Adiós a los malos hábitos

Adiós a los malos hábitos

Adiós a los malos hábitos

Todos tenemos hábitos que nos avergüenzan o que mantenemos en secreto. Sabemos que están mal, pero seguimos con ellos. Por ejemplo, admito ante todo el mundo que me muerdo las uñas. Es un hábito que a veces se va, y otras regresa. Y es que los malos hábitos son esas persistentes prácticas que destruyen lentamente nuestra calidad de vida, felicidad y éxito. Dicen adiós a los malos hábitos quienes han entendido que estos no solo son acciones repetitivas, sino cadenas que restringen nuestro potencial.

Desde procrastinar hasta fumar, los malos hábitos pueden parecer nuestros compañeros inocentes en nuestro cotidiano, pero en realidad causan infelicidad que se manifiesta en muchas áreas de nuestra vida.

Este post es solo informativo y menciona algunas ideas recopiladas de diferentes fuentes, pero como siempre he dicho: si necesitas ayuda con algún mal hábito y es más grande que tú, ve con un profesional que te guíe. Siempre es buena idea ir a terapia psicológica. Por favor no lo descartes.

La destructiva naturaleza de los malos hábitos

Los malos hábitos son destructivos porque operan bajo el radar, fortaleciéndose con cada repetición. A nivel psicológico, estos hábitos crean un ciclo negativo de recompensa inmediata, proporcionando satisfacción a corto plazo a expensas de nuestras metas y salud a largo plazo.

Con más frecuencia de lo que imaginamos ofrecen una recompensa inmediata, placer o alivio que parece resolver una necesidad o deseo instantáneo. Estos pueden variar desde la impermanente euforia de consumir alimentos poco saludables hasta la gratificación instantánea de procrastinar tareas importantes.

La recompensa instantánea actúa como un refuerzo positivo, grabando el hábito en nuestras rutinas diarias y circuitos neuronales. Sin embargo, aunque satisfacen en el corto plazo, estos hábitos nos atrapan en un ciclo perjudicial, sacrificando nuestro bienestar a largo plazo por un placer momentáneo, y a menudo nos dejan en una peor situación que antes.

Las adicciones de todo tipo son hábitos destructivos que tienen muchos matices. Pero al final son hábitos que podemos mejorar, si sabemos cómo y si tenemos la ayuda adecuada.

Identificar y comprender las recompensas inmediatas es crucial para desmantelar los malos hábitos y reemplazarlos con otros más saludables y beneficiosos.

El cambio es posible y real

A veces los malos hábitos puedan parecer invencibles. Muchos se rinden porque no saben qué hacer. Pero la realidad es que, con las técnicas y estrategias adecuadas, el cambio es posible. La comprensión de cómo se forman los hábitos y cómo funcionan nuestros cerebros es fundamental para deshacer los patrones negativos. Aquí es donde entra la neurociencia y la psicología positiva, ofreciendo esperanza y métodos para un cambio duradero.

Identificación: el primer paso hacia el cambio

El primer paso para decir adiós a los malos hábitos es identificarlos. Esto parece sencillo, pero en realidad, requiere una introspección profunda y honestidad. Reconocer los desencadenantes, las acciones y las recompensas de nuestros malos hábitos es crucial. Un diario de hábitos puede ser una herramienta efectiva para este proceso, ayudando a rastrear cuándo y por qué recurrimos a ciertos comportamientos.

Estrategias basadas en neurociencia

La neurociencia ha revelado que los hábitos están profundamente arraigados en el circuito neuronal del cerebro, especialmente en una región conocida como los ganglios basales. Sin embargo, también ha demostrado que el cerebro es increíblemente plástico y capaz de cambiar y adaptarse. Técnicas como la reatribución y meditar ayudan a reformar las vías neuronales, permitiendo la formación de nuevos hábitos saludables.

Reatribución: Consiste en asociar el deseo intenso de un mal hábito con una actividad más positiva. Cada vez que surge el impulso, se redirige la acción hacia algo beneficioso.

Mindfulness: Practicar la atención plena nos ayuda a ser más conscientes de nuestros pensamientos y acciones, permitiéndonos detener los malos hábitos en su origen y reemplazarlos con respuestas más saludables.

Psicología Positiva: Enfocarse en el Fortalecimiento

La psicología positiva se centra en fortalecer las cualidades y comportamientos positivos en lugar de simplemente erradicar los negativos. Esto incluye:

Establecer metas claras y positivas: En lugar de simplemente intentar «dejar de fumar», establece un objetivo positivo como «llevar un estilo de vida saludable».

Gratitud y reflexión: Tómate un tiempo cada día para reflexionar sobre los progresos y agradece por los pequeños éxitos en el camino hacia el cambio.

Mejorar nuestros hábitos es una tarea sin fin

Decir adiós a los malos hábitos no es un evento único. Ese es un muy buen aspecto porque siempre estamos tratando de ser mejores personas. Es un proceso continuo de autodescubrimiento, adaptación y compromiso. Con cada pequeño paso hacia el cambio, nos despedimos repetidamente de esos comportamientos destructivos y abrimos nuevas puertas a una vida más saludable, feliz y satisfactoria.

Conclusión

Los malos hábitos pueden ser destructivos, pero no son invencibles. Con las estrategias adecuadas, basadas en la comprensión de la neurociencia y reforzadas por la psicología positiva, es posible un cambio duradero. Identificar, reemplazar y fortalecer son las claves para una transformación exitosa. Así que, con cada decisión consciente y cada nuevo hábito saludable, decimos una vez más, adiós a los malos hábitos.

Y claro, siempre es mejor trabajar en nuestros hábitos, cuando tenemos guía, un método y un grupo de apoyo. En nuestro taller de hábitos, aprendemos y caminamos juntos. ¡Te espero!

Hábitos productivos para darle energía nuclear a tu día

Hábitos productivos para darle energía nuclear a tu día

Hábitos productivos para darle energía nuclear a tu día

Los humanos, como muchos otros mamíferos, estamos hechos con base en hábitos. No nos percatamos de ello, pero todo lo que hacemos está dictado por el poder de las rutinas establecidas a lo largo de la vida. Hay hábitos que nos hacen prosperar y, cuando desconocemos siquiera qué son, los hábitos negativos pueden destruir nuestra existencia. Sin embargo, cuando tenemos hábitos productivos, todo en nuestra vida mejora.

Hablar de hábitos productivos no se refiere a los que aplicas en el trabajo y que producen dinero. Se trata de las rutinas de vida con las que logramos enfocarnos en lo importante. Con ellos es posible crear una mejor existencia, con más salud, capacidad de aprendizaje y sí, enfoque en el trabajo o escuela.

Entendido así, los hábitos productivos se convierten en el combustible nuclear que impulsa nuestras vidas hacia el éxito. Al igual que una planta nuclear genera energía a través de procesos controlados y eficientes, nosotros podemos diseñar nuestros días para maximizar el enfoque y la productividad.

La ciencia de los hábitos productivos

La neurociencia nos muestra cómo los hábitos, una vez formados, se convierten en patrones automáticos que el cerebro sigue con poco esfuerzo consciente. Este proceso libera recursos cognitivos para tareas más complejas, aumentando la eficiencia. Por ejemplo, un estudio publicado en ‘Neuron’ sugiere que los hábitos pueden liberar nuestra atención para concentrarnos en actividades más creativas y de alto nivel.

Ejemplos de hábitos productivos

1. Meditación Matutina: Comenzar el día con 10 minutos de meditación puede mejorar la claridad mental y reducir la ansiedad. Esto establece un tono de calma y concentración para el resto del día.

2. Planificación del día: Tomar unos minutos cada mañana para planificar y priorizar tareas asegura que te concentres en lo más importante, como recomienda ‘The 5 AM Club’.

3. Ejercicio regular: La actividad física regular, incluso breve, mejora la energía y la concentración, y reduce el estrés.

4. Técnicas de gestión del tiempo: Métodos como la Técnica Pomodoro ayudan a mantener el enfoque durante períodos cortos, intercalando descansos para mantener la mente fresca.

5. Dieta equilibrada e hidratación: Alimentar el cuerpo con los nutrientes adecuados y mantenerse hidratado son esenciales para un funcionamiento cerebral óptimo.

Cómo integrar hábitos productivos en tu rutina

1. Pequeños pasos: Comienza con cambios pequeños. Si la meditación es nueva para ti, empieza con sesiones de 5 minutos e incrementa gradualmente.

2. Consistencia: La clave está en la repetición. Establece horarios fijos para tus hábitos. Por ejemplo, planifica tus tareas cada mañana a la misma hora.

3. Monitoreo y ajuste: Lleva un diario de hábitos o usa aplicaciones para rastrear tu progreso. Ajusta tus rutinas según lo que funcione mejor para ti.

4. Rodearte de influencias positivas: El entorno juega un papel crucial en la formación de hábitos. Rodéate de personas que reflejen los hábitos que deseas cultivar.

5. Recompensas: Establece pequeñas recompensas para motivarte. Por ejemplo, después de una semana de ejercicio constante, date un pequeño capricho.

Conclusión

Adoptar hábitos productivos es como alimentar un reactor nuclear con el combustible adecuado. Te permiten mantener un alto nivel de energía, enfoque y eficiencia, tanto en la vida personal como profesional. Al comprender la ciencia detrás de los hábitos y seguir consejos prácticos para integrarlos en tu vida diaria, puedes transformar radicalmente tu productividad y bienestar general.

Si necesitas un método para comenzar, en enero 2024 inicia nuestro taller de hábitos. ¡Inscríbete hoy! Clic aquí.

El poder de los pequeños comienzos y cómo los hábitos moldean tu vida

El poder de los pequeños comienzos y cómo los hábitos moldean tu vida

El poder de los pequeños comienzos y cómo los hábitos moldean tu vida

Es muy divertido ver cómo está de moda hablar del “modo monje” para lograr ser más productivo. Es real que los hábitos moldean tu vida, pero yo soy monje budista Soto Zen y no hago nada de lo que los blogs motivacionales dicen. De hecho, mis compañeros monjes de otras tradiciones budistas, coinciden en la falacia de estos artículos. Si sabes de budismo, entonces lo que quieres es ser menos productivo para dar paso a la ecuanimidad y al equilibrio. Pero ese es tema para otro día.

Sin embargo, lo que sí es muy real, es que los hábitos son parte fundamental para la vida de un monje. Al comprenderlos, estudiarlos meticulosamente y comenzar sin juzgar, transformamos nuestra vida a una existencia ecuánime y disponible para ayudar a los demás.

Por supuesto, el camino del monje budista no es para todo mundo. Pero los hábitos sí son para toda la humanidad, porque son el corazón de lo que nos vuelve humanos.

Cuando dedicamos tiempo a entender cómo funcionan los hábitos, muchas necesidades de nuestra vida comienzan a ser resueltas. Nos volvemos personas más enfocadas y capaces de lograr cosas que antes solo estaban en la imaginación. De nuevo, los hábitos moldean tu vida tanto para cosas virtuosas como para otras no tanto.

En esta nueva serie de posts hablaré sobre hábitos y cómo implementarlos de forma efectiva para que los propósitos de año nuevo no se conviertan en frustración.

En el corazón de cada logro significativo, hay un inicio humilde, una semilla de hábito plantada que crece y da forma a nuestro futuro.

Imagina que cada pequeña acción que realizas a diario es una semilla que plantas en el jardín de tu vida. Con el tiempo, cuidado y atención plena, estas semillas crecen y florecen, transformando tu realidad de formas que nunca imaginaste. Esta es la esencia del poder de los hábitos: pequeños comienzos que, repetidos a lo largo del tiempo, conducen a grandes cambios. Los hábitos, esos patrones de comportamiento que realizamos casi sin pensar, son los bloques de construcción de nuestras vidas. Al entender y optimizar nuestros hábitos, podemos moldear nuestras vidas de manera significativa.

La naturaleza de los hábitos

Los hábitos son acciones o conductas que repetimos regularmente, a menudo de manera automática. Desde cepillarnos los dientes hasta revisar el teléfono apenas nos despertamos, los hábitos forman parte de nuestra rutina diaria. Pero ¿alguna vez te has detenido a pensar en cuánto impactan en tu vida? Los hábitos no solo son parte de nuestras vidas, sino que literalmente las construyen.

Nuestro gran problema con los hábitos es que queremos que lleguen de la forma más fácil, sin fricción y sin compromiso. Pero lamentablemente eso no pasará. Para que los hábitos queden hay que estudiar qué son, cómo los entiende el cerebro y comenzar a experimentar con ellos.

Sin un método y sin investigación, los hábitos solo crecen como maraña sin orden y sin propósito.

Los hábitos y el cerebro

Nuestro cerebro está programado para buscar eficiencia. Cuando formamos un hábito, el cerebro encuentra una manera de hacer menos esfuerzo en esa tarea específica. Esto se debe a la dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Cada vez que seguimos un hábito y obtenemos una recompensa, ya sea una sensación de logro o una gratificación inmediata, nuestro cerebro registra ese patrón. Eventualmente, lo que comenzó como una decisión consciente se convierte en un comportamiento automático.

Los pequeños comienzos son la semilla del cambio

La belleza de los hábitos radica en su simplicidad. Un pequeño hábito, como dedicar cinco minutos al día a la meditación, puede tener un efecto mariposa en tu vida. Por ejemplo, una persona que comienza a caminar diez minutos al día puede sentirse más energizada, lo que podría llevarla a hacer cambios más saludables en su dieta. Estos pequeños hábitos son manejables y no intimidantes, lo que aumenta la probabilidad de adherencia a largo plazo.

Los hábitos como herramientas de transformación

Los hábitos son herramientas poderosas para alcanzar objetivos personales y profesionales. Por ejemplo, un escritor que se propone escribir 200 palabras al día puede acabar escribiendo un libro al cabo de un año. La consistencia y la paciencia son claves en este proceso. Al desarrollar hábitos, nunca hay que perder de vista que los resultados no son inmediatos, pero con el tiempo, la acumulación de pequeñas acciones consistentes puede conducir a logros significativos.

Integrando nuevos hábitos en tu vida

Incorporar nuevos hábitos en tu vida requiere un enfoque estratégico que derive de un método y de un sustancioso proceso de investigación. Si no tienes la información adecuada, la posibilidad de que falles es muy grande.

Primero hay que elegir qué hábito quieres. Luego hay que investigar cómo lograrlo y dividirlo en acciones pequeñas que puedan ser mantenidas por al menos un par de meses. También hay que vincularlo con una acción existente. Por ejemplo, si deseas empezar a leer más, podrías formar el hábito de leer diez páginas cada noche después de cenar.

Para mantener el seguimiento de tus progresos, considera usar un diario de hábitos o aplicaciones específicas. Y si te encuentras con obstáculos, adapta tu enfoque, pero no abandones tu objetivo.

Conclusión

Los hábitos moldean tu vida de formas extraordinarias. Desde mejorar nuestra salud y productividad, decir adiós a conductas adictivas, hasta enriquecer nuestras relaciones personales; los hábitos son la llave para desbloquear nuestro potencial.

Crear hábitos virtuosos o cambiar los que no te gustan, es mejor cuando estás rodeado de personas con el mismo interés. Te animo a que des el primer paso hoy mismo. Y si estás buscando una guía más profunda para transformar tu vida, considera inscribirte en el taller de hábitos Shojiki, que comienza el 17 de enero de 2024. En este taller, exploraremos juntos un método probado por cientos de personas como tú y que han aprovechado el poder de los hábitos para crear la vida que desean. ¡Te espero!

Minimalismo para la productividad y descansar mejor

Minimalismo para la productividad y descansar mejor

El minimalismo nos vuelve más productivos y nos permite descansar más.

El minimalismo para la productividad es algo de lo que te podrías beneficiar en más sentidos de los que imaginas. Yo lo he descubierto a lo largo de los años y la experiencia ha sido maravillosa. De verdad que me gustaría que todos pudieran probar la vida minimalista para tener vidas más amplias y lindas.

Aunque tenemos tecnologías y herramientas maravillosas que prometen vidas más tranquilas, la verdad es que trabajamos más que nunca. Todos hemos experimentado burnout y estamos exhaustos porque la avalancha de cosas que debemos hacer no para. Entonces, la búsqueda de la productividad y el anhelado descanso a menudo parecen ser fuerzas opuestas. Nos encontramos en una constante carrera contra el tiempo, intentando cumplir con las demandas diarias mientras anhelamos un merecido descanso. ¿Y si te dijera que hay una filosofía de vida que puede equilibrar estas fuerzas aparentemente contradictorias?

Cuando comenzamos a crearnos el estilo de vida minimalismo, lo primero que aprendemos es que menos, es más, y que es posible encontrar armonía entre productividad y descanso pleno.

Evita distracciones y encuentra la concentración

Nos hemos creado un universo de distracciones, notificaciones y sistemas que pelean por nuestra atención. De verdad que es muy cansado estar atento a tantas alertas en nuestros días. Por eso es por lo que el minimalismo es una gran solución, porque es una suerte de escudo protector para tu enfoque.

Al reducir el desorden y notificaciones en tu entorno, encuentras la paz necesaria para concentrarte en lo que realmente importa. Elimina aplicaciones innecesarias, organiza tu espacio de trabajo y experimenta cómo la claridad mental se convierte en tu aliada en la búsqueda de objetivos diarios.

Crea espacios agradables y estimula la creatividad

El minimalismo para la productividad no solo se trata de deshacerte de cosas; también se trata de cuidar y valorar lo que eliges conservar. Al crear espacios de trabajo más agradables y libres de desorden, permites que la creatividad fluya. Un entorno ordenado es el lienzo perfecto para ideas innovadoras y soluciones creativas. Descubre cómo la simplicidad puede ser el catalizador de tu creatividad.

Menos estrés, más bienestar

La relación entre minimalismo y reducción del estrés es innegable. Al liberarte de la carga de posesiones innecesarias y compromisos abrumadores, experimentas una sensación de ligereza. El hábito del minimalismo te enseña a priorizar lo esencial y a dejar de lado lo superfluo, lo que naturalmente disminuye la carga emocional y mental. Encuentra la tranquilidad que necesitas para enfrentar cada día con calma y serenidad.

Atención plena para cumplir objetivos

La atención plena es una habilidad crucial para alcanzar tus metas diarias. Al adoptar el minimalismo para la productividad, te vuelves más consciente de tus elecciones y acciones. En lugar de abrumarte con una lista interminable de tareas, aprendes a dedicar plena atención a lo que está frente a ti. La atención plena te permite cumplir tus objetivos con eficacia, sin sacrificar la calidad de tu trabajo ni tu bienestar.

Sobran horas para estudiar, hacer ejercicio o descansar

El día tiene 24 horas, pero parece que dura 2. ¡El tiempo no nos alcanza! Pero lejos de ser un problema externo a ti, es totalmente el resultado de nuestra saturación de cosas por hacer.

Cuando practicas minimalismo y meditación, el tiempo se dobla y te rinde más. De pronto te encuentras con un excedente de tiempo. Aprovecha esas horas adicionales para invertir en el autocuidado. Ya sea dedicando tiempo a estudiar algo que amas, comprometiéndote con una rutina de ejercicio o simplemente disfrutando de un merecido descanso, los minimalistas entienden el valor del tiempo bien empleado.

El descanso, un pilar fundamental

Contrario a la creencia de que la productividad implica sacrificar el descanso y la salud, el minimalismo abraza la importancia de recargar energías. Un minimalista reconoce que la calidad del descanso es vital para un rendimiento óptimo. Al simplificar la vida, se crea un espacio sagrado para el descanso reparador, garantizando que cada día comiences fresco y revitalizado.

Una mente descansada, enfocada en el éxito

La relación entre un sueño reparador y el éxito diario es innegable. Una mente que ha descansado bien es capaz de enfrentar desafíos con claridad y determinación. El minimalismo y la meditación no solo te brindan tiempo para el descanso, sino que también te enseñan a valorarlo como un componente esencial para alcanzar el éxito sostenible.

Comienza a crear el hábito del minimalismo. Vale la pena

La transformación hacia una vida minimalista y productiva no ocurre de la noche a la mañana, pero cada pequeño paso cuenta. Comienza por evaluar tus posesiones, eliminar lo innecesario y simplificar tu rutina diaria. Descubre cómo el minimalismo no solo mejora tu productividad, sino que también te permite disfrutar de un descanso pleno y significativo.

El minimalismo no es una moda. Es un estilo de vida que se revela como la clave para reconciliar la productividad con el descanso. ¿Listo para explorar este viaje transformador? Únete a Mínima, nuestro curso de minimalismo y meditación para iniciar tu camino hacia una vida más simple, centrada y plena. Tu bienestar y éxito están a solo un paso de distancia. ¡Inscríbete hoy!

Los hábitos se construyen con paciencia y constancia

Los hábitos se construyen con paciencia y constancia

Siempre que comienza un nuevo año, las redes sociales están llenas de retos de hábitos. Muchos creadores de contenido retan a su público a que hagan algo extraordinario por 20 o 30 días, con la esperanza de que esta acción se quede para siempre. Aunque la iniciativa de cambio es noble, estos retos solo nos llevan a un esfuerzo inútil, porque justo así es como no debemos construir hábitos nuevos.

Iniciar un año de retos como 2023 no solo es cuestión de buenos deseos o tomar retos, sino de saber qué demonios estamos haciendo con nuestros hábitos. Hay que saber cómo funciona la mente y el cuerpo ante las nuevas rutinas, para que a lo largo de muchas semanas o meses, se puedan convertir en hábitos.

Pero el problema es que no estamos educados para entender cómo funcionan los hábitos, los pequeños rituales cotidianos y su importancia. Queremos que los hábitos se queden tan sólo por imaginarlos o recurriendo a la fuerza bruta, sin tener claro la disciplina y constancia que se requiere. Pero aún más importante, no tomamos conciencia del tiempo que requiere crear un hábito nuevo. Por ejemplo, como cuando queremos volvernos corredores en cada enero.

Nos preparamos y conseguimos todo. Estamos listos. Este año será el que marque la diferencia en mi vida.

El 1 de enero es el día perfecto para iniciar. ¡Vamos con todo!

Si entreno duro, en un mes estaré corriendo mi primera carrera. Al fin y al cabo, los blogs de productividad y TED dicen que con 21 o 30 días el hábito queda listo.

Los expertos en productividad al estilo estadounidense nos dicen que debemos vivir con la mentalidad de cambio y realizando afirmaciones que pongan la mente en el camino ideal. Aunado a acciones pequeñas, al final de 30 días el hábito quedará en la mente y será parte de nuestra vida.

Suena fácil y sencillo. Uno piensa que con un esfuerzo de tan sólo unos días podrá comer ensaladas cual vaca o salir a incendiar las calles con el running.

Sin embargo, hay una falla inmensa en este sistema. Esta teoría está pensada con la mentalidad de la recompensa inmediata.

Para la mentalidad occidental, los cambios deben llegar sin esfuerzo y de la manera menos incómoda posible. Si algo produce un poco de sudor en la frente, es descartado. Es más, si pueden pagar por que alguien más se esfuerce, lo hacen.

No en vano Estados Unidos es el país que más productos milagrosos lanza. Basta con echar un vistazo a los informerciales. Harán lo que sea para vendernos desde pelador de patatas mágico, hasta un aparato de tortura medieval para ejercitar el abdomen. Todo es fácil y con el menor esfuerzo posible.

¡Puedo tener six pack mientras miro Netflix!

Los hispanoparlantes no somos diferentes.

La recompensa inmediata es uno de los daños más grandes que la sociedad de consumo ha casado en el crecimiento personal y espiritual.

Todo lo queremos aquí y ahora, y los hábitos no se escapan.

Por eso, al intentar cumplir metas y adquirir mejores disciplinas, fallamos miserablemente. Cuando vemos la cruda realidad de que los hábitos requieren esfuerzo y hasta un poco de sacrificio, los abandonamos.

Hace años, cuando estaba experimentando con los hábitos, decidí retar la idea de los 21 a 30 días porque algo no estaba correcto.

Ya sea curar mi insomnio, volverme corredor, aprender un idioma o a cocinar… todos mis procesos de hábitos nuevos han tomado mucho más de 3 meses. Algunos más complejos han tomado unos buenos 4 años. Todas y cada una de mis mejoras personales han llevado un largo proceso de introspección, investigación, experimentación, muchos errores y caídas, y práctica constante.

Los hábitos que formamos los monjes budistas requieren aún más tiempo para quedar, pues también tienen que ver con la práctica activa de dejar el ego de lado.

Quizá soy muy tonto. Es posible que mi cerebro de mandril no pueda con una meta corta de 21 días. Pero lo que sí puedo decir es que los cambios que se han quedado y que forman parte de mi cotidiano, han sido logrados al 100% y los practico hasta el día de hoy.

Pero todos han tomado mucho tiempo y, sobre todo, disciplina.

No me cansaré de decirlo. El secreto de la vida es la disciplina. La necesitamos para estudiar, trabajar, divertirnos y hasta para dormir.

Creo que es hora de comenzar a entenderlo antes de que 2023 nos lleve en su remolino.

Si quieres aprender y entrenar hábitos conmigo, estamos por comenzar un nuevo taller. Información aquí.