En ocasiones, al caminar por la calle, te pones de malas y te presionas. Te sientes agobiado por el tráfico, la gente y el calor de la ciudad.
Al llegar a casa sientes alivio, frescura y tranquilidad. La razón es que tu hogar está decorado como te gusta, como siempre te ha hecho sentir bien. Tu casa contiene aromas familiares, pero también tiene los colores familiares que te dan la bienvenida.
Sin embargo, no siempre esto es verdad. ¿Te has fijado que hay hogares en los que no te sientes cómodo? Entre muchas razones, esto se debe a la saturación visual que existe.
Gracias a años de observación y de vivencia con mi propia familia, me he percatado de que en las culturas latino americanas se nos enseña que debemos tener una cantidad tremenda de decoración y entre más caótica, mejor.
Tan sólo mira la vitrina del comedor de cualquier casa que conozcas. Estos muebles son el un muestrario interminable de adornos que parecen competir entre si por ver cuál de ellos es de peor gusto: copas y vasos de fiestas pasadas, figuras de porcelana de mil estilos destinos, tarjetas de navidad, recuerdos de boda y; el peor de todos, el tétrico niño dios gigante que la mamá siempre viste con disfraz diferente cada año.
Las paredes de las casas no son diferentes a la regla de saturación. Hay adornos kistch de interminables tipos: paisajes, cenefas, motivos religiosos, carteles de música, imágenes deportivas, las espantosas caritas de un bebé en distintas poses, mi gran favorito: el tapete de perros jugando poker; y tantos etcéteras que no terminaríamos de describirlos.
Y te estarás preguntando… ¿Qué tiene de malo guardar recuerdos o de decorar las paredes?
Guardar la envoltura de chicle que te dio la Kukis en el kinder y ponerlo en la vitrina del comedor, implica aferrarte al pasado. Cada pieza que guardamos por razones sentimentales, lo que sea, cultiva nuestra obsesión por no soltar lo que ya se fue.
No tiene nada de malo recordar con cariño a las personas, pero el atesorar objetos que con el tiempo pierden el objetivo de mantener viva la memoria, contribuye a que poco a poco tu hogar vaya siendo un museo al mal gusto y a la saturación visual.
Ahora piensa en la decoración de las paredes de tu casa. ¿Puedes nombrar rápidamente todos los adornos que tienes? Te apuesto que no. Esto se debe a que los adornos pierden su calidad decorativa y se funden con el entorno.
Imagina que te encuentras el cartel más hermoso del universo en una tienda y lo compras. Llegas a casa y lo colocas en tu pared. Los primeros 3 días te detienes a mirarlo y piensas «está increíble». Luego de la primera semana ya no lo notas porque se ha fundido con el entorno. De ahí en adelante, sólo contribuye a crear ruido y, aunado a lo demás, crea estrés.
Como diseñador gráfico, he hecho cientos de carteles a lo largo de mi vida y sé que luego de un tiempo, el cartel más perfecto se convierte en un estorbo a la tranquilidad.
Lo que este blog propone es romper con esa saturación. Si tu casa es un lugar para descansar, estar a gusto vivir, al terminar con el exceso de decoración, será aun más el lugar perfecto para la felicidad.
Cómo lograrlo
¿Has visto en la televisión esos programas de re decoración de interiores? Siempre sale una mujer estadounidense quejándose de lo fea que se ve su casa. Llega el decorador experto y en cuestión de minutos, su casa se ve hermosa y limpia.
Si analizas bien estos programas te darás cuenta de algo importante: se deshacen de lo que no es necesario. Una pared saturada que se limpia, de pronto se ve espectacular. Y el único truco es una capa de pintura y tirar el resto de lo que estorba.
Para llegar al punto de entender que el problema de carga visual puede terminar, sólo tenemos que pensar en la regla de oro del Choco Buda: Menos es más, siempre.
Así que toma una caja y guarda todo. Lo que se pueda tirar o regalar, adelante. Estoy seguro que no extrañarás el vaso de los XV años de la prima Nepomucena.
Hablando de las paredes, sólo deja una pieza de decoración por muro. Y si puedes no dejar nada, mejor.
Seguro te encontrarás con que los cuadros dejaron su fantasma de mugre en la pared. ¿No crees que es buen momento para pintar de un color fresco?
Este ejercicio te servirá de mucho porque, sin que te des cuenta, te vas a deshacer de objetos y adornos que cumplieron su objetivo hace años. Dirás adiós al objeto, no a la persona.
Piensa que las personas no son una taza o un cuadro. Las personas son nuestros compañeros de viaje y al llevarlos en el corazón y en la mente, no necesitas un objeto para recordar.
Te aseguro que tu casa será el mejor lugar de la ciudad para estar.
¡No olvides invitarme!
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Nota choco budista: El gatillo más grande que hay para atesorar objetos decorativos, es el apego. El camino a una vida tranquila comienza al comprender que los apegos de todo tipo son siempre una carga para el corazón y la mente. Practicar el desapego es parte primordial del budismo.
Dejar ir el pasado también es parte de la disciplina de la renunciación. Esto es: saber decir adiós a las cosas a su debido tiempo.
Si pudiera describir el mundo moderno con una sola palabra, esta sería saturación.
Nuestros sentidos, la comunicación humana, nuestras casas, ciudades, productos y hasta lo que no se supone que debería, compite por nuestra atención. Esta es una cultura en la que entre más ruido y distracciones haya, es mejor.
Por desgracia, esta filosofía de llenarlo todo está implantada en nuestra mente de una manera tal, que ya ni siquiera la cuestionamos. Parecería que el coleccionar cosas como libros, discos, teléfonos viejos, platos o revistas es una necesidad humana básica, pero en realidad no lo es.
Entre más cosas tengamos, más crece el apego emocional por ellas. Conozco personas de 40 años que no se atreven a deshacerse de una taza porque su tía Chona se las regaló cuando tenían 5 años. Pero no sólo atesoran una taza sino cajas enteras de cosas que no se necesitan.
Por supuesto, también nuestra economía sufre mucho al atesorar cosas. Cuando te dedicas a comprar de manera desmedida, vas enfocando dinero a artículos que no necesitas en realidad. Recuerda que el dinero que no gastas hoy, te puede sacar de aprietos grandes mañana.
El almacenamiento se convierte en una carga. Poco a poco vamos llenando nuestro entorno. Saturamos nuestros espacios vitales y nuestra vista con cosas llenas de color, sonidos, tamaños y texturas. Nos vemos en la necesidad de cuidar, limpiar y mantener todos esos objetos, lo cual es trabajo innecesario.
Y no nos damos cuenta, pero esto nos lleva a vivir bajo tensión y con una especie de caos que no podemos explicar hasta que nos detenemos a analizar.
Mira tu escritorio, tu habitación, tu casa. Míralos con honestidad y responde a esta pregunta: ¿no se vería mejor si no hubieran tantas cosas? La respuesta es sí.
Ser minimalista me ha funcionado a lo largo de los años. Y es mucho más fácil serlo cuando sigues las cuatro R’s, que no sólo se aplican para los objetos, sino para todo lo que haces en tu vida.
Reduce
Contra todo lo que me puedas decir, estoy seguro que no necesitas tener 75 tazas para café. Tampoco necesitas los libros de la universidad porque la mayoría son obsoletos y no los has revisado en, al menos, 5 años.
Haz una revisión de todo lo que hay en tu casa, escritorio u oficina. Si algún objeto no lo has usado en el último mes, en realidad no lo necesitas. Es hora de dejarlo ir.
Para reducir tus pertenencias puedes organizar una venta de garage o donar todo a personas que lo necesiten.
Como consejo extra, recuerda esto: las superficies planas deben estar limpias, sin cosas.
Reutiliza
Esta cultura está fabricada para que poseer cosas nuevas nos de la ilusión de bienestar. Y esta es una idea muy equivocada.
El comprar artículos nuevos todo el tiempo impacta directamente a tu economía y al planeta Tierra.
Por ejemplo, piensa en un refrigerador. El metal tuvo que salir de algún lado. Lo mismo aplica para el plástico, gomas, cables y gases. La mercadotecnia oculta el hecho de que hay recursos no renovables detrás de todo lo que compramos. Estos recursos se agotan día a día y pronto no alcanzarán para todos.
Si necesitas muebles, un auto, un refrigerador o un escritorio, revisa los anuncios clasificados. Es muy posible que encuentres lo que buscas a una fracción del precio de un artículo nuevo.
Cambia el paradigma de las cosas nuevas. No tiene nada de malo comprar un artículo usado si es que está en buenas condiciones.
Reemplaza
Si ha llegado el momento de comprar una camiseta nueva, revisa lo que tienes actualmente. Selecciona la que necesita irse, la que tenga más hoyos y conviértela en trapos para limpieza. Compra sólo una para reemplazarla.
La idea es que no acumules, sino que reemplaces sólo lo que necesites.
De esta forma vas a mantener la saturación bajo control. Reemplazar aplica para libros, discos, cocina, ropa y casi todo lo que posees.
Respira
La tranquilidad que da de ver tu hogar u oficina sin saturación es maravillosa. Aporta calma y promueve la concentración.
En suma, te permite respirar y descansar de la locura y ruidos externos.
La mitad de semana siempre es dura porque estamos 100% enganchados en ser productivos. No es que tenga algo de malo, pero de vez en cuando necesitamos algún acto para recordarnos lo que somos, quiénes somos.
Estas 25 ideas son pequeñas acciones que podemos tomar para mejorar el día y tener una buena actitud para lo que venga.
Si se les ocurren más, adelante, que para está el área de comentarios.
Mírate al espejo por un momento y sonríe
Toma una taza de café
Saluda a las personas que estén a tu lado
Apaga las distracciones y concéntrate
Ordena tu escritorio
Ordena los archivos de tu computadora
Come una fruta fresca
Escucha con atención a los demás
Habla poco
Mira por la ventana
Sal a caminar
Apaga la televisión
No te enganches en discusiones
Evita los chismes (participar y decirlos)
Revisa tu e-mail sólo 1 ó 2 veces al día
Escucha música que te guste mucho
Lee un buen blog (El Chocobuda es siempre buena idea)
Di gracias con toda sinceridad
Pide todo por favor
Llama a tus padres por teléfono
Lee un libro
Cuando te equivoques, admítelo
Cuando no sepas algo, di no lo sé
No mientas
Manda una sonrisa a alguien que no hayas visto en mucho tiempo
Bonus: Respira
Y para terminar, les comparto esta canción que me gusta mucho. Se llama Breathe y dice que no importa qué tan difícil esté tu día, no olvides respirar.
Lo que ahora se llama minimalismo es una corriente de pensamiento que está poniendo en crisis el estilo de vida capitalista.
Es un cáncer que se debe erradicar porque los minimalistas dejan de gastar dinero y se enfocan en cosas sin sentido como la «paz interna» y el «bienestar».
¿Dónde quedaron los días en los que la gente compraba y coleccionaba? ¿Qué pasará con la industria del entretenimiento? ¿Hacia dónde va el mundo?
Nuestro deber es parar en seco este movimiento internacional y traer a toda esa gente al camino de vivir en eterna deuda y acabar con su dinero y tranquilidad.
Por eso presentamos esta lista de 25 puntos por los cuales odiamos a los minimalistas.
Dejan de comprar y se enfocan en la paz interna.
Son inmunes a la publicidad.
Ven poco (o nada) de televisión. Sólo leen, escriben e investigan cómo mejorar sus vidas.
Se enfocan en la experiencia, no en los regalos.
Se mudan a ciudades pequeñas.
Caminan o usan bicicleta. Ya no usan el auto.
Intercambian, reciclan y reemplazan en lugar de renovar y comprar siempre artículos nuevos.
Crean e inventan. ¿Pero esta gente no compra nada?
Forman comunidades de ayuda y consejos, en lugar de estar aislados y preocupados por sus pertenencias.
Emprenden negocios modestos basados en Internet, en lugar de montar oficinas para decenas de empleados.
No trabajan en oficinas. Les da tiempo de ejercitarse, meditar y disfrutar la vida. Malditos.
No van a restaurantes, se divierten cocinando su propia comida. ¡Qué locura!
Van al mercado comunitario en lugar de al supermercado.
Compran alimentos locales porque piensan que son más baratos y apoyan a los productores de su comunidad.
Filtran su propia agua y no compran nuestras caras e inútiles botellas. ¡No entienden nada de estatus ni salud!
Investigan todo el tiempo maneras en las que pueden mejorar su hogar.
Son amables y pacientes con toda la gente.
Contagian al mundo con sus sonrisas.
Son honestos. No se enfrascan en chismes ni mentiras.
Algunos de ellos son budistas y creen en la libertad
Disfrutan su tiempo a solas y ya no acuden a centros nocturnos ni bares.
Son organizados y limpios.
No gastan en decoración. Detestan la saturación de sus espacios de trabajo y hogares.
No visten de corbata o etiqueta, usan ropa modesta. Y además tienen poca. ¿Qué pasará con las grandes cadenas de ropa de lujo?
Prefieren caminar en un parque a gastar dinero en atracciones.
Como ven, el minimalismo y sus seguidores tienen que ser detenidos en seco.
No permitamos que esta idea siga creciendo. El bienestar de las corporaciones depende de ello.
Gracias.
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Nota Choco Corporativa: Estos 20 puntos son tan sólo el principio. Los minimalistas son personas felices y con pocas preocupaciones. Y tengan cuidado porque este movimiento es muy seductor. No caigan en él.
ATENCIÓN: Si tienes dudas y miedos sobre la meditación, lee esto primero.
A pesar de que hay mucho mitos y documentos muy extensos sobre meditación, quizá la pregunta que todos tenemos es: ¿porqué meditar?
La respuesta corta es porque necesitamos callar la mente y aprender a concentrarnos.
Sin embargo, la meditación es mucho más que eso y en la cultura occidental está muy mal comprendida. Para empezar, quiero aclarar algo muy importante.
La meditación no es mágica. Ningún dios se comunica con nosotros. No se lanzan hechizos. Tampoco bajan ángeles a hablarnos. No se puede viajar al pasado. No hay forma de ver vidas pasadas. Mucho menos recordaremos abducciones alienígenas. Elba Esther Gordillo no se verá más guapa ni más inteligente.
La meditación es un proceso mental muy fuerte en el que nos entrenamos para calmar el ruido, relajarnos, ver la vida como es para seguir adelante.
Nuestra mente es muy poderosa y tiene muchas analogías con la computadora más avanzada. Puede procesar información en todos los niveles y nos hace ser lo que somos. El problema es que también genera demasiado ruido y es caprichosa, como niño pequeño, y siempre pide más y más atención.
Con este ruido, lo que hace es tapar los procesos que necesitamos para comprender quienes somos y evita que tomemos responsabilidades por nuestros actos. También se enfoca en procesos divertidos y no nos deja ver hacia adentro.
Como pueden ver, considero que meditar es una actividad necesaria, pero cada uno sabe cuándo empezar. Y para eso hay muchas maneras de hacerlo, así que comparto las que me funcionaron y las uso desde hace años.
Estos tips parten de la idea de que ya tienes un punto en tu día para meditar. Para encontrar el tiempo perfecto, hay que experimentar un poco. A mi me funciona mucho temprano, unos 30 minutos después de haberme despertado y de haber tomado un poco de café. Meditar antes de que amanezca me gusta mucho porque no hay ruido y porque estoy alerta. En la tarde ya estoy cansado por todo el trabajo del día.
Quizá a ti te funcione mejor en la tarde o antes de dormir. También tomar una siesta de 20 minutos (y no más de 20 minutos. Usa un despertador!) antes de comenzar tu sesión ayudarán mucho porque no vas a estar cansado.
1. Encuentra el lugar apropiado
Si ya encontraste tu hora ideal, es hora de hallar el lugar. Te recomiendo que sea en un lugar seguro como tu casa o en algún recinto donde todos mediten y nadie te moleste.
Y no necesitas nada de parafernalia mas que tu propia mente. Ah, y tu trasero para que te sientes. Seguro, un poco de incienso y un altar budista son agradables, pero vas a tener los ojos cerrados, así que no importan en realidad.
2. Revisa tu postura Me da mucha risa ver fotos de gente meditando porque toman posturas crípticas que ningún humano normal puede hacer.
Sin duda puedes sentarte en flor de loto, hincado o con piernas cruzadas. Y no tiene nada de malo meditar sentado en una silla de la cocina. Lo que realmente importa es que tengas la espalda recta y que estés consciente durante tu sesión para que la corrijas.
Así que para meditar te puedes sentar en una silla con tu trasero hasta atrás, sin recargar la espalda. Hay que permanecer rectos durante toda la sesión.
Los ojos van cerrados. Durante las primeras sesiones es muy posible que te dé sueño. Si esto pasa, abre los ojos un poco para que entre luz.
Las manos van puestas sobre los muslos y la cabeza un poco inclinada hacia adelante. No es necesario hacer ninguna señal pandillera. Estas señales se llaman mudra, pero eso es más avanzado y lo veremos después.
El maxilar inferior hay que relajarlo y colocar la lengua detrás de los dientes superiores. Sin hacer presión.
3. Comienza con 10 minutos No necesitas meditar 4 horas continuas. Para empezar a meditar sólo bastan 10 minutos.
Se dice fácil, pero 10 minutos dedicados a tu mente, con ojos cerrados, es mucho tiempo. Lo ideal son 20 minutos, pero eso lo alcanzaremos después.
Para medir 10 minutos y que no te preocupes por estar viendo el reloj, usa un despertador. Si tienes un reproductor de MP3, puedes bajar un timer de meditación.
Y como el Choco Buda se preocupa por ti, te comparto mi timer de 10 minutos. Es una pista de 10 minutos con una campana budista al final. Timer de meditación de 10 minutos.
4. Enfócate en tu cuerpo y respiración
Y esta es la parte difícil. ¿Qué hacer con la mente durante la meditación? ¿Cómo domarla?
La mala noticia es que calmar los pensamientos que se arremolinan es muy difícil. La buena es que con disciplina y dedicación, se puede lograr.
Para comenzar la sesión de meditación se necesita estar sentado en un ligar tranquilo. Cuando estés listo cierra tus ojos y sigue estos pasos.
Pon atención a cada parte de tu cuerpo. ¿Qué sienten tus pies, tus piernas, tus brazos? ¿Sientes frío o calor?
Pon atención a la gravedad. Nunca has sido consciente de cómo te afecta la ley de gravedad, ¿correcto? Este es el momento. Mientras estás sentado, pon atención a tu trasero. Siente cómo la gravedad te ata a la silla. Siente cómo tus hombros caen hacia el suelo.
Pon atención a la oscuridad. Tus ojos están cerrados y tu mente te presentará mil imágenes. La realidad es que no estás recibiendo luz y de inmediato pones películas del pasado, de cosas por hacer y de relaciones. Si te concentras en la oscuridad y en lo que siente tu cuerpo, la meditación será más fácil.
Enfócate en la respiración. Siente cómo el aire entra a tu nariz. Localiza el punto donde el aire toca por primera vez tu cuerpo. Normalmente es la punta de la nariz. Inhala, siente cómo se llenan tus pulmones y cómo expulsas el aire. Localiza todo lo que sientas y enfócate en ello.
5. Elimina ruidos durante la sesión Primero y más importante: apaga el celular. Ya sé que tuiteas todo el día y que respondes cada uno de los mensajes que te llegan, pero si vas a tomar en serio la meditación, apaga el celular y todos los distractores.
Si vives en una ciudad capital como yo, lo más seguro es que el ruido sea constante.
Es muy posible que mientras estés en sesión, pase el de los tamales oaxaqueños calientitos, o el camión de la basura. Estos ruidos te sacarán de concentración y lo indicado es escucharlos, analizar qué es y luego regresar a lo tuyo, sin abrir los ojos y sin moverte de tu posición.
También sucederá que tu mente, al verse sin estímulo visual, comience a bombardearte de pensamientos. Gentilmente descártalos y regresa a poner tu atención a tu cuerpo.
Bonus tip: encuentra un grupo de meditación
Meditar solo es muy agradable para personas solitarias, pero también hay quienes prefieren un grupo.
Busca en tu ciudad un centro de meditación budista o un centro de yoga. Casi todos los que conozco tienen grupos de meditación.
Sólo ten mucho cuidado. Los que ofrezcan basura new age como feng shui, ángeles, hechizos, cuarzos y pirámides, normalmente van tras tu dinero y no tras tu tranquilidad.
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La meditación es gratis y puede ser practicada por todos. Su finalidad es calmar la mente y hacerte ver hacia adentro. Te vuelve consciente de ti mismo y de tu lugar en el universo.
En budismo, a esto se le llama Atención Consciente y es la base de la tranquilidad interna.
En otros artículos iremos descubriendo más detalles y técnicas de meditación.
Cuántas veces has escuchado o dicho «Este fin de semana no voy a hacer nada porque no tengo dinero». Son tiempos en los que la economía aprieta y cada centavo cuenta. Pero también entran en mente situaciones de sustentabilidad, ecología y, simplemente, tiempo.
El fin de semana es cuando muchos de nosotros aprovechamos para descansar y hacer las cosas que no podemos durante los días de trabajo. Pero a veces, parece que en sábado y domingo tenemos un trabajo de tiempo completo en sí mismo. Y creo que es tiempo de romper con esa rutina para orientar nuestras mentes y cuerpos en acciones que nos construyan en cuerpo y mente.
La buena noticia es que no se necesita gastar mucho.
1. Prepara una buena comida En últimos días, aquí en Arrakis (cuarteles generales del Choco Buda), hemos estado pensando en el poco valor que hay en salir a comer a un restaurante. Es caro, lento y, la verdad, es que la calidad de los alimentos deja mucho que desear.
Nos hemos dado cuenta que por el precio de un platillo en un lugar bonito, podemos comer dos personas hasta 3 días. Sí. 3 días, dos personas.
El truco es dedicarse a aprender y cocinar cosas sencillas. Hacer una comida rica en fin de semana es una gran experiencia que empieza desde imaginar qué prepararemos. Buscar alguna receta en internet, ir al mercado (ojo: no al supermercado, sino al tianguis o mercado) y prepararlo todo.
Tip extra: La pasta es rápida de hacer y siempre queda muy rica.
Saborear nuestros propios platillos, acompañados de personas que quieres, es una experiencia maravillosa.
2. Lee un libro Una de las actividades más agradables para mi es leer. Siempre he leído, desde muy niño. No hay nada como sentarte a leer y dejar pasar la tarde de domingo.
Y, por supuesto, no hay que gastar mucho para poder leer un buen libro. Puedes pedirlo prestado o comprar en alguna librería de libros usados. Para más referencia y consejos, el blog literario de Sandy Gallia nos tiene muchas opciones.
3. Camina Salir a caminar en fin de semana es una actividad zen por excelencia. Te relaja, te hace pensar y estás, aunque sea por un momento, consciente de lo que te rodea.
Levantarse temprano, calzar un par de tenis y salir a un parque hacen que el día se sienta bien y nos pone en una muy buena actitud.
Muchas ciudades tienen actividades gratuitas en domingo por la mañana. Aprovéchalas y camina por todos lados.
4. Juega No, nunca se es demasiado adulto para jugar. Se puede jugar un deporte, un juego de mesa, un juego de palabras, de dados, de rol y si me ponen muy techno, un video juego.
La especie humana se caracteriza por las actividades lúdicas. Estoy seguro que existe un juego con el cual podrías pasar toda una tarde de amigos, de la mejor manera.
5. No hagas nada Siempre estamos en una vorágine de actividades. Si el fin de semana le dedicas un par de horas a estar sentado, tranquilo y sin ruido, será una inversión que te redituará mucho. Para empezar, le cortas el ritmo al estrés, haces que tu cuerpo se relaje y hasta te puedes quedar dormido placenteramente.
Estos pequeños espacios silenciosos son los que usa nuestra mente para poner en orden lo que esté haciendo ruido por adentro. Vale mucho la pena.
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Nota Choco Budista: Dedicarte tiempo para jugar, cortar el ritmo de la tensión y dedicarte un tiempo para ti solo, es el principio más elemental de la meditación.
Meditar es la actividad sublime por excelencia y puede ser aprovechada por cualquier persona.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi