Bodhidharma, versión india de la película 7Aum Arivu.

 

Una de las dudas más comunes que todos tenemos es, ¿cómo debo comenzar a practicar budismo?.

En estos tiempos donde no cuestionamos los videos de YouTube y los artículos en Facebook, es necesario detenerse a pensar qué demonios estamos haciendo para nuestra práctica espiritual. Muchos se detienen solo en los videos, pero otros saben que hay profundidad y sutileza en las Enseñanzas del Buda. Son tan enigmáticas y difíciles de entender al principio, que buscan algún centro budista para dar inicio en su Vía.

En el texto Esquema de la Prácticael Maestro Daruma-sama (su nombre en japonés) nos explica que para comenzar una vida de Budismo Zen, hay dos caminos; la razón y la práctica:

Hay muchas vías que nos llevan al Camino, pero básicamente se pueden resumir en dos: la razón y la práctica.

Entrar por la razón significa comprender profundamente la esencia a través de la instrucción, y creer que todas las cosas vivientes comparten la misma naturaleza verdadera; la cual no es aparente porque está cubierta por la estímulos sensoriales y la ilusión o la mentira. Aquellos que retornan de la ilusión a la realidad, que meditan contemplando una pared, en la ausencia del yo y el otro, en la unidad del mortal y del sabio, y quienes permanecen inmóviles incluso por las escrituras, están de acuerdo total e indiscutiblemente con la razón. Sin moverse, sin esfuerzo, ellos entran, diríamos, a través de la razón.

Para el Maestro, la palabra razón es un poco diferente a como la conocemos en occidente. Esto es debido a la traducción hecha por el Maestro Red Pine, quien adaptó este discurso para que los occidentales pudiéramos comprender.

En el contexto de Bodhidharma, la razón es la vía del intelecto, la disciplina y el caminar de la mano de un maestro. ¡Todo al mismo tiempo! Es cierto que hay que leer muchos libros, documentos, mirar videos y escuchar podcasts para ir conociendo un poco del Buddhadharma, pero es hasta que estás bajo la instrucción de un maestro, que comienzas a comprender lo que has absorbido.

Y es que en el Budismo Zen, el papel del Maestro no es ser un templo de autoridad. Tampoco es un dios viviente. De hecho, es bueno cuestionar y retar al maestro… que con toda seguridad te pateará el trasero. En el Soto Zen vemos al Maestro como un compañero más que camina contigo, te cuestiona, te enseña, te sanciona y es duro cuando hay que ser duros. Pero también el Maestro entiende que la autoridad y el respeto se ganan viviendo por los Preceptos y en servicio de los demás. Es así como el Maestro es la inspiración para el estudiante.

El Maestro te enseñará qué hacer con el cúmulo de conocimientos que has amasado y te admitirá en su sangha, donde todos practican Shikantaza Zazen juntos.

Esa es la otra parte de la Vía de la Razón: la práctica de Zazen jamás es negociable. Nos sentamos en el zafu al menos una vez al día por 20 minutos o más. No esperamos nada de esto porque Zazen no sirve para nada en absoluto. De hecho es aburrido y molesto. Justo por eso lo hacemos. Gracias a esta práctica del silencio, mirando la pared y sin mover el cuerpo, es que el ego se deslava poco a poco. Trasciendes las palabras que has absorbido y un día, antes de que te des cuenta, todo comienza a hacer sentido. Se puede comprobar que la vida está unida por hilos muy finos y se requiere de una mente en paz y ecuánime para experimentarlo.

Suena como algo muy difícil de lograr, pero es así como funcionan casi todas las escuelas del Budismo Mahayana. El Zen no es la excepción. Lo hacemos solo un paso a la vez, un instante a la vez.

Bodhidharma nos inspira con su dedicación y su sabiduría.

 

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