Hola, soy Chocobuda y soy víctima de abuso. Lo digo con todo el corazón y con toda honestidad.

He sido objeto de todo tipo de abusos a lo largo de mi vida, igual que tú y que millones de personas en todo el mundo.  Ser hombre no me evita estar de este lado. Es una constante que duele cuando piensas en ella porque nadie ha salido limpio de él.

Pero así como digo que he sido víctima, también acepto que en mi vida he abusado de otras personas.  Es esa verdad incómoda en la que nadie acepta su parte de responsabilidad y en la que vemos las cosas de forma unilateral.

Tomar ventaja de otros es parte de la naturaleza humana. Es uno de esos naipes oscuros que intentamos ocultar, pero que está ahí siempre, asomándose por debajo de la mesa.

Somos abusadores cuando mentimos, manipulamos, ocultamos cosas y cuando usamos a los demás con el propósito de cultivar el ego.  Somos abusadores cuando usamos nuestro poder para disminuir e intimidar al otro y crear división de género, clase o color de piel. Y lo hacemos todo el tiempo.

Todo esto viene porque una amiga cercana me preguntó cómo lidiar con el abuso y el acoso, en específico hablando del acoso a la mujer.

Respondí varias cosas que a continuación escribo, pero me tomé un tiempo para pensar un poco más y ver el problema por todos los lados posibles.

Debido a que siempre nos enfocamos en la víctima, olvidamos que todos abusamos de los demás en diferentes formas. Sólo queremos arreglar el abuso cuando lo sufrimos. Cuando somos los abusivos, entonces nos conviene callar.

El abuso corre siempre en dos vías, por más que lo neguemos.

Cada tipo de abuso tiene sus detalles específicos, por supuesto. Sería simplista y tonto dar una receta única para evitarlo o corregirlo. No la hay.

Sin embargo creo que hay ciertas acciones universales que funcionan cuando el abuso está sucediendo.

 

Nunca te pongas en riesgo

Dejo en claro que hay que proteger nuestra propia vida y la de quienes nos rodean. Si la vida está en riesgo hay que hacer lo posible por salir del problema por todos los medios. Es la reacción natural.

Aquí hablo más de otro tipo de abuso, del que no quiere matarnos, sino manipular o denigrar.

El sentimiento recurrente de la víctima es la impotencia. Saber que no se puede hacer nada una vez que ha sucedido el abuso  es lo más frustrante que puede haber.

Pero el problema es que la impotencia existe porque nos sentimos incapacitados para reaccionar. Esto nos genera ira, la cual nos vuelve estúpidos y dejamos de pensar con claridad. Ahí es cuando la sed de venganza toma el control, pero como estamos afirmando nuestro lugar y derechos, le cambiamos el nombre y la llamamos justicia.

Y reaccionamos. Gritamos insultos, golpeamos y explotamos de mil formas violentas, que generan más violencia. Si la vida no estaba en riesgo, ahora lo está.

El punto es, hay que estar siempre bajo la inteligencia de que es muy fácil confundir venganza con justicia. La venganza es sádica, egoísta y no le sirve a nadie. La justicia busca medios para corregir la situación y que el problema no suceda de nuevo, beneficiando a todos.

Al dejarnos dominar por la ira y reaccionar estamos poniéndonos en riesgo. Esto no va a educar al abusivo/acosador. Por el contrario, le dará los resultados que busca: destruir nuestra tranquilidad y asegurar su posición de abusivo.

 

Educar en compasión para evolucionar

Vivir abrazados a la impotencia y quedarse estacionados en la ira, como dije, nos vuelve estúpidos. Nos cierra a la realidad de que el abuso seguirá pasando millones de veces más y que la venganza no funciona.

Esta impotencia evita las acciones que de verdad pueden cambiar la historia.

El cáncer más grande de la humanidad es que cancelamos la compasión para mejor edificar el ego. Esto ha resultado en generaciones de personas que justifican el abuso una y otra vez, a lo largo de la historia y de las culturas del planeta.

En contraste, he conocido a muchas víctimas de abuso que han transformado su ira en virtud por medio del trabajo comunitario. Se unen a organizaciones de ayuda o crean instituciones para asistir a otras víctimas. Y muchos otros también se dedican a la educación.

¿Qué pasaría si HOY comenzamos a educar en compasión y gratitud a las nuevas generaciones? ¿Qué pasaría si además de matemáticas y biología enseñáramos también compasión a los niños? Con seguridad el mundo sería otro.

Tristemente el abuso existe y seguirá existiendo mientras haya egos en lucha por poder y con hambre de recursos.

Pero educar a los que nos rodean, actuar con bondad y evitar ser abusivos, es un buen inicio.