¿Alguna vez te dije la definición de locura? Locura es hacer la misma maldita cosa… una y otra vez esperando que las cosas cambien. Eso. Es. Locura. —Vaas Montenegro, FarCry 3.
Hoy, 6 de agosto de 2015, se conmemora el 70 aniversario de los ataques nucleares a Japón, que marcarían el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial. En éste amargo episodio de la historia se erradicaron cerca de 130,000 vidas humanas y un número inimaginable de otros seres. Los efectos dañinos de la radiación aún se pueden sentir en las áreas de Hiroshima y Nagasaki.
Conocimos lo que el poder del átomo puede hacer, pero también nos enseñó lo lejos que pueden llegar el odio, la ignorancia y la mente divisoria que nos caracteriza.
Aprendimos que debemos controlar nuestros impulsos bélicos porque en una guerra nuclear nadie ganaría. Lo entendimos tan bien, que a pesar de muchos años de Guerra Fría, jamás se ha vuelto a utilizar una sola arma nuclear. Conocimos las consecuencias y nadie quiere volver a enfrentarlas.
Saber de historia ha cumplido su cometido. No hemos repetido el error.
Todos hemos estudiado esto en la escuela. Se nos enseña desde jóvenes que debemos conocer la historia humana para no caer en los mismos vicios o crear los mismos antagonistas. ¿Entonces por qué decidimos olvidarla y no volver a tocar un sólo libro jamás?
Ésto vino a mi mente desde hace tiempo porque muchos nos especializamos en olvidar las cosas importantes, el aprendizaje de los errores del pasado; para volver a hacer exactamente lo mismo que nos ha hecho infelices una y otra vez.
Queremos que la vida cambie, que la suerte nos sonría, que los gobiernos cambien, que la grasa desaparezca de nuestra panza, que nos den el empleo que soñamos, enamorarnos de la persona con la que envejeceremos; pero repetimos los mismos patrones y conductas ad infinitum.
Esperamos resultados diferentes sin esforzarnos en crear nuevas maneras de pensar, de hacer o de hablar.
Eso es locura.
El ego nos impide voltear hacia atrás y revisar nuestra vida con ojos de aprendizaje para cuestionar.
Me quejo de estar solo y que mis amigos me abandonan. ¿Qué está fallando en mi manera de ser? ¿Soy muy egocéntrico? ¿Soy déspota, poco amable? ¿Siempre trato de dominar a los demás?
Me quejo del gobierno y de los políticos. ¿He revisado la historia de mi país a conciencia? ¿No es acaso un problema cultural que hemos venido repitiendo?
Tengo kilos de más. ¿Cómo son los hábitos alimenticios de mi familia? ¿He leído libros de nutrición? ¿Me he informado lo suficiente para conocer los procesos de mi cuerpo?
Me quejo del comportamiento de otros. ¿Cómo me conduzco ante los demás? ¿Soy amable o soy un eslabón más en la cadena de ira y odio?
Mis parejas me abandonan o me cambian por otra. ¿Soy muy posesivo? ¿Ahogo la libertad de las personas? ¿Soy egoísta? ¿Soy claro en mis intenciones?
Una vez que nos cuestionamos con toda honestidad y la crueldad de la verdad, es momento de empezar a hacer ajustes.
Por supuesto hay cambios que toman mucho tiempo, sobre todo los cambios sociales. Son posibles, aunque nunca lo sabremos si no comenzamos a tomar acciones.
De la misma manera es posible cambiar patrones de conducta que asumimos correctos, pero que nos hacen infelices.
El punto es que si no nos detenemos a revisar la historia, nuestra historia, seguiremos en el bucle eterno de la locura e infelicidad.
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Si está en tu corazón, dedica un momento para pensar y mandar metta (amor incondicional) a las víctimas de la violencia en la historia. Que nuestras acciones siempre cultiven la paz para todos.
El webinar impartido la noche del 4 de agosto de 2015, está listo y disponible para todos.
Por más de 1 hora hablamos sobre lo estresante que puede ser el mundo de los niños y jóvenes, lo mucho que impacta la conducta de los padres y maestros en los pequeños; y cerramos con 3 ejercicios básicos de meditación que pueden ser aplicados cuando sea necesario.
Además respondimos a preguntas muy interesantes de los amigos que participaron en vivo.
El material del webinar, que consta de la presentación en PDF y un audio de campana tibetana, puede ser descargado haciendo clic aquí.
En un punto de la presentación mencioné la importancia y la experiencia de Noah Levine, un maestro budista y rocker que usa la ideología punk para entender a los jóvenes y enseñar meditación budista. Puedes conocerlo en su sitio y recomiendo ampliamente sus libros. Clic aquí.
Muchas gracias a todos por haberme acompañado. Espero este webinar les sea muy útil.
Si puedes, me gustaría mucho saber tu opinión en los comentarios.
Si necesitas conocer más sobre meditación para niñas/niños, padres y maestros; ven a Jizo, taller de meditación para niños. Aún hay plazas disponibles.
En tiempos donde la violencia en las escuelas, el estrés, la obesidad y la depresión hacen que nuestros niños vivan cosas que no deberían; necesitamos algo que nos ayude a tomar el control para encontrar paz y poder guiar correctamente a nuestras hijas, hijos y alumnos.
Practicar meditación ayudará a los pequeños y adolescentes a enfrentar mejor los retos de su mundo, así como a mejorar su salud y relaciones personales.
Te invito al webinar Beneficios de la Meditación para Niños (y adolescentes) en donde hablaremos sobre esto y daremos algunas herramientas básicas para que padres, maestros, niñas y niños puedan iniciar un viaje que podría mejorar la vida para todos.
Evento: Webinar Beneficios de la Meditación para Niños (y adolescentes).
Fecha y hora:
Martes 4 de agosto de 2015
Ciudad de México 8:00 PM
Caracas 8:30 PM
Buenos Aires 10:00 PM
Madrid, miércoles 5 de agosto, 3:00 AM
Si no puedes estar en vivo, el webinar quedará grabado en YouTube. La liga y el material del webinar serán publicados después del evento.
Lugar: Google Hangouts Live en https://goo.gl/ma6PO3
Costo:
Una buena acción que ayude a alguien que no conozcas. Confío en ti 🙂
Interacción:
Para preguntas y comentarios en vivo, mandar mensaje en Twitter a @chocobuda con hashtag #NiñosQueMeditan
Ejercicio rápido 1: piensa en 3 cosas que te hacían feliz en la infancia.
A mi mente vienen memorias de mis tardes dibujando héroes y robots, jugando video juegos y de cuando mi bicicleta era un X-Wing Fighter volando por las trincheras de la Estrella de la Muerte. (sí soy friki desde muy pequeño)
Por supuesto tus recuerdos son distintos a los míos porque cada persona es diferente. Sin embargo todos tenemos algo en común. Tú y yo sabemos lo que infancia significa. La vivimos y ahí creamos mucha de nuestra personalidad y habilidades.
Pero esto no siempre es así. El concepto de infancia es nuevo para la humanidad. Antes del siglo XVII los niños eran considerados como versiones incompletas de adultos. No tenían derechos y se les ponía a trabajar en el campo o líneas de producción tan pronto eran capaces de tomar herramientas en las manos.
Si revisas la historia, hay una cantidad enorme de relatos de niños que trabajaban para llevar comida a la casa o que eran abandonados y absorbidos por algún malhechor.
Los tiempos han cambiado mucho, claro. Ahora las niñas y niños son considerados una joya preciosa y las sociedades del mundo trabajamos para protegerlos y educarlos.
Nosotros los adultos sabemos que es nuestro trabajo hacer un mundo en condiciones en las que los niños salgan adelante porque son el futuro de la especie. Esta es la base del éxito de la especie humana.
Pero aquí tenemos un problema muy grande y que no sabemos siquiera que está: los adultos no tenemos forma de entender el mundo de los niños porque estamos muy ocupados viviendo vidas de adultos.
No sabemos escuchar, mirar o si quiera imaginar lo que pasa en el mundo de nuestros pequeños y de nuestros adolescentes.
Es una gran barrera que nos está costando víctimas mortales por violencia en escuelas y, peor aún, por condiciones que ponen en peligro la salud como la obesidad.
Ejercicio rápido 2: piensa en 3 cosas que hayas vivido en la infancia y que tus padres no sepan.
A menos que lean este post, mis padres nunca sabrán lo mucho que me angustiaba cuando la maestra en la escuela me pasaba al frente a humillarme. O cuando un muchacho mayor que yo me aterrorizaba por ser obeso. O cuando las matemáticas parecían signos imposibles en el cuaderno.
Con seguridad tú también tienes muchas cosas de las que tus padres jamás se enteraron. Coincidirás conmigo que la infancia a veces se pone muy ruda. Demasiado.
Aunque la mercadotecnia nos venda el mundo de los niños como un lugar dulce y lleno de juegos y fantasías, en realidad puede ser oscuro y frío. ¿Lo recuerdas?
Los adultos olvidamos cómo entender a los niños y decidimos creer en un mundo infantil irreal.
Pero para los niños no lo es. Para ellos es la vida cotidiana y son tan jóvenes que cada problema que tienen es el problema más grande por el que han pasado.
Para nosotros un juguete roto o un dulce en el suelo no significa nada, pero para ellos es la destrucción de su mundo.
¿Qué tiene que ver todo esto con la meditación?
Los padres que meditan pueden olvidar el ego y ver por un momento la mecánica tan fina y delicada del universo infantil. Por unos minutos de práctica unimos nuestro corazón al de los pequeños para entender y desarrollar compasión. Ésta nos hace receptivos, a la vez que nos permite desarrollar paciencia necesaria para poder ser los mejores guías.
La práctica de la meditación nos permite ser niños por un minuto y penetrar en la angustia, el estrés y las pesadillas. Nos da elementos para ser útiles, no una carga o una razón de miedo.
Al mismo tiempo, los niños que practican meditación comienzan a desarrollar apertura, voluntad de ayuda y gratitud. Todo esto funciona porque resulta en que los pequeños se hacen más compasivos y dispuestos a colaborar en la familia y con todos sus círculos sociales.
En mi experiencia, las familias que meditan son más tranquilas y aunque hayan problemas, son capaces de resolverlos sin drama y sin gritos.
¿Tienes alguna experiencia meditando con tus hijos? ¡Comparte en los comentarios!
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Si necesitas aprender a meditar con tus hijos y ver los resultados en tu familia, te invito a Jizo, taller de meditación para niños y padres atolondrados. Aún hay lugares disponibles. CLIC AQUÍ.
La envidia es causa de infelicidad para muchos. Es este sentimiento de odio e ira que surge en nosotros cuando vemos que otra persona logra cosas o tiene cosas que nosotros deseamos.
Vemos con resentimiento cuando alguien tiene éxito y estamos ávidos por conocer el secreto. Dudamos que haya sido capaz de haberlo hecho por sus propios méritos y ponemos en tela de juicio su talento. ¡Seguro pagó a alguien! ¡Seguro se acostó con alguien! ¡Seguro tiene algún conocido poderoso!
Criticamos a la persona, buscamos todos sus defectos y deseamos que un tren pase por encima de él/ella. O mejor que lo asalten y lo maten.
Así vamos alimentando al lobo hambriento llamado Envidia. Cada pensamiento es una flecha envenenada en nuestro corazón. Nos hace sentir odio y tristeza que eliminan nuestra inteligencia; resultando en que nos congelamos en nuestro sitio, mientras lamentamos los infortunios y obstáculos de nuestra miserable existencia.
¿Por qué él/ella sí, y yo no?
Para la psicología evolutiva, la envidia tuvo un papel importante en el desarrollo de la humanidad. Éste sentimiento sirvió en nuestra prehistoria para asegurar el bienestar de la manada. La comparación constante entre individuos promovió que ambos se esforzaran por obtener logros que servirían de modelo a los demás. Así llegamos a construir ciudades y luego civilizaciones enteras.
La envidia tiene una razón de ser, pero es un sentimiento primitivo. Es parte de nuestro ADN, al punto de que todos la experimentamos, no importa el país o la cultura. Nos hace infelices, feos y nos vuelve tontos, porque destruye la inteligencia. Carecemos de las herramientas adecuadas para manejarla.
A pesar de que es una emoción primitiva, dejarnos dominar por ella es como dispararse en el pie con una escopeta. La primera víctima es quien la fabrica en la mente; y se vuelve muy peligrosa cuando el envidioso expande su odio hacia otras personas.
Para el budismo, la envidia es una aflicción ligada de forma íntima con la ira y el odio. Es alimentada por los Tres Venenos de la mente: avaricia, ira e ignorancia. Se trata de una condición mental creada por el ego cuando se sale de control y comienza a desear lo que asume lo hará feliz.
Es decir, la emoción primitiva es natural al ser humano. El sentimiento de avaricia-odio, no; y es sólo una historia más contada por nosotros mismos para sabotearnos y hacer nuestra experiencia de vida un infierno personal.
Con base en el Samantabhadra Sutra, en la psicología budista y un poco de mi propia cosecha, propongo estos pasos para que la envida se convierta en un motor de benevolencia.
Acepta que sientes envidia
Cuando sientas que odias a alguien porque logró algo que deseas, admite que es envidia. Y no, no existe algo como «envidia de la buena». Toda envidia es destructiva. Aceptar que está en tu corazón es de gran ayuda porque ahora sabes qué es y que existe una forma de manejarla.
Entiende que la envidia es una historia más de tu mente
El ego es una colección de historias que nos contamos y a las que nos aferramos. La envidia nace en tu mente y es sólo una historia más que decides narrarte. Y como todas las historias, la envidia también tiene un final. Tú decides hasta cuándo te afectará.
Practica meditación
Cuando meditamos con constancia y disciplina, aprendemos a dejar ir los pensamientos; como si fueran nubes al viento. La envidia es una nube negra más, que también se puede ir cuando la miras alejándose de ti para disiparse ante el cielo azul que es tu mente. Para comenzar a meditar, dicen que éste es un buen lugar.
Observa lo que tienes, lo que eres
Cuando detectes la envida en ti, mira todo lo que tienes. Observa tus logros, lo que posees. Todo eso ha sido gracias a tu esfuerzo y el de miles de personas que han trabajado para ti. ¡Tienes más bendiciones de las que crees! Así que observa con atención.
Practica Gratitud
Cuando comprendes que tu vida es el resultado del esfuerzo de miles de seres, es hora de decir GRACIAS con todo tu corazón. Tu vida no sería posible sin esta red de existencias. ¡Te reto a que lo hagas!
Practica Compasión
La compasión comienza con uno mismo cuando aceptamos que estamos sufriendo a causa de una historia ficticia como la envidia. Pero compasión es acción, y se practica buscando activamente para el sufrimiento de un ser vivo. Al meditar, cuidar tu cuerpo y cultivar la mente, estás siendo compasivo.
Por otro lado, la persona que detestas por sus logros no tiene la culpa de tus cuentos mentales. Siente compasión por él/ella y por ti. Ésto te ayudará a cesar las historias.
Deja de compararte
Cuando te comparas con alguien más, sólo estás clavando hierro candente en tu corazón. Aceptar quien eres y lo que tienes, dando GRACIAS por todo, te ayudará a soltar las comparaciones.
Eres una persona hermosa. Eres una persona necesaria. Eres una persona única, parte de un sistema interconectado de existencias.
No tienes comparación con nadie más. Así que detente.
¡Usa la envida como motor del cambio!
Alguna vez la envidia nos ayudó a salir adelante como especie. Puedes aprender de este hecho y usarla a tu favor. La envidia nos indica que deseamos algo, así que puedes tomarlo como una dirección hacia dónde enfocar tus esfuerzos. Es cuestión de comenzar.
Practica Generosidad
Una vez que pateaste a la envidia en el trasero, es hora de ser generosos. Felicita a la persona que logró lo que deseas. Hazle un regalo que le sea útil. Destruye tu ego hablando con él/ella para que te cuente cómo lo hizo. Si tus intenciones son benévolas y puras, estoy seguro que la persona reaccionará de forma positiva y compartirá su experiencia; de la cual puedes aprender mucho. Además, es posible que hagas una nueva amistad que te inspire.
Practica meditación
Sí, otra vez y no me cansaré de repetirlo. La meditación debe ser el cimiento de cualquier cambio de vida. Es cuestión de comenzar.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi