Los seres humanos somos muy buenos para comunicarnos y de muchas maneras. El problema es que pocas veces cobramos conciencia del impacto de lo que decimos… o de lo no decimos.

En el Noble Camino Óctuple, el Buda nos dejó lineamientos para que todas las formas de expresión sean virtuosas. Aprendemos a ver las consecuencias de lo que decimos y tomamos el control para que el silencio sea la mejor manera de entablar el diálogo.