por Kyonin | May 6, 2014 | Activismo, Budismo, Vida
ADVERTENCIA: Si padeces depresión persistente, sólo tu médico puede ayudarte a salir de ello. Las ideas expuestas en este blog son únicamente una ayuda que funciona junto con un tratamiento profesional.
En innumerables textos budistas se menciona el gran valor que la generosidad aporta a la vida. Ser generosos rompe barreras entre culturas y razas, promueve la concordia y la comprensión. Por desgracia, es una de las expresiones básicas de humanidad que, por desgracia, cada vez se practica menos.
La generosidad está gravada en lo más íntimo de nuestro código genético. Es una de las conductas que hacía sobrevivir al grupo de hombres primitivos ante las inclemencias del mundo que lo rodeaba.
Dar sin ningún interés funciona como ayuda contra la depresión. Así de simple. Esto es porque ponemos el ego de lado, nos olvidamos de nosotros mismos y nos preocupamos por resolver las necesidades de alguien más.
Tal es el ejemplo de D, alumno de Kid Buda y amigo mío. Él comenzó a experimentar con generosidad y compasión regalando alimentos a personas con necesidad.
Bajo su permiso, reproduzco su experiencia:
Hola, hermanos, les mando un fuerte abrazo y les escribo para platicar la experiencia y lo que ha movido esto.
Chocobuda, recuerdo muy bien lo que me dijiste de ser compasivo y ayudar a los demás vs la depresión.
Si bien es cierto que aún estoy medicado porque aún hay ansiedad y de repente algunos episodios de crisis de pánico, todo va mucho mejor.
El 30 de abril (celebración del Día del Niño en México) hice junto con mi familia, cajitas de dulces y después se me ocurrió que algo más saludable para regalarle a los niños de la calle puede ser fruta, así que también hicimos algunas bolsas con fruta para repartir.
Una amiga me donó muestras de barras de granola; otras con nuez, arándanos y cereales, que son nutritivas y muy sabrosas. Así que tuve un poco más para dar.
Por la tarde fui a repartir esos detalles a los niños que me encontrara afuera del Hospital General (me llevé a J, el chico con el que estoy saliendo… bueno, mi novio) y nos pusimos a repartir, estando ahí me di cuenta que hay muchísima gente que no ha probado alimento, que están afuera esperando alguna noticia de sus familiares internados, muchos de ellos se ven de bajos, bajísimos recurso y hasta de otros lugares del país.
Terminamos de repartir y me quedé con pensando en todas esas personas. Como me había sobrado media caja de muestras de barritas y mi abuela había dicho que en la noche iríamos a cenar todos en familia con motivo del día del niño, aproveché para hablar con ellas. Les relaté mi experiencia de la tarde y les propuse que antes de irnos a cenar, ¿porqué no juntábamos lo que teníamos de galletas y las muestras que aún quedaba y nos íbamos a repartirlas a las personas adultas?
Así que nos pusimos en marcha y llegamos al Hospital General para hacer nuestra labor. Ahí un grupo de chicos se nos acercaron a ofrecernos café o té y les dije que nosotros llevábamos galletitas para repartir. Ellos nos dijeron que son un grupo de chicos que se reúnen todos los miércoles y van a repartir café o té y algunas galletas a las personas que están ahí esperando noticias de sus familiares internos. Así que nos unimos a ellos y repartimos lo que llevábamos a las personas a las que se les dio café o té.
Estos chicos tiene una página en Facebook que se llama «México Sonríe» y pues quedé con ellos que juntaría a mis amigos para hacer colecta de galletas y el próximo miércoles llevar más.

Ya regresábamos al auto cuando pasando vi a una señora sola. Tenía cara de tristeza, angustia, miedo… no sé bien cómo describirlo y aparte sentí algo. Me acerqué a preguntarle si estaba bien, si necesitaba algo. Ella apenas podía articular palabra porque el llanto no la dejaba y como pudo me explicó que ella y su hija habían sido mordidas por un perro. A su hija la había mordido en el hombro y que se le veía el hueso y que desde el medio día anduvieron recorriendo hospitales para que la atendieran y que en ninguno la querían atender hasta que llegaron ahí. La abracé, le dije que tuviera mucha fe y que seguro su hija iba a estar bien, que ya la estaban atendiendo, ella me abrazó y se soltó a llorar. Empezó a llover. La dejé encargada con mis mamás y fui por el auto para acercarlo y que la señora se metiera y descansara un rato y se resguardara de la lluvia. Ella sólo iba con otro familiar que es el que estaba dentro del hospital con su hija y que ya le había hablado a su hijo para que llegara al hospital.
Nos quedamos acompañando a la señora mientras llegaba su hijo. Lo único que en ese momento se me ocurrió que podía de ser de gran ayuda era estar junto a ella, tomarle la mano y hacerle sentir que no estaba sola.
La señora poco a poco dejó de temblar. Al poco tiempo llegó su hijo, la abrazó, nos dio las gracias. Preguntamos si podíamos hacer algo más, nos dieron muchas bendiciones y gracias. Nos despedimos y partimos hacia la cena.
Esta experiencia y los chicos de México Sonríe nos motivaron para hacer colecta y regresar el próximo miércoles a ayudar.
Escribí esto en Facebook para mis amigos y recibí tan buena respuesta que hasta formamos un nuevo grupo: Llevando sonrisas a quien más lo necesita.
Y se lanzó la convocatoria de recolecta de galletas, pan y alimentos que se puedan repartir como merienda.
Hay muchos que están con la intención de ayudar. El miércoles será nuestra primera actividad apoyando a los de México Sonríe.
🙂
Les mando un gran abrazo y aquí sigo, mejorando, y ayudando… cambiando bastante lo que fui, para ahora tener una vida con equilibrio.
—
La historia de D es una muestra de lo que la compasión y generosidad pueden lograr. Se mejoran vidas, se da calor humano y todos nos movemos hacia adelante.
Pero no me creas a mi. No creas nada de lo que has leído. Comprueba tú mismo lo que ser generosos puede dejar en tu vida.
Te aseguro que tus problemas, tristezas y depresiones serán mucho menores. Y quién sabe, quizá podrías comenzar a ser feliz.
por Kyonin | Feb 18, 2014 | Activismo, Budismo, Vida
Son tiempos duros y muy tristes para la humanidad. Por todos lados parece haber atropellos a nuestros derechos básicos de alimentación, economía, educación, paz y democracia.
Basta leer un poco de las noticias para terminar con el espíritu consternado y con el corazón oprimido. Venezuela la está pasando muy mal. México tiene uno de los peores gobiernos de la historia y una narco guerra abominable. Siria sigue perdiendo hijos en una cruel y violenta guerra civil. Hay disturbios en Myanmar, Kiev y crímenes de odio por todos lados.
La crueldad y el egoísmo están creciendo de forma terrible. ¿O será que ahora estamos más conectados y podemos compartir más de lo peor?
No lo sé y no es mi papel juzgar diplomacia ni política internacional. Me declaro un completo ignorante, además de que mi opinión no tiene validez alguna.
Pero puedo hablar desde mi humanidad afectada por la ingenuidad del budismo.
Es muy posible que esté errado al pensar que nuestros problemas más fuertes no son nuestros gobiernos. Somos nosotros mismos y nos hemos ganado a pulso los gobiernos que tenemos.
Mientras sigamos siendo corruptos, ventajosos, hablemos con la mentira de por medio, odiando al que es diferente, maltratando a la mujer, manipulando a los demás, sobornando a la autoridad, robando, pasando por encima de otros para subir o no sabiendo cumplir promesas, olvidando a los pobres y a los adultos mayores o siendo crueles con los animales; todas estas pesadillas políticas seguirán sucediendo.
¿Cómo quejarse de un mal gobierno si espiamos a nuestra pareja o si atropellas los derechos de los demás para conseguir nuestros objetivos?
Nuestras quejas pierden validez si no las sustentamos con nuestros propios actos virtuosos.
El cambio no está en la revolución. Nunca lo ha estado. La historia nos demuestra una y otra vez que las revoluciones no funcionan. Generan más violencia y crueldad para terminar con gobernantes peores que los anteriores.
El cambio está en nosotros mismos, en la educación que nos procuramos y damos a nuestros hijos.
El cambio verdadero llega cuando integramos la compasión como valor principal a nuestra forma de vida. Al ponernos en los zapatos de los demás para entender que todos sufrimos.
Si todos los políticos del mundo entendieran un poco sobre compasión, sus crímenes serían menores.
Si cada uno de nosotros sintiera compasión por las personas en nuestra comunidad y ayudáramos a mejorar sus vidas, en lugar de envidiar u odiar, tendríamos grupos de personas comprometidas con un cambio social que comience con pequeños actos.
Si sintiéramos compasión por nosotros mismos cultivaríamos la mente, cuidaríamos la alimentación y daríamos lo mejor a nuestros cuerpos.
Repito, sé que soy demasiado ingenuo, que no tengo autoridad para hablar de lo que no sé.
¿Pero si nos esforzáramos un poco por entender sobre compasión y pasarla a los jóvenes?
Quizá todos los problemas se suavizarían un poco. No lo sé.
Es sólo algo que he estado pensando en los últimos días.
por Kyonin | Nov 14, 2013 | Activismo, Budismo, Vida
Sucedió lo inevitable. No lo pude resistir. A partir de este año Chocobuda se une al Buen Fin, que es la iniciativa comercial y de mercadotecnia que emula al Black Friday estadounidense.
Es la época más mágica del año en la que todos los comerciantes se esfuerzan para vendernos cosas que no necesitamos, incrementando así la deuda y la miseria.
Así que sin más introducción, te doy la bienvenida al…

Este es el catálogo de productos disponibles todo el año, todo el tiempo. No caducan y tampoco hay límite. No hay costo por envío. Puedes llevar cuántos quieras, en el momento que lo desees.
Son una gran idea para regalar a la familia y amigos.
También son maravillosos para contrarrestar el veneno del Buen Fin comercial mexicano.
Abrazos
2 x 1 en todas sus versiones
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Sabes que siempre se alegran por saber de ti. Haz algo lindo por ellos y llámalos.
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Estos son mis productos disponibles. Espero te gusten y los lleves todos. Los puedes compartir con todo el mundo, una y otra vez.
Este Buen Fin no compres nada. Mejor regala lo mejor de ti al universo: tu sonrisa, generosidad y compasión.
¡Pero eso no es todo! También a partir de hoy abrimos el…
Bazar del Buen Fin Budista
En los comentarios agrega tus productos disponibles. Recuerda que deben promover la humanidad, caridad, bienestar y compasión.
¡Gracias!
por Kyonin | Nov 11, 2013 | Activismo, Generosidad, Vida
No importa en qué país hayas nacido. No importa tu grupo étnico. No importa tu color de piel. No importa tu educación o posición social.
Hoy todos somos filipinos y necesitamos estirar la mano para ayudar a quienes lo han perdido todo ante la furia de la Madre Tierra.
Como ya sabrás, la orgullosa y pródiga nación asiática ha sido devastada con la mayor catástrofe de su historia. El tifón Haiyan ha dejado más de 10,000 muertos hasta el momento; y hacen constar el tamaño de la emergencia.
Millones de personas están sin un techo o comida. Sobra decir que hay caos y confusión.
Y la tempestad aun no termina.
Si te sobra un poco de dinero, te pido que ablandes tu corazón y dona a Médicos Sin Fronteras o a Cruz Roja Internacional. Ellos están haciendo esfuerzos por mandar ayuda organizada y oportuna.
Cualquier cantidad, no importa qué tan pequeña, es de mucha ayuda. La suma de todos los esfuerzos es lo que hace la diferencia.
Si estabas buscando hacer algo por mantener al ego bajo control y hacer algo altruista, esta es tu oportunidad.
Empuja a la humanidad hacia adelante. Sé generoso hoy.
Gracias 🙂
por Kyonin | Oct 16, 2013 | Activismo, Budismo, Vida
NOTA: Este post es con motivo del Blog Action Day 2013.
En tiempos en los que la violencia y el egoísmo son tan enormes que llevan a las naciones a masacrar a su propia población, nunca está de más recordar que existe algo llamado Derechos Humanos.
Derechos como la equidad, no ser discriminados o vida sin violencia; son a menudo pasados por alto en pro de un beneficio personal. Por todos lados vemos cómo se pasa por encima de la gente, cómo se destruyen vidas, conciencias y futuros con tal de obtener algo.
Y no, no estoy hablando de gobiernos. Estoy hablando de nosotros mismos.
Somos los ciudadanos del mundo, las personas que navegamos las calles y llenamos restaurantes, las que violamos los Derechos Humanos una y otra vez.
No tratamos igual a un indígena que a una persona blanca.
No respetamos las formas de pensar ni religión de otros. Odiamos al que es diferente o tiene formas de pensar no alineadas con las nuestras.
Robamos el cable, el internet y la música en cada oportunidad que podemos.
Quebrantamos la ley cuando nos conviene, pero somos los primeros en gritar «¡Injusticia!», cuando la ley nos da lo que merecemos.
Torturamos y masacramos mentes usando esquemas, berrinches y manipulaciones.
Odiamos a la mujer, a las personas con discapacidad y tratamos de ocultar que existen personas del mismo sexo que se aman y que han decidido consagrar sus vidas entre sí.
Rompemos los Derechos Humanos cuando nos pasamos una luz roja, cuando insultamos a alguien y cuando envidiamos.
Mentimos, alardeamos y nos cegamos ante el dolor ajeno; y siempre tenemos justificación que nos reivindica como superiores.
Al actuar así, perdemos toda capacidad moral de exigir a nuestros gobiernos que los Derechos Humanos sean respetados.
Pero vamos más allá. Perjudicamos nuestros propios Derechos Humanos cuando violamos nuestra mente y cuerpo. Cuando no le damos importancia a la nutrición o decidimos estupidizarnos con sustancias como alcohol o drogas.
Al no respetar los Derechos Humanos básicos, nos dañamos a nosotros mismos. Y es un error terrible porque nos volvemos insensibles al sufrimiento, no sólo de personas, sino de todos los seres vivos.
Un perro, una hormiga o un hongo tienen el mismo derecho de existir que nosotros. Entonces, ¿porqué nos sentimos justificados al matarlos? ¿No deberíamos sentir un profundo agradecimiento y respeto hacia todas las formas de vida que coexisten con nosotros? Cada alimento que llega a nuestra mesa debería ir acompañado de una plegaria de agradecimiento por los seres que han dado su vida para mantener la nuestra.
¿Porqué no declara una Carta de Derechos Universales Para los Seres Vivos?
Los puntos serían muy sencillos y fáciles de aprender: respeto absoluto a la vida, derecho a la libertad, a no sufrir, al agua y aire limpios, al alimento saludable y a la paz.
Con nuestra atención plena, generosidad, amor inflexible y compasión, estos Derechos Universales se cristalizan cada vez que practicamos el altruísmo y dejamos de comportarnos como imbéciles egoístas.
Creo que vale la pena hacer un esfuerzo para practicarlos.
Pero puedo estar equivocado.
por Kyonin | Sep 17, 2013 | Activismo, Generosidad, Meditación, Talleres
En estos momentos (septiembre 2013) México está siendo emparedado por dos huracanes que han dañado a más de 1 millón de personas. LINK
Las pérdidas materiales son incontables y tristes, pero es más apremiante cuidar la salud y bienestar de muchísimas personas que lo han perdido todo.
La Madre Naturaleza nos enseña una vez más que debemos ser humildes y unirnos para salir de la adversidad.
Como sabes, siempre promuevo la generosidad y la humanidad antes que todos los valores. Abrir el corazón y la mente para entender el sufrimiento de todos los seres es imperativo para el crecimiento personal.
Así que hoy pido que tu compasión gire hacia los afectados en México y ayudes con lo que puedas a miles y miles de personas a quienes la vida les cambió para siempre.
A cambio de tu generosidad para los damnificados, te invito al:
Taller de Meditación Iniciando el Camino
Inicia: Lunes 7 de octubre de 2013
Fecha límite de inscripción: Viernes 4 de octubre de 2013
Duración: 6 semanas
Incluye:
- 6 podcasts con pláticas técnicas y filosóficas, uno por semana
- 6 meditaciones guiadas, una por semana
- Todo el material será proporcionado en una entrega
Requisitos:
- Uso de computadora e internet
- Disciplina y tiempo para dedicar al menos 30 minutos al día
Costo: Lleva toda la ayuda que te sea posible a algún centro de acopio o dona a Cruz Roja Mexicana. LINK
Para quedar inscrito, sólo escribe un mail a elchocobuda ARROBA gmail.com y listo. Confiaré en tu generosidad y en tu palabra.
Disponibilidad: ¡Infinita!
Con todo el corazón, gracias por tu generosidad.