por Kyonin | Oct 4, 2011 | Activismo, Minimalismo, Productividad, Vida

La bicicleta funciona con tu energía y te ahorra dinero. El auto funciona con dinero y te vuelve gordo.
Por estos días, hace cuatro años me encontraba harto de mi coche.
Pasaba hasta 6 horas conduciendo y evadiendo otros conductores furiosos en un mar de autos que parecían consumir mi humor y mis mejores días. Sí, leíste bien. 6 horas.
Cuando iba a ver a algún cliente, llegaba de malas, muchas veces tarde y parecía que tener auto me ponía en una carrera por sacar el máximo provecho del tiempo. Pero esta carrera no virtuosa sólo se traducía en estrés. Y así estuve 13 años de mi vida.
Un buen día tuve que vender mi auto y lo primero que pensé fue ¿qué voy a hacer sin él? Por un momento el mundo se me cerró.
¿Cómo salir a ganarme la vida sin un auto? ¿Qué pensarían mis padres, mis amigos y la gente al rededor?
Poco a poco me fui acostumbrando a estar sin auto y con el paso de los días, que se convirtieron en meses, comencé a apreciar la paz mental que significa no tener que conducir a diario.
Y con los años puedo decir que soy un hombre muy feliz sin auto y que espero pasen muchos años más para que, siquiera, tenga que pensar en uno.
Estas son algunas de las lecciones aprendidas:
Sin estrés callejero
Vivo sin tensión en la calle. No tengo que cuidarme de otros conductores irresponsables o iracundos.
Soy lector hasta la muerte
Cuando dejé de preocuparme por manejar mi coche y usé transporte público, casi de forma automática aumentaron los libros leídos por mes. Eso siempre es bueno.
Cuido el ambiente
No contamino porque no tengo auto. A mi no me puedes culpar de esa linda nata de humo que flota sobre tu cabeza. Y cuando uso transporte público, trato que sea eléctrico.
Camino
De ninguna manera puedo decir que soy atleta. Pero sí puedo decir que tengo la capacidad de caminar varios kilómetros al día. En todas mis salidas doy por hecho que caminar es parte de mi vida, así que lo hago con gusto. Aire libre, ver la vida en mi ciudad y percibir a la gente es una experiencia maravillosa.
Vida tranquila
Uno de los argumentos constantes con los que se justifica el uso del auto es la seguridad. Nada más falso. En mis años como caminante y usuario de transporte público, nunca he tenido un atentado de ninguna especie.
Cuando tenía auto: me robaron, abrieron el auto, lo vandalizaron, tuve problemas con policías corruptos… y la lista sigue.
Estando a pie, la vida es dulce y tranquila.
El dinero dura más
Tener auto es muy caro. Mucho más de lo que recibe uno a cambio. Entre impuestos, reparaciones, combustible, estacionamientos, mantenimiento y seguros, tener auto ya no me hace sentido.
Al vender mi legendario Golf, me di cuenta que era como si hubiera recibido un aumento de sueldo.
Soy más responsable de mis horarios
Tener auto da un sentimiento ficticio de libertad. La frase es que puedo ir a donde sea, cuando quiera, es muy común. Pero esa libertad, en muchas ocasiones es contraproducente.
No tener auto me ha vuelto mucho más consciente de mis tiempos. Para una cita a las 16:00, consulto el mapa para llegar y las rutas disponibles. Con ello calculo el tiempo que necesito y lo uso.
De la misma forma, si tengo que salir de noche, lo evito (así eliminas riesgos innecesarios). Y si salgo, acomodo mi tiempo para siempre tener transporte de regreso a casa.
Alguna ocasión me preguntaban el tiempo que se hace del punto X al centro de la ciudad. Mi cerebro calculó el tiempo en páginas del libro del momento. Llegar al centro está a 15 páginas de distancia.
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Definitivamente la vida sin auto no es para todo mundo. Sólo algunos hippies locos como yo lo pueden soportar.
Y ya sé que seré ampliamente atacado por los entusiastas de los autos, y eso es bueno porque cuando sentimos que nos mueven el tapete, estamos pensando y considerando nuevas ideas que contradicen nuestros esquemas.
¿Soy un rebelde que va en contra de la sociedad? Sí. Lo soy. Y me encanta.
Quizá en el futuro vuelva a tener coche. De momento no lo necesito y así pretendo estar por el mayor tiempo posible.
¿Estoy en un error? Por favor, ¡dímelo todo en los comentarios!
por Kyonin | Ago 26, 2011 | Activismo, Budismo, Vida
No pienso repetir la noticia que nos está apretando el corazón, destrozando la dignidad y que ha causado una cicatriz inmensa en la mente colectiva de México.
Lo único que puedo hacer es pensar que todo esto tiene remedio y que la solución no es exclusiva del gobierno. Es una responsabilidad compartida que necesitamos asumir.
Necesitamos entender que las cosas han llegado hasta este punto porque lo hemos permitido. Por nuestra indiferencia, por promover la corrupción, por consumir drogas, por no trabajar, por no superarnos, por no estudiar, por quejarnos sin proponer nada.
Las cosas están así porque no votamos, porque vemos el soccer y las telenovelas en lugar de leer y cultivar la inteligencia. Escuchamos narco corridos en los que se ponen como héroes a las mismas personas que son capaces de actos de terror. Compramos cosas robadas. No educamos a los jóvenes con retos ni disciplina. Somos laxos, muy laxos en la disciplina.
No pensamos que cada acto de egoísmo, cada peso que robamos, cada semáforo que nos pasamos, cada clip que robamos de la oficina, cada mentira que decimos, cada traición y venganza que comentemos; todo esto destruye un poco más al país, a la humanidad. Creamos el desierto en lugar de un bosque.
Ya basta.
Pero no lo digo por el gobierno ni por las autoridades.
Lo digo por ti y por mi. Es hora de entender que necesitamos cambiar y meternos en la cabeza que no sólo somos mexicanos, si somos parte de la raza humana. Todo lo que hacemos repercute en los demás.
Necesitamos tomar la bandera de la honestidad, del trabajo, de la inteligencia y usar el dharma como medio para cambiar al mundo.
Entendamos que los Preceptos del budismo no sólo aplican para India, Japón o Tibet. Aplican para la raza humana.
Nunca antes los Cinco Preceptos habían tenido tanto sentido en mi vida.
Acepto no tomar la vida de ningún ser vivo. Practico la compasión y la ayuda hacia los seres que lo necesiten. Soy comprensivo y cariñoso con toda la humanidad.
Acepto no tomar nada que no se me ha dado libremente. A cambio, practico generosidad. Doy aunque no tenga para mi. Doy porque la montaña más dura se resquebraja con un acto generoso.
Acepto no tener una mala conducta sexual. Ya basta de sexismo y violencia entre géneros. Soy amoroso, honesto y dulce con mi pareja. No traigo más gente a este mundo, que ya es un lugar insostenible.
Acepto no hablar con mentiras. Mejor soy honesto en mis intenciones y mis palabras. Soy amable con todo mundo, aun sabiendo que sus intenciones no son las mejores. Hablo de manera clara y siempre con amabilidad de por medio. No critico, no agredo. Propongo y actúo siempre en beneficio de los demás. Pienso antes de hablar.
Acepto no nublar mi mente con sustancias tóxicas. A cambio siempre tengo una mente clara y limpia, lista para comprender la realidad sin apegos y ver las cosas como son. Cultivo mi mente con meditación y educación que jamás termina. NADIE debe consumir drogas. Punto.
Vivir con estos preceptos, seas budista o no, hará siempre que tengamos un país y una realidad mucho más cómoda.
Ya basta. Es hora de trabajar, de buscar ser mejores, de estar informado y de prometerme nunca, nunca dejar de aprender y cultivarme.
Ya basta. Es hora de olvidar la pereza y educar a nuestros jóvenes con valores, cultura, civismo y disciplina.
Ya basta. Es hora de ser los mejores mexicanos de la historia, porque en esa medida tendremos la autoridad moral para exigir que el gobierno haga su trabajo.
Ya basta. Es hora de levantar la cabeza y olvidar el miedo. Ni los narcos, ni el gobierno tienen tantas balas para detenernos a todos.
El día de hoy digo todo esto y me comprometo seguir estos preceptos e ideas hasta la muerte.
Porque tomar acción inteligente es la única medicina para curar todo esto.
¿Quién se suma? ¿Me acompañas a curar a México?
por Kyonin | May 23, 2011 | Activismo, General, Vida

El pasado fin de semana la humanidad se enfrentó una vez más al fin del mundo. No fue un monstruo gigante ni extraterrestres invadiendo. Fue la mismísima segunda llegada del comandante supremo, del jefe absoluto, del único tronador de chicharrones cósmicos, Cristo.
Y tengo que admitir que me divertí mucho leyendo todos los comentarios graciosos que surgieron a nivel mundial. Yo me precio de haber contribuido a esta noble misión con una batería de mensajes sarcásticos que se quedaron para siempre en mi repertorio.
Sin embargo, lejos de toda burla, me quedé pensando durante horas en la ignorancia en la que aun vivimos.
No importa que estemos en la época de Internet, que ya hayamos superado la imprenta, que tengamos una estación espacial circulando el planeta, que estemos develando los misterios del fondo del océano, que la evidencia de la evolución sea contundente, que estemos a punto de entender la física cuántica, que miles de hombres y mujeres de ciencia hayan colaborado con su conocimiento para la grandeza de nuestra especie; siempre hay un grupo de lunáticos atados a ideas arcaicas dispuestos a tomar en serio cuentos de hadas.
Harold Camping, un loco estudioso de la Biblia, decidió creer que sus estudios del Buen Libro lo habían llevado a saber la fecha del fin del mundo; haciendo que miles de sus seguidores se embarcaran en una cruzada para anunciar el Día del Juicio Final.
Hubo quien diera a Camping todos sus ahorros, quien pusiera dormir a sus mascotas, quien dejara el trabajo y hasta quien intentara asesinar a su familia. Total, nada sobreviviría al armagedón, ¿correcto?
Y esto es justo lo que me espanta. ¿Tan vacíos estamos? ¿Tan faltos de criterio propio vivimos? ¿Tenemos tan poca inteligencia? Pero lo peor es, ¿nadie cuestionó a Camping? ¿Ninguno de ellos usó un poco de lógica o investigó antes de creer?
En estos tiempos de conocimiento y ciencia, la ignorancia es más fuerte que nunca. Y eso me entristece porque la ignorancia cuesta vidas y significa un retroceso para la humanidad.
Amiga y amigo lector, no importa qué tan arraigadas sean tus creencias, qué tan impenetrable sea el dogma, no importa qué tanta fe tengas o cuánto confíes en tus líderes religiosos: siempre cuestiona.
Cuestiona todo. Pregunta porqué e investiga la evidencia.
En las religiones, creencias milagrosas y en la pseudo ciencia es muy común que alguien llegue con afirmaciones fantásticas como:
Dios creó al mundo, mi primo se curó de cáncer, vi un milagro, este té mágico te va a curar, cree en la magia de los cristales, mañana se acaba el mundo, vienen los reyes magos.
Entre más extraordinaria sea la afirmación, más contundente tiene que ser la evidencia científica que la soporte.
Ya sé que el argumento de muchos es que hay cosas que la ciencia no puede explicar y que los milagros sí existen. Eso es correcto, hay cosas que la ciencia no explica de momento, pero está en el camino a hacerlo. Es cuestión de tiempo.
Hay casos únicos en cuestión de medicina o de física, los llamados milagros, pero estadísticamente son insignificantes como para ser tomados en serio o siquiera como constantes. El problema es que la gente con ganas de creer se aferra a ellos sin pensar.
Camping abusó de su posición como líder espiritual para manipular a miles de personas a creer en su fin de los tiempos. Y no me espanta el predicador, sino sus fieles.
El no cuestionar ni investigar los hizo parte de la broma más grande de los últimos años. Fue como un flash mob dedicado a la ignorancia.
Antes de creer ciegamente, hay que documentarnos e investigar.
Sólo así podemos evitar el abuso y el retroceso hacia la ignorancia que tanto nos daña como especie.
por Kyonin | Mar 10, 2011 | Activismo, Minimalismo, Vida
¿Qué tienen en común La iPad, el agua embotellada, la pulsera milagro, un auto más grande y más lujoso, comida chatarra? Todos son productos que se convirtieron en necesidades implantadas por la publicidad.
Quizá no nos damos cuenta, pero gran parte de los productos que consumimos en nuestra vida cotidiana han sido implantados por la mercadotecnia y han venido a formar parte de nuestra realidad. Poco a poco.
Mi ejemplo más claro es la iPad. Es un aparato que te ayuda a solucionar problemas que antes no tenías. Es perfecta para leer, para escuchar música y para navegar la red.
Un momento. ¿Qué no teníamos ya esas actividades cubiertas por un sin fin de gadgets y libros reales? La respuesta es sí, pero la gran diferencia es que la iPad fue desarrollada por expertos en psicología, mercadotecnia y sociología. Está diseñada y publicitada para desearla y para verte como ganador con una.
Steve Jobs la anunció como un dispositivo mágico en aquel discurso de presentación. Y el simple uso de esa palabra, lleva a que la mente vuele. ¿Quién no quiere tener un poco de magia en las manos?
Si nunca lo han razonado, todos los discursos de Jobs son cuidadosamente escritos para desear los artículos, sin pensar en su utilidad real o en su elevado costo.
Por otro lado, toda la publicidad que existe te grita «Tu vida apesta, a menos que uses mi producto o servicio».
Mi vida no apesta. Y tampoco la tuya. Y la decisión de comprar algo debe estar en nuestras manos, no en la manera que nos venden un estilo de vida.
Mira este comercial:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=34f8CHTqbnA[/youtube]
Creo que todos queremos una tarde relajada, inmauculadamente limpios y a lado de alguien que amamos. Y sólo Tide nos la puede dar. Y sólo es un vil detergente para ropa, pero aquí se usan herramientas para explotar los sentimientos. ¿Qué más maravilloso que un bebé plácidamente dormido?
Y no es que yo sea inmune a la publicidad. Hay muchas cosas que sí se me antoja tener. Una iPad, un Playstation 3, una tele de 1 millón de pulgadas. El truco es simplemente pensar en lo que necesitas realmente para ser feliz.
No tiene nada de malo usar publicidad para anunciar un servicio o producto. De hecho es básico para mover los engranes de la economía.
Lo que no debemos hacer es dejar que la publicidad nos maneje y decida por nosotros.
Todos los publicistas que he conocido en mis casi 20 años de trabajar en medios de comunicación, se sienten orgullosos de llamar a su campo de trabajo «el arte de la persuación». En realidad la publicidad como la conocemos, es el arte de la mentira. La buena noticia es que se puede cambiar, sólo es cuestión de que los publicistas lo quieran.
Para reducir el impacto de la publicidad
Deja de ver la televisión. Así de simple.
Claro que hay muchas más estrategias que usarán los mercadólogos para implantar necesidades en nuestra mente, pero la televisión es su arma principal.
El terminar tu relación con la TV tiene muchos beneficios que trataremos en otro post, pero ahora sólo me enfocaré en uno muy importante.
El apagar la televisión reduce tu tiempo de exposición a la publicidad. Te da oportunidad para disfrutar tu vida de muchas otras formas.
Mi experiencia personal con esto es que cuando voy al supermercado, mis decisiones de compra son más pensadas y más enfocadas a lo que necesito. Como ya no veo comerciales, no tengo idea de qué es lo que está de moda o lo que tiene comerciales con bebés primorosos.
Lo único que me importa es comprar detergente que haga su trabajo a un precio razonable.
Por supuesto, esto afecta todas mis decisiones de compra y a mi estado de ánimo.
A diferencia de lo que grita la publicidad, mi vida no apesta. Soy feliz con lo que soy y lo que tengo, y únicamente compro lo que necesito.
por Kyonin | Feb 9, 2011 | Activismo, Vida
Si crees que tu gobierno mantiene a la gente en la miseria y en la ignorancia de forma intencional, tienes toda la razón.
Esta lectura compartida por el blog literario Ni de Niña ha movido muchas fibras en mi. Me queda claro que salir adelante en un universo manipulado es cada vez más duro.

El lingüista y pensador Noam Chomsky publicó este decálogo de las 10 estrategias utilizadas por los gobiernos y los medios para manipular y mantener estupidizada a la población.
Del artículo:
7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
De verdad no dejen de leerlo y reflexionar cómo están llevando sus vidas.
LINK
por Kyonin | Dic 8, 2010 | Activismo, Vida
This was translated by Miguel de Luis from Few Me. Thanks, mate!
