por Kyonin | Oct 29, 2012 | Budismo, Vida, Zen
Para México, el principio de noviembre marca la celebración del Día de Muertos. Publicaremos 2 artículos relacionados al tema, para cerrar con una meditación escrita para dejar ir el dolor de la muerte de un ser querido.
Tenemos una relación muy extraña con la muerte.
Podemos imaginar la muerte de alguien que odiamos, somos indiferentes ante el deceso y sufrimiento de personas en otros países, nos reímos cuando hacemos bromas al respecto, vestimos ropa con motivos alusivos, celebramos las muertes espectaculares en el cine, comemos dulces en forma de cráneos y jugamos video juegos donde el genocidio es parte inherente del entretenimiento.
La muerte está por todos lados, y lo sabemos.
Nos pasamos una vida preparándonos inconscientemente para enfrentarla, pero cuando llega, nos convertimos en pequeños bebés que lloran por la pérdida y el miedo.
No importa cuánta muerte consumamos en la vida, la realidad es que nunca estamos preparados para ella.
Creemos que somos inmortales y jamás podemos ver la muerte como una posibilidad inminente.
Nunca tenemos las agallas para aceptar que todos morimos, que todo termina y que en este momento estamos muriendo. Vamos directo hacia ese momento en el que no despertaremos jamás.
La muerte y la impermanencia de las cosas son parte de nosotros. Y está en nuestras manos aprender a estar en paz con la idea.
El miedo a la muerte está cimentado en el miedo a dejar de existir y a perder la identidad, nuestro lugar en el mundo.
En el budismo podemos ver nuestra propia muerte mucho tiempo antes de que llegue. Entrenamos para aceptar la impermanencia en los cambios que sufre todo lo que nos rodea. Apreciamos la llegada de la edad y afrontamos la pérdida de juventud.
Sabemos que la belleza y salud que tanto presumimos, son tan sólo una ilusión que nos hacía sentir cómodos. En algún punto se convertirán en vejez y enfermedad.
El dharma nos ayuda a aceptar el hecho de que vamos a morir, y es justo eso lo que le da valor a cada momento que pasamos vivos en este mundo.
Aprendemos, reímos, caemos, lloramos y hacemos todo lo posible por aprovechar la única oportunidad que tenemos para ser felices. Sabemos que mañana podríamos no despertar o que podríamos morir en los próximos segundos. Nadie lo sabe. Pero esa es la razón por la que tiramos los apegos a la basura.
Al morir no nos llevaremos el auto, los títulos, las casas, ni el poder. Llegamos vacíos y nos vamos vacíos.
Entonces, ¿no es mejor vivir y aceptar las cosas como son?
Y no, no voy a tocar el tema del renacimiento (mal llamado reencarnación). Hasta que se tenga evidencia científica y se pueda replicar en condiciones controladas, el renacimiento es una idea que vive en la fantasía.
Lo que tenemos es la realidad pura y cruda. Vamos a morir. Ese es el final de nuestra película, y lo sabemos.
Pero con el entrenamiento entendemos que la muerte es ese estado donde vivimos en la memoria de otros.
Justo por eso no es el final.
No hay adiós.
Sólo buenos recuerdos.
por Kyonin | Oct 27, 2011 | Meditación, Vida
México es un país con infinitas tradiciones y costumbres, pero si hay algo que nos da identidad nacional y que todos los mexicanos celebramos, es el Día de Muertos.
Esta fiesta se observa desde tiempos precolombinos y nos dice mucho del respeto que sentimos por la muerte. Por muchas ciudades y pueblos mexicanos se pueden ver altares con flores y comida, dulces, tequila e imágenes de la misma muerte; nuestra compañera inseparable.
La muerte es parte de la vida. Una no existe sin la otra y el final de octubre y principio de noviembre, es la época en la que el velo entre la vida y la muerte se vuelve delgado y los ecos de los que ya se fueron regresan. Y en la mayoría de los casos, su partida sigue doliendo porque simplemente nos negamos a dejar ir la memoria y el cariño.
Es una gran pena que estas culturas occidentales no nos enseñen que todo en la vida es impermanente, que todos vamos a morir. Si tan sólo lográramos entender esto, el proceso de muerte y despedida sería mucho más tranquilo de lo que es ahora.
Y es aun más doloroso ver cómo hay personas que jamás pueden salir adelante de la pérdida de un ser amado.
Viaje eterno
rocío al alba
reencuentro
Así que comparto con ustedes este pequeño ejercicio de meditación para sanar las heridas, dejar ir el pasado y seguir adelante.
Meditación de Día de Muertos
Preparativos
- Escoge un tiempo del día en el que nadie te moleste y puedas estar en silencio.
- 1 vela pequeña
Meditación
- Estira todo tu cuerpo.
- Siéntate en una silla cómoda, con la espalda recta sin recargarla en el respaldo. Si puedes sentarte en el suelo en flor de loto o seiza, adelante.
- Enciende la vela y apaga las luces.
- Cierra tus ojos y respira profundamente, varias veces. Trata de tranquilizar y relajar todo tu cuerpo. No avances al siguiente paso hasta que todos tus músculos estén relajados.
- Regresa tu respiración a ritmo normal.
- Piensa en la persona que se fue y que extrañas mucho.
- Date tiempo para recordar todos los buenos momentos, el aprendizaje, las risas y las lágrimas. Quédate en ese momento favorito, donde más disfrutaste su compañía.
- Esa persona te mira a los ojos por un largo momento.
- Con una voz tranquila y en calma te dice: «Muchas gracias por recordarme, eso me hace muy feliz. Tuve una vida llena de aprendizaje. Ahora estoy bien. No tengo hambre, frío ni calor. Por favor mira la llama de esta vela. Es brillante y genera un calor muy agradable. Va a brillar por un largo rato y luego se apagará. Esta fue mi vida. Así es la vida.»
- Abre tus ojos y mira la vela.
- Di en voz alta. «Muchas gracias por tocar mi vida, aprendí mucho de ti. Es hora de que descanses y que los dos seamos libres para seguir adelante. Adiós. Adiós. Adiós.»
- Quédate en silencio observando la vela. Mira cómo se consume. Esa es nuestra vida. Esa es la naturaleza de las cosas. Todo se acaba, pero todo brilla y nos deja su calor.
Esta meditación la aprendí hace muchos años y es una experiencia muy poderosa. Si la sigues al pie de la letra y la repites varias veces durante esta temporada de muertos, te ayudará mucho.
El objetivo primordial es que entiendas que todo termina y que entre más te aferres al recuerdo de alguien que murió, nunca cerrarás el ciclo y te causarás mucho daño. No serás libre para moverte a nuevas experiencias en tu vida.
Suelta a esas personas que se fueron. Este es tiempo para que tú escribas tu propia historia. Hoy es el tiempo en que debes hacer brillar tu propia luz y dar calor a los que te rodean.
Este año la meditación estará dedicada a mi abuela. Ella me enseñó a pintar y a disfrutar el arte. Me hizo lector irremediable y me mostró un mundo libre, crítico, donde todo es digno de análisis y renovación. Me enseñó que la pregunta más importante es ¿por qué?
Feliz Día de Muertos.