Para ti, que quieres comenzar a meditar (zazen)

Para ti, que quieres comenzar a meditar (zazen)

Érase que se era, habían 500 simios al servicio de los 500 discípulos del Buda. Un día los simios decidieron imitar todo lo que los discípulos hacían. Así que hicieron zazen, copiando con sus ojos, narices, vocas y con todo su cuerpo.  Entonces eran ya 1,000 discípulos del Buda los que estaban practicando zazen y alcanzando la iluminación.

Es por esa razón por la que deseo perseverar, aunque sea por imitación, la semilla de zazen.

Cuando practicas Zen, tiene que ser aquí y ahora, con todo tu ser. No dejes que el Zen se convierta en un rumor que no tiene nada que ver contigo.

Zazen es el Buda que formamos con nuestra carne viva.

Zazen significa poner en práctica lo que no puede enseñarse.

Zazen es el interruptor del dharma que enciende todo el universo.

Hacer algo significa hacerlo aquí y ahora. Es decir, significa no perder el poco tiempo que tienes en esta vida.

Cuando alguien me pregunta para qué sirve el zazen, respondo que no sirve para nada. Y entonces alguien me dijo que en ese caso, dejaría de sentarse en zazen. Pero, ¿de qué te sirve correr en círculos para satisfacer tus deseos? ¿Para qué sirve participar en juegos de apuestas? ¿Para qué sirve bailar? ¿Para qué sirve emocionarse por ganar o perder un juego de béisbol? ¡Todo eso no sirve para nada! Por esa razón nada es tan delicado como sentarse en silencio para el zazen. En pocas palabras, «bueno para nada» significa que no puedes ganar dinero con ello.

Con frecuencia la gente me pregunta por cuánto tiempo tienen que practicar zazen para ver los resultados.

Zazen no tiene resultados.

No obtendrás nada de hacer zazen.

Por Sawaki Kôdô Rôshi, de su libro Para ti

Traducido por Kyonin

Para ti, que quieres comenzar a meditar (zazen)

Para ti, que en tu vida todo es dinero, dinero y más dinero

Para medir a un hombre sólo hay que darle un poco de dinero. Inmediatamente se comienza a mover.

La felicidad y la infelicidad no dependen únicamente del dinero. Si el balance de tu cuenta de ahorros fuera la medida de tu felicidad, todo sería muy simple. Y en realidad no lo es.

Sin dinero, las cosas se ponen difíciles. Sin embargo, deberías saber que hay cosas más importantes que el dinero. Constantemente piensas en sexo. Sin embargo, deberías saber que hay cosas más importantes que el sexo.

No vayas diciendo que necesitas acumular dinero para vivir. En este mundo puedes llevar una buena vida sin ahorros. Hasta los profesores eméritos están preocupados sólo en ganarse el pan del día.

Nada es más patético que alimentar tu ego con tu posición y salario.

«¡Trabaja, trabaja! Cuando trabajas obtienes dinero. Cuando tienes dinero, puedes relajarte y tener algo para comer.» Comparado con este pensamiento simplista, el marxismo es en verdad sofisticado.

Algunos piensan que son importantes porque tienen dinero. Otros piensan que son importantes porque creen comprender cómo funciona la vida. Pero no importa cuánto presumas ese saco de carne en el que vives, no dejarás de ser un demonio más. Porque todo eso que no te pertenece llena el universo completamente.

Cuando los pensamientos personales terminan, es cuando nace el buda-dharma.

En el mundo todo es ganar o perder, más o menos. Pero cuando meditamos, es sobre la nada. Meditar es bueno para nada.

Es por eso que zazen (meditar) es la más grandiosa e incluyente actividad que existe.

Dogen dice:

Las flores que enjoyan el cielo de mi corazón,

las ofrezco a los budas de los Tres Mundos. 

Por Sawaki Kôdô Rôshi, de su libro Para ti

Traducido por Kyonin

Para ti, que quieres comenzar a meditar (zazen)

Para ti, que piensas que ser «in» es lo indicado

Siempre te aferras a otros. Si alguien come papas fritas, también quieres papas fritas. Si alguien chupa un caramelo, también quieres caramelo. Si alguien sopla un silbato, gritas «¡Mamá, cómprame un silbato también!».

Y eso no sólo pasa en los niños.

Cuando llega la primavera, dejas que la primavera voltee tu cabeza. Cuando llega el otoño, dejas al otoño voltear tu cabeza. Todos están esperando a que algo los haga voltear. Algunos incluso viven de voltear cabezas: producen mercadotecnia y anuncios.

La gente adora la confusión emocional. Sólo hay que mirar los carteles de las películas en el cine: no hay nada más que confusión en los rostros que ahí aparecen. Buddha-dharma significa no ponerse a merced de la confusión emocional. Por otro lado, en el mundo, se hace revuelo por nada.

Se trata de ser una persona ordinaria. Esos sólo pueden ver con los ojos de la estupidez colectiva.

Estás rodeado de héroes y erradicas el valor para ser héroe tú mismo. No hay nada heroico en ello. Un ladrón de dice a su hijo: «Si no detienes esa maldita honestidad en este momento, nunca serás un ladrón respetable como yo. ¡Eres una desgracia para nuestra profesión!»

Un hombre pone cara de inteligente y habla de ser el Amo de la Tierra. Pero al mismo tiempo no sabe cuándo o cómo comenzar con su propio cuerpo. Mira deportes por la televisión y se defiende diciendo que todo mundo lo hace.

Vivimos en la estupidez de grupo y confundimos esta locura con la verdadera experiencia. Es esencial que te vuelvas transparente para ti mismo y que despiertes de la demencia.

Sentarse a meditar (zazen) significa abandonar a la manada y caminar con tus propios pies.

La gente es normal y soportable, pero cuando forman asociaciones con la manada, comienzan a ser estúpidos. Están tan empeñados en pertenecer a la estupidez de grupo que fundan clubes y pagan membresías.

Zazen significa abandonar la estupidez de grupo.

Por Sawaki Kôdô Rôshi, de su libro Para ti

Traducido por Kyonin

El aburrimiento ya no existe [Beneficio inesperado de la meditación]

El aburrimiento ya no existe [Beneficio inesperado de la meditación]

Como parte de las actividades de adoración a La Comodidad, nuestra sociedad hace esfuerzos impresionantes por que nunca estemos aburridos. Es como si tan sólo 10 segundos sin hacer nada fueran el peor castigo del mundo y nadie está dispuesto a permanecer en silencio por más de este tiempo.

Existe todo un mercado anti aburrimiento que genera millones de dólares al día. Esta civilización recompensa a quien pueda matar el tedio. Aun si se trata del juego más tonto, la gente está dispuesta a pagar mucho dinero por no enfrentarse con el silencio.

Inventos recientes como los smart phones y todas sus apps están diseñados para evitar el aburrimiento a toda costa. Seguro, se puede usar un teléfono móvil como herramienta de trabajo, pero la gran mayoría de la gente los usa para jugar… aun con apps que dan la fantasía de ayudar a la productividad.

El aburrimiento y el tiempo sin hacer nada se nos han impuesto como enemigos de la humanidad.

Pero, ¿en verdad lo son? ¿Existen siquiera? ¿Alguna vez los has cuestionado?

Estos pensamientos vienen a raíz de una experiencia reciente.

Por ciertos motivos tuve que acudir a una dependencia de gobierno a realizar un trámite. En este lugar siempre hay muchas personas esperando turno para ser atendidos, así que llegué muy temprano en la mañana y tomé mi lugar en la fila.

Cuando me llamaron a la ventanilla vi mi reloj. Habían pasado dos horas.

¡Dos horas!

Y en ningún momento me aburrí. No sentí la necesidad de huir a algún lugar que tuviera televisión o Internet. Jamás tuve el impulso de escribir «Estoy aburrido!» en Twitter o narrar mis desgracias en Facebook. En ningún momento perdí el control o comencé a mover la pierna mostrando mi desesperación.

Nada.

Haciendo recuento de esas dos horas, me percaté de cómo había funcionado mi mente. No deseé estar en ningún lugar del pasado o trabajando; y mi imaginación no generó un futuro alterno donde habían cosas más interesantes qué hacer.

Estuve ahí. En ese instante. Presente. Observando lo que había, sin agregar o restar nada. Esto pasó de forma automática, sin que yo pusiera esfuerzo en ello.

Me sorprendí mucho porque justo la noche anterior había creído que la experiencia en esta oficina sería letal. No lo fue, pero además caí en cuenta que ¡llevo muchos años sin estar aburrido!

Analicé un poco más hacia el pasado y entendí que desde que comencé a meditar con la disciplina y constancia de hoy, hace unos 6 años, el aburrimiento se fue de mi vida.

Antes necesitaba escuchar música desde el amanecer hasta la hora de dormir. Cargaba mi smart phone, iPod, video juegos, libros a todos lados. No podía estar lejos de las redes sociales. Me desesperaba si tenía que estar en un semáforo esperando la luz verde o si tenía que hacer un trámite de más de 10 minutos. Odiaba estar en una fila.

Ahora eso ya no sucede. Recientemente he estado en situaciones que llevarían a alguien a la locura como filas de banco, viajes largos por carretera, apagones y reuniones familiares.

Y el aburrimiento ya no me visita.

¿Cómo es esto posible? Gracias a la constancia en la meditación.

Cuando entrenas meditación con disciplina, al menos 20 minutos diarios y sin descanso en fin de semana, tu mente comienza a aceptar la vida como es. No es un proceso consciente. Es un beneficio «inesperado» de sentarte en zazen y simplemente sucede.

Ya nada te parece aburrido en la vida, te sientes liberado. Has roto las cadenas que te ataban para disfrutar la vida en niveles que no te imaginarías.

No importa si hay tristeza, enfermedad o si tienes que esperar dos horas en una fila; la mente está en calma y toma las cosas por lo que son.

El resultado de la disciplina es una  mente que observa sin analizar y aprecia la poesía de la realidad.

Nunca más te aburrirás.

Foto: The Guardian.

 

 

Lo que se siente al meditar

Lo que se siente al meditar

el-cosmos

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ATENCIÓN: Si tienes dudas y miedos sobre la meditación, lee esto primero.

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Al igual que muchos temas budistas, la meditación tiene un halo de misterio y magia que evita que la gente comprenda lo que realmente es.

Hay quienes piensan que meditar nos pone en contacto con dioses o cualquier tipo de seres mágicos. Muchos piensan que meditar es poner la mente en blanco. Otros afirman que meditar nos hace trascender a otras dimensiones y demás basura new age.

Parecería que el significado más sencillo es el que más evade la gente: la meditación es un proceso mental en el que se busca la calma por medio del enfoque del pensamiento a una sola cosa a la vez.

Vamos, hay ciencia dura detrás de la meditación.

En Zen decimos que zazen (sentarse a meditar) es el acto de moverse sin moverse, alcanzar sin alcanzar nada y que no hay motivo ni objetivo alguno más que aceptar la vida como está.

Cuando nos sentamos a meditar centramos nuestro pensamiento en un sólo objeto (como la respiración) y si algo nos distrae, simplemente lo dejamos pasar y regresamos a nuestro objeto original.

Pero, ¿qué se siente meditar?

La ciencia nos dice que el cerebro está  dividido en dos hemisferios:

El izquierdo es donde se realizan los cálculos, es el hogar de la lógica y el escepticismo; y es el área que nos permite ver al mundo crudo y realista. Esta parte del cerebro es la que más domina en la mayoría de las personas.

El derecho la casa del arte, la abstracción e imaginación y es donde nos hacemos uno con el cosmos. Es la parte del cerebro que nos hace llorar cuando vemos Kramer vs. Kramer. Aquí habitan los sentimientos y la creatividad.

Es importante mencionar que lo anterior es un mini resumen de ambos lados del cerebro y dejo las explicaciones largas a los neurólogos. Es suficiente decir que el proceso del pensamiento utiliza los dos hemisferios al mismo tiempo y que ambos funcionan en un balance maravilloso.

Pero sabiendo esto podemos decir que al meditar abrimos voluntariamente la puerta que contiene al lado derecho del cerebro y es cuando cosas sorprendentes pasan.

Cuando hacemos de la meditación un hábito podemos sentir cosas que no podríamos de otra manera.

Hablando estrictamente de mi, de mi experiencia:

Cuando me siento, cierro mis ojos y comienzo, mi mente se revela y me lanza pensamientos como ametralladora. Llegan recuerdos de la infancia, listas de pendientes, analizo situaciones del día anterior y recuerdo que hay que limpiar la estufa. Es decir, me resisto a sólo sentarme.

Poco a poco la velocidad a la que llegan los pensamientos va disminuyendo, dejando un pequeño espacio entre pensamiento y pensamiento.

Este espacio se va haciendo más y más grande, hasta que los pensamientos tardan varios segundos en llegar.

Y es ahí donde la parte derecha del cerebro sale.

Siento cómo mi conciencia es tan grande que no cabe en mi cuerpo. Siento el cuerpo, pero ya no es importante porque estoy flotando en la nada.  Me siento ligero, sin tiempo y sin espacio. Soy parte del universo y no hay «yo» porque estoy integrado al mundo.

Los problemas, las tristezas y las alegrías… todo se ve más pequeño e insignificante desde lejos porque todo es parte de lo mismo.

Escucho los ruidos externos. Primero aparecen, se van haciendo más fuertes y luego comienzan a desaparecer. Son impermanentes, justo como la vida y todo en el universo. Esa es la naturaleza de las cosas.

Por un instante vivo en la inmensidad de mi mente.

Y luego llega algún pensamiento que quiere apoderarse de mi, pero sólo lo dejo pasar como si fuera una nube. No me engancho, no lo juzgo ni lo comento.

Así pasa hasta que mi sesión termina. Abro los ojos y estoy listo para arrancar mi día.

Sé que suena muy cósmico y pacheco (quien abusa de las drogas), pero así funciona el cerebro cuando meditamos.

Pensé que sería buena idea compartirlo porque he recibido muchas veces esta pregunta y era tiempo de responderlo.

El otro día, por casualidad, me apuntaron a este video de Jill Bolte, una neuróloga que sufrió un infarto cerebral y confirma lo que se siente al meditar.

¿Y tú qué sientes al meditar?

El Tao de Meditar, con Kid Buda

El Tao de Meditar, con Kid Buda

 

Mi gran amigo y hermano de dharma, Kid Buda, está organizando el taller en línea de meditación: El Tao de Meditar.

Yo he tenido el honor de hacer zazen a su lado y la experiencia ha sido magnífica. Si quieres aprender a meditar, no tienes tiempo para desplazarte en la ciudad, esto es lo que esperabas.

En atención a tod@s los que no puedieron tomar el taller presencial por cuestiones de horario o residencia aquí esta la versión digital.

La meditación es una de las prácticas más mal entendidas en occidente y termina en la mayoría de los casos asociandose con posturas extrañas, mantras, cantos y asuntos esotéricos.

Seguramente habrá a quién todo eso le funcione, pero eso no es meditar. Meditar en su esencia pura, es trabajar con nuestra mente, para aprender tranqulizarla ( no ponerla en blanco) y enfocarla en lo que nosotros queramos aunque sea por un minuto.

Informes e inscripciones haciendo clic aquí.