por Kyonin | Jun 6, 2016 | Budismo, Creatividad, Vida

Cuando buscas en Google «creatividad» puedes encontrar miles y miles de artículos sobre maneras de incrementar o mejorar nuestra capacidad creativa. Hay cientos de definiciones, consejos y portafolios de artistas magníficos.
Me he encontrado con artículos, libros, podcasts y blogs que hablan de cómo fomentar la creatividad. Y yo me declaro cómplice de ello también. Como creativo siempre estoy buscando cómo mejorar mis textos, poemas, diseños y hasta recetas de cocina. Me gusta compartir lo que aprendo.
Como he mencionado antes, ser creativo es un aspecto más de la experiencia humana y una necesidad que semeja un músculo: hay que ejercitarla para fortalecerla.
Al igual que los músculos cuando no se les cuida, es fácil destruirlos tan sólo con permanecer demasiado tiempo sentado en la oficina. La creatividad necesita ser procurada día a día para mantenerla funcionando bien.
Aunque lo sabemos y está documentado por todos lados, siempre caemos en trampas que comprometen nuestras ideas. Así es como comenzamos a estancarnos y dejamos de fluir con la vida. Nos volvemos apáticos, poco productivos y poco amables para con los demás.
En mi experiencia, estos son algunos puntos importantes que destrozan la creatividad.
1. Cultiva el ego
El asesinato de tu creatividad comienza cuando crees que lo sabes todo. Muchas veces en el medio de las comunicaciones se escucha la frase «Hay que educar al cliente».
Es posible que sean las palabras más ciegas y ególatras entre diseñadores, comunicadores y directores de arte. No señores, no se educa a nadie que no sean ustedes mismos. Se trabaja con humildad y con la mente abierta para escuchar las necesidades de los demás, sea cliente o no.
La creatividad muere al asumir que somos mejores que los demás y que nuestras ideas cambiarán al mundo. Nuestras ideas son tan solo ilusiones que podrían… PODRÍAN… impactar la calidad de vida de alguien más. Pero si no pensamos en el beneficio de otros, las ideas que propongamos afectarán de forma negativa o no serán trascendentes.
2. No te actualices
Una vez que el ego está hinchado, es muy fácil asumir que poseemos el conocimiento último del universo y que la humanidad ha detenido su progreso. Así que no tiene sentido actualizarse, ¿correcto?
Nada mejor para matar la creatividad que pensar que el mundo seguirá igual que cuando estábamos en la escuela. Para una mente cerrada la tecnología no avanza, la música de otros tiempos es lo único que se debe escuchar y los jóvenes apestan.
Dejar de actualizarnos nos lleva a la ignorancia, la cual sale mucho más cara de lo que imaginamos. Como ejemplo puedo mencionar a un empresario que llevó su negocio a la tumba debido a que se negó a usar el email como herramienta y se quedó pegado al fax. ¡Al fax! ¿Qué pasó? Su competencia podía entregar propuestas de negocio de forma mucho más rápida y eficaz, mientras él veía cómo sus clientes lo abandonaban uno a uno.
3. Protege con fanatismo tus creencias y opiniones
Una falacia en la que caemos de forma recurrente es asumir que nuestra opinión equivale a la realidad. Entonces protegemos nuestras opiniones a capa y espada, para detestar a quien no piensa como nosotros. Catalogamos a la gente en función a qué tanto no adopta nuestras ideas.
Esto es peligroso porque genera enemistad, odio e infelicidad para todos; además de que hará el flujo de ideas mucho más difícil.
Al casarnos con nuestras creencias y opiniones, dejamos de cuestionar y de innovar.
4. Jamás investigues
Arriba dije, y lo repito porque es importante, que la ignorancia es muy cara en todos los sentidos.
Dejar de investigar nos cierra la mente al universo de conocimiento que se genera a cada segundo de la Vida (sí, con V mayúscula). No es que debamos saberlo todo, pero sí hay que considerar que alguien más inteligente que nosotros resolvió un problema de una manera más eficiente.
Tener la humildad para reconocer lo ignorantes que somos nos hará seguir investigando y experimentando. Ergo, la creatividad fluirá.
5. Nunca medites o practiques mindfulness
No, la meditación no es una actividad para hippies o fans del yoga. Meditar es una herramienta que nos mantiene los pies en la tierra, controla el ego, ayuda a dejar ir los apegos y (lo más importante) nos hace conscientes del momento presente.
¿Quieres que tu productividad nunca mejore? ¿Quieres seguir siendo poco creativo? ¿Quieres que el estrés de la vida te coma la salud? Entonces ve la televisión o pierde el tiempo el Facebook. Al fin y al cabo la meditación no es para ti.
6. Engánchate en la urgencia de otros
Las situaciones solo son urgentes cuando la vida de otro ser vivo pende de un hilo. Entonces hay que hacer lo posible por salvarlo.
En cualquier otro caso, las urgencias sólo son el resultado del ego de los demás, de su despliegue de poder o de su pobre planificación… o todo junto.
Si te enganchas en las prisas de otros, tu creatividad se congelará y tus ideas tendrán margen de error enorme.
Siempre es mejor conservar la calma y respirar. Se puede trabajar a buena velocidad y entregar sin participar en el viaje de ego de otros. Para saber cómo lograrlo tenemos el mindfulness de nuestro lado.
—
¿Te has topado con otras formas de destruir tu creatividad? ¡Compártelas!
Pronto regresará Omoi, taller de meditación para creativos.
por Kyonin | May 31, 2016 | Budismo, Vida, Zen

De vez en cuando la mente procesa datos más rápido de lo que uno quisiera. En esos momentos llegan varios temas que me gusta escribir para consultar o estudiar después. Pensé que sería interesante compartirlos esta vez. Así que puedes ignorar por completo esta entrada 🙂
La naturaleza del pensamiento y el valor del zazen
Con cada alumno que trabajo, con cada coaching personal que doy, confirmo lo que muchos maestros Zen han enseñado: nuestros pensamientos son basura. Todos. No hay un solo pensamiento que valga la pena, pues son solo una herramienta para navegar por el universo.
En el momento en que damos valor a los pensamientos, el torrente de chatarra mental no se detiene. Un pensamiento lleva a otro y a otro. Al final del día cargamos tanta chatarra en la espalda, que nos es difícil entender que sufrimos porque nosotros mismos nos hemos llenado de basura mental a la que nos abrazamos.
Caoshan Benji, alumno del Patriarca Shitou Xiqian (budismo Chan, 700-790), nos impulsaba a buscar la iluminación silenciosa. Esto implica soltar los pensamientos para dejar que la vida transcurra sin que la alteremos con pensamientos o acciones.
La iluminación silenciosa es soltar todo lo que somos para entrar en comunión con lo que nos rodea.
Hacemos zazen con lo que hay, donde podemos. No rechazamos nada, aceptamos y caminamos un paso a la vez.
Quiero vs. Necesito
Ayer una persona me decía que no quiere dejar de comer las cosas que le gustan, a pesar de que sabe que le hacen daño y que la han mantenido con desórdenes alimenticios toda una vida.
¿Hasta dónde estamos dispuestos a luchar por el ego? ¿Vale la pena sacrificarlo todo por una rebanada más de pizza, por una botella más o por una relación más?
Entiendo que hay un problema de ego inflamado. Todos hemos estado ahí. Es solo que me parece absurdo que el ser humano es el único que se causa daño de esa manera. En verdad se necesita entereza, disciplina y ganas de retar la comodidad para crecer.
Quiero apela al ego, a la estupidez y a la comodidad. Necesito usa inteligencia, silencio y no requiere nada más que un poco de atención.
Si hay algo que hay que cambiar, necesitamos comenzar un pequeño paso a la vez. Siendo el primer paso la búsqueda de información.
Ilusión de belleza
Esta cultura nos obliga a embellecernos para poder competir contra los demás. Usamos todo tipo de ropa, colores y texturas para poder demostrar que somos bellos por afuera.
¿No sería mejor perseguir la calidad de nuestros actos?
Por ejemplo, dejar de manipular a los demás te convierte en una persona más atractiva que cualquier modelo de revista.
La belleza física termina. La belleza de nuestra compasión y nuestros actos permanecen por siglos. ¿Cuál elegir?
Política
El Zen nunca ha comulgado con la política. Considera a los políticos como personas enfermas que han suspendido su compasión y viven en sufrimiento. El sufrimiento provocado por su avaricia los lleva a pasar por encima de los demás, con tal de no perder terreno. Si miramos la historia de la humanidad veremos que somos el mismo simio a través de los siglos. Los políticos eran la misma escoria en la antigua Grecia, Roma, Japón medieval, Asia menor y en Medio Oriente. ¿Porqué en los países hispanos habría de ser diferente?
El problema es que queremos que los políticos reaccionen y trabajen por nosotros. Nos enojamos, manifestamos y vivimos en eterno berrinche.
¿Pero y si comenzáramos a entender que los políticos son solo un reflejo de lo que cada uno de nosotros es por dentro?
Esto viene a la mente porque en la Ciudad de México se repartirán silbatos para que las mujeres pidan ayuda al ser acosadas sexualmente. Cuando vi esta noticia, me sentí muy triste.
Puedo ver la falta de compasión, de humanidad y de inteligencia de los políticos machistas. Nunca ha sido diferente.
Lo único que veo es que como sociedad, tenemos mucho que aprender. Y el cambio siempre comienza dentro de uno mismo.
Violencia y bienestar
Llevo casi 2 meses que dejé de consumir violencia en medios de difusión. Es difícil, puesto todo lo que nos rodea es alguna forma de violencia. En la medida que he podido, la disminuí al mínimo.
Y los resultados han sido impactantes. Estoy de mejor humor, soy más productivo, mi zazen es más profundo y en general estoy más tranquilo y relajado.
Es un experimento que llevará algo de tiempo, pero quizá en un par de meses más escriba una entrada al respecto.
De momento me queda claro que consumir violencia es nutrir la mente con la comida equivocada.
¿No me crees? Inténtalo por una semana y verás a lo que refiero.
Gratitud y humildad
Estamos rodeados de bondad. Cada cosa que haces, cada alimento que consumes, cada paso que das… ¡Todo está lleno de la bondad de millones de seres que han trabajado por ti, por mi!
Tenemos tanto, estamos rodeados por tanto, que mi corazón se llena de humildad y gratitud.
Con lágrimas me rindo ante lo mucho que nos da el multiverso.
por Kyonin | May 26, 2016 | Budismo, Vida, Zen

En tu rostro se dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Eres una de las personas más felices del universo porque acabas de estrenar lo que habías deseado por meses. Luego de un camino que parecía eterno, al fin está en tus manos. No importa la deuda, no importa lo que hicieras. Aquí está. Es todo tuyo.
Lo usas, lo disfrutas y avisas a toda la sociedad que eres una persona de éxito. Triunfaste, para envidia de los demás.
Te felicitas y te bañas en tu éxito. Y un par de días después la novedad termina. El objeto de tu triunfo (auto, teléfono, televisor, nueva pareja, empleo de ensueño, viaje, o lo que sea) se funde con el entorno y ya no te hace feliz como lo habías anticipado. De hecho, ahora te topas con la realidad de que tienes que cuidarlo, mantenerlo y pagarlo).
Y justo porque este triunfo no te hizo feliz, regresas a la búsqueda de otro deseo que te de la ilusión de felicidad. Es un ciclo infinito.
¿Has estado ahí? Yo sí, más veces de las que puedo recordar. Es una condición humana natural en la que pensamos que cumplir nuestros deseos trae felicidad. Nuestros abuelos fueron educados para cumplir deseos y caprichos. Nuestros padres también, y nos educaron en la misma línea.
Vivimos bajo la ilusión de que el universo debe cumplir nuestros deseos. Crecemos y trabajamos solo para eso, pero en algún punto nos percatamos que esta búsqueda por mini euforias nunca hos ha hecho felices. De hecho estamos más vacíos y solos que nunca.
Las personas desarrollamos esta super compleja relación con los deseos, donde les asignamos valor y los tomamos como estandarte.
Pero los deseos no significan nada. Son solo pensamientos resultado de los caprichos del ego.
Piensa en uno de tus más grandes deseos. El que sea. ¿Listo? Ahora mira a tu al rededor y verás que no está. No existe. Esto es porque el deseo es solo una fantasía de tu ego. Carece de sustancia y es intangible. Es un pensamiento en la misma calidad que un recuerdo o un plan del futuro.
Como todos los pensamientos, cuando de asignas demasiado valor a tus deseos, en algún momento tomarán el control de tu razón y se convertirán en la raíz de tu sufrimiento.
No tiene nada de malo vivir con deseos en el corazón. Todos queremos una mejor vida, un mejor gobierno, una existencia más cómoda. Eso está bien. Es lo que nos hace humanos y lo que forjó la civilización.
Lo que nos hace sufrir es abrazarnos al deseo y vivir en obsesión. Si de pronto el deseo se convierte en tu motivo de vida, estás caminando el sendero del sufrimiento y en algún punto será enloquecedor.
Sentir el fuego por el progreso, por el cambio; y trabajar para lograrlo es maravilloso. Pero nunca hay que perder de vista que cumplir los deseos jamás serán felicidad, además de que la vida siempre es dinámica. La vida tiene sus propios motivos, tiempo y agenda, que nunca van a coincidir con los tuyos.
Podemos caminar paso a paso para cumplir deseos, pero siempre bajo la inteligencia de que todo es impermanente, insatisfactorio y carente de sustancia. Estas son las Tres Marcas de la Existencia que nos dejó el Buda.
Si las tienes en claro, tu relación con los deseos será muy simple y podrás verlos por lo que son: caprichos del ego sin ningún control sobre ti.
Así que respira y mira tus deseos de esta manera. Es liberador.
por Kyonin | May 23, 2016 | Creatividad, Meditación, Mindfulness, Productividad, Vida

—Mamá, ¿porqué no intentas agregar un poco de vinagre a la sopa? Con una cucharada es suficiente. Yo lo he hecho y mejora el sabor, además de que extrae más minerales de los ingredientes.
—No. Así siempre la hemos hecho en la familia. Tu abuela no era tonta.
He escuchado discusiones de este tipo muchas veces a lo largo de mi vida, en diferentes familias.
En cuestión de aprendizaje, la experiencia de crecer en este mundo es peculiar, por decir lo menos.
Nacemos, vamos a la escuela, aprendemos todo lo que se necesita y poco a poco vamos experimentando cómo se resuelven los problemas de la vida.
Probamos un método o sistema, y si funciona, lo adoptamos para el resto de nuestros días. Quizá con algo de tiempo podemos modificar lo aprendido para ser más eficientes pero, ¿cuántos de nosotros estamos realmente interesados en cambiar los sistemas aprendidos?
La triste realidad es que muy pocas personas están dispuestas a salir de la comodidad para modificar lo que ya funciona. ¿Para qué esforzarse?
Algunos psicólogos llaman a esto el efecto ancla, que es cuando descubrimos algo que funciona o un valor y nos abrazamos a él. Esto afecta por completo nuestra toma de decisiones y evita que abramos la mente a nuevos valores o acciones.
Esto es lo que nos hace pedir lo mismo cada vez que salimos a comer, lo que nos hace comprar la misma marca de champú. Es muy cómodo porque cancela el esfuerzo de probar cosas nuevas.
Uno de los factores que más disfruto de la vida es la asombrosa capacidad que tenemos para cambiar el medio ambiente. De hecho, uno de los motores más grandes para el crecimiento humano es la incomodidad.
Si hay algo que no nos gusta, luchamos por cambiarlo a como de lugar. Pero cuando las cosas ya están bien, regresamos a la comodidad y la búsqueda termina.
ACLARO: No tiene nada de malo aceptar las cosas como son. La aceptación es un valor budista importantísimo y necesitamos cultivarlo diario. Ésto no significa que debamos rendirnos y esperar la muerte. No. Se trata de reconocer el estado actual de las cosas y usarlo como cimiento para construir una mejorar vida para el beneficio propio y de las personas que nos rodean.
Y aquí es donde entra el impulso creativo humano.
La creatividad es la habilidad de buscar soluciones inteligentes e innovadoras para un problema dado.
Ya sea un proyecto artístico, matemático, culinario o de placer, la creatividad es una expresión natural para nosotros.
Claro que esto todo mundo lo sabe. Admiramos a las personas creativas y todo el tiempo estamos consumiendo ideas que producen otros.
Si es tan importante y tan humana, ¿entonces porqué evitamos ser creativos?
Por ego.
El ego, siempre gordo y amante de la comodidad, es el que nos impulsa a sentarnos quietos sin cambiar las cosas. Es el que nos hace sentir bien con lo establecido y evita todo tipo de esfuerzo para mejorar. Si no ponemos atención al ego y lo controlamos, nos volvemos apáticos y veremos a los creativos como enemigos.
La apatía es una fuerza negativa devastadora porque mata la creatividad; lo cual nos estanca y corta todo tipo de crecimiento personal.
¿Cómo hacer que fluya la creatividad? Existen muchos métodos, pero comparto sólo algunos que me han funcionado:
- Practicar meditación todos los días
- Preguntar siempre: ¿hay una mejor manera de hacerlo?
- Imaginar. Sí, imaginar una historia de cómo un super héroe resolvería el problema es divertido, pero también destapa los jugos creativos del cerebro
- ¡Experimentar sin miedo!
El último punto será explicado con más detalle en próximos posts. Gracias a que perdí el miedo a la experimentación he hecho cambios importantes en cosas tan simples como afeitarme mejor. Suena tonto, pero ésto me ha generado ahorro y piel sin cicatrices.
¿Cómo aplicas la creatividad a tu vida cotidiana?
por Kyonin | May 18, 2016 | Budismo, Zazen, Zen

En una tarde de primavera un estudiante y su viejo maestro disfrutaban una taza de café. El estudiante habló:
—¿Para qué sirve el zazen, Maestro?
—No sirve de nada— respondió el sabio.
—¿Entonces para qué practicarlo?— preguntó el alumno.
—No tengo idea. Bebe tu café.
Y el estudiante se iluminó.
Muchas personas se sientan a meditar pensando que estarán más tranquilos y que combatirán el estrés. Algunos quieren poner la mente en blanco, por alguna razón. Otros quieren ser tocados por dioses o ángeles. Un puñado más quieren viajar por el tiempo o tener profundas experiencias fuera del cuerpo.
El zazen (meditación zen) no sirve para nada. Es una pérdida de tiempo porque no te hará millonario ni exitoso. No tiene nada de especial.
Solo nos sentamos, apreciamos la vida por lo que es y dejamos pasar los pensamientos sin aferrarnos. No juzgamos nada. No comentamos nada.
En zazen nos hacemos pequeños para que la vida transcurra sin que la contaminemos con conceptos o etiquetas.
La iluminación nunca es el fin de la práctica budista. La iluminación está en contemplar la vida sin chatarra mental.
Un volcán, una nube o el excremento; nada en el universo requiere de nuestra palabrería o pensamiento para estar y cumplir su misión. Solo están.
Todas tus preocupaciones, tristezas, deseos, amores o ira. Todo es ficción que nos aleja de las cosas como son.
Así que respira. Por hoy, bebe tu café.