comentarios!

 

Para ti, que en tu vida todo es dinero, dinero y más dinero

Para ti, que piensas que ser «in» es lo indicado

Siempre te aferras a otros. Si alguien come papas fritas, también quieres papas fritas. Si alguien chupa un caramelo, también quieres caramelo. Si alguien sopla un silbato, gritas «¡Mamá, cómprame un silbato también!».

Y eso no sólo pasa en los niños.

Cuando llega la primavera, dejas que la primavera voltee tu cabeza. Cuando llega el otoño, dejas al otoño voltear tu cabeza. Todos están esperando a que algo los haga voltear. Algunos incluso viven de voltear cabezas: producen mercadotecnia y anuncios.

La gente adora la confusión emocional. Sólo hay que mirar los carteles de las películas en el cine: no hay nada más que confusión en los rostros que ahí aparecen. Buddha-dharma significa no ponerse a merced de la confusión emocional. Por otro lado, en el mundo, se hace revuelo por nada.

Se trata de ser una persona ordinaria. Esos sólo pueden ver con los ojos de la estupidez colectiva.

Estás rodeado de héroes y erradicas el valor para ser héroe tú mismo. No hay nada heroico en ello. Un ladrón de dice a su hijo: «Si no detienes esa maldita honestidad en este momento, nunca serás un ladrón respetable como yo. ¡Eres una desgracia para nuestra profesión!»

Un hombre pone cara de inteligente y habla de ser el Amo de la Tierra. Pero al mismo tiempo no sabe cuándo o cómo comenzar con su propio cuerpo. Mira deportes por la televisión y se defiende diciendo que todo mundo lo hace.

Vivimos en la estupidez de grupo y confundimos esta locura con la verdadera experiencia. Es esencial que te vuelvas transparente para ti mismo y que despiertes de la demencia.

Sentarse a meditar (zazen) significa abandonar a la manada y caminar con tus propios pies.

La gente es normal y soportable, pero cuando forman asociaciones con la manada, comienzan a ser estúpidos. Están tan empeñados en pertenecer a la estupidez de grupo que fundan clubes y pagan membresías.

Zazen significa abandonar la estupidez de grupo.

Por Sawaki Kôdô Rôshi, de su libro Para ti

Traducido por Kyonin

Dos historias reales de generosidad

Dos historias reales de generosidad

Este fin de semana, dos personas muy cercanas y queridas vivieron estas historias. Ambos hombres son una inspiración y pensé que sería buena idea dejar registro. Espero que las encuentres de ayuda como las encontré yo.

El hombre de la bicicleta

Había una vez un hombre de casi 70 años que casi no tenía dinero, y se ganaba la vida vendiendo ropa. Salía todos los días a trabajar y llegaba con algo de dinero a casa y así mantenía a su esposa. De vez en cuando llegaba algo de dinero por parte de sus hijos, pero sus hijos eran pobres también.

Sin embargo, las carencias y la dificultad de las cosas no derrotaban al hombre. Seguía trabajando y siempre tenía buen ánimo para hacer las cosas.

Y el hombre en verdad quería una bicicleta. Así que un día compró una que estaba en un depósito de chatarra. Cuando llegó a casa, de inmediato comenzó a trabajar para repararla.

Pasaron varios meses y la bicicleta estaba a punto de quedar lista para el primer paseo.  ¡El hombre estaba muy emocionado y tenía toda la ilusión del mundo en probar su bici!

Y un día el hombre se encontró a un amigo.

-¡Hola, Juan! ¡Pero qué milagro! ¿Cómo has estado?- Preguntó con el característico ánimo.

Juan sólo lo miró y se le nublaron los ojos.

-Muy mal.- Respondió con tristeza. -Unos ladrones entraron a mi casa y robaron mi bicicleta, con la que me iba a vender mis tacos. También se llevaron mi estufa, los tanques de gas y hasta mi ropa. Ahora ya no tengo con qué trabajar. Por suerte mi primo me prestó una estufa chiquita y con eso podré hacer mis tacos, aunque sea saldré a vender cargando la canasta en los hombros.

Juan era uno de los muchos hombres que se ganan la vida vendiendo tacos (comida tradicional mexicana), por las calles de la Ciudad de México.

El hombre viejo escuchó toda la historia de su amigo. Suspiró.

-Juan, yo tengo una bicicleta que te puede servir. Te la regalo. Ve por ella a la casa cuando puedas. Pero el lunes quiero que comiences a trabajar con ella.

Con lágrimas en los ojos, Juan aceptó.

Y el hombre cedió su bicicleta a alguien que la necesitaba más, sin importarle lo mucho que había trabajado en ella.

 

El Zen Master y el reactor nuclear

En un pequeño pueblo de Japón, a 100 kilómetros del reactor dañado de Fukushima, vivía un Zen Master con su familia. Era un hombre de 52 años que se dedicaba a enseñar Zen a muchos alumnos en todo el mundo y era amado tanto por su esposa e hijo, como por sus alumnos.

Pero el Master tenía el corazón roto. La desgracia por la que atravesaba Japón debido al tsunami pesaba mucho en él. Ver tanta destrucción y a toda esa gente sin hogar y tratando de reconstruir todo, lo partía en dos.

Así que anunció a sus alumnos que iría a la zona del reactor nuclear a ayudar con los trabajos de limpieza y reconstrucción.

Su esposa le dijo con lágrimas en los ojos:

-Si vas a Fukushima la radiación te enfermará. ¡Te dará cáncer en unos años!

El Zen Master la miró y le dijo:

-Tengo 52 años. De todas formas en algunos años me enfermaré de cáncer o de alguna otra cosa.

La abrazó, besó a su hijo y salió a unirse a los voluntarios para la reconstrucción.

Pudiendo haberse quedado en la comodidad de su zendo, a lado de su familia y protegido de la radiación; el Zen Master lo dejó todo para ayudar y dar. A pesar de que su propia vida se le vaya entre los dedos.

——-

Estas dos historias me dieron horas de meditación. ¿Algún día podré hacer algo así? ¿Podré dejar de lado mi propia vida para ayudar a los demás?

No lo sé. Cuando esté en ese punto veremos.

De momento, comparto esto porque creo que ambos hombres son un ejemplo de generosidad y debe quedar registro de ello.