Dragones en el Budismo Zen.

En unos días inicia el Año del Dragón de Madera, que tendrá características importantes para nuestra práctica.
Pero no me malinterpretes. No soy partidario de la adivinación y del zodiaco en su contexto místico. Más bien creo que estudiar un poco sobre el simbolismo y las oportunidades que nos trae el calendario lunar, es útil para dar un toque distinto a nuestros esfuerzos como budistas. Además, es muy divertido leer sobre los dragones en el Budismo Zen.

Dar un tema y dirección a nuestro año me ha resultado útil para crear contenido y enfocar mi trabajo como monje budista. Me da ideas para promover acciones en la sangha. Por ejemplo, 2023 fue el Año del Conejo, y nos invitó a practicar paciencia, amabilidad y sabiduría para salir con gracia de todos los desafíos. La gran mayoría de mis artículos fueron escritos en ese contexto.

Estando a punto de recibir al Dragón de Madera, quiero que exploremos juntos qué significan los dragones para el budismo japonés.

Los dragones en el budismo zen japonés

En la cosmovisión budista japonesa, los dragones (ryu) ocupan un lugar fascinante y multifacético. Simbolizando poder, sabiduría, y protección. Estas criaturas míticas, profundamente arraigadas en la cultura y espiritualidad japonesa, sirven como puentes entre lo terrenal y lo divino, desempeñando roles cruciales en el tejido de las creencias y prácticas budistas.

El dragón es guardián y protector

En el budismo japonés, el dragón es visto como un guardián formidable de las enseñanzas del Buda y de los espacios sagrados. Templos y otros lugares de adoración a menudo presentan imágenes de dragones, en forma de esculturas o pinturas, simbolizando su papel como protectores del Buddhadharma. Esta conexión protectora destaca la importancia de los dragones en la preservación y protección de la práctica espiritual.

Simbolismo de transformación y sabiduría

A diferencia de los dragones europeos, que son como dinosaurios con lanzallamas, los dragones de la cultura china y japonesa son más bien como serpientes aladas. Fluyen y se adaptan, por lo que encarnan la transformación y la sabiduría.
Son capaces de moverse entre diferentes reinos y de adoptar diversas formas. Simbolizan el potencial de cambio y la naturaleza fluida de la realidad.

Los dragones en el Budismo Zen representan la sabiduría profunda que trasciende lo superficial y lo material, apuntando hacia una comprensión más profunda de la verdad espiritual.

Elementos naturales y la Joya Mani, la Perla Brillante de Dogen Zenji

Asociados frecuentemente con el agua, los dragones en el budismo japonés están vinculados a la lluvia y a los cuerpos de agua, destacando su papel como deidades de agua que influyen en el mundo natural.

Además, se les representa sosteniendo la Joya Mani, un símbolo de la enseñanza del Buda que encapsula la luz de la sabiduría capaz de disipar la oscuridad de la ignorancia.

Para nosotros en el Zen, la Joya Mani es conocida como la Perla Brillante, una de las más grandes enseñanzas de Dogen Zenji.

En la literatura Chan

Dentro de la literatura Chan, surgida en China en el siglo VI y que más tarde se difundiría en Japón como Zen, los dragones sostienen un lugar especial. Representan poderosos símbolos de la enseñanza budista, enfatizando la importancia de la iluminación y la comprensión espiritual profunda.

Conclusión

Los dragones en el budismo zen japonés son más que meras criaturas mitológicas; son emblemas de poder, sabiduría y protección. Su presencia en templos y textos sagrados no solo sirve como recordatorio de la majestuosidad y misterio de lo divino sino también como símbolo de las profundas enseñanzas de Shakyamuni.

Si contemplamos la fluidez y poder de los dragones en el budismo, podemos sentir la interconexión entre todos los seres y el mundo natural, así como la transformación personal hacia una mayor comprensión espiritual.

Los dragones nos enseñan sobre la importancia de la protección de la sabiduría, la determinación y la verdad espiritual en nuestra vida como budistas.