La verdadera forma no tiene forma, con el cuerpo redondo y vacío. Aunque vacía no deja de brillar, brillando sin faltar a ninguna parte.
Siguiendo las causas, toma una miríada de formas, pero sin falta es siempre la misma. Una gran compasión y una gran sabiduría están hechas para surgir en mí.
Me lavo los pies y me siento donde Subhuti obtuvo la iluminación. Así que pedí más enseñanza, y se derramó sobre mí.
Aunque todos los seres vivos sean salvados, nunca hubo un yo. En este pequeño círculo, las Tres Perfecciones de la Sabiduría están completas.
Por medio de este escrito se puede alcanzar la iluminación. En esta balsa se puede cruzar el arroyo, y así subir a la otra orilla.
Hoy me siento en silencio a contemplar este poema. El Maestro Muuija (Corea, 1178–1234) captura con gran belleza y humildad la esencia y la enseñanza de este sutra. ¿Hasta dónde llegan las mentiras que nos contamos? ¿Cuál es el límite para la mente sin control?
El Sutra del Diamante es sagrado porque nos muestra la verdadera naturaleza de la realidad, enseñándonos que todas las formas y fenómenos son vacuidad. Esta comprensión está plasmada en el poema, donde Muuija describe «la verdadera forma no tiene forma, con el cuerpo redondo y vacío», enfatizando la naturaleza insustancial de todas las cosas.
El poema refleja la idea de que, aunque la vacuidad puede parecer desprovista de sustancia, es en sí misma brillante y omnipresente: «Aunque vacía no deja de brillar, brillando sin faltar a ninguna parte». Esta brillantez es la claridad de la sabiduría que surge cuando comprendemos la vacuidad. El universo entero es un campo de interdependencia y cambio continuo, donde las formas emergen y desaparecen sin perder nunca su esencia vacía.
Nuestros pensamientos y percepciones son engañosos. Nos hacen creer en una realidad sustancial y permanente. Muuija lo ilustra al decir: «Siguiendo las causas, toma una miríada de formas, pero sin falta es siempre la misma». Aunque las formas y fenómenos parecen múltiples y cambiantes, su esencia vacía permanece inmutable. Nuestros pensamientos, entonces, son como olas en el océano, efímeras y sin sustancia propia.
El Sutra del Diamante, además de la práctica del Shikantaza tienen el potencial de liberarnos de dukkha. «Así que pedí más enseñanza, y se derramó sobre mí» implica que al sentarnos en Zazen, la claridad del Dharma nos impregna. La práctica y el estudio nos permiten ver más allá de la ilusión de un yo fijo y separado, llevando a la realización de que «nunca hubo un yo». En este estado de no-yo, la mente se abre a la gran compasión y sabiduría, completando las Tres Perfecciones de la Sabiduría: Sabiduría de Estudiar, Sabiduría de Zazen, Sabiduría de Introspección.
Es posible cruzar el río del sufrimiento hacia la otra orilla de la iluminación: «En esta balsa se puede cruzar el arroyo, y así subir a la otra orilla». Esta balsa es el Sutra del Diamante y la práctica del Shikantaza, que nos llevan a la liberación y al despertar.
El poema del Maestro Muuija, con su aprecio por la belleza y el silencio que enseña el Sutra del Diamante, nos muestra la vía hacia una comprensión profunda de la vacuidad y la liberación del engaño mental.
La naturaleza búdica y la mente de Buda son temas complejos de realizar, a menos que se tenga una práctica estable de Zazen. Para el budismo Zen, siempre ha sido primordial impulsar a los practicantes a vencer el ego y simplemente sentarse. El mensaje de Shijkantaza está por todos lados. Sin embargo, siempre es bueno recordar que incontambles maestros nos han dejado instrucciones para Zazen.
«No discutas. No negocies con el ego. No pongas pretextos. No, no estás muy ocupado. Solo siéntante en Zazen».
Esto es porque aunque te esfuerces en leer mucho, el verdadero Zen está en disminuir la actividad de todo tipo. Dejamos de movernos y dejamos a la mente en paz.
Todos los Patriarcas del Zen nos piden sentarnos en el zafu, y el misterioso maestro Foxin (Mente de Buda) Bencai, no es la excepción. Por desgracia, no hay registros históricos de él. Sabemos que nació en China entre los siglos VIII y X, y que dejó el texto «Instrucciones para Zazen» como herencia para todos nosotros.
Este escrito toca algunos puntos relevantes que pronto discutiremos en teisho. Pero algunos que llaman la atención son:
La mente es esférica, brillante. Como una perla.
Estar ocupado con el activismo y protegiendo las ideas, no solo no resuelve una sola de tus causas, sino que solo lleva a más confusión en ti.
No hacer nada, nos lleva a la confusión.
Búsquda de equilibrio entre absoluto y relativo.
Si no hay Zazen en tu vida, tu destino es ir en círculos, como un perro que persigue su propio rabo.
Cada párrafo es afirma las enseñanzas de Shakyamuni: todas las experiencias y percepciones están fundadas en la mente. Al reconocer nuestra verdadera naturaleza, podemos liberarnos del ciclo de sufrimiento y renacimiento.
Instrucciones para Zazen
En la meditación sentada, haz que el corazón sea recto y la mente clara y verdadera. Purifica el ser y vacía el corazón. Sentado con las piernas cruzadas, mira y escucha hacia dentro; claramente despierto y consciente, te liberas permanentemente de la olvido y la excitación. Si algo surge en la mente, haz tu mejor esfuerzo para desecharlo.
En la concentración tranquila, examina con claridad y verdadera atención plena. Lo que es consciente de sentarse es la mente, y lo que introspecciona es la mente. Lo que conoce el ser y el no-ser, el centro y los extremos, el interior y el exterior, es la mente. Esta mente es vacía y perceptiva, silenciosa y consciente. Redonda y brillante, perfectamente clara, no cae en ideas de aniquilación o eternidad. La conciencia espiritual resplandece radiante, su discriminación no es falsa.
Hoy en día vemos estudiantes que se sientan diligentemente pero no despiertan. Su problema deriva de su dependencia de conceptos, sus sentimientos se adhieren a sesgos y falsedades. En su confusión, dan la espalda a la verdadera base y erróneamente se inclinan por el quietismo o el activismo. Por eso no logran alcanzar la iluminación.
Si puedes concentrarte y aclarar tu mente de tal manera que armonices íntimamente con lo increado, el espejo del conocimiento se limpiará y la flor de la mente repentinamente florecerá. Los infinitos apegos a conceptos se disolverán directamente, y eones acumulados de ignorancia se abrirán de una vez.
Esto es como olvidar y de repente recordar, como estar enfermo y de repente recuperarse. Surge una sensación de alegría dentro de ti, y sabes que te convertirás en un Buda. Entonces sabes que no hay un Buda separado fuera de la mente.
Después de eso, aumentas el cultivo en concordancia con el despertar, experimentando la realización por medio del cultivo. La fuente de la realización del despertar es la identidad de la mente, el Buda y los seres vivos. Esto se llama absorción en la comprensión unificada y la acción unificada. También se llama el Camino Sin Esfuerzo.
Ahora puedes revertir las cosas sin alienación de los sentidos y objetos. Recogiendo lo que viene a mano, alternas como anfitrión e invitado. El ojo del universo claro, el presente y el pasado se renuevan. La capacidad espiritual de percepción directa se logra naturalmente. Por eso Vimalakirti dijo: «Vivir una vida activa sin emerger de la absorción en la extinción llamada sentada en quietud».
Así que debemos saber que la luna aparece cuando el agua está quieta, el brillo es completo cuando el espejo está limpio. Para las personas que estudian el Camino, es esencial sentarse y meditar. De lo contrario, estarás yendo en círculos para siempre.
Aunque esto es desagradable, no puedo mantenerme en silencio. He escrito algunas generalidades para ayudar a las personas a descubrir la verdadera fuente. Si no descuidas la práctica, entonces alcanzarás la misma realización.
En el corazón de la práctica del Budismo Soto Zen, encontramos una forma de meditación que nos conecta directamente con la esencia del Buda y la verdad última del universo. Esta práctica se conoce como Shikantaza, que significa «sólo sentarse» o «simplemente estar presente». En su simplicidad aparente, Shikantaza contiene la esencia misma de la iluminación del Buda y nos permite vivir la realidad de que todos los seres vivos son una sola cosa.
Cuando nos sentamos en silencio e inmóviles en Zazen, sin ceder ante las tentaciones del ego y los pensamientos que surgen y se desvanecen, nos sumergimos en la realidad cruda del momento presente. No nos aferramos a ninguna idea, imagen o experiencia en particular. En cambio, solo permitimos que el universo se manifieste y se desvanezca en la inmensidad del espacio de la conciencia.
Shikantaza es una práctica que va más allá de la dualidad de la mente discursiva y nos sumerge en la profunda experiencia de la no-dualidad. No hay separación entre ti lo que escuchas o sientes como externo. Nos convertimos en el propio acto de meditar, fundiéndonos con el flujo constante de la existencia. En este estado de pura presencia, trascendemos las limitaciones del yo individual y experimentamos la unidad fundamental de todos los seres vivos.
Cuando practicamos Shikantaza, nos volvemos uno con el Buda. El Buda no es un adorno de restaurante chino o escuela de yoga. Tampoco es una figura distante del pasado. Es una presencia viva y activa en cada momento de nuestra práctica. El Buda vive a través de nuestra respiración, nuestra postura y nuestra atención plena. En cada inhalación y exhalación, en cada momento de quietud y serenidad, nos convertimos en el Buda mismo, despiertos a la realidad y a la compasión profunda que hace posible la vida.
Master Dogen y todos nuestros patriarcas se sientan en Shikantaza con nosotros. En cada respiración, en cada momento de silencio, nos unimos a una tradición de sabiduría y compasión que se extiende a lo largo de los siglos. Nos convertimos en un eslabón vivo de la transmisión del Dharma, conectados con todos los seres que han buscado la verdad y la liberación.
En el corazón de Shikantaza, experimentamos la verdad fundamental de que todos los seres somos uno solo. En el silencio de la meditación, las barreras de la separación se desvanecen y nos damos cuenta de que nuestras vidas están entrelazadas en la vacuidad. No hay diferencia entre el yo y el otro, entre el Buda y el discípulo, entre la montaña y el río. Todos somos expresiones únicas de la misma vida primordial.
Es por eso que Shikantaza es el corazón de todos los seres vivos. Nos invita a trascender nuestras limitaciones egoístas y experimentar la unidad y la interconexión de toda la existencia. En la práctica de Zazen, encontramos la puerta abierta a la comprensión profunda de la realidad y el despertar de la compasión incondicional.
Que cada inhalación y exhalación nos recuerden nuestra conexión con todos los seres vivos. Que cada momento de silencio y presencia nos lleve más cerca de la verdad última. En Shikantaza, encontramos la puerta abierta hacia la liberación y la realización del potencial ilimitado de nuestra mente.
Que todos los seres encuentren la paz y la liberación a través de la práctica de Shikantaza. Que nuestras vidas se conviertan en un testimonio vivo de la unidad y la compasión que subyacen en cada momento.
«La paciencia y la tolerancia son la más alta ascesis. Los Budas proclaman que el Nibbana es el supremo. No es un renunciante ni un asceta el que agrede a los otros.» – El Buda, Dhammapada
Todas las imágenes del Buda tienen una característica compartida. Su rostro es la paciencia hecha perfección y es un recordatorio de que alguien normal, como tú y como yo, es capaz de convertir la paciencia en parte de su espiritualidad.
La paciencia es de lo más difícil de lograr. Queremos que todo suceda rápidamente y según nuestras expectativas e idea del tiempo. Y si no pasa, llegan los “Tres Hermanitos Diabólicos”: estrés, ansiedad y frustración (Sí, acabo de inventar ese término).
¿Por qué nos resulta tan difícil ser pacientes? ¿Cómo podemos cultivar la paciencia en nuestras vidas? En el Budismo Soto Zen, encontramos enseñanzas valiosas sobre la paciencia como parte de nuestra espiritualidad y sobre cómo podemos practicarla como un acto de amor propio y compasión.
En el Budismo Zen, la paciencia se conoce como «Kshanti» (sánscrito), una de las Seis Paramitas o virtudes transcendentales. Kshanti se refiere a la capacidad de ver cómo el ego quiere controlarnos y cómo debemos mantener la calma en un mundo que no cumple con lo que imaginamos. Es la habilidad de conectar con la humanidad de otros y soportar las aflicciones sin reaccionar con aversión ni rechazo.
Casi siempre la paciencia es un acto de ego porque pensamos cosas como “debido a que soy buena persona, soporto tus imperfecciones y tu lentitud”.
Pero la paciencia no es hacia el exterior. Es hacia uno mismo. Cultivar la paciencia es un acto de amor propio y compasión. Nos da la oportunidad de estar en armonía con el flujo de la vida y aceptar las cosas tal como son. Conectamos con todos los seres vivos y con nuestro interior.
Y más importante, nos liberamos de la necesidad de controlar y resistir, y en su lugar, encontramos una mayor paz interior y claridad mental.
Hoy quiero compartir cinco acciones que me ayudan a no perder la paciencia. Son parte de mi práctica espiritual, pero no tienes que ser monje para comenzar a practicarlas:
1. Cultiva la conciencia plena
Practica la atención plena en cada momento presente. Observa tus pensamientos y emociones sin juzgar y desarrolla una mayor comprensión de tus patrones de impaciencia.
2. Abraza la impermanencia
Recuerda que todo en la vida es transitorio. Incluidas tus emociones. Los Tres Hermanitos Diabólico son estados pasajeros de la mente. Acepta que las personas y las cosas pueden llevar tiempo y cambian a su propio ritmo. Deja de aferrarte a las expectativas y sé abierto a las posibilidades que se presentan. Absolutamente nadie tiene por qué actuar como imaginas.
3. Practica la autocompasión
Sé amable contigo cuando te encuentres luchando con la impaciencia. Reconoce que eres un ser humano y que todos tenemos momentos de dificultad. Todos tenemos diferentes formas de pensar, de hacer las cosas y de sentir el tiempo. Trátate con compasión y permite que la paciencia se desarrolle gradualmente.
4. Aprende del presente
Cada situación que encuentres es una oportunidad de aprendizaje. En lugar de enfocarte en el resultado final, dirige tu atención hacia el proceso, al esfuerzo y humanidad de los demás y a las lecciones que están ante ti. Esto te ayudará a desarrollar una actitud de apertura y aprendizaje constante.
5. Nutre la práctica de Zazen
Shikantaza, la meditación sentada, es una práctica fundamental en el Budismo Soto Zen. A través de la quietud y la observación consciente de los pensamientos, puedes cultivar la paciencia y la estabilidad mental. Dedica tiempo regularmente a esta práctica y observa cómo se refleja en tu vida diaria.
Las Seis Paramitas son hábitos completamente alcanzables por cualquiera. Pero se requiere dar el primer paso. Kshanti es un viaje y lleva tiempo desarrollarla. Pero con cada pequeño paso, estarás construyendo una base sólida para la paz interior y la resiliencia en tus metas.
Durante el fin de semana mayor de 2023, Grupo Zen Ryokan tendrá algunos eventos gratuitos para los que todo el planeta está cordialmente invitado. Todos los horarios son en tiempo de la Ciudad de México.
Jueves 6, viernes 7, sábado 8, de 6:00 a 7:00 AM
La sesión de Zazen de las mañanas cambia de formato únicamente por estos dos días.
No habrá Sutra del Corazón, solo Shikantaza. Comenzará 10 minutos más temprano, a las 6:00 AM. La práctica durará 1 hora, para terminar a las 7:00AM
Sábado 8
No habrá clase de ninguno de los cursos.
Domingo 9, a las 10:00 AM
Zazenkai celebrado el cumpleaños del Buda, Hanamatsuri. Únicamente por Zoom. El Árbol del Yoga estará cerrado. La invitación y la información serán publicados el viernes aquí en el blog.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi