Zen y minimalismo

Zen y minimalismo

Hace unos días un amigo en mi sangha comentó que la práctica del budismo zen iba de la mano con la práctica del minimalismo. Eso me hizo pensar un momento y siguió una muy agradable conversación.

Concluimos que la práctica del zen nos lleva a una vida minimalista.

Esto es debido a que la espina dorsal del budismo es la práctica de zazen (meditación) y el estudio del dharma. Para efectos de este post me enfocaré en la primera.

Cuando uno se sienta en zazen diariamente, con disciplina y sin fallar, experimenta muchísimos cambios. La ciencia ha demostrado una y otra vez que meditar trae una cantidad enorme de beneficios al cuerpomente. Parecería que cada mes se publica un nuevo estudio al respecto, puesto que la neurociencia ha llegado a comprender mejor la mente humana gracias a los estudios en meditadores.

Los cambios suceden a nivel físico, por supuesto. Pero también el meditador experimenta modificaciones en su comportamiento y en su relación con el universo.

Después de un par de meses de zazen uno se percata que es más difícil enojarse y caer en la ira. No significa que las cosas dejen de importar, es sólo que la mente se abre a más posibilidades pacíficas. El ego se comienza a controlar, así que el drama no llega tan frecuentemente. Y aunque sea de forma muy lenta, dejar ir las cosas, situaciones y relaciones se torna natural.

También llega una necesidad espontánea de entender a los demás, de escuchar y de ayudar; es decir, el meditador se vuelve mucho más paciente, comprensivo y compasivo.

Aquí viene lo más interesante: practicar zazen trae como resultado menos apegos materiales y físicos.

De pronto coleccionar cosas deja de ser interesante. Acumular libros, revistas, ropa, decoración y todo eso que antes era importante, comienza a perder relevancia.

Donar, tirar o reciclar objetos que antes hubieran sido sagrados, se vuelve parte del cotidiano.

El practicante de zen deja de necesitar distracciones materiales y mentales porque está contento con lo que hay aquí y ahora.

De ninguna manera esto no significa que se convierta en un bicho extraño y que se vaya a vivir a una caverna al bosque. Tampoco significa que sea un ser insensible. No. Es sólo que la búsqueda personal se enfoca hacia el interior, no a las posesiones.

El minimalismo llega gradualmente, de forma natural.

Otro punto a aclarar es que no tienes que ser budista para volverte minimalista. Tampoco tienes que ser un meditador con años de experiencia. En realidad no importa la filosofía o la religión. Lo que importa es tener conciencia para entender que el alma del minimalismo es poner atención al presente.

Practicar zazen nos une al silencio por dentro y por fuera.

¿Suena loco? Lo es.

Pero no me creas a mi, que no soy nadie. Experimenta. Medita. Hoy.

 

 

El minimalismo beneficia a la civilización

El minimalismo beneficia a la civilización

Vivir con lo mínimo indispensable es una de las bendiciones más grandes que jamás he recibido.

Los beneficios que el minimalista experimenta van desde libertad, tranquilidad, mayor satisfacción, mente más abierta, aceptación de las cosas como son y menos apegos. Por supuesto la cartera y las cuentas de banco reflejan muchos cambios positivos también.

A pesar de tener evidencias personales tangibles sobre todo esto, existen muchas personas que no entienden esta tendencia de vida. Lanzan críticas fuertes y he escuchado comentarios de todo tipo. Algunos de los más comunes son:

  • No eres minimalista, eres pobre y con eso te justificas.
  • Eres un conformista.
  • Lo que pasa es que te abandonaste.
  • Muchos etcéteras más.

Afirman que practicar el minimalismo es sólo para mediocres que no quieren un mejor auto o casa más grande. Quizá lo dicen porque no se imaginan su propia vida con menos chatarra. No lo sé.

Pero quizá el comentario más fuerte y digno de ser desmentido está en las líneas de: Si todos fueran minimalistas, la economía del mundo se iría a la ruina. Imagínate la cantidad de desempleados y negocios en quiebra.

Por alguna razón creen que el minimalismo pone en riesgo el estilo de vida capitalista que nos hemos forjado.

Yo creo que no. Es todo lo contrario.

Ser minimalista es una expresión de compasión y humanidad grandísima.

Reparamos, reciclamos y reutilizamos antes de comprar objetos nuevos. Esto da fuentes de trabajo a recicladores y técnicos de reparación, que no pertenecen a ninguna empresa global.

Por supuesto que compramos cosas, pero lo hacemos de manera informada y no nos enganchamos fácilmente en el canto de la sirena llamada mercadotecnia. Esto resulta en apoyo a los productores locales y en disminución de nuestro impacto al medio ambiente.

Reducimos los gastos innecesarios y aprendemos de finanzas personales. Los bancos y sistemas financieros se benefician de esto porque hay más dinero para mover.

Trabajamos de manera inteligente, resultando en más tiempo libre para las cosas que nos gusta hacer.

Apagamos la televisión y dedicamos tiempo al ser. Todos los minimalistas que conozco son lectores irremediables y muy creativos.Unos pitan, otros hacen música y muchos escriben. Practican meditación, yoga u otros deportes.

Así mismo, casi todos los minimalistas que conozco cuidan su alimentación y siempre buscan alternativas saludables.

Al cuidar el cuerpo-mente estamos listos para ser felices y hacer felices a los que nos rodean.

El minimalista sonríe más. ¿Y acaso este mundo enojado y tenso no requiere más personas felices?

Esta cita de SS el Dalai Lama ilustra muy bien estos puntos:

El planeta no necesita más personas exitosas. Lo que el planeta necesita desesperadamente son mas pacifistas, sanadores, restauradores, narradores y amantes de todo tipo. Necesita gente que viva bien en sus tierras. Necesita gente con valor moral y dispuestos a unirse a la lucha por hacer el mundo más habitable y humano. Estas cualidades no tienen nada que ver con el éxito como lo entiende nuestra cultura.

El minimalismo beneficia a la civilización y a la cultura humana. ¿Por qué no intentarlo?

 

Post en Análisis Realista: Comprendiendo el minimalismo

Post en Análisis Realista: Comprendiendo el minimalismo

Esta semana ha sido muy activa para el estupendo blog de productividad y minimalismo Análisis Realista y para Chocobuda.

El siguiente post es parte de la introducción a Mínima, el taller de minimalismo y meditación.

Muchas personas podrían argumentar que el término minimalismo se debe aplicar únicamente a la escuela arquitectónica fundada en los 60’s, en la que se buscaba la belleza utilizando los menores recursos posibles.

Esta corriente dio, sin duda, hermosas construcciones y arquitectos que quedaron en la historia por su idea de frugalidad.

A pesar de que el tiempo avanzó, el concepto de la frugalidad trascendió a la arquitectura y se comenzó a aplicar al diseño gráfico, a la programación de software y, en últimas fechas se tomó como bandera para un nuevo estilo de vida.

Y es que muchas personas, entre ellos el escritor Leo Babauta (Zenhabits.net), se dieron cuenta que estamos en una época en la que nuestros sentidos son asaltados por una sobredosis interminable de objetos y de información.

Una y otra vez los anuncios en los medios de comunicación claman nuestro tiempo y nuestro dinero. Las ciudades están invadidas de mercadotecnia, que nos llevan hacia la compra sin sentido y sin corazón, a siempre estar en competencia por tener los más recientes objetos y a llenar el planeta de basura.

Para leer el artículo completo, ve a http://analisisrealista.com/comprendiendo-el-minimalismo/

Y como forma de agradecimiento a los lectores de ambos blogs, ofrecemos 15% de descuento en Mínima.

 

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El minimalismo es natural para el ser humano

El minimalismo es natural para el ser humano

Desde hace algún tiempo he estado muy interesado en la psicología evolutiva(PE), que estudia los cambios en nuestro comportamiento derivados por la evolución y la selección natural.

No importa cuánto nos esforcemos en pensar que somos los «reyes de la creación», al final somos un animal más en el mundo. No somos diferentes de cualquier otro mamífero. Nuestras reacciones, pesamientos y emociones están ahí como resultado de millones de años de cambios graduales. Están grabados en nuestro ADN y rigen nuestra conducta actual, a pesar de estar en el punto más alto de la tecnología y el desarrollo.

Me parece fascinante porque va de la mano con las ideas centrales del budismo zen.

Parte del objeto de estudio de la PE es analizar cómo funcionan las culturas cazadoras-recolectoras que aún habitan el planeta, porque son lo más parecido que tenemos a los primeros seres humanos que vivían en África hace 200,000 años.

Son pueblos que viven en lo más profundo de las selvas o planicies y que no se han incorporado a la civilización de consumo. Subsisten con sus valores, creencias y costumbres. No tienen necesidad de integrarse al mundo moderno porque su ecosistema les da todo lo que necesitan.

Hay muchos datos curiosos sobre estas culturas. Por ejemplo, no tienen comida industrial, por ende no existe la obesidad ni enfermedades como el cáncer o la diabetes. Tampoco conocen la demencia, el autismo o el síndrome de déficit de atención. No requieren vacunas. No tienen trabajos de oficina, autos o centros comerciales; así que no tienen estrés ni enfermedades de los nervios. No están conectados por telecomunicaciones, entonces su contacto es cara a cara. El concepto de machismo o feminismo no existe, sólo hay equidad y trabajo en equipo.

Sale el sol y despiertan para ir a conseguir el alimento del día. Dedican mucho tiempo a la espiritualidad y al desarrollo de costumbres y rituales de grupo.

Viven en perfecta comunión con la Tierra.

Cada uno de los factores mencionados es digno de estudio. Pero es importante resaltar el hecho de que sólo tienen lo que necesitan.

Los aborígenes australianos o los Yanomami en América del Sur no atesoran libros, música ni adornos. No sienten apego hacia lo material porque ni siquiera tienen dónde almacenar la cantidad de basura que nosotros acumulamos.

No tienen una casa enorme que limpiar. No tienen mil tanques de gasolina qué llenar para su nuevo Mazda. Tampoco piensan en pagar el seguro o la tarjeta de crédito. No se preocupan por el guardarropa. No compran apps. No acumulan riqueza porque entienden que ésta es sólo una ilusión y que no es necesaria para la vida.

Estas sociedades tienen exclusivamente lo que pueden cargar en sus manos o en alguna bolsa hecha a por ellos mismos.

Y según estudios como este de la Universidad Vrije (Bruselas), sabemos que los cazadores-recolectores actuales son personas felices. Es más, los que se han tratado de integrar a las grandes ciudades terminan enfermos de los nervios o con diabetes.

Por supuesto yo jamás propondría un retroceso de la civilización, no. Tampoco diría que vivir como cavernícola es lo mejor.

La humanidad ha tocado niveles sorprendentes de progreso y si podemos lograr que la ciencia y la cultura sean libres para todos, llegaremos mucho más lejos de lo que imaginamos.

Así que retomar la vida primitiva  es impensable.

Pero sí debemos encontrar un equilibrio entre lo que poseemos y lo que somos por dentro. Necesitamos tomar el control sobre el consumismo desmedido y mirar hacia adentro de nosotros.

Necesitamos menos autos y más meditación. Necesitamos menos colecciones y más generosidad. Para ser felices debemos liberarnos del yugo de los apegos, para poder ayudar a los demás a salir adelante.

En tiempos de las orgías de individualidad en pantallas de 4″, mirar hacia las sociedades cazadoras-recolectoras nos puede ayudar a tomar el control del caos interno.

El minimalismo es natural al ser humano. Es parte de nuestra identidad como especie.

Entonces, ¿porqué nos esforzamos en negar el minimalismo?

 

Mínima, taller de Minimalismo y Meditación. Verano 2014.

Mínima, taller de Minimalismo y Meditación. Verano 2014.

¡Regresa Mínima, Taller de Minimalismo y Meditación Aplicados!

 

¡Libertad!

 

Hoy es el mejor día para practicar el desapego y liberarnos de lo que nos ata.

La tensión del trabajo, la acumulación de objetos inútiles y la presión por consumir, son rocas enormes en nuestra espalda. Las llevamos a cuestas por la vida y están tan dentro de nuestra cultura, que no nos damos cuenta de ello… excepto cuando comienzan a afectar nuestra salud, tranquilidad y relaciones personales.

Muchas gracias por el taller, me abriste los ojos hacia muchas cosas que sabia que hacia mal pero no lo había notado; tratare de hacer lo posible por llevar a cabo todas y cada una de las experiencias aquí mostradas. De corazón: ¡gracias!

Juan Carlos Castro. México, D.F.

En estos tiempos de crisis económica, saturación y estrés, donde cada moneda y cada centímetro cuadrado cuentan, es urgente aprender el desapego de lo material para mejorar nuestro estilo de vida.

Para lograrlo necesitamos entender los problemas en los que la sociedad de consumo nos ha metido; pero también necesitamos saber que practicar el minimalismo es la pieza clave que nos llevará a tener más espacio y mucha tranquilidad.

Chocobuda presenta: Mínima, Taller de Minimalismo y Meditación Aplicados, donde aprenderemos métodos 100% prácticos para comprender y aplicar el minimalismo y la meditación a tu vida cotidiana.

Aprenderás a mejorar tu economía y a promover tranquilidad para ti y tu familia.

Explotando las herramientas de comunicación que nos da Internet, este taller se imparte por medio de podcasts, archivos de texto y charlas personales en video.

A pesar de que el taller es impartido por un monje zen, no te preocupes. ¡No tienes que ser budista para liberarte de lo que te ata!

Mil gracias por esta experiencia `Mínima´que en realidad se ha convertido en `Máxima´, porque como bien hiciste la referencia: menos es más… corroboré que amo el minimalismo, como forma de vida, de pensar, de estar… amo los espacios limpios, ordenados, en el que no exista el caos y la saturación, pero sobre todo amo la forma de vivir más ligera, sin apegos de ningún tipo, materiales, imaginarios o de carne y hueso… ir por la vida sin esa inmensa piedra llamada, culpa o la mayor de todas, miedo.

Saramaría Morales. México, D.F.


Información del taller

Inicio: Lunes 30 de junio de 2014

Duración: 4 semanas

Incluye:

  • 4 podcasts con pláticas técnicas y filosóficas, uno por semana
  • 4 meditaciones guiadas, una por semana
  • 20 minutos a la semana de asesoría y apoyo personal vía Skype o Google Hangouts
  • Correos diarios con lecturas de apoyo
  • Copia electrónica del libro Minimalista, la vida con menos cosas

EXTRAS:

  • Semana especial dedicada a la Navidad Minimalista. Son 5 semanas en total.
  • Incluye taller de meditación Iniciando el Camino. Seis semanas de meditación para que practiques cuando lo necesites.

Requisitos:

  • Uso de computadora, Internet, cuenta en Gmail
  • Presentar un mini reporte semanal de experiencia por email
  • Presentar un ensayo final por email
  • Disciplina y tiempo para dedicar al menos 30 minutos al día

Donativo: $1,200.00 MN /68 € / US$92.00

Si ya has tomado talleres de Chocobuda, el costo es de $1,000.00 / 57 € / US$77.00

Inscripciones y más información: Escribir a elchocobuda ARROBA gmail.com

Disponibilidad: Para garantizar un mejor contacto personal y atención, hay muy pocos lugares disponibles. ¡No dudes en inscribirte pronto!

 

Temario

SEMANA 1

  • Orígenes del minimalismo
    • Comprendiendo el minimalismo
    • Meditación básica
    • Uniendo el minimalismo y la meditación
    • La regla de oro del minimalismo

SEMANA 2

  • Minimalismo para Navidad y Año Nuevo
    • Ser objetivos y críticos
    • Generosidad verdadera, el secreto máximo de las fiestas
    • Desafiando el espíritu navideño
    • Meditación de navidad

SEMANA 2

  • Minimalismo en casa
    • Aprendiendo a ver la saturación
    • Terminando con la saturación
    • El poder del vacío
    • Lipiando y creando espacios vacíos
    • El reto de las 100 cosas

SEMANA 3

  • Minimalismo en la mente
    • Comprendiendo los apegos
    • Los Tres Venenos
    • Destruyendo los apegos

SEMANA 4

  • Minimalismo en la oficina y la ciudad
  • Dejar ir el hábito de comprar por comprar
  • Control y nuevos horizontes
  • Cierre

Preguntas Frecuentes

Preguntas Frecuentes

 

¿Es un curso budista?

No, no lo es. Sin embargo toma elementos del budismo como el desapego y la aceptación

 

No vivo en México. ¿Puedo inscribirme?

¡Por supuesto! Muchos amigos de América del Sur, España y Europa del Este han tomado talleres de Chocobuda.

 

Si eres monje budista, ¿porqué cobras? Deberías ser generoso y dar todo gratis.

Me encantaría, pero la realidad es que los monjes zen también comen y pagan alquiler. Amo impartir talleres, pero toma tiempo hacerlo. Tiempo que dedico al taller, es tiempo que no dedico a clientes de diseño (mi actividad económica principal).

Pero no te preocupes. No compraré un Ferrari. Lo ganado en este talleres sirve para pagar gastos de este sitio en Internet y comprar comida. Literalmente.

 

Pero el Buda no cobraba por sus enseñanzas.

La enseñanza del Buda no era gratuita. Vivía de Dana, donaciones que los alumnos le dejaban.

 

¿Dónde se imparte el taller?

En tu casa. En tu vida cotidiana. Es un taller en línea pensado para que practiques desde casa todo el tiempo.

 

No sé meditar / No me concentro / No tengo tiempo

No importa que meditar te sea difícil. Las meditaciones están dirigidas a todo tipo de practicantes, desde principiantes a meditadores constantes. Son cortas y dirigidas. Lo único que tienes que hacer es buscar 10 a 20 minutos de tu día.

 

Pero qué feo eres.

Lo soy. Tengo cabeza de melón.

El taller me gusto mucho y me sirvió más. Ahora estoy mas consciente de lo que compro y de cosas que ya no necesito. Ahora solo queda practicar y hasta hacerlo habito.

Karina Orozco. Guadalajara, México.

 

¡Espero meditar contigo pronto!

La oficina minimalista

La oficina minimalista

En la cultura oficinal existen muchos mitos y leyendas urbanas. Algunas personas aseguran que trabajar más de 12 horas es lo adecuado para demostrar productividad. Otros cuentan que mal comer o comer poco es lo que caracteriza a una persona comprometida con el trabajo. El homo reunionis es aquella criatura que disfruta de las juntas de más de 3 horas.

Pero quizá uno de los mitos más populares es el del Escritorio Desordenado.

Por alguna razón que rebasa la lógica, se piensa que entre más papeles y caos existan en un escritorio, más productiva o creativa es la persona.

Y nada puede estar más lejos de la verdad.

Una oficina en caos lo único que hace es generar angustia. Afecta la productividad, nubla el juicio y provoca grandes cantidades de estrés.

Al tener pilas de carpetas, notas y hojas, vamos saturando el medio ambiente en que trabajamos. De pronto no podemos encontrar las cosas y nos engañamos pensando que «se ve desordenado, pero sé dónde está todo».

Quizá esa afirmación sea correcta. Lo que no podemos ver es que la saturación nos cuesta la salud.

Por un lado está la parte física del desorden. Los papeles apilados son superficies perfectas para que el polvo se acumule. Y como son documentos que creemos utilizar, jamás se limpian.

Pero la parte más afectada es la salud mental. El cerebro, aunque no lo notemos de manera consciente, registra y cataloga toda la información que le llega por medio de los sentidos.

Cuando sometemos a la mente a que catalogue papeles, adornos, fotos, facturas, herramientas, artículos de papelería y todo lo que puedas tener en la oficina; la estamos sometiendo a que trabaje de más. Esto afecta la productividad porque le estamos alimentando de basura y pierde el tiempo ordenándola y tratando de saber dónde está todo.

Un minimalista sabe de estos inconvenientes y se ocupa en siempre tener las superficies planas libres de saturación.

Podemos trabajar, ser creativos y productivos en ambientes limpios y frescos.

Al ordenar todas nuestras herramientas de trabajo, ya no perderemos el tiempo buscando el lápiz o un sello.

Pero parecería que el orden es una ofensa. Es como si nos doblegáramos ante un tirano.

Nos revelamos por medio de mini desafíos que nos hacen sentir importantes, y por un asunto de ego, olvidamos cultivar la salud mental.

Contra todo lo que podamos pensar,  ser minimalistas no es tan difícil. Es cuestión de entender que coleccionar cosas sin sentido, repercute en la felicidad.

Pero es cuestión personal, a fin de cuentas.