En este lugar no hay tú

Siéntate a meditar porque es el único sitio del universo donde tú no existes.

Es donde puedes llegar, respirar tranquilo y saber que al entrar estás dejando el ego fuera de ti. Te miras por fuera y por dentro. Viajas por un espacio infinito donde están tus recuerdos, tus miedos y tus deseos.  Hilas todos los cabos sueltos que forman tu vida, pero aprendes a dejar ir todo.

Lo bueno y lo malo flotan y se pierdan en la inmensidad. Se van los pensamientos y los sueños para dejar un vació efímero en donde el cuerpo y las leyes de la física ya no son relevantes.

En este lugar todos los budas se sientan en ti. Eres el Buda siendo el Buda, meditando como el Buda. Ya no eres tú. Eres el flujo de la vida que mueve al universo. Te conviertes en una gota más que cae y se une al océano cósmico.

Al meditar estás doblando el tiempo y el espacio para convertirlos en una sola masa relativa que da origen a lo absoluto.

Quizá el cuerpo esté en un zendo, en una escuela de yoga, en una estación del metro o en un hospital. La mente vacía abandona todo y te une al todo.

Eres todo. Todo eres. Es la dulce dualidad del ser en la que aprendemos que la tristeza y la desilusión son sólo parte de la vida y tenemos que abrazarlas justo como abrazamos la dicha y la felicidad.

Cuando meditas se eliminan las barreras y la división entre tú y no-tú. Ya no hay más fronteras, colores ni opiniones.

Cuando meditas alcanzas ese lugar donde no hay tú.

La respuesta está en el silencio

La pregunta más difícil de responder es ¿por qué?

¿Por qué pasa esto? ¿Por qué la maldad, el abuso, el odio, la división?

¿Por qué la confusión, el caos, el desorden, la desigualdad?

¿Por qué la violencia, el ejército, los policías y el terrorismo?

¿Por qué lo políticos, los medios masivos, la corrupción, la manipulación?

¿Por qué estoy aquí?

¿Por qué estamos aquí?

¿Por qué debo hacer esto, aquello?

¿Por qué obedecer, hacer, aprender, lograr?

¿Por qué meditar, actuar, mentir o hablar con la verdad?

¿Por qué hay que esforzarse, subir y vencer al oponente?

¿Por qué hay oponentes? ¿Por qué perdemos y dejamos que nos pisoteen?

Junta todos los por qués te tengas.

Siéntate con ellos. Juega con ellos en tu mente, como si fueran barajas.

Ahora déjalos ir. Suéltalos. No los necesitas.

¿Qué es lo que queda?

Sólo silencio.

Algunos consejos para combatir la tristeza

Algunos consejos para combatir la tristeza

ATENCIÓN: No soy médico. No soy psicólogo. No soy nadie, en realidad. Si padeces depresión crónica acude con un profesional para que te ayude. Sé responsable con tu salud.

La tristeza es parte normal del proceso de sanación.

Dolor y sufrimiento son diferentes. Debemos prestar atención a nuestras emociones. El dolor por la pérdida y por cierres siempre es abrumadora y es normal llorar mucho por ello. Puede tardar semanas o meses. Poco a poco se irá deslavando hasta llegar a la tranquilidad de nuevo.

Sin embargo sufrir es distinto. Sufrir es cuando ponemos el ego por delante y pensamos «¿porqué a mi?», «me duele mucho», «me muero», «me rompieron el corazón»… Es decir, nos enfocamos en el YO y nos convertimos en víctimas.

Sé que es difícil de entender, pero aquí la meditación es nuestra herramienta principal. Con la constancia la mente aprenderá a dejar ir la tristeza y a ver el dolor por fuera, como espectadores. Así nos desasociamos de las emociones y es más fácil manejarlas.

Entiendo que meditar en tiempos de crisis es difícil, pero es cuando más se necesita.

La práctica de la meditación en budismo zen se llama shikantaza: sólo siéntate y medita. Sin cuestionar y sin intelectualizar. Sólo hazlo.

Otro consejo que siempre funciona es que hagas algo por los demás. Salir de casa e involucrarnos con alguna causa noble es de gran ayuda.

La tristeza y el sufrimiento se controlan muy bien cuando nos enfocamos a aplacar  el dolor y la necesidad ajenas. Sólo así comprendemos que todos los seres tienen problemas y necesitan ayuda.

Cuando somos generosos y compasivos, la tristeza pasa a segundo grado y una cascada de felicidad nos bañará.

Por supuesto estas acciones no son sustituto de terapia profesional, en caso de ser necesaria.

Sin embargo estas medidas seguro ayudan.

 

Mi cabeza afeitada

El frío pega directo en la piel de mi cabeza.

No hay cabello que lo proteja, hace tiempo renuncié al lujo de la vanidad.

Mi cabeza afeitada enfrenta al mundo que me mira como si estuviera loco, como si fuera enfermo terminal.

Camino el camino del dharma, un paso a la vez.

Un libro a la vez.

Un aprendizaje a la vez.

Una renuncia a la vez.

Un remiendo a la vez.

Sin prisa.

Observo. Escribo.

Guardo silencio y hago zazen para explorar la vacuidad de la mente. Me uno al cosmos para entender que el ego es veneno.

El yo se desvanece por un momento y da paso al Buda.

El vacío es el Buda.

Zazen es el Buda.

La Okesa que cubre mi cuerpo es el Buda.

Mi cabeza afeitada es el Buda siendo el Buda.

Silencio.

Meditación para dejar ir a tus muertos [Día de Muertos 2013]

Meditación para dejar ir a tus muertos [Día de Muertos 2013]

Dejad que los muertos descansen

y que el pasado quede en el pasado.

Capitán Jean-Luc Picard, USS Enterprise

Hace algunos años publiqué una meditación para el Día de Muertos, en la que nos enfocamos a dejar ir y descansar a las personas que se adelantaron en el camino.

No soy nadie para decir si existe algo después de la muerte. La verdad es que no lo sé.

Lo que sí puedo decir es que cargar en la espalda el peso del dolor de la muerte de alguien, es como un cáncer que va devorando la energía vital y la sonrisa de nosotros. He conocido a personas que viven en pena y que no vuelven a ser felices por llevar el luto y la culpa clavados en el corazón.

Si hay una lección importante que nos enseña el budismo, es la impermanencia.

No importa cuánto nos esforcemos, cuánto dinero invirtamos y cuánto nos resistamos, la realidad es que todo muere.

Cuando comprendemos esto, la vida y la salud convierte en el tesoro más grande. Nos da amplitud para saborear el momento actual, cada segundo que pasamos en este plano existencial.

Con esto en mente, comparto de nuevo esta meditación de Día de Muertos.

México es un país con infinitas tradiciones y costumbres, pero si hay algo que nos da identidad nacional y que todos los mexicanos celebramos, es el Día de Muertos.

Esta fiesta se observa desde tiempos precolombinos y nos dice mucho del respeto que sentimos por la muerte. Por muchas ciudades y pueblos mexicanos se pueden ver altares con flores y comida, dulces, tequila e imágenes de la misma muerte; nuestra compañera inseparable.

La muerte es parte de la vida. Una no existe sin la otra y el final de octubre y principio de noviembre, es la época en la que el velo entre la vida y la muerte se vuelve delgado y los ecos de los que ya se fueron regresan. Y en la mayoría de los casos, su partida sigue doliendo porque simplemente nos negamos a dejar ir la memoria y el cariño.

Es una gran pena que estas culturas occidentales no nos enseñen que todo en la vida es impermanente, que todos vamos a morir. Si tan sólo lográramos entender esto, el proceso de muerte y despedida sería mucho más tranquilo de lo que es ahora.

Y es aun más doloroso ver cómo hay personas que jamás pueden salir adelante de la pérdida de un ser amado.

 

Viaje eterno

rocío al alba

reencuentro

 

Así que dejo este pequeño ejercicio de meditación para sanar las heridas, dejar ir el pasado y seguir adelante.

Meditación de Día de Muertos

Preparativos

  • Lee varias veces la meditación para que no interrumpas tu sesión
  • Escoge un tiempo del día en el que nadie te moleste y puedas estar en silencio.
  • 1 vela pequeña

Meditación

  • Estira todo tu cuerpo.
  • Siéntate en una silla cómoda, con la espalda recta sin recargarla en el respaldo. Si puedes sentarte en el suelo en flor de loto o seiza, adelante.
  • Enciende la vela y apaga las luces.
  • Cierra tus ojos y respira profundamente, varias veces. Trata de tranquilizar y relajar todo tu cuerpo. No avances al siguiente paso hasta que todos tus músculos estén relajados.
  • Regresa tu respiración a ritmo normal.
  • Piensa en la persona que se fue y que extrañas mucho.
  • Date tiempo para recordar todos los buenos momentos, el aprendizaje, las risas y las lágrimas. Quédate en ese momento favorito, donde más disfrutaste su compañía.
  • Esa persona te mira a los ojos por un largo momento.
  • Con una voz tranquila y en calma te dice: «Muchas gracias por recordarme, eso me hace muy feliz. Tuve una vida llena de aprendizaje. Ahora estoy bien. No tengo hambre, frío ni calor. Por favor mira la llama de esta vela. Es brillante y genera un calor muy agradable. Va a brillar por un largo rato y luego se apagará. Esta fue mi vida. Así es la vida.»
  • Abre tus ojos y mira la vela.
  • Di en voz alta. «Muchas gracias por tocar mi vida, aprendí mucho de ti. Es hora de que descanses y que los dos seamos libres para seguir adelante. Adiós. Adiós. Adiós.»
  • Quédate en silencio observando la vela. Mira cómo se consume. Esa es nuestra vida. Esa es la naturaleza de las cosas. Todo se acaba, pero todo brilla y nos deja su calor.

Esta meditación la aprendí hace muchos años y es una experiencia muy poderosa. Si la sigues al pie de la letra y la repites varias veces durante esta temporada de muertos, te ayudará mucho a dejar ir.

El objetivo primordial es que entiendas que todo termina y que entre más te aferres al recuerdo de alguien que murió, nunca cerrarás el ciclo y te causarás mucho daño. No serás libre para moverte a nuevas experiencias en tu vida.

Suelta a esas personas que se fueron. Este es tiempo para que tú escribas tu propia historia. Hoy es el tiempo en que debes hacer brillar tu propia luz y dar calor a los que te rodean.

Este año la meditación estará dedicada a mi abuela. Ella me enseñó a pintar y a disfrutar el arte. Me hizo lector irremediable y me mostró un mundo libre, crítico, donde todo es digno de análisis y renovación. Me enseñó que la pregunta más importante es ¿por qué?

Feliz Día de Muertos.

Pensamiento sobre zazen

Pensamiento sobre zazen

Entre más dharma y zazen practiquemos, el universo se beneficia porque nos queda claro que la vida está interconectada.

Si me corto un dedo mientras cocino, a ti no te saldrá sangre ni sentirás el dolor.

Pero adquiero consciencia de que existe el dolor y que hay seres sufriendo mucho más que yo.

Entonces es cuando la compasión nos mueve a hacer algo por los demás.

Es claro que no importa cuánto me esfuerce, no acabaré con el hambre o las guerras. Pero hacer sonreír a un adulto mayor es suficiente. Enviar ayuda a las víctimas de desastres naturales y saber que al menos tienen un poco de comida, es suficiente para hacerme seguir adelante.

Al meditar limpiamos la cabeza de tanta basura personal para enfocarnos a servir.

No meditamos para propósitos egoístas.

Hacemos zazen para el universo.