Si leer budismo básico ya no es suficiente y necesitas saber más sobre Zen, te invito a tomar la segunda parte del Curso de Introducción al Budismo Zen, de Grupo Zen Ryokan. Continuaremos nuestro camino aprendiendo la historia, tradición y prácticas de esta milenaria forma de vida.
Este curso está pensado para alumnos del Curso 1 y para quienes ya estén familiarizados con su contenido (ver temario aquí).
El Buda y los Maestros a través de la historia se han adaptado a la tecnología disponible para transmitir las enseñanzas a la comunidad y mantener el Dharma vigente. Este concepto se conoce como Upaya, o Medios Virtuosos de Enseñanza.
Grupo Zen Ryokan se adapta y usa los medios en vivo y electrónicos para compartir la llama del Budismo Soto Zen en español.
Entendemos la tecnología como herramienta de comunicación y de aprendizaje que une a las personas, trascendiendo fronteras, horarios y culturas.
Cuando estamos juntos practicando el Dharma y en Zazen, saltamos obstáculos regionales, etiquetas y tiempo. Esto nos permite estar siempre unidos, sin prisas.
Es un formato ideal para personas muy ocupadas o con algún impedimento para acudir a un centro Zen local.
Practicamos Zen en el templo más grande: La Vida.
Objetivo
Profundizar en el estudio de la historia, textos y ceremonias esenciales del Budismo Soto Zen; para llevarlo a nuestra experiencia cotidiana y vivir en respeto, armonía, silencio y elegancia.
Practicaremos Shikantaza Zazen (meditación zen) desde el primer día para cultivar el hábito diario de esta práctica suprema.
¿Sueñan los monjes con budas eléctricos? Esta frase aparece de cuando en cuando en mi cabeza. Me parece muy divertida porque me gusta mucho Phillip K. Dick, y porque la gente siente mucha curiosidad por la vida de un monje Zen. Me preguntan todo tipo de cosas, excepto sobre mis sueños. ¿Sueñan los monjes budistas con la Vacuidad?
Sueño todo tipo de cosas, porque soy un ser vivo como cualquier otro. Pero con mucha frecuencia me visitan el Buda, Avalokiteshvara, Jizo y otros seres búdicos. También sueño con conceptos religiosos abstractos como las Paramitas o el Sutra del Loto.
Hace unas noches tuve un sueño que quiero compartir contigo, querido lector.
Estaba yo caminando por la ciudad y a mi lado se detuvo un automóvil color negro. No vi más detalles que eso, pero de él salieron dos personas vestidas con ropa tradicional china. Una de ellas me dijo: “Es hora”.
Aunque no me dio detalles y no sabía a lo que se refería, sentí confianza de que, en efecto, “era la hora”.
Me subí al automóvil y se echó a andar. Gracias a la magia de los sueños, se detenía en frente del edificio de las Naciones Unidas, en Nueva York.
Salí del auto y entré al edificio. Todos me miraban con desconfianza y hasta odio. Mi koromo y okesa (atuendo del monje) se movían por el viento que había dentro del edificio.
Caminé por un pasillo y entré a la sala de conferencias, donde se encontraban los representantes de todos países, enfrascados en una discusión que estaba a 1 segundo de volverse batalla campal sanguinaria.
Subí al estrado, encendí el micrófono y dije con firmeza, pero sonriendo:
“La razón por la que están peleando y sus naciones están en guerra, es porque no saben agradecer el espacio entre sus cabezas y el cielo.”
La gente, sorprendida, guardó silencio y regresaron a sus asientos. Y me escucharon. ¿Qué fue lo que dije?
El no-valor de vivir la Vacuidad
En el vasto silencio que se extiende entre tu cabeza y el cielo existe un misterio tan profundo como el multiverso. Esta inmensidad que ignoramos porque estamos muy ocupados sufriendo, es la esencia de la enseñanza de la Vacuidad que Shakyamuni nos dejó. La Vacuidad, lejos de ser un simple vacío, es la matriz desde la cual surge todo lo que conocemos: nuestro cuerpo, nuestra vida, nuestros sueños. Es el espacio que, al ser ignorado, violentamos y ensuciamos sin darnos cuenta, pero que, al ser reconocido, nos revela la interconexión intrínseca de toda existencia.
Bodhidharma, nuestro Primer Patriarca, siempre nos recuerda que el camino hacia el entendimiento de nuestra verdadera naturaleza y hacia la iluminación es, por definición, un viaje hacia adentro, hacia el reconocimiento de nuestra propia mente como el único y verdadero Buda.
La práctica genuina del Dharma nos invita a navegar de manera creativa las aguas de Dukkha (sufrimiento), a adaptarnos a las condiciones, buscar nada y practicar el Dharma como camino hacia la liberación y el entendimiento de nuestra verdadera naturaleza.
Sin embargo, con frecuencia nos perdemos en la ilusión de que todo está separado y en la búsqueda de mini euforias. Olvidamos que el espacio vacío que nos rodea —ese espacio entre nuestra cabeza y el cielo— es, en realidad, el reflejo de la Vacuidad. No se trata de solo un vacío sin significado, sino la fuente de todas las posibilidades; no tiene límites para crecer espiritualmente y alcanzar nuestro verdadero potencial. Es, en esencia, el Buda manifiesto.
La paradoja de la Vacuidad radica en que, aunque pareciera inerte y vacía, es en realidad un campo fértil donde todo lo existente tiene la oportunidad de manifestarse. Ignorarlo es romper nuestra interconexión fundamental con el universo y, por ende, de nuestra capacidad innata para cultivar compasión, sabiduría y entendimiento profundo sobre la naturaleza de la realidad.
Pero cuando nos detenemos, aunque sea por un momento, para mirar hacia el cielo y contemplar el espacio que se extiende sobre nosotros, comenzamos a percibir destellos de esta verdad. La Vacuidad se convierte entonces no en un concepto abstracto, sino en una experiencia vivencial que nos une a todos en la profunda comprensión de que somos mucho más que individuos aislados; somos expresiones únicas del mismo vasto vacío que da forma a las estrellas, a los océanos y a cada respiración que tomamos.
Cuando vives la Vacuidad, entiendes que tus opiniones, preferencias, temores, tus ideas sobre el mundo; todo ello es autoengaño. Y entonces el desapego se vuelve completamente palpable y real.
La clave para la paz en tu mente, en tu corazón y en tu país, comienza cuando te sientas en Zazen y solo dejas la vida pasar. Dejas a la Vacuidad en paz.
El espacio entre tu cabeza y el cielo necesita ser experimentado de forma contemplativa. No lo ensucies con basura egocéntrica. Solo así podrás entender lo bello e inconmensurable de nuestra existencia, a reconocer que cada uno de nosotros es un universo en miniatura, intrínsecamente vacío y, a la vez, repleto de infinitas posibilidades e interdependiente.
En la Vacuidad, hallamos nuestra verdadera libertad y nuestra unión más profunda con todo lo que existe.
Nota para la ONU: Estoy disponible para conferencias 😉
Acompáñanos este domingo a celebrar Hanamatsuri, el nacimiento del Buda. Hablaremos de la importancia de reconocer los nacimientos a nuestro alrededor.
Nos uniremos como comunidad para compartir nuestra felicidad, amor y por la vida de nuestro Maestro. También hablaremos de cómo podemos aplicar el ejemplo de la vida de Shakyamuni en nuestras propias vidas y encontrar alegría en nuestra vida cotidiana. ¡Te esperamos!
Como monjes budistas dependemos de la generosidad de nuestra comunidad para nuestro sustento. No tenemos salario y vivimos con sencillez, por lo que cada donación es muy apreciada.
Con tu ayuda, me es posible continuar difundiendo las enseñanzas del Buda y de los Patriarcas del Zen, y compartiendo su mensaje de compasión con el mundo.
Tu donación me ayudarás a seguir ofreciendo clases de Budismo Soto Zen, Zazen y otras actividades que benefician a la comunidad. ¡Gracias por tu amabilidad y generosidad!
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
El tema del día será: Hanamatsuri, el nacimiento del Buda.
Los espero:
Día: Domingo 7 de abril de 2024.
Hora: Ciudad de México / Guadalajara 10:00h Caracas / La Paz 11:00h Madrid 17:00h
Por respeto al Maestro y los asistentes, LLEGAR TEMPRANO. Comenzamos a la hora en punto y se cerrará la reunión de Zoom.
¿Sabes por qué no entiendes el Zen y todo parece confuso? ¿Imaginas la razón por la qué el Zen no te ha transformado como esperabas? ¿Sabes por qué aun hay depresión y angustia? Porque tomas descansos y haces pausa en la práctica, a veces por meses o años. Es como si arrancaras una manzana verde, esperando que sea dulce y deliciosa, pero sin esperar a que esté madura. El Zen es práctica cotidiana que no debe ser interrumpida, de lo contrario nunca madurará en ti. Así fue diseñada y funciona más de lo que tu gordo y pesado ego imagina.
El Soto Zen, como ya me habrán escuchado decir, difiere de otras tradiciones por muchas razones. Principalmente nos sentamos en Zazen como pilar de nuestra espiritualidad, pero también el Buda y Dogen Zenji hacían énfasis en que el Dharma no puede ser relegado a fines de semana. Mucho menos a una ventana corta de tiempo, apretado entre las actividades de nuestra agenda. El Zen es práctica cotidiana, pero con algunos comentarios importantes.
Puede que pases mucho tiempo estudiando por tu cuenta, pero si no te llevas el Dharma a cada rincón de tu experiencia de vida, acompañado de tu maestro, muy pronto te desesperarás y te irás.
La esencia del Soto Zen, más que cualquier otra doctrina espiritual, radica en su pragmatismo y aplicabilidad directa a la vida cotidiana. No es coincidencia que el 100% de los Patriarcas del Zen nos hayan pedido práctica y disciplina diaria.
Pero Chocobuda, yo solo quiero estar sin estrés y que la ansiedad ya no me coma.
El dolor y la insatisfactoriedad como material para crecer
En su iluminación, entre otras cosas, el Buda encontró la razón por la que todos la pasamos mal en esta vida. Al abordar el sufrimiento humano, el Buda no se quedó en la superficie; profundizó en la raíz del dolor, abriendo nuestra consciencia para hallar y aplicar soluciones que mitiguen nuestra insatisfactoriedad. Esta aproximación pragmática es evidente en todas sus enseñanzas, que se presentan como herramientas para navegar el mar tormentoso de la existencia. Zen es práctica cotidiana que nos ofrece la medicina específica para cada aflicción y enfatiza la importancia de actuar con prontitud y sabiduría.
Sin embargo, lo que distingue al budismo de otras filosofías es su rechazo a los absolutismos. Reconoce la relatividad de nuestra comprensión y práctica de la verdad, abogando por una flexibilidad que se adapta al contexto, a la realidad concreta y a las circunstancias individuales. Esta postura, lejos de ser rígida o dogmática, es dinámica y adaptable, permitiendo una interpretación y aplicación de sus enseñanzas que es genuinamente pragmática. A esto le llamamos la Perfección de la Gran Sabiduría, Prajnaparamita.
Es de suma importancia estudiar, hacer Zazen y vivir con el Dharma todos los días de nuestra vida porque solo así podremos comprender hasta la médula lo que el Buda nos dice. Hay que entender que no hay budismo sin meditación y para el Zen es práctica cotidiana. Solo así desarrollamos los elementos para poder examinar las situaciones con una mente abierta y un espíritu compasivo, reconociendo que nada ocurre en aislamiento. Esta visión de interconexión profundiza nuestra comprensión de la compasión como una necesidad intrínseca de la práctica budista, reflejando una verdad fundamental sobre nuestra existencia interdependiente.
Más allá de lo básico
Para alguien que ya pasó el nivel introductorio de su estudio de budismo, es crucial entender que la postura pragmática nos lleva a la inteligencia de que el bien y el mal existen dentro de un marco de relaciones y contextos, no como entidades aisladas. Esta visión se ilustra en la práctica de ajustar las reglas y enseñanzas según las necesidades y capacidades de los practicantes, evidenciando un profundo respeto por la diversidad y la individualidad en el camino espiritual.
Esta flexibilidad y apertura han permitido al budismo evolucionar y adaptarse a través de las eras, enriqueciendo su práctica con una variedad de expresiones, tecnologías y métodos que abarcan desde la meditación hasta la recitación y más allá. Esta diversidad, lejos de ser un obstáculo, es una fuente de fortaleza, permitiendo que el budismo hable a corazones y mentes en una multitud de contextos y culturas.
Zen es práctica cotidiana con algunos retos
A pesar de esta riqueza y complejidad, el Soto Zen es práctica cotidiana y enfrenta el desafío de mantener su esencia en un mundo que cambia rápidamente. La tarea de discernir la auténtica budeidad de las prácticas y enseñanzas requiere un compromiso continuo con el autoexamen y la reflexión crítica. Este proceso no siempre es fácil, pero es esencial para preservar la integridad y relevancia del budismo en la era moderna.
La práctica Zen se llama así porque es un esfuerzo diario, constante y disciplinado. El Buda no descansa en fines de semana, ¿por qué tú sí? El Zen es práctica cotidiana que nos lleva a una exploración profunda de nuestra propia naturaleza, liberándonos de los autoengaños y despertando a una vida de claridad y compasión.
La Vía del Zen ofrece no solo una guía para una vida espiritual plena y satisfactoria, sino también para una vida vivida con propósito y significado. En el Zen, encontramos no solo soluciones a los dilemas existenciales, sino también la promesa de un mundo más compasivo y consciente.
En el Sutra del Diamante, el Buda nos enseña que «la generosidad es la joya más preciada», y en este camino espiritual que nos une, el acto de dar trasciende los límites del ego y nos lleva a comprender la interconexión de toda vida. Cada acto de generosidad es un destello de luz en la oscuridad, disipando la ignorancia y cultivando la compasión en nuestro ser.
En el Sutra del Diamante, el Buda nos dice:
«Un bodhisattva debe practicar la generosidad sin tener ningún concepto de un donador, un regalo o un destinatario. Esto se llama practicar la generosidad sin apego».
La práctica de Dana Paramita o Fuse, en japonés, no se trata solo de ofrecer recursos materiales, sino también de dar nuestro tiempo, energía y amor a quienes nos rodean. Es una expresión tangible de nuestro compromiso con el bienestar de todos los seres sintientes, una manifestación de la comprensión de que somos parte de una red interdependiente de existencia.
Tu contribución ayuda a Grupo Zen Ryokan a seguir adelante creando cursos, talleres y material de estudio para llevar el Zen a todos los rincones del mundo de habla hispana.
Cada aporte, por pequeño que parezca, es una piedra angular en la construcción de un mundo más compasivo y equitativo.
En este mes de abril, les invitamos a reflexionar sobre la importancia del Dana en nuestras vidas y a unirse a esta práctica sagrada para el budismo Mahayana. Que nuestras acciones de generosidad reflejen la verdadera naturaleza de nuestro ser y nos acerquen un paso más hacia la realización de la verdad última.
¿Por qué donar?
Sostén de Nuestra Sangha: Tu donativo ayuda a mantener nuestras actividades, plataformas tecnológicas, facilitar enseñanzas y prácticas, y asegurar que la sabiduría del Dharma esté accesible para todos.
Práctica de Dana Paramita: Dana, o generosidad, es una de las perfecciones que cultivamos en el Budismo. Al dar, no solo ayudamos a otros, sino que cultivamos nuestra propia mente desapegada y compasiva.
Conexión y Compromiso: Al donar, reafirmamos nuestro compromiso con la Sangha y con nuestro camino espiritual, fortaleciendo nuestra conexión y sentido de pertenencia.
¿Cómo puedes contribuir?
Puedes hacer tu donativo a través de Ko-Fi, PayPal o transferencia, cada aporte es una semilla que siembra paz, sabiduría y compasión en nuestra comunidad y en el mundo.
Recordemos las palabras de Dogen Zenji: «Practicar la generosidad es el fundamento de la Vía». Al abrir nuestros corazones y manos en Dana, abrimos también las puertas a un mayor entendimiento y compasión.
Agradezco profundamente su continuo apoyo y generosidad. Juntos, mantenemos viva la llama del Dharma.
Que todos los seres se beneficien de nuestra práctica.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi