10 razones por las que tus hábitos no quedan

10 razones por las que tus hábitos no quedan

Aun en tiempos de epidemia y con todo el flujo de quejas y odio en redes sociales, creo que vivimos tiempos de una abundancia que no tiene igual en la historia humana. ¡Tenemos mucho de todo! De hecho, hemos perfeccionado tanto nuestras cadenas de producción y de distribución, que ahora nos sobra tiempo para hacer de la recompensa inmediata todo un culto.

Adoramos tenerlo todo de inmediato. Si queremos libros, en un clic están disponibles en nuestros dispositivos. Si queremos música, millones de piezas están listas paras er disfrutadas. Si queremos meditar, existen cientos de apps que prometen calma y mindfulness de inmediato y con un esfuerzo mínimo. Si queremos ver algo en la TV, ahora tenemos miles de opciones con tan solo pulsar un botón… que ni siquiera es botón físico, sino una metáfora inmediata e interactiva, mostrada en una pantalla.

La recompensa inmediata es maravillosa. Sin duda, hace la vida cómoda, pero tiene costos muy fuertes. Quizá el más grande de ellos, es que nos hemos vuelto muy perezosos. Cualquier cosa que requiera invertir tiempo y esfuerzo para nuestro bienestar, nos causa angustia y mucha resistencia. Es esta resistencia donde están las razones por las que nuestros hábitos no quedan, por más que nos esforcemos. Básicamente se trata de un ego inflamado que produce una reacción en cadena en nuestra motivación.

Gozamos de productos y servicios que nos premian con tenerlo todo aquí y ahora. Ya no hay que esperar a ir a una tienda especializada para tener música, juegos de consola, libros, ropa, víveres o películas. Es tan fácil pedir cosas desde el teléfono, que ni siquiera recordamos cómo era el mundo hace unos 10 años. Y en tiempos de encierro, esta comodidad se convirtió

Era un mundo cruel y árido en el que uno debía esforzarse por lograr y tener cosas.

No es que no me guste la cultura de lo inmediato. Al contrario, es maravillosa y hace la vida mucho más llevadera. ¡Si hay alguien que goza servicios como Steam, soy yo! El problema es que con frecuencia, esta forma de vida es más un estorbo que arruina nuestra capacidad para implantar hábitos nuevos o cambiar los que no nos gustan. ¡Odiamos si quiera el pensar en la palabra disciplina!

Esto genera una avalancha de obstáculos que nos hacen fallar de maneras épicas al momento de querer mejorar nuestra experiencia de vida.

La sociedad parece aplaudirnos cuando alguien come mal por estar muy ocupado, dormir poco por dedicar tiempo a las fiestas, despertar tarde en fin de semana, o al empeñar el futuro con deudas de tarjetas de crédito.

Y ni qué decir de la mercadotecnia. Nos vende la fantasía de que con una píldora mágica/gadget/bebida/amuleto dormiremos mejor, bajaremos de peso o tendremos más energía.

Sin embargo, lo que todo mundo se esfuerza en ignorar es el hecho de que los nuevos hábitos se apoyan en la disciplina. No hay más.

No existen los milagros, la magia, la providencia, ni El Secreto. Sólo existe el trabajo, la dedicación y la constancia.

Para evitar el desarrollo de nuevos hábitos existe una gran colección de obstáculos, casi todos basados en nuestro gran y pesado ego. Aquí presento una pequeña lista:

  1. Pereza
  2. Auto complacencia
  3. Esperanza en la píldora mágica
  4. Seguir a la manada
  5. Apego a las costumbres y tradiciones
  6. Miedo a experimentar
  7. Miedo al cambio
  8. Ignorancia / falta de información
  9. Rebeldía
  10. Mala alimentación

Sí, el número 10 es la mala alimentación.  A pesar de que la subestimamos, la nutrición es la clave de la vida. Comer alimentos procesados y abusar de las harinas nos vuelve pesados y apáticos.

Es mucho más fácil generar hábitos duraderos cuando la nutrición es equilibrada.

¿Te has enfrentado con algún obstáculo fuerte al crear nuevos hábitos? ¡Comparte en los comentarios!

Si te interesa crear un hábito nuevo o cambiar uno que no te guste, este taller es para ti.

 

Imagen: https://news.cornell.edu/

Las 10 razones por las que no puedes crear hábitos positivos

Las 10 razones por las que no puedes crear hábitos positivos

pereza

Los seres humanos hemos creado una nueva cultura en torno a la recompensa inmediata que es muy atractiva y, al día de hoy, ineludible.

Gozamos de productos y servicios que nos premian con tenerlo todo aquí y ahora. Ya no hay que esperar a ir a una tienda especializada para tener música, juegos de consola, libros, ropa, víveres o películas. Es tan fácil pedir cosas desde el teléfono, que ni siquiera recordamos cómo era el mundo hace unos 10 años.

Era un mundo cruel y árido en el que uno debía esforzarse por lograr y tener cosas.

No es que no me guste la cultura de lo inmediato. Al contrario, es maravillosa y hace la vida mucho más llevadera. ¡Si hay alguien que goza servicios como Steam, soy yo! El problema es que con frecuencia, esta forma de vida es más un estorbo que arruina nuestra capacidad para implantar hábitos nuevos o cambiar los que no nos gustan. ¡Odiamos si quiera el pensar en la palabra disciplina!

Esto genera una avalancha de obstáculos que nos hacen fallar de maneras épicas al momento de querer mejorar nuestra experiencia de vida.

La sociedad parece aplaudirnos cuando alguien come mal por estar muy ocupado, dormir poco por dedicar tiempo a las fiestas, despertar tarde en fin de semana, o al empeñar el futuro con deudas de tarjetas de crédito.

Y ni qué decir de la mercadotecnia. Nos vende la fantasía de que con una píldora mágica/gadget/bebida/amuleto dormiremos mejor, bajaremos de peso o tendremos más energía.

Sin embargo, lo que todo mundo se esfuerza en ignorar es el hecho de que los nuevos hábitos se apoyan en la disciplina. No hay más.

No existen los milagros, la magia, la providencia, ni El Secreto. Sólo existe el trabajo, la dedicación y la constancia.

Para evitar el desarrollo de nuevos hábitos existe una gran colección de obstáculos, casi todos basados en nuestro gran y pesado ego. Aquí presento una pequeña lista:

  1. Pereza
  2. Auto complacencia
  3. Esperanza en la píldora mágica
  4. Seguir a la manada
  5. Apego a las costumbres y tradiciones
  6. Miedo a experimentar
  7. Miedo al cambio
  8. Ignorancia / falta de información
  9. Rebeldía
  10. Mala alimentación

Sí, el número 10 es la mala alimentación.  A pesar de que la subestimamos, la nutrición es la clave de la vida. Comer alimentos procesados y abusar de las harinas nos vuelve pesados y apáticos.

Es mucho más fácil generar hábitos duraderos cuando la nutrición es equilibrada.

¿Te has enfrentado con algún obstáculo fuerte al crear nuevos hábitos? ¡Comparte en los comentarios!

Para saber más sobre hábitos, ven a Shojiki, el taller donde aprendemos a cultivar hábitos un paso a la vez. Información aquí.

 

Hábitos para siempre: por la ruta escénica

Hábitos para siempre: por la ruta escénica

 

Cuatro punto cinco billones. BILLONES. ¿Puedes siquiera imaginar esa cifra? Piensa en chocolates. 4.5 billones de chocolates. ¿En qué lugar cabe esa inmensidad de chocolates? Imagínate el mismo número, pero en horas. 4.5 billones de horas. ¿Qué puede suceder en ese tiempo? ¿Qué harías si pudieras vivir todo ese tiempo? Ahora cambia la unidad a años.

Cuatro punto cinco BILLONES de años. Es un espacio de tiempo que se aleja de todo tipo de fantasía e imaginación, pero es un cifra real y la vives todo el tiempo, no importa dónde estés. Es la edad de la más vieja de tu familia: tu madre. Y la mía, la Madre de todos.

La Madre Tierra se formó hace 4.5 billones de años y su transformación y evolución aún no terminan. Lo hace todo lento; tan lento que en nuestra corta vida apenas notamos sus cambios. Y es que la naturaleza no lleva prisa alguna. ¿Lo has notado?

No hay nada que urja. Hace lo que debe hacer en el tiempo que se requiera.  Los continentes tomaron millones de años en formarse. Los ríos tardan siglos en construir su cauce. Los árboles también se lo llevan muy tranquilos para generar bosques.

Si el orden natural de la vida es lento y lo sabemos, ¿entonces porqué los tienes tanta prisa?

Todo lo queremos aquí y ahora. Corremos para un lado y para el otro para poder lograr cosas, y así sentirnos importantes. Y si no obtenemos lo que deseamos, entramos en conflicto que nos lleva a la depresión.

Esto lo aplicamos para las relaciones personales, para el trabajo, para los estudios y hasta para la política.

Una y otra vez nos damos contra la pared porque nuestro ego olvidó que el ser humano es parte de la naturaleza, no es dueño de ella. Deseamos imponer nuestra urgencia ante el orden de la existencia, pero al universo le importa un comino.

Hemos construido una cultura que gira en torno a la recompensa inmediata, que es seductora y fácil… si estamos dispuestos a pagar el precio, que por lo regular es más alto de lo que creemos.

Compramos la píldora mágica para bajar de peso, vamos a la universidad que prometa menos años de instrucción, nos involucramos en relaciones que solo apuntalan el deseo y no el amor, y olvidamos la magia que es leer un libro sin monitos (ilustraciones). Tarde o temprano enfrentaremos el resultado de nuestra pereza y deseo por lo fácil.

Y cuando se trata de querer crear un nuevo hábito, esta búsqueda por lo fácil nos hará fallar sin remedio.

Por esa razón es que el mito de los propósitos de año nuevo me parece muy divertido. Los hacemos en la celebración del 1 de enero, para olvidarlos una semana después.

Si hay algo que aprendí en todos mis años de obesidad, es que no hay forma alguna de que un hábito quede instalado si buscamos la píldora mágica.

Los hábitos son como la formación de planetas. Necesitan ser lentos, pasando primero por fuego y caos, para luego enfriarse y comenzar a girar en armonía y sin parar.

Si en lugar de ir en contra de la naturaleza, la observamos y tomamos las lecciones que nos pone en nuestras narices, quizá sería posible lograr nuestros objetivos de año nuevo.

No importa lo mucho que te urja o cuanto sufras porque no lo tienes aquí y ahora, la ruta más larga es la mejor. Es donde más aprendes y puedes detenerte a disfrutar el paisaje.

Charla en video: Cómo mantener la creatividad

En este Chocoscopio sobre cómo mantener la creatividad y la inspiración, discutimos sobre cómo entender que éstas no dependen del ego, sino de la constancia y la disciplina.

Ser creativo no significa ser desordenado o abusar del cuerpo. Crear requiere entrenamiento y dedicación. Todo ello se puede lograr cuando tenemos la mente en paz. Y para ello contamos con la mejor herramienta del mundo: la meditación.

Si te interesa saber más sobre meditación, creatividad, te invito a Omoi, taller de mindfulness para creativos.

 

Zen y meditación para crear

Zen y meditación para crear

foto-dedos-sol

… música que se escucha tan profundamente que ya no se escucha. Te conviertes en música.

T.S. Elliot

La experiencia de crear es espiritual. No en el sentido religioso, sino en el más puro sentido humano. Cuando nos sentamos a escribir una carta, a dibujar o pintar, cocinar, a tocar algún instrumento o a diseñar una página, suceden varias cosas interesantes en nosotros.

Para empezar el mundo a nuestro alrededor se pierde. Dejamos de estar distraídos por ruidos o por el medio ambiente. Dejamos de sentir el cuerpo. ¿Te has percatado que cuando te absorbe alguna actividad creativa, dejas de sentir las piernas?

Cuando creamos nos convertimos en lo que sea que creamos. Por un momento somos música y nos movemos entre notas. Por un instante somos texto que comunica y que expresa. O quizá nos transformamos en ingredientes de una historia que se narra en un platillo servido.

Crear es espiritual porque nos une con el presente, fundiéndonos con el flujo de la vida. Se suspenden los juicios y las opiniones y simplemente seguimos adelante hasta terminar. Es entrar a un proceso meditativo en el que la vida transcurre en armonía y en tono con los ritmos de la naturaleza. Los sentimientos surgen y se plasman para simplemente ser.

Llegar a esta zona no es nada fácil. A algunos nos cuesta mucho trabajo, pues la inspiración nos evade con frecuencia. La buscamos activamente en todos lados y siempre tarda más de lo que quisiéramos. Por desgracia, algunas personas se rinden y otras más se intoxican para poder sentirse en sintonía con los jugos creativos.

¿Y si te dijera que la creatividad está íntimamente ligada a la Práctica Zen en de lo que te imaginas? Y aclaro que al decir Zen me refiero a Budismo Zen, no a la palabra deslavada y mal comprendida que usan para vender jabones y spas.

Una persona creativa trabaja mejor cuando vive justo aquí y ahora, dejando de lado la angustia del futuro y la pesadumbre de un pasado que lo ancla. Sabe que la inspiración tarda en llegar, pero si mantiene la mente en calma, siempre será mucho más sencillo producir y llegar al Silencio.

Así como debemos practicar la escritura o la música para ser mejores; un gran ejercicio para el creativo es sentarse en silencio a meditar. Si esta práctica se lleva con disciplina, la inspiración se encontrará de forma más fácil y sencilla, sin tener que recurrir a estimulantes o dramas.

Es cuestión de probar.


Si te interesa saber más y meditar para crear, te invito a Omoi, taller de meditación para personas creativas.