Caminar (y vivir) en silencio para calmar la mente

Cuando tenía unos 25 años, una de las mejores experiencias en mi vida fue un retiro de aikido en el que permanecí en silencio por varios días. Todos los asistentes sabíamos de ante mano nuestras obligaciones y tareas, pues las habíamos estudiado por un par de semanas antes.

Durante 4 días nadie dijo una sola palabra. Nos comunicábamos con acciones y con las técnicas en el dojo. Al principio fue muy difícil por que durante toda mi vida el lenguaje siempre había sido una herramienta nata, a la cual siempre se recurre sin pensar.

Al segundo día de silencio, entrenamiento y meditación, experimenté cosas que nunca imaginé posibles. Para empezar comencé a tener una claridad mental que no conocía. La comida, a pesar de ser sólo arroz y vegetales, tenía un sabor intenso y fuerte. Los colores del dojo, los sonidos y lo que mi cuerpo sentía; todo era mucho más real y profundo. El resto del tiempo lo pasé entrenando con una dedicación y disciplina maravillosos.

De regreso en la ciudad, mi maestra y compañeros comentamos lo vivido. Ella nos dijo que el Silencio (sí, con S mayúscula), era la herramienta más grande para el artista marcial. Es en el Silencio donde vive la concentración y de donde el bushido saca la fueza necesaria para la vida. En el Silencio radica el Ki o Qi, la energía intrínseca del universo.

Para las filosofías antiguas el Silencio era el cimiento de la espiritualidad. El mismo Buda, siendo la personificación del Silencio, se mantuvo callado por 6 días luego de haber llegado a la iluminación.

No importa la cultura que estudiemos, si miramos su espiritualidad, nos encontraremos con que el Silencio siempre está presente y es practicado de forma rigurosa, aun cuando estar en silencio implique canto y danza.

¡Estás loco, Chocobuda! ¿Cómo es posible estar en silencio mientras se canta y se baila?

Cuando bailamos y cantamos en un concierto o en una fiesta, la mente discursiva se calla. Los pensamientos que nos atormentan se van por un momento y llegamos a experimentar el Silencio absoluto gracias a que entramos en meditación profunda.  Ésta es la razón por la que en culturas ancestrales los mantras y la danza son practicados para entrar en contacto con la divinidad.

Al callar la voz y los pensamientos, tan sólo por un minuto, la mente mira hacia adentro y encuentra la fuerza y la inspiración para seguir adelante. Es en el Silencio donde nos ponemos en contacto con la vida, lo que nos da una comprensión muy íntima con la Gratitud y la Compasión.

El Silencio es imprescindible para el crecimiento personal.

Esto lo sabemos todos, pero nuestra cultura contemporánea está centrada en la producción de ruido tanto externo como mental. El resultado lo conocemos todos: estamos más solos, estresados y enojados que nunca. No podemos concentrarnos en nada y tenemos un miedo sobrenatural a estar solos.

Buscamos más distracciones, más tecnología y música más estridente para intentar cubrir nuestra soledad. La sociedad nos impulsa a mantenernos ocupados de tiempo completo.

Y es triste, por decir lo menos.

Cuando guardamos silencio aprendemos a observar la vida que nos rodea. Es irónico, pero cuando no hablamos es cuando nos conectamos de forma espiritual e íntima con las personas que nos rodean; y ni siquiera es necesario mirar directamente. Basta con callarnos y escuchar la respiración o el movimiento que los demás producen.

Para practicar el Silencio no se tiene que ser un ser iluminado o un meditador experto. Se necesita simplemente querer hacerlo y convertirlo en un hábito.

Es tan sencillo como dedicar 5 minutos al día para beber una taza de café o té y dejar de hablar, poniendo toda la atención al sonido que nos rodea.

Entre amigos y parejas, guardar silencio y sentirse uno junto al otro por unos minutos sin hablar, es mágico.

El Silencio calma la mente y es el primer paso a una buena salud mental, pues ejercitamos la disciplina de dejar ir palabras inútiles y ponemos atención a los demás.

Con todo esto dicho, guardaré silencio y esperaré aquí a que tú también lo practiques 🙂

Retiro urbano de otoño también en línea

Retiro urbano de otoño también en línea

 

choco2015-600px

La tecnología en comunicaciones nos permite trascender fronteras y barreras físicas para estar juntos. Gracias a ella es que existe un blog como el Chocobuda.

Kid Buda y yo nos dimos cuenta que muchos amigos fuera de la Ciudad de México quieren participar del Retiro de Otoño; por lo que decidimos abrir la posibilidad de tomarlo en línea.

Por primera vez en la historia de Dharma para la Ciudad el retiro se transmitirá en vivo, vía Google Hangouts para 9 personas que se inscriban.

Aun hay tiempo y lugares disponibles.

Únete a nuestro ya tradicional retiro, comparte con nuevos amigos y mantén al estrés alejado por dos días. ¡Son vacaciones para la mente!

Toda la información AQUÍ.

Ango 2015. Práctica intensa de 3 meses. ¿Me acompañas?

Para muchas comunidades budistas los 3 últimos meses del año son especiales, pues se celebra el Ango. Es un período extendido de práctica, estudio y espiritualidad. Se estableció  originalmente para proteger del monzón a los monjes vagabundos y mendicantes en India antigua.

Lo que comenzó como una necesidad de protección del clima, se convirtió en tradición que sigue hasta estos días.

Para el budismo Soto Zen, el Ango se sigue celebrando durante los últimos tres meses del año. Culminará con un retiro de dos días llamado Rohatsu, en la primera semana de diciembre.

El Ango es la temporada donde dejamos atrás el ego y nos empujamos nuestros límites un poco más. Llevamos nuestra práctica a niveles más formales y hacemos zazen por más tiempo de lo normal.

Entendemos que el crecimiento personal siempre sucede fuera de nuestra comodidad. Es con determinación y disciplina cuando llegan los cambios a nuestra vida.

El participante de Ango debe hacer una serie de compromisos personales en los que el primer beneficiado será él mismo. Por ejemplo, dejar 3 cosas por las que se sienta apego; como comer chocolates o postres, fumar o pasar tiempo en redes sociales.

No hay trampas ni trucos. Si uno se auto-engaña, uno mismo resulta ser la primera víctima. Así que no hay más que avanzar un paso a la vez.

Para mi serán 3 meses de práctica y servicio fuertes, en donde:

  • Aumentaré mi tiempo de zazen de 40 a 50 minutos por la mañana. 20 minutos por la tarde. En domingo por la mañana (que es cuando tengo tiempo) será de entre 1:30 y 2:00 horas.
  • Leeré más libros de dharma, en especial uno que siempre me ha costado trabajo.
  • Coseré un nuevo rakusu.
  • Trabajar más en formalizar el grupo local GDL y online.
  • Donaré un poco más  de lo usual a organismos de ayuda humanitaria.
  • Haré de la compasión y la gratitud el centro absoluto de mi práctica.
  • Dedicaré aun más tiempo al estudio de formas, movimientos y ceremonias.
  • Bajar la cantidad de cacahuates que como. ¡Un elefante se sentiría opacado!

Ahora, todos estos objetivos podrían no cumplirse. Uno nunca sabe cómo atacará la Señora Impermanencia. Pero la idea es hacer lo posible para llevarlos a cabo.

Sí, se ve difícil. Pero ese es el punto: que cueste trabajo.

Ahora, no necesitas ser budista para practicar el Ango. Se trata de entender que el agua pacífica y tranquila se estanca. De vez en cuando es necesario convertirnos en ríos caudalosos y llenos de caídas.

Piensa algo que quieras lograr pero que no has llevado a cabo. ¿Leer más libros? ¿Correr una carrera de 5K? ¿Limpiar tu vocabulario? ¿Levantarte más temprano?

Si tienes un objetivo que cumplir, te invito a que unas al Ango 2015. Te conviene.

La primera persona beneficiada serás tú. Y luego el mundo que te rodea.

¿Me acompañas?

Así que tu hijo es gay. ¡Felicidades!

Un buen día estabas curioseando por la computadora (ordenador) o móvil de tu hijo y te percataste que dejó abierta su sesión de Facebook. Sentiste curiosidad y decidiste dar un vistazo.

El instinto paternal te decía que habían cosas que no encajaban en la conducta de tu hijo. Había algo raro. Así que con esta oportunidad frente a ti, la aprovechaste.

Y diste con algo que te impactó. Algo que hizo que el estómago te diera mil vueltas. Encontraste sus mensajes privados de amor y fotos sexuales con su pareja del mismo sexo.

Primero sentiste confusión y un millón de ideas te golpearon al mismo tiempo. Luego llegó la negación que se convirtió en rechazo.

Hiciste lo posible por que tu hijo dejara de ver a su pareja. Le dijiste que era mala influencia, pensando en que sólo es una etapa y que ya pasará. Lo castigaste. Le dejaste de hablar. Le cerraste la cuenta de Facebook. Viste cómo todo esto desencadenó sufrimiento en él, pero no te importó. Presenciaste cómo su mundo se resquebrajaba, pero sentías que tu ira estaba justificada.

Sin embargo a los días te enteraste de que en la escuela lo seguía viendo. Y ahora sientes desesperación y no sabes qué hacer.

Bueno, pues si estás leyendo al Chocobuda, con toda seguridad no encontrarás lo que quieres escuchar. Eso me convierte en un ser diabólico 😀

Primero y más importante. MUY IMPORTANTE. Necesitas entender y abrir mente-corazón a la realidad de que tu hijo ya ha definido su orientación sexual. Prefiere las parejas de su mismo sexo.

No es una «etapa». No es algo que se quite después y tampoco está experimentando. No es curiosidad.

Es la naturaleza y la evolución funcionando. Eso está bien. En este mundo habemos todo tipo de personas y la homosexualidad es sólo un aspecto más de la vida. Existe en todas las especies animales y nosotros sólo somos una especie más de mamíferos.

Tu hijo/hija es una persona completa, compleja y capaz formar sus propias relaciones.

El problema no es (y nunca será) la sexualidad de tu hijo. Él/ella es quien es, una persona maravillosa que está despegando el vuelo.

El problema es qué tanto te opongas a la realidad, porque tu resistencia es lo que ha generado infelicidad a tu hijo/hija… ¡y a ti!

Tu hijo quiere estar con su pareja. Quizá la necesite para sentirse bien y hasta haya amor de por medio. En la adolescencia es cuando comenzamos a experimentar el amor de pareja y nunca es fácil.

No existe problema alguno con la sexualidad de tu hijo/hija. Pero pobre, debe estar entre la espada y la pared porque obvio, le estás prohibiendo ver a su pareja con el mensaje oculto de: no te quiero gay porque eso es malo. Le estás obligando a ocultar y avergonzarse de su sexualidad.

Créeme, eso le hará mucho más daño que cualquier bullying en la escuela. Por un momento ponte en sus zapatos y verás el terror que le puedes hacer pasar si te aferras a tus ideas y lo quieres cambiar.

Cosas que debes detener en este momento: condenar su sexualidad. Dar castigos. Dejarle de hablar. Deja de buscar una «cura» porque no padece enfermedad alguna.

Si no paras estas acciones solo le alejarás de ti y ¡ahora más que nunca que te necesita a su lado!¡No cierres la puerta!

Tu hijo/hija es quien es y es un ser maravilloso. Su sexualidad es sólo suya, pero tú puedes ser su guía y generar un lazo de amistad que jamás habías pensado.

A nadie nos educan para ser padres, pero en mi experiencia, la información siempre es clave para saber manejar estas situaciones. Busca libros y artículos que te ayuden a entenderlo. Lee y consulta con todas las fuentes de información posibles.

Pero lo más importante: acepta a tu hijo como es.

En el budismo zen no hay hombres ni mujeres; hay personas, iguales y capaces de cosas maravillosas. Tu hijo/hija es alguien que puede dar mucho al mundo.

Ayúdalo/ayúdala a convertirse en adulto contigo a su lado, como amigos. Como aliados. COMO FAMILIA.

Si aceptas la realidad y abres tu corazón, tendrás un hijo/hija feliz y con orgullo de quién es; y le habrás dado las herramientas adecuadas para ser un adulto realizado.

La sexualidad de tu hijo/hija es un problema que empieza y termina en tu cabeza. Suelta los prejuicios y ama a la persona. Ambos serán muy felices así.

Las cosas se pueden poner muy bien. Es cuestión de aceptar y entender.

Ocho años en línea. ¡Gracias de todo corazón!

Hace 8 años comencé a escribir un pequeño blog que relataba mis experimentos en budismo y minimalismo. En parte porque realmente necesitaba alguna bitácora y en parte porque siempre me ha gustado escribir, a pesar de lo malo que soy.

Varias veces a la semana relataba mis hallazgos en el dharma, cómo me esforzaba por encontrar una vida más sencilla y cómo formalizaba mi práctica de la meditación. Era un blog solitario de un tonto solitario.

Quizá pasó por mi cabeza que el Chocobuda llegaría a ser leído. Pero lo que jamás imaginé fue que este pequeño blog me rodearía de personas maravillosas, de amigos dispuestos a unirse en mi ingenua cruzada por un mundo mejor.

Hoy agradezco todo lo que ustedes me han dado. Hoy hago reverencia humilde ante todas sus enseñanzas, paciencia, comentarios y compañía. Hoy, con lágrimas en mis ojos, reconozco lo poco que soy en comparación a toda la bondad que he recibido de ustedes.

Gracias por inspirarme a seguir adelante, por ser el motivo de mi práctica y por señalar el camino de mi servicio como monje.

Para festejarlos en este octavo aniversario de Chocobuda, quiero invitarlos a meditar conmigo de lunes a viernes. ¡Bienvenidos al Grupo Zen Ryokan Online!

Nada es para siempre, pero sólo por hoy, vivo el sueño de tenerlos a mi lado.

Con todo mi corazón, mente y palabras, gracias.