Nehan-e o el Día del Parinirvana es un día especial en todas las tradiciones budistas, ya que conmemoramos la muerte del Buda y su trascendencia al parinirvana. Aunque no hay una fecha oficial para celebrar este día, en el Soto Zen lo observamos alrededor del día 15 febrero.
Sí, leíste bien. Celebramos la vida-muerte-iluminación del Buda y por muchas razones. Entre ellas está el hecho de que Shakyamuni, a pesar de ser nuestro Maestro Fundador, era una persona normal. Reía, lloraba y trabajaba; pero además envejecía y se enfermaba.
Entonces, es un día de regocijo, introspección y gratitud porque su Dharma es eterno y continúa ofreciendo orientación y esperanza a millones de personas en todo el mundo.
Hay muchas formas de celebrar Nehan-e
En este día, los budistas nos unimos en oración, Zazen y reflexión para recordar las profundas enseñanzas del Buda, que han inspirado a generaciones de personas durante siglos.
En todos nuestros altares ponemos la imagen del Buda recostado, que nos enseña que aún en la vejez y en la enfermedad, se puede seguir practicando el Dharma.
Hay muchas maneras diferentes de celebrar, como asistir a las charlas y ceremonias en tu sangha. Además, muchos templos budistas organizarán festivales y ceremonias especiales en este día, brindando una oportunidad única para que los budistas se reúnan en celebración y contemplación.
En Grupo Zen Ryokan tendremos nuestra celebración durante Zazenkai, en la que hablaremos sobre un tema vital para nosotros: la compasión.
Nehan-e es una festividad sobre compasión y generosidad
El día de la muerte del Buda es una excelente manera de vivir sus enseñanzas, mostrado aprecio, gratitud y amor por nuestra familia, amigos y comunidad. Pero para hacerlos aún más significativos, debemos incorporar la compasión en nuestras celebraciones.
Siguiendo las enseñanzas y los preceptos, creamos una atmósfera de amor, apoyo y amistad. Si alguien necesita ayuda o cariño, no dudes en darlos. Así vivimos la promesa del Bodhisattva, que es conectarnos unos con otros en un nivel más profundo.
Las celebraciones compasivas pueden tomar muchas formas. Podemos comenzar siendo conscientes de las necesidades de los demás o simplemente guardar silencio en honor al Buda. Además, debemos esforzarnos por crear un entorno en el que todos se sientan en paz, respetados y aceptados.
Es un buen momento para practicar Dana. Un donativo al templo o a tu monje es siempre una buena idea, aunque también puedes donar tiempo trabajando en proyectos de la sangha.
Al convertir Nehan-e en una fiesta de compasión, todos estos pequeños actos de bondad en nuestras celebraciones, crearán memorias agradables y una tradición significativa para todos.
Encontrar paz y alegría en la impermanencia
El en Sutra del Loto, Shakyamuni nos dice sobre su muerte
Hombres buenos, los Sutras proclamados por el Así Venido son todos para el propósito de salvar y liberar a los seres vivientes. Él puede hablar de su propio cuerpo, o puede hablar sobre el cuerpo de alguien.
Él se puede manifestar en su propio cuerpo, o manifestarse en el cuerpo de alguien. Él puede manifestar sus propios asuntos, o manifestar los asuntos de otros, pero todo lo que dice es verdadero y no es falso.
¿Cuál es la razón para esto? El Así Venido conoce y ve el dominio triple como verdaderamente es. No hay nacimiento o muerte, no retroceso o avance, no existencia en el mundo o pasaje a la quietud.
Vida-muerte son la misma cosa. Las enseñanzas del Buda se honran a través de nuestra práctica y de nuestros esfuerzos para promover la benevolencia. Nos mantenemos alegres, ecuánimes y trabajando por los demás.
Aunque nuestro viaje espiritual puede estar lleno de estrés y ansiedad, es importante recordar que la práctica Zen nos muestra la salida del sufrimiento. Con un poco de esfuerzo, todos podemos encontrar momentos de paz y júbilo en nuestras vidas. Esta es la enseñanza del Buda.
Con Zazen, atención plena o simplemente tomando un tiempo para apreciar la belleza de la naturaleza, hay muchas maneras de encontrar el significado del Nehan-e.
Conclusión
No importa cómo elijas celebrarlo, el Día de Buda Parinirvana o Nehan-e es una ocasión importante para los budistas de todo el mundo. Al incorporar compasión por los demás en este día (u todos, en realidad), podemos comprender mejor nuestra propia práctica espiritual y profundizar nuestra comprensión de la rica historia y las tradiciones del Budismo Zen.
Es impresionante lo poco agradecidos que somos en la cultura hispana. Como vivimos para el YO, nos desconectamos de la vida y pensamos que lo merecemos todo. Claro, eso nos lleva a vivir con resentimiento porque todo es insatisfactorio.
El Budismo Soto Zen es una rama del budismo Mahayana que se centra en el cultivo de la compasión para servir a los demás, y en la práctica de Zazen (meditación Zen) para vivir con atención plena en cada momento.
Aunque muchos maestros nos dicen que debemos vivir en el presente, pero no nos dan un entrenamiento preciso para lograrlo; en el Zen nos practicamos desde el inicio para realizar la vía del Buda. Es decir, apreciamos la vida completa de manera radical y sin juicios.
Con disciplina y la guía de nuestros maestros logramos ser conscientes de los pensamientos, sentimientos y acciones.
Una de nuestras prácticas más hermosas es la gratitud. En el Mangala Sutra, el Buda nos dice:
Reverencia, humildad, contentamiento, gratitud y escuchar en el momento apropiado el Dharma, la enseñanza del Buda. Esta es la mayor de las bendiciones.
Shakyamuni nos invita a dar valor adecuado a todo lo que tenemos y somos en la vida. A través de prácticas diarias de Zazen y gratitud, vivimos con una profunda satisfacción y alegría. Hoy exploramos un poco sobre cómo el Soto Zen influye en nuestra gratitud y cómo podemos incluirla en nuestros días para cultivar la paz interior.
El Budismo Zen incluye la gratitud como parte de nuestra espiritualidad
Desde el momento que comenzamos a investigar qué es budismo, casi siempre conectamos con su dulzura y su mensaje de paz espiritual. Esto no es coincidencia, gran parte de las enseñanzas de Shakyamuni son para desarrollar sentimientos de gratitud por todo lo que existe.
No es fácil de verlo, pero si abres el corazón a lo que el Buda y maestros como nuestro querido D?gen Zenji, verás que compasión y gratitud son base de nuestra religión.
Zazen y gratitud pueden ser herramientas poderosas para ayudarnos a ser más conscientes de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Practicar estas técnicas puede ayudarnos a cultivar una mejor comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, porque nos conecta con la vida.
Lo que eres, lo que tiene, todo lo que has aprendido en la vida; se lo debes a alguien más y a incontables esfuerzos. Comenzar a verlo hace que se desarrolle amor por la propia existencia y nos sentimos plenos.
Cuando desarrollamos un corazón agradecido, creamos belleza en todo lo que nos rodea.
En nuestra sangha, Grupo Zen Ryokan, la práctica de gratitud es diaria, luego de nuestra meditación. Siempre nos tomamos un tiempo para apreciar a las personas, los lugares y las cosas en nuestras vidas que nos brindan alegría.
El Verso de Gratitud es parte importante de nuestras mañanas:
Agradezco con todo mi ser a los millones de vidas, seres y esfuerzos, en todos los tiempos, que resultaron en mi existencia.
Agradezco con todo mi ser la oportunidad de vivir un día más para servir a todos los seres vivos y liberarlos del sufrimiento.
Agradezco con todo mi ser, todo lo que soy, todo lo que tengo aquí y ahora. En este momento.
Recitarlo todos los días nos ayuda a aceptar que estamos unidos con el resto del universo. Que todos somos Buda.
La práctica espiritual de gratitud ayuda a descubrir tu verdadero ser
La práctica diaria del Buddhadharma, Zazen y el incluir gratitud en nuestra vida espiritual nos llevan en un maravilloso viaje interior de autodescubrimiento. Son una forma de explorar nuestras profundidades internas, obtener información sobre nuestra verdadera naturaleza y desarrollar un sentido de aprecio por la vida.
Aunque no seas budista, con todo mi corazón sugiero que recites nuestro Verso de Gratitud diariamente, por 1 mes. La vida será más linda, te lo aseguro.
El miedo es una emoción primitiva que es muy útil para motivarnos a estar a salvo del peligro. La compartimos con muchos seres vivos, pero en el humano se torna en un demonio difícil de vencer.
Esto es principalmente porque vivimos con la ilusión del Yo y no sabemos romper esta atadura. Entre más seguros estamos de que nuestra personalidad es real, el miedo a no-ser lo que hemos construido o a perderlo todo, jamás se detendrá.
La raíz de muchos estados de ánimo poco hábiles es el miedo. Por miedo nos convertimos en personas iracundas, agresivas, acumuladoras, celosas y hasta envidiosas.
Al tener miedo indomable, hacemos atrocidades de magnitud histórica y atentamos contra la civilización. Solo para darnos cuenta de que el miedo no se extingue, sino que aumenta.
Es triste ver que muchísimas personas en el mundo jamás logran liberarse del miedo. Pero desde el punto de vista del Budismo Zen, hay mucho que se puede hacer.
El Buda era una persona que vivía sin miedo alguno, a pesar de estar en constante asedio por personas que tenían miedo del Dharma y querían matarlo. Su valor es recordado en todas las imágenes donde lo vemos en Abahya Mudra, la postura de manos del no-miedo.
Shakyamuni nunca se doblaba ante las amenazas. Al contrario, dejaba ser parte de la sangha a aquellos que querían dañarlo. Y en muchos casos, los enemigos se ordenaban como monjes. ¿Cómo lo lograba? Al vivir con un ego bajo control, practicando con las herramientas que nos ofrece la espiritualidad budista, es muy posible disminuir el miedo.
Cuando estudiamos Budismo Zen aprendemos distintos conceptos que, si los aplicamos a nuestra experiencia, el resultado es la liberación de todos los temores. Entre ellos podemos mencionar:
Anatta, lo que eres es solo un constructo
Tu personalidad, lo que eres, tus gustos y tus miedos; todo es una construcción que has creado a lo largo de tu vida. La enseñanza de Anatta nos dice que no hay tal cosa como un YO, pues es intangible y es solo narrativa.
¿Y si en lugar de contarte cuentos de terror, los cambias por cuentos de compasión y gratitud?
Vacuidad
Si observas con toda calma y honestidad, la mayor parte de tus miedos son solo pensamientos. Y los pensamientos solo ocurren en tu cabeza. No tienen sustancia y comparten la misma naturaleza que el vapor. Se esfuman.
Tus pensamientos, aunque parezcan muy importantes, no lo son. Si los atesoras y les agregas historias de YO, crecen sin control al punto de que ya no son manejables.
Entender la vacuidad nos ayuda a ver nuestra propia naturaleza y a soltar los pensamientos con los que nos causamos daño.
Gratitud, compasión y generosidad
Una persona que vive alimentando sus miedos y creando nuevos, es alguien que tiene demasiado tiempo libre. Como no tiene ningún interés en colaborar con la vida, le sobran horas del día para atormentarse.
En cambio, alguien comprometido con la práctica Zen entiende que cualquier oportunidad para agradecer, conectar con los demás y trabajar por el beneficio de todos los seres; es la vía para bajar la intensidad del YO y alejar los miedos para siempre.
Zazen
Cuando nos sentamos en silencio e inmóviles, es posible convertirnos en espectadores de la mente, no en protagonistas. Esto es vital para el Zen porque sabemos que es posible soltar todo aquello con lo que nos lastimamos.
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Por supuesto este artículo jamás podrá ser un sustituto de una práctica disciplinada en una sangha y de la guía de un maestro. Pero si vives con miedo y no tienes una sangha cerca, puedes comenzar investigando lo que ofrece el budismo, leer muchos libros y comenzar a sentarte en Zazen. No te arrepentirás.
El Budismo Soto Zen es una escuela de la espiritualidad humana que se separa del resto, debido a su enfoque en la realidad como motivo de reverencia.
El Zen no tiene dioses ni demonios. No hay pecados ni castigos. Solo nos sentamos en silencio para soltar los pensamientos y poder ver la vida como la veía el Buda: sin apegos, sin comentarios y sin juicios.
Nuestra espiritualidad tiene como cimiento la práctica de Zazen y el estudio de las enseñanzas del Buda y los Patriarcas, para alcanzar una mayor comprensión de la realidad y un estado de paz interior, que modifica nuestra relación con el universo.
Entre los textos que estudiamos están los sutras, que contienen enseñanzas y principios fundamentales del budismo; los koans, que son preguntas o problemas aparentemente irresolubles que se utilizan como herramientas para ayudar a las personas a alcanzar la iluminación; y poemas de diferentes maestros a través de los siglos.
Todo ello nos da la espina dorsal filosófica y moral para mejorar como personas y ser útiles a la vida.
Las cosas que nos enojan y nos entristecen, siguen sucediendo, por supuesto. Es solo que ya no cobran nuestra tranquilidad, lo que nos deja en posición de tomar mejores decisiones para beneficio de los demás.
Al comprender que todos los seres vivos tienen la capacidad de sufrir, conectamos con ellos desarrollando empatía y nos esforzamos para ayudar a que la vida sea menos pesada.
El camino del Zen es la vía del Bodhsiattva, que es un ser que disminuye su ego y deja de lado su beneficio personal para dedicar su vida al servicio.
Ponemos especial atención al cuidado del cuerpo y mente, que son nuestra herramienta para vivir bajo las enseñanzas del Buda.
Zazen se considera una herramienta esencial para alcanzar el despertar y soltar todos los pensamientos con los que nos causamos daño. Nos entrenamos para expandir nuestra consciencia y lograr una mente clara, que nos permita vivir con atención plena. Así eliminamos para poder vivir nuestra naturaleza búdica.
Y hablando de la vida en el mundo contemporáneo, la práctica Zen nos da las herramientas para encontrar orden y belleza en un mundo que parece violento y caótico.
Pero no hay tal cosa como caos. Todo es Buda.
Nuestra espiritualidad es la aceptación radical de la vida como es.
Siempre que comienza un nuevo año, las redes sociales están llenas de retos de hábitos. Muchos creadores de contenido retan a su público a que hagan algo extraordinario por 20 o 30 días, con la esperanza de que esta acción se quede para siempre. Aunque la iniciativa de cambio es noble, estos retos solo nos llevan a un esfuerzo inútil, porque justo así es como no debemos construir hábitos nuevos.
Iniciar un año de retos como 2023 no solo es cuestión de buenos deseos o tomar retos, sino de saber qué demonios estamos haciendo con nuestros hábitos. Hay que saber cómo funciona la mente y el cuerpo ante las nuevas rutinas, para que a lo largo de muchas semanas o meses, se puedan convertir en hábitos.
Pero el problema es que no estamos educados para entender cómo funcionan los hábitos, los pequeños rituales cotidianos y su importancia. Queremos que los hábitos se queden tan sólo por imaginarlos o recurriendo a la fuerza bruta, sin tener claro la disciplina y constancia que se requiere. Pero aún más importante, no tomamos conciencia del tiempo que requiere crear un hábito nuevo. Por ejemplo, como cuando queremos volvernos corredores en cada enero.
Nos preparamos y conseguimos todo. Estamos listos. Este año será el que marque la diferencia en mi vida.
El 1 de enero es el día perfecto para iniciar. ¡Vamos con todo!
Si entreno duro, en un mes estaré corriendo mi primera carrera. Al fin y al cabo, los blogs de productividad y TED dicen que con 21 o 30 días el hábito queda listo.
Los expertos en productividad al estilo estadounidense nos dicen que debemos vivir con la mentalidad de cambio y realizando afirmaciones que pongan la mente en el camino ideal. Aunado a acciones pequeñas, al final de 30 días el hábito quedará en la mente y será parte de nuestra vida.
Suena fácil y sencillo. Uno piensa que con un esfuerzo de tan sólo unos días podrá comer ensaladas cual vaca o salir a incendiar las calles con el running.
Sin embargo, hay una falla inmensa en este sistema. Esta teoría está pensada con la mentalidad de la recompensa inmediata.
Para la mentalidad occidental, los cambios deben llegar sin esfuerzo y de la manera menos incómoda posible. Si algo produce un poco de sudor en la frente, es descartado. Es más, si pueden pagar por que alguien más se esfuerce, lo hacen.
No en vano Estados Unidos es el país que más productos milagrosos lanza. Basta con echar un vistazo a los informerciales. Harán lo que sea para vendernos desde pelador de patatas mágico, hasta un aparato de tortura medieval para ejercitar el abdomen. Todo es fácil y con el menor esfuerzo posible.
¡Puedo tener six pack mientras miro Netflix!
Los hispanoparlantes no somos diferentes.
La recompensa inmediata es uno de los daños más grandes que la sociedad de consumo ha casado en el crecimiento personal y espiritual.
Todo lo queremos aquí y ahora, y los hábitos no se escapan.
Por eso, al intentar cumplir metas y adquirir mejores disciplinas, fallamos miserablemente. Cuando vemos la cruda realidad de que los hábitos requieren esfuerzo y hasta un poco de sacrificio, los abandonamos.
Hace años, cuando estaba experimentando con los hábitos, decidí retar la idea de los 21 a 30 días porque algo no estaba correcto.
Ya sea curar mi insomnio, volverme corredor, aprender un idioma o a cocinar… todos mis procesos de hábitos nuevos han tomado mucho más de 3 meses. Algunos más complejos han tomado unos buenos 4 años. Todas y cada una de mis mejoras personales han llevado un largo proceso de introspección, investigación, experimentación, muchos errores y caídas, y práctica constante.
Los hábitos que formamos los monjes budistas requieren aún más tiempo para quedar, pues también tienen que ver con la práctica activa de dejar el ego de lado.
Quizá soy muy tonto. Es posible que mi cerebro de mandril no pueda con una meta corta de 21 días. Pero lo que sí puedo decir es que los cambios que se han quedado y que forman parte de mi cotidiano, han sido logrados al 100% y los practico hasta el día de hoy.
Pero todos han tomado mucho tiempo y, sobre todo, disciplina.
No me cansaré de decirlo. El secreto de la vida es la disciplina. La necesitamos para estudiar, trabajar, divertirnos y hasta para dormir.
Creo que es hora de comenzar a entenderlo antes de que 2023 nos lleve en su remolino.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi