Mi vida es muy pequeña, insignificante.
No poseo nada,
solo algunas cosas sin valor
que regresarán al origen en algún momento.
Camino por la calle con los pasos del Buda,
la mirada en las miradas que ignoran,
la respiración justo aquí.
Compro café y sonrío.
Como un mazapán y siento alegría.
Regreso a casa con el sol a cuestas
y siento lágrimas,
reverencia y gratitud.
Mi vida es muy pequeña, pero llena de lujos.
Tengo comida para hoy,
aire qué respirar,
piernas para caminar,
oídos para escuchar el silencio,
trasero para el zazen.
Mi vida es muy pequeña, insignificante.