Buda gigante, luz dorada

Luego de una taza de café y de leer, miro por la ventana por un minuto. Todo está oscuro y no hay ruido. La ciudad duerme y ronca en almohadas rellenas de sueños. Pero yo no. Yo estoy despierto y listo para empezar.

Acomodo mi tapete en el suelo y frente a la pared blanca, donde siempre, junto a mi escritorio. Luego coloco el zafu de cobertores doblados encima. Pongo la vieja y desgastada figura del Buda sobre el escritorio. Me mira sereno, como siempre. Saco mi cuaderno de versos y lo coloco con respeto frente al Buda.

Estiro la espalda, hago reverencia a las Enseñanzas y entono el Sutra del Corazón. Pero no canto en voz alta. Lo hago en silencio, en mi mente porque no quiero despertar a nadie. El cuaderno indica las veces que hay que tocar la campana, así que sin ruido, mi mente toca una campana enorme, de algún templo en Japón.

Hago reverencia una vez más. Ahora es profunda hacia todos los Maestros que han estado en mi linaje y a la vida.

Me paro frente a mi zafu y lo saludo. Me siento en él y cruzo las piernas. Me pongo cómodo mientras reviso la altura y la inclinación. Me cercioro de que las rodillas toquen el suelo y de que la espalda esté recta. Bajo la cabeza y activo el cronómetro de meditación en mi teléfono móvil.

GONG

Coloco mis manos en Mudra Cósmico. Entrecierro los ojos, respiro profundo y comienza el zazen.

La mente se revela y me lanza miles de pensamientos, recuerdos de otros años, listas de pendientes, fantasías y angustias. No quiere estar tranquila.

Pero la observo, al igual que la respiración.

El aire entra por mi nariz enredándose con los pensamientos y las imágenes producidas por mi cerebro.

No hago caso. No comento. No me engancho. Sólo noto que estoy pensando, pero regreso mi atención a la nariz.

Poco a poco la respiración se vuelve sutil. Sólo entra un poco de aire y lo veo con curiosidad. ¿Cómo es posible que un cuerpo grande como éste pueda usar tan poco aire? Dejo pasar esa pregunta.

El pulso disminuye y todo se relaja aun más. Ya no hay tensión.

Puedo sentir la fuerza de gravedad que me ata a la Madre Tierra. Mi propio peso es fascinante.

Ya no siento las piernas ni las manos. Puedo ver el flujo de pensamientos por un momento más.

Y de pronto ya no estoy. He desaparecido.

No hay cuerpo. No hay tiempo. No hay física.

Nada.

Hay vacío, aunque estoy consciente de dónde estoy y de todo lo que me rodea. No hay división entre las cosas. Soy parte de todo lo que está. Lo que está es parte de mi.

Soy un grano de arena en la playa cósmica. Uno entre millones. Nada en especial.

Mi respiración ahora se separa por varios segundos. No es necesario tanto aire.

El vacío continúa. Nada significa nada.

Y de pronto sucede. La luz dorada que me baña todas las mañanas está aquí. Lo rodea todo. Lo impregna y lo borra todo. Es lo único que hay.

La luz trae a un Buda gigante que me mira sereno, en calma. No hace nada. Sólo está ahí.

Y de pronto todo hace sentido. Las cosas malas tienen su lugar lógico en la vida. Las cosas buenas no son tan relevantes. Los textos del Buda y de Dogen que no entiendo, de pronto son lógicos y los entiendo hasta la médula.

Las Cuatro Nobles Verdades se funden en un único Concepto Absoluto. Es genial. Es brillante. Es la sabiduría más pura que no puede ser expresada con la vulgaridad del lenguaje humano.

Veo las cosas con una claridad que jamás podría tener en lo cotidiano.

Un loto gigante me eleva hacia el origen de la luz.

Paz.

No hay nada más que paz. Desde aquí me fundo con la realidad formada de miles de universos entretejidos.

Sonrío. ¡Qué pacheco! Me dice una voz que luego se funde y se mezcla con la luz dorada.

Siento que mi rostro porta una sonrisa enorme. Pura.

El Buda gigante se ha ido. La luz dorada se vuelve tenue y desaparece.

Regresa el vacío y luego los pensamientos. Regresa el cuerpo, los sonidos y mi gatita que ha estado todo el tiempo sentada a mi lado.

GONG, suena el reloj.

Abro los ojos. Estiro la espalda y hago reverencia a todos los meditadores que se han sentado conmigo esta mañana, hoy, ayer y en el futuro.

Me levanto tambaleante luego de 1 hora de meditación. Hago reverencia al Buda y canto El Verso de la Enmienda y Las Cuatro Promesas.

Hago reverencia al sol.

Un día más está comenzando y yo no soy nada en especial.

Deja ir a tus muertos [Meditación de Día de Muertos 2014]

Deja ir a tus muertos [Meditación de Día de Muertos 2014]

Dejad que los muertos descansen

y que el pasado quede en el pasado.

Capitán Jean-Luc Picard, USS Enterprise

Hace algunos años publiqué una meditación para el Día de Muertos en la que nos enfocamos a dejar ir y descansar a las personas que se adelantaron en el camino.

No soy nadie para decir si existe algo después de la muerte. La verdad es que no lo sé.

Lo que sí puedo decir es que llevar en la espalda el peso del dolor de la muerte de alguien, es un cáncer que va devorando nuestra energía vital y la sonrisa. He conocido a personas que viven en pena y que no vuelven a ser felices por llevar el luto y la culpa clavados en el corazón.

Si hay una lección importante que nos enseña el budismo, es la impermanencia.

No importa cuánto nos esforcemos, cuánto dinero invirtamos y cuánto nos resistamos, la realidad es que todo muere.

Cuando comprendemos esto, la vida y la salud convierte en el tesoro más grande. Nos da amplitud para saborear el momento actual, cada segundo que pasamos en este plano existencial.

Con esto en mente, comparto de nuevo esta meditación de Día de Muertos.

México es un país con infinitas tradiciones y costumbres, pero si hay algo que nos da identidad nacional y que todos los mexicanos celebramos, es el Día de Muertos.

Esta fiesta se observa desde tiempos precolombinos y nos dice mucho del respeto que sentimos por la muerte. Por muchas ciudades y pueblos mexicanos se pueden ver altares con flores y comida, dulces, tequila e imágenes de la misma muerte; nuestra compañera inseparable.

La muerte es parte de la vida. Una no existe sin la otra y el final de octubre y principio de noviembre, es la época en la que el velo entre la vida y la muerte se vuelve delgado y los ecos de los que ya se fueron regresan. Y en la mayoría de los casos, su partida sigue doliendo porque simplemente nos negamos a dejar ir la memoria y el cariño.

Es una gran pena que estas culturas occidentales no nos enseñen que todo en la vida es impermanente, que todos vamos a morir. Si tan sólo lográramos entender esto, el proceso de muerte y despedida sería mucho más tranquilo de lo que es ahora.

Y es aun más doloroso ver cómo hay personas que jamás pueden salir adelante de la pérdida de un ser amado.

 

Viaje eterno

rocío al alba

reencuentro

 

Así que dejo este pequeño ejercicio de meditación para sanar las heridas, dejar ir el pasado y seguir adelante.

Meditación de Día de Muertos

Preparativos

  • Lee varias veces la meditación para que no interrumpas tu sesión
  • Escoge un tiempo del día en el que nadie te moleste y puedas estar en silencio.
  • 1 vela pequeña

Meditación

  • Estira todo tu cuerpo.
  • Siéntate en una silla cómoda, con la espalda recta sin recargarla en el respaldo. Si puedes sentarte en el suelo en flor de loto o seiza, adelante.
  • Enciende la vela y apaga las luces.
  • Cierra tus ojos y respira profundamente, varias veces. Trata de tranquilizar y relajar todo tu cuerpo. No avances al siguiente paso hasta que todos tus músculos estén relajados.
  • Regresa tu respiración a ritmo normal.
  • Piensa en la persona que se fue y que extrañas mucho.
  • Date tiempo para recordar todos los buenos momentos, el aprendizaje, las risas y las lágrimas. Quédate en ese momento favorito, donde más disfrutaste su compañía.
  • Esa persona te mira a los ojos por un largo momento.
  • Con una voz tranquila y en calma te dice: «Muchas gracias por recordarme, eso me hace muy feliz. Tuve una vida llena de aprendizaje. Ahora estoy bien. No tengo hambre, frío ni calor. Por favor mira la llama de esta vela. Es brillante y genera un calor muy agradable. Va a brillar por un largo rato y luego se apagará. Esta fue mi vida. Así es la vida.»
  • Abre tus ojos y mira la vela.
  • Di en voz alta. «Muchas gracias por tocar mi vida, aprendí mucho de ti. Es hora de que descanses y que los dos seamos libres para seguir adelante. Adiós. Adiós. Adiós.»
  • Quédate en silencio observando la vela. Mira cómo se consume. Esa es nuestra vida. Esa es la naturaleza de las cosas. Todo se acaba, pero todo brilla y nos deja su calor.

Esta meditación la aprendí hace muchos años y es una experiencia muy poderosa. Si la sigues al pie de la letra y la repites varias veces durante esta temporada de muertos, te ayudará mucho a dejar ir.

El objetivo primordial es que entiendas que todo termina y que entre más te aferres al recuerdo de alguien que murió, nunca cerrarás el ciclo y te causarás mucho daño. No serás libre para moverte a nuevas experiencias en tu vida.

Suelta a esas personas que se fueron. Este es tiempo para que tú escribas tu propia historia. Hoy es el tiempo en que debes hacer brillar tu propia luz y dar calor a los que te rodean.

Este año la meditación estará dedicada a las víctimas y a las familias sufriendo por la violencia desmedida por la que está pasando el planeta. Que la compasión y la tranquilidad sea el resultado de nuestros actos.

Feliz Día de Muertos.

Pensamientos sobre la muerte

No soy una persona de muchas tradiciones. A parte de las ceremonias budistas recurrentes, las únicas fiestas que me son realmente sagradas son Día de Muertos y Samhain.

Día de Muertos, por que tiene mucho significado budista sobre el apego y la impermanencia.

Y Samhain (pronunciado sauín) porque es la celebración de año nuevo para las filosofías centradas en la naturaleza y en la Madre Tierra. Además siempre me he identificado con las tradiciones celtas-nórdicas. Sí, lo sé. El Señor de los Anillos no me ha dejado nada nuevo.

Estos días donde el año comienza a irse y el clima se vuelve más frío en el hemisferio norte, muchos pueblos piensan más en serio sobre la muerte.

En algún momento de nuestra vida todos la hemos enfrentado. Es parte de nuestra naturaleza, pero tratamos de olvidarla por todos los medios.  Tenemos una extraña relación de amor-odio con ella.

La muerte es un tema muy popular en cualquier charla. La vemos todo el tiempo en los medios de información y nos llena la boca pasar rumores sobre cómo tal persona dejó de existir. Está por todos lados en la cultura humana.

Nos reímos y nos divertimos mucho a sus expensas. Usamos ropa y máscaras para personalizarla en fiestas. Adoramos que sea la protagonista principal en películas, libros, videojuegos y música.

Amamos la muerte en todas sus encarnaciones, siempre y cuando no esté cerca de nosotros o de las personas que amamos. En caso de que nos toque con su helada mano, la muerte se convierte en el enemigo a vencer.

La repudiamos y queremos desterrarla a toda costa. Hemos creado toda una civilización en torno al rechazo categórico de dejar de vivir. Creamos elixires mágicos para ahuyentarla. Gastamos millones en productos que la mantengan fuera de la vista.  Queremos ser inmortales, cuando todo lo que somos es un pedazo de carne que se pudre como cualquier otra.

Pero a la muerte no le importa. Ella (¿o será Él?) sigue su camino y cumple con su trabajo con perfección y a buen tiempo.

El Buda se percató de esto y escribió el spoiler máximo de la película de tu vida. Todas las películas terminarán igual: vas a morir.

Pero lejos de deprimirnos por esta realidad, saber que la vida termina es la mejor forma que tenemos para entender lo mucho que vale. Justo porque no dura para siempre, se convierte en la joya más preciosa.

Estamos en este planeta tan sólo una fracción de segundo en el calendario cósmico. ¿Vale la pena estar tristes todo el tiempo? ¿Es sabio buscar pelear con todo mundo?

Es un hecho que estamos apegados a la vida. Como seres vivos no podríamos ser distintos. Protegemos nuestra propia existencia y buscamos continuar respirando por el mayor tiempo posible.  Entonces, ¿por qué razón no buscamos ser felices?

Soy un convencido de que la inmortalidad ya la hemos encontrado. Es cuestión de entender que nunca se ha tratado de mantener con vida el tejido orgánico.

La inmortalidad se alcanza dejando este planeta como un mejor lugar para todos, haciendo que todos crezcan y destruyendo las separaciones.

¿Cómo piensas dejar este mundo al morir? ¿Será un mejor planeta?

Feliz Día de Muertos.

5 acciones para estar en paz (y ser feliz en el proceso)

Uno de los bienes perecederos más mencionados en estos tiempos de egoísmo, es la felicidad. Todo mundo la está buscando, así que se ha desarrollado un mercado enorme al respecto.

Existe todo tipo de métodos y productos que nos garantizan felicidad. La podemos encontrar el forma de píldora, autos último modelo, fragancias o viajes. La comida y la bebida también garantizan la felicidad.

Y me parece muy curioso que casi nadie habla del simple hecho de que la felicidad todos la tenemos intrínseca. Es parte de nosotros y nos levantamos en la mañana sabiendo que nuestro motivo es estar en paz y felices. Como dice el gran maestro Matthieu Ricard, no conozco a nadie que se despierte y diga hoy quiero sufrir más que ayer. 

Tenemos en nuestras manos el poder de ser felices, pero lo hemos enterrado en las arenas de bytes y memes de las redes sociales. Cubrimos la capacidad de ser felices con ilusiones compradas y obviamos lo que está dentro de nosotros. Ahí todo es lindo y la gente sonríe por sonreír, no hay pobreza ni enfermedad.

Si hay algo que me gusta del budismo zen es que es bestialmente honesto. No hay praderas cubiertas con algodón de azúcar. Aprendemos a ver la vida por lo que es y a luchar contra el auto engaño. Sin duda es un camino duro de cruzar, pero uno aprende que la felicidad es real y que no necesita nada más que atención a las emociones y práctica constante.

Es posible ser feliz sin gastar un centavo. Es cuestión de tomar acciones como estas que hoy comparto, que han sido comprobadas una y otra vez por la ciencia. No son las únicas, pero son las que más me han funcionado a pesar de que mi gordo ego.

Espero te sean útiles también.

1. Vive en gratitud

Con mucha frecuencia vamos por el mundo pensando que el universo está para servirnos, y no hay nada más falso que eso. Somos parte del universo y si hay algo que debemos sentir es agradecimiento.

Hay que pensar y agradecer de corazón al ejército de personas que han trabajado a través de la historia para tenernos vivos en este momento del tiempo. Cada vez que pones comida en tu boca, estás alimentándote del esfuerzo de cientos de personas y seres que dieron su tiempo y vida para mantenerte de pie.

Dedicar un momento del día a decir GRACIAS a todos ellos, hace la existencia mucho más amable.

 

2. Practica la compasión y generosidad

La ciencia, muchos sistemas religiosos y creencias coinciden en este punto. La compasión y la generosidad funcionan como semillas para la felicidad. Esto es debido a que cada vez que entiendes que todos los seres vivos sufren y que tienes el poder de ayudar, estás bajando de tu ego para atender las necesidades de alguien más.

Por un pequeño momento dejas de pensar en ti para impulsar la vida de otros. No tienes que dar todo tu dinero a los pobres, no. Acciones tan pequeñas como sonreír y llamar a todos por su nombre hacen este planeta un mundo mejor.

La compasión y la generosidad dan un sentimiento peludo y confortable, como oso de felpa, que hace que el corazón se ablande.

 

3.  Juega

El día que tu niño interno se vuelva adulto, es el día en que comienza tu muerte porque la vida es demasiado corta. Siempre hay muchas preocupaciones y cosas que hacer, así que dedicar un espacio del día a jugar, es refrescante.

El juego es parte fundamental de una buena salud y mantiene la mente enfocada en cosas que no son obligación o preocupaciones. En la actualidad tenemos una selección enorme de juegos. Ya sea de mesa, deportes, videojuegos, siempre están ahí.

Juega lo que sea, pero juega y diviértete.

 

4. No busques la felicidad

Entre más buscas la felicidad, menos la encontrarás. Esto es porque la felicidad no es el destino final, es el camino que tienes dentro de ti.

Cuando dejas de buscar las cosas, es cuando llegan solas.

Así que sólo vive un día a la vez.

 

5. Acepta las cosas como son

Rechazar tu experiencia de vida te lleva a sufrir porque en tu mente las cosas deberían ser diferentes. Cuando aceptamos y vemos las cosas sin apegos ni aversiones, se abren opciones que antes estaban bloqueadas por el drama que nos auto-generamos.

Por supuesto hay situaciones graves en esta vida, pero aún así se puede vivir en aceptación plena.

Aceptar la vida como es no significa ser conformistas. Al contrario, creamos cimientos para salir adelante siempre.

Acepta las cosas como están hoy. Mañana también.

Te preguntarás cómo lograr todo esto. Pues con la práctica diaria y meditando.

¿Tienes alguna acción que quieras compartir? ¡Para eso están los comentarios acá abajo!

 

Retiros urbanos presenciales en DF y Monterrey, MX. Noviembre 2014

Retiros urbanos presenciales en DF y Monterrey, MX. Noviembre 2014

Para muchas culturas del mundo, el otoño es un tiempo de introspección que nos prepara para las fiestas invernales y el cierre de año. Es el momento para renovar nuestras energías y enfocarnos al cultivo de la espiritualidad, sin olvidar el mundo que nos rodea. Es un fino equilibrio al que sólo se entra por medio de la práctica concentrada.

Chocobuda  te invita a tomar alguno de los retiros urbanos que se llevarán a cabo en las ciudades de México y Monterrey, durante la segunda mitad de noviembre de 2014.

Escoge el evento que esté cerca de ti e inscríbete pronto. En ambos casos los lugares son limitados. Da clic en una imagen para saber más.

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