por Kyonin | Nov 7, 2013 | Eventos, Productividad, Vida
«Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto. Es un hábito.»
Aristóteles
Una de las acciones más nobles que podemos tomar es la creación de un hábito nuevo. Es el resultado de la irreverencia máxima, de querer tomar el control de nuestra vida, de retar el conocimiento convencional y a nuestros propios demonios.
¿Cuántas veces lo has intentado y fallado?
Forjar un nuevo hábito es emocionante y un muy buen reto para iniciar el año, pero sin una guía e inspiración, estamos condenados a repetir los errores.
Existen muchos métodos y enseñanzas para alcanzar este fin, pero casi todos se enfocan en el hábito mismo. No exploran la raíz ni lo que produce el impulso del cambio.
Shojiki es un taller 100% online diseñado por Chocobuda para cultivar un hábito que transforme tu vida, contrarrestando la locura y la prisa de la vida cotidiana.
Sí, leíste bien. Un sólo hábito.
Shojiki es una palabra japonesa que significa sinceridad, buena fe, honestidad, honradez, confiabilidad. Estos son los valores que promueven el cambio y son explorados mediante ejercicios 100% prácticos que impulsan la disciplina necesaria para el cambio.
#OraSi
Este es el hashtag que define al taller en redes sociales. «Ora sí» es una frase mexicana que contrae la palabra ahora. Y la utilizamos todo el tiempo para marcar el inicio de un cambio, de una actividad.
#OraSi voy a cambiar.
#OraSi comeré mejor.
#OraSi tomo el control de mi vida.
Te reto a iniciar un hábito y a tomar el control de tu vida.
Te doy la bienvenida a Shojiki.
Más información e incripciones
por Kyonin | Jun 17, 2013 | Productividad
Pensando en lo mucho que ha cambiado mi vida en los últimos 6 años desde que abrí El Chocobuda, me percaté de que todo lo que me ha pasado ha seguido un método estricto.
Los cambios y hacks duraderos que he hecho han llegado cuando llevo al pie de la letra 4 pasos básicos. De no hacerlo, fracaso de manera irremediable.
Si me has estado leyendo, sabrás que soy un total convencido de que la disciplina es necesaria para el desarrollo personal. Cuando andamos por el mundo sin un sistema, ya sea de productividad, de nutrición, de sueño, de aprendizaje o de trabajo; sólo hacemos eso: andamos por el mundo gastando recursos y ocupando espacio.
Por eso es que me decidí a compartir mi pequeño método. Sé que es rudimentario y elemental, pero me ha funcionado.
Espero que lo encuentres de utilidad y lo modifiques para que se ajuste a tu vida.
1. Encuentra lo que quieras cambiar o aprender
Es impresionante cuántas personas son infelices porque no saben qué es lo que necesitan para estar bien. Y lo peor es que muchos saben lo que quieren, pero no son capaces de reconocerlo.
Saber ver a través del ego y el orgullo es un arte que puede tomar mucho tiempo para dominar, pero todo comienza cuando aceptamos que necesitamos cambiar algo. Puede ser desde levantarse temprano, leer más, comer mejor, aprender un nuevo idioma o desarrollar un nuevo hábito.
Reconocer que un cambio es necesario es el primer paso para cambiar tu vida y crecer.
2. Investiga y lee
Uno de los motivantes más fuertes que tenemos es el ejemplo. Cuando alguien cercano logra un cambio, nos inspira para hacer lo mismo. Si somos aventureros preguntamos cómo hizo y trataremos de emular para llegar a un resultado similar.
El problema es que casi siempre nos quedamos a nivel de plática informal.
Para comenzar un cambio importante, no hay más que documentarse y lo más seguro es que haya alguien que tenga un sistema probado y que puedas seguir al pie de la letra.
¿Quieres aprender a comer mejor? Busca libros de nutrición. Acércate a un experto. Participa en foros donde hayan personas con el mismo interés.
¿Necesitas adoptar un método de productividad? Lee libros. Suscríbete a blogs especializados. Ponte en contacto con alguien que te inspire.
¿Te apasiona la ventriloquía? ¿Quieres tocar guitarra? ¿Cocinar comida china? Lee libros relacionados con el tema que busques.
Por si no te has dado cuenta, la palabra recurrente es… LIBROS. Sí, esas colecciones de hojas con símbolos que cargan los hipsters a todos lados.
No tengas miedo. Los libros no te harán daño.
Un cambio que perdure en tu vida necesita un respaldo de información. Si no lees al menos 2 libros, no llegarás a ningún lado porque no tendrás los cimientos necesarios.
3. Empieza
Ya leíste 10 libros sobre macramé. Eres el experto número uno de tu país en lo que a ensaladas se refiere. Derrotas a todo mundo en los debates sobre los cuatro compases básicos de la guitarra.
Pero todo ese conocimiento no te sirve de nada si no comienzas.
No hay mucha ciencia ni discusión.
Comienza.
4. No pares
El arranque es lo más difícil. Si te documentaste bien, comenzarás a recibir los frutos casi de inmediato.
Y esa es la mejor motivación para seguir.
Ya comenzaste. Ahora no pares. No hay pausas, no hay pretextos. No pares hasta que el cambio sea parte de tu cotidiano.
El fracaso
Por supuesto, mi pequeño método para el cambio puede que no funcione del todo. Quizá tocar la guitarra no era lo que te imaginabas porque tu oído es tan afinado como el de una roca.
Es posible que hayas encontrado que tejer no se lleva bien con tus dedos de salchicha.
Si tu intento de cambio no resultó, no importa. Lo que sí importa (y mucho) es que te diste el tiempo de intentarlo. Ahora tienes ya al menos dos libros en tu haber sobre un tema nuevo. Y la cultura siempre es la mejor inversión.
En mi humilde opinión, tiene más mérito alguien que intenta el cambio, que alguien que se queda sentado viendo la televisión.
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Y tú, ¿cómo has logrado el cambio? ¿Has seguido algún método? ¡Compártelo con todos!
por Kyonin | Feb 5, 2013 | Productividad, Vida, Vida oficinal
¡Me super URGE! es una de las frases más comunes en las oficinas en México.
Implica que algo es de suprema importancia… pero en superlativo, exagerado y expandido. Si el conflicto no es resuelto o la petición no es atendida en tiempo inhumano, habrán serias consecuencias.
Y claro, es una de las oraciones más estúpidas que jamás escuché.
Cuando alguien lanza esta gema lingüística, por lo regular lo hace para:
- Fingir que está trabajando más que tú.
- Para exhibir su pequeño nivel de poder.
- Para declarar su incompetencia y su pobre planeación.
- Para compartir su miseria y tensión con todo el ecosistema oficinal.
Con esto se logra avanzar en el trabajo apilado y también poner tensos a todas las partes interesadas en el proyecto en cuestión.
Y es bastante triste, en realidad.
El lenguaje jamás es inocente. Todo lo que decimos tiene una intención, y ¡Me super URGE! es quizá la frase más egoísta que pueda existir.
Pasa por alto las necesidades, sentimientos y carga de trabajo de otras personas; para satisfacer los deseos y frustraciones de alguien con un poco más de poder.
Convierte en objetos a las personas que tienen la desgracia de estar un nivel más abajo en la jerarquía de la oficina.
Obliga a la gente a trabajar a toda velocidad, incrementando el margen de error y las posibilidades de fracaso. Y cuando las cosas salen mal, al que le super URGÍA el proyecto, se desligará de toda responsabilidad.
Sé que es difícil evitar el ¡Me super URGE!, pero no imposible.
Si tienes buena planeación, un método de productividad que funcione y sabes decir que no a trabajos de emergencia, poco a poco tu entorno se volverá más amable. Lo digo por experiencia.
Al final de cuentas, nuestro trabajo hablará por nosotros.
por Kyonin | May 21, 2012 | Budismo, Productividad, Vida
Es lunes y a muchos nos cuesta trabajo arrancar con energía. Esta vida urbana nos hace estirar el fin de semana lo más que se pueda para que dure más o para que podamos cumplir más actividades de las que son posibles.
El resultado, naturalmente, es que terminamos cansados para arrancar con energía cada lunes. Odiamos el primer día de la semana, levantarnos temprano, ir a junta o a esa clase aburrida y el viernes se ve tan distante que nos deprime.
Por todos lados leo y escucho comentarios de odio hacia el lunes y parecería que es un deporte nacional.
Visto con ojos budistas, esta resistencia al trabajo y a las obligaciones sólo trae sufrimiento. Y es una resistencia vacía y tonta porque de todas formas el tiempo avanza y necesitamos trabajar para llevar comida a la mesa.
Si tenemos que cumplir obligaciones y si de todas formas el lunes llega de forma inevitable, ¿porqué sufrirlo? ¿No sería más inteligente usar el lunes para mejorar nuestra vida?
Aquí van algunos consejos que me han ayudado a transformar los lunes en una muy grata experiencia y que, lejos de odiarlos, simplemente deseo que lleguen.
1. Deja de quejarte
Un maestro del budismo chan dice: cuando hay una sola mente, el trabajo se hace rápido… aunque tome todo el día.
Todos nos quejamos. Todo el tiempo. Y cuando se trata del lunes, parecemos guacamayas. Pero el grave problema es que entre más nos quejemos, más sufrimos la realidad. Las quejas son un signo inequívoco de que estamos poniendo resistencia y sufriendo por ello.
Te reto a que dejes de quejarte por un día, como experimento. Sólo acepta que necesitas trabajar. Sólo acepta que existe el trabajo. Y hazlo. Sin mente.
2. Acepta
Acepta las cosas tal como están y trabaja o estudia como si fuera el último día de tu vida. No sabes lo que pasará mañana y pasarte el día preocupado o con odio en el corazón es desgastante.
Quizá tu empleo actual no te satisface y se siente como una carga, pero de momento es lo que hay y es necesario. Sólo acepta.
Sólo recuerda que aceptación no significa abandono. Si necesitas que las cosas cambien o encontrar un mejor empleo, quejándote no vas a avanzar a esa meta.
Acepta las cosas como son y muévete poco a poco a tu nuevo objetivo.
3. Enfócate
A parte de fotos de comida y mensajes sin contexto que sólo quitan el tiempo, las redes sociales son el crisol de las quejas.
Aunque tú no te quejes, esta actitud es contagiosa.
Si quieres tener un buen arranque de semana, lee tus redes sociales al terminar el día. No antes.
No te preocupes, las fotos de gatos y los mensajes de «tengo calor» estarán ahí esperando.
Si puedes empezar con música, te sentirás mucho mejor que con Twitter y Facebook.
4. Tu trabajo es noble
A menos que te dediques al crimen o a trabajar en la política, tu trabajo es noble y honesto.
Y el trabajo honesto es lo que construye una mejor humanidad.
Aunque tu empleo sólo sea sacar fotocopias de documentos, es parte de un engrane que mueve a toda una nación.
5. Admite que hay cosas positivas
No importa cuánto te esfuerces en ver la vida de forma miserable, siempre hay cosas positivas. Aun si tu trabajo no es satisfactorio, existen relaciones personales, metas y objetivos que es grato alcanzar.
Siempre recuerda que el trabajo no es la vida. Tienes tu familia, amigos, deportes y hobbies. Todo es un sistema llamado vida y vale la pena pasar las horas de trabajo para llegar a disfrutar lo que te hace sentir vivo.
Descubre y admite que hay cosas positivas. Eso te dará el combustible que necesitas para arrancar la semana.
6. Saluda al sol
Estoy consciente de que existen toneladas de clichés sobre el sol. Da energía, es la luz de la vida, da esperanza… y todo lo demás.
Sin meterme en esos terrenos, diré que ver el amanecer con tus propios ojos te da un sentimiento incomparable. Te da perspectiva sobre el día que comienza.
No importa si vas caminando, conduciendo tu auto o en transporte público. Ver la salida del sol es maravilloso.
Cuando lo veas por primera vez en el día, saluda con una sonrisa. Te hará sentir bien.
Bonus: Levantarte temprano exclusivamente para ver salir el sol es lo mejor.
7. Agradece
Una de las acciones que más aprendizaje y humildad nos trae, es dar gracias. No, no estoy hablando de agradecer a seres supremos. Estoy hablando de sentirte agradecido por todo lo que eres y lo que tienes.
Hay miles de personas que han trabajado a lo largo de la historia de la humanidad para traerte a este punto en el tiempo. Eres porque alguien inventó la corriente alterna, porque alguien luchó por la independencia, porque alguien trabajó en el campo y en una planta para traer alimento a tu mesa.
Agradecer da perspectiva de la vida porque nos hace ver que no somos tan grandes ni tan importantes. Pero a la vez somos vitales para el desarrollo humano.
Haz una lista de todas las cosas buenas, lo que te hace ser, lo que te hace sonreír. Tómate un par de minutos en la mañana del lunes y repite conmigo: ¡GRACIAS!
8. Saluda con una sonrisa
Mi abuelo (Batman, para los amigos) decía: dádivas quebrantan peñas. Es decir, la montaña más dura se resquebraja ante el poder de un buen regalo.
¿Y qué mejor regalo que tu sonrisa?
9. Deja ir
Llevar culpas, odios y resentimientos en el corazón es desgastante. ¿Aun no estás harto?
Deja ir lo que no necesites. Hará más ligera la carga y te dará super poderes para comenzar la semana.
10. Plantea objetivos
Tomarte un par de minutos para pensar en objetivos a cumplir le dará a tu semana la profundidad que necesitas para empezarla con gusto.
¿Qué quieres hacer esta semana? Podrías comenzar a correr, llamar a un amigo, pedir una cita a esa persona especial, comprar un libro nuevo, llevar a tu madre al cine o hacer algún trámite olvidado.
Lo importante es que no arranques sin un objetivo en la mente y que poco a poco trabajes para lograrlo.
Sólo no te aferres al objetivo mismo.
BONUS: 11. Haz ejercicio
Olvídate de todo lo que dicen las revistas y las ratas de gimnasio.
Me limito a decir la verdad máxima: el ejercicio lleva sangre fresca y oxigenada al cerebro. Eso te hace sentir bien y de mejor humor.
BONUS: 12. Toma más café
El café tiene cientos de efectos positivos para la salud, a pesar de lo que los fans de lo natural argumenten.
Arrancar tu semana con una buena taza de café te hará sentir bien y enfocado.
Sólo asegúrate de que sea buen café. El Nescafé y las malteadas calientes de Starbucks no cuentan.
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Esta pequeña lista de acciones hacen que mis semanas sean magníficas. ¡Te reto a que apliques al menos dos y que comentes!
por Kyonin | Abr 18, 2012 | Productividad, Vida
Uno de los terribles males de la vida productiva es la procrastinación.
Dejar las cosas para después ya no es visto como un cáncer, sino como todo un estilo de vida. Personalmente he visto cualquier cantidad de ejemplos de todo tipo y no me dejo de sorprender lo fácil que es caer en ella.
No tienen idea el trabajo que me cuesta no engancharme en un videojuego, ponerme a leer mis blogs favoritos o simplemente mirar la pared. Todo para evitar comenzar a trabajar, salir a correr o, incluso, comer alimentos saludables.
Es más, hay ocasiones en las que tengo tanto trabajo, que prefiero dedicar tiempo a arreglar mi icono para las redes sociales, que resolver mis pendientes. Justo como en este magnífico web cómic.
Digamos que es una lucha constante que, por suerte, casi siempre gano.
A pesar de que se escriben largos posts e incluso libros sobre cómo romper el hábito de la procrastinación, el hecho es que es parte de la vida humana y tenemos que vivir con ella.
En mis investigaciones no científicas he encontrado que postergamos las cosas por varias razones:
- Simple distracción. Como no tenemos la cabeza en el ahora, el simio dentro de nosotros es el que toma el control del pensamiento. Este siempre se irá hacia donde encuentre más colores y ruidos; logrando sacarnos de concentración.
- Resistencia. Es posible que una tarea nos resulte sumamente desagradable, así que la vamos dejando de lado hasta que sea absolutamente necesario resolverla.
- No nos importa. Quizá la tarea a realizar no tiene nada de atractivo para nosotros, así que decidimos no hacerlo.
- Desorden. No tener métodos para hacer las cosas hace que la vida se vuelva caótica, por ende, difícil de aceptar de buena gana.
Si estamos conscientes de estos cuatro factores, quizá la tendencia a la procrastinación será menor.
En mi experiencia, la mejor forma de enfocarse en el trabajo es acabar con las distracciones y tener las ganas suficientes para terminar.
Postergar las cosas provoca mucha angustia. Y creo que a nadie nos gusta vivir así.
La vida incluye cosas que no nos gustan, pero tenemos que hacerlas. Poniéndonos de malas y resistiéndonos, sólo nos traemos sufrimiento.
Como diría un maestro del budismo chan: cuando trabajas con una sola mente, el trabajo se hace rápido.
por Kyonin | Mar 12, 2012 | Productividad, Vida
En el artículo ¡Insurrección! Cuestiona tus valores familiares, mencioné la importancia de nunca dar las cosas por hecho y de jamás permitirnos sentir demasiado cómodos con nuestros valores, ética y manera de resolver problemas.
Esto es porque el verdadero espíritu humano, el que logra cambios, el que descubre tierras inexploradas y el que nos hace lanzar estaciones espaciales; nunca descansa y siempre está buscando mejorar.
Lo que nos impulsa a ser mejores comienza con la pregunta ¿Por qué tiene que ser así?
Pero para que este cuestionamiento sea valioso y se convierta en la semilla del cambio, debe abrir un periodo de investigación y de experimentación. Con un simple método de prueba y error podemos encontrar lo que buscamos.
Como ejemplo me usaré a mi mismo.
En las últimas semanas he estado cuestionando mucho mi forma de trabajo, de pensar, de perder el tiempo y de cumplir lo que necesito hacer. El resultado es que no estoy donde quiero estar y necesito cambiar mi sistema de producción.
Acto seguido, tomé algún tiempo para listar lo que me hace feliz, todo lo que hago y cómo lo hago. Puse todo en papel porque es más fácil entender con listas y diagramas, es decir, visualmente.
Me di cuenta de todos los huecos en mi sistema y todos los hoyos negros que succionan mi tiempo y mi atención. Leí un par de libros al respecto y modifiqué mi método de producción diaria, que aún sigue en etapa experimental. Pronto comentaré el resultado.
Así como podemos experimentar con la productividad, podemos poner a prueba nuestra condición física, buscar qué alimentación es el adecuado, cómo relacionarnos mejor con las personas y hasta podemos encontrar un mejor sistema de filosofía y creencias. Esas son las buenas noticias.
Las malas noticias es que cuesta trabajo, disposición y energía para levantarnos de nuestro gran trasero, cuestionar y actuar.
Hacer un cambio de hábito es posible, siempre y cuando sepamos que hay esfuerzo de por medio y que no hay atajos ni seres mágicos que nos ayuden.
Para comenzar a experimentar, recomiendo seguir estos pasos:
- Cuestiona la realidad. ¿Hay una mejor forma de hacer esto? ¿Así tiene que ser? ¿Estoy cómodo con esta situación?
- Analiza cómo haces las cosas. En una libreta escriba listas y pasos de cómo resuelves los problemas. Mira todo desde arriba, con otra perspectiva. Así localizarás todo lo que falla y que puede mejorar.
- A documentarse. Lee libros, blogs, artículos y todo lo que encuentres sobre lo que quieres cambiar. Es muy posible que haya alguien que lo descubrió antes que tú y tienes mucho qué aprender.
- Crea el nuevo sistema. En papel escribe los nuevos pasos para resolver tu problema. IMPORTANTE: Tu nuevo sistema tiene que seguir las Reglas de la Experimentación marcadas abajo.
- Pon todo a prueba. Es hora de actuar. Usa todo el tiempo tu nuevo sistema. Revisa los resultados.
- Modifica si es necesario. ¿Hay cambios? ¿Terminaste trabajando más? Modifica o elimina lo que no funcione y regresa al paso 5.
- Comparte. Enseña a los demás tus hallazgos para que la humanidad se beneficie. Sé generoso.
Por supuesto, los siete pasos anteriores no son obligatorios. ¿Estás cuestionando mi sistema de experimentación? ¡Modifícalo a tu conveniencia!
A lo largo de los años he escuchado a muchas personas que se escudan en la experimentación para hacer cosas irresponsables y nocivas. Usa tu sentido común. Si vas a conducir un experimento en ti mismo, sé responsable y sigue estas reglas.
Reglas de la Experimentación
- Que sea legal
- Que no dañe a nadie, ni a ti mismo
- Usa tu sentido común y lógica
Yo he estado experimentando con el ejercicio, alimentación, meditación, mis valores y hasta cómo cocino pasta. Ahora es tu turno. ¿Con qué estás experimentando actualmente?