por Kyonin | Ago 29, 2016 | Budismo, Vida, Zen

Esta existencia humana nos presenta miles de retos todo el tiempo aunque no los podamos siquiera percibir.
Caminar, respirar, digerir comida y llegar a trabajar figuran entre los pequeños milagros que decidimos pasar por alto. En lugar de ello fijamos la atención en la serie de cosas que no tenemos y a encapricharnos por cumplir nuestros deseos.
Sufrimos y rechazamos miles de situaciones que no podemos controlar, lo que nos deja en un estado constante de insatisfacción.
Pero se nos olvida confiar en la Vida, siempre sabia y paciente.
La Vida es muy curiosa porque se especializa en optimizar procesos, en ser eficiente y en siempre resolver todos los problemas. Tiene su propio esquema de funcionamiento, sus motivos y ritmo. Nunca tiene prisa; sabe aguardar a que el momento sea propicio para resolver lo que sea.
La Vida (así, con V mayúscula) no requiere de etiquetas ni nuestros calificativos. Es lo que es y nosotros solo podemos navegar sus aguas sabiendo que llegaremos a puerto seguro, no importa como decidamos pasar la experiencia.
Empujamos y manejamos nuestras pequeñas balsas. Las decoramos con oro y perlas, pero jamás sabemos dónde nos llevará la marea.
Confiar en la Vida es una de las acciones más virtuosas. Es entender que no la podemos controlar, pero al mismo tiempo es rendirnos ante su magia y sabiduría de que siempre hará lo mejor para nosotros.
Un amigo muy sabio me dijo una vez: todos los problemas se resuelven contigo o sin ti… ¿entonces para qué sufrir? Hay que trabajar con la vida, no en su contra.
Confía en la Vida.
Al final todo estará bien.
por Kyonin | Ago 23, 2016 | Budismo, Zen

Advertencia: Este es un post largo, así que ve por un té o café 🙂
Uno de los textos más conocidos y utilizados en el budismo Mahayana es el Sutra del Corazón. Su nombre en sánscrito es Prajnaparamita Hrdaya. También conocido como Hannya Shingyo, en Japonés.
El origen preciso de esta escritura es desconocido, pero es parte del Prajnaparamita, que es una colección de 40 sutras compuestos entre el año 100 AC y el 500 DC. La primera traducción del sánscrito a chino que conocemos la hizo el monje Chih-ch’ien entre el año 200 y 250 DC.
Es uno de los sutras (compilación de enseñanzas) más corto, pero eso no demerita su profundo y transformador significado. Hay personas que pasan toda una vida estudiándolo y no terminan de aprender todo lo que este verso contiene. Hablando de mi práctica personal, lo he recitado diario por más de 10 años y de vez en cuando tiene la cualidad de golpearme en la cabeza con algún mensaje nuevo. No pretendo conocerlo del todo y, con seguridad nunca terminaré.
El Sutra es un diálogo entre la bodhisattva Avalokiteshvara y Shariputra, un discípulo del Buda. Él pregunta qué es Prajnaparamita y la Iluminada responde que es la realización de que la mente humana genera todo aquello por lo que sufrimos. Las Cargas Mentales o Skandhas carecen de significado. Forma, sensaciones, percepciones, formaciones mentales y conciencia; todas están vacías. Es el humano el que llena los espacios en blanco con basura ególatra.
La Escritura nos apunta a la comprensión del Vacío Absoluto o Vacuidad, la cual es una de las doctrinas que dan cimiento al budismo Mahayana. Si podemos abrir la mente a esto, el sufrimiento comenzará a deslavarse.
De igual forma nos habla de que el estudio dedicado del budismo teórico no sirve de nada si no nos sentamos a meditar para que la mente suelte los juicios y las ideas preconcebidas.
Para el budismo Zen, el Sutra del Corazón es de importancia vital porque nos hace profundizar en el estudio de las Dos Verdades. Es decir, la Existencia tiene dos caras: las cosas como son y las cosas como las interpretamos.
No hay nada qué alcanzar, no hay por qué ir a ningún lado. Estamos donde debemos estar.
Si podemos ver todo lo anterior, entonces la Unidad de Todo Lo Que Es comenzará a ser clara. No hay muerte, no hay nacimiento. No hay envejecimiento ni final. Solo hay Existencia.
El Sutra cierra con la celebración de ¡Gate Gate Paragate Parasamgate, Boji Suaka!
¡Se fue, se fue! ¡Se fue muy lejos! ¡Regocijo en el Buda!
El Sutra de la Perfección de la Gran Sabiduría
(Traducción de Kyonin)
Avalokiteshvara bodhisattva, quien despertó
al Prajna Paramita, la Perfección de la Gran Sabiduría
Percibió el vacío de las Cinco Condiciones
y se liberó del sufrimiento.
O Shariputra, la forma equivale al vacío;
el vacío equivale a la forma;
la forma es precisamente el vacío, el vacío es precisamente la forma.
Las sensaciones, percepciones, formaciones y consciencia también son así.
O Shariputra, todas las cosas son expresiones del vacío,
Nada nace, ni se destruye, nada se mancha, nada es puro;
Nada se oculta, nada nace.
Por eso el vacío no es la forma; no hay sensación, no hay percepción, no hay formación, no hay consciencia.
No existen ojos, oído, nariz, lengua, cuerpo ni mente.
No existen los sentidos de la vista, oído, olfato, gusto, tacto, ni objeto mental;
No hay reino de la vista, no hay reino de la consciencia;
No existe la ignorancia, no existe el fin a la ignorancia;
No hay vejez ni muerte;
No hay cesación de vejez ni muerte;
No hay sufrimiento, no existe causa o fin para el sufrimiento;
No hay camino, no hay sabiduría y nada qué ganar.
Nada qué ganar, por ende los Bodhisattvas viven en Prajna Paramita*
Sin ningún obstáculo mental-
Sin obstáculos el miedo se va.
Más allá del autoengaño, el Nirvana siempre ha estado aquí.
Todos los Budas pasados y futuros
Viven en Prajna Paramita*
Y alcanzan la suprema y completa iluminación.
Por eso entiende que Prajna Paramita
es el mantra sagrado el mantra luminoso,
el mantra supremo, el mantra incomparable
con el que el sufrimiento se va
Esto es la verdad
Por ello entona el mantra de Prajna Paramita
Canta este mantra y proclama *
¡Gate Gate
Paragate
Parasamgate
Boji Suaka!
Han Nya Shin Gyo
por Kyonin | Ago 15, 2016 | Budismo, Eventos, Gratitud, Meditación, Vida, Zen
Mis amigos de Árbol de Yoga (Guadalajara) y Chocobuda te invitamos esta semana a participar en nuestros eventos compartidos.
Miércoles de meditación
Todos los miércoles ofrecemos 2 sesiones de meditación y charla. 7:00 a 8:00 PM
Charla sobre Gratitud como práctica espiritual
Viernes 19 de agosto, 7:00 PM. Donativo $100.00

Sede:
Árbol de Yoga
Calle Lope de Vega 121, Arcos Vallarta, 44130 Guadalajara, JAL, México
Facebook
Tel. 3615 6012
¡Te esperamos!
por Kyonin | Ago 12, 2016 | Budismo, Mindfulness, Minimalismo, Vida, Zen

Una característica clásica de los humanos es que detestamos la crítica. Somos muy buenos para marcar los errores y omisiones de otros, pero cuando alguien nos dice algo, saltamos a la defensiva. Y es que no estamos acostumbrados a observar nuestra propia conducta.
Hablamos sin pensar, actuamos solo para acariciar el ego; y en este proceso caemos en comportamientos compulsivos. Si no estamos constantemente vigilando nuestros pensamientos, nos convertimos en personas con tendencias a la compulsión.
Al entrar en la mente compulsiva, llegamos a un estado en el que la vida es como un sueño. Hacemos cosas sin entender lo que hacemos. El adicto a la comida comienza a comer sin pensar. El adicto a las relaciones personales entra en la perpetua espiral de la seducción. El egoísta hará lo que sea para acariciar su ser interior, sin observar las consecuencias. El apostador lo dará todo para poder sentir la adrenalina fluir con la emoción de un juego de azar. Despertamos de ese sueño cuando es demasiado tarde y el daño está hecho. Muchas veces es irreparable.
Cuando meditamos aprendemos a seguir nuestra respiración. Con el paso del tiempo aprendemos a observar los pensamientos sin juzgarlos y sin abrazarnos a ellos. Cuando detectamos que hay compulsión o angustia por repetir algo, solo lo notamos para dejarlo pasar… como nubes al viento.
Definitivamente no es fácil. Sentarse a meditar por 10 minutos implica 10 minutos menos de Facebook, de teléfono móvil y de cualquier cosa que no requiera inteligencia.
Meditar es dejar ir el ego para que la vida transcurra sin nuestra influencia. Es guardar silencio para contemplar los pensamientos y entender que nunca han sido la realidad, sino tan sólo una pobre interpretación personal.
Sin embargo, luego de unas 6 u 8 semanas de práctica, la vida cambia. Los pensamientos compulsivos comienzan a tener otro carácter. Ya no provocan angustia, sino que comenzamos a distinguirlos para no engancharnos a ellos.
Se adquiere una mejor relación con la comida, por ejemplo. Nos volvemos conscientes de que comer de más o alimentos de mala calidad daña nuestra salud.
Prestamos más atención a las cosas sencillas de la vida y se mira todo desde un punto más tranquilo.
Todas las cosas que nos generan adicción y compulsiones, pasan a segundo término. Por ello no es secreto que meditar es una de las herramientas más útiles para alejarse de las drogas o el alcohol. Miles de terapeutas en el mundo recomiendan algún tipo de meditación a sus pacientes.
Romper los pensamientos compulsivos no es fácil en una economía que lucra con nuestros excesos. Pero existe una salida, aunque es un camino personal y tiene que comenzar en algún lado.
Meditar por unos 10 minutos al día es el inicio de un viaje de millones de kilómetros. Si no das el primer paso, jamás lo lograrás.
por Kyonin | Ago 9, 2016 | Budismo, Chocoscopio, Editorial, Vida, Zen

Este mes celebramos nueve años de tu blog consentido, El Chocobuda.
Por primera vez haremos un Chocoscopio Festivo y están todos invitados. Trae tu café, té y galletas.
Charlaremos y quizá hagamos una meditación guiada 🙂
Jueves 11 de agosto de 2016
CDMX 4:00 PM / Buenos Aires 7:00 PM / Caracas 5:30 PM / Madrid 11:00 PM
Si no alcanzas a conectarte para la transmisión en vivo, el video de la charla será publicado al día siguiente.
¡Te espero!