Cuando buscas en Google «creatividad» puedes encontrar miles y miles de artículos sobre maneras de incrementar o mejorar nuestra capacidad creativa. Hay cientos de definiciones, consejos y portafolios de artistas magníficos.
Me he encontrado con artículos, libros, podcasts y blogs que hablan de cómo fomentar la creatividad. Y yo me declaro cómplice de ello también. Como creativo siempre estoy buscando cómo mejorar mis textos, poemas, diseños y hasta recetas de cocina. Me gusta compartir lo que aprendo.
Como he mencionado antes, ser creativo es un aspecto más de la experiencia humana y una necesidad que semeja un músculo: hay que ejercitarla para fortalecerla.
Al igual que los músculos cuando no se les cuida, es fácil destruirlos tan sólo con permanecer demasiado tiempo sentado en la oficina. La creatividad necesita ser procurada día a día para mantenerla funcionando bien.
Aunque lo sabemos y está documentado por todos lados, siempre caemos en trampas que comprometen nuestras ideas. Así es como comenzamos a estancarnos y dejamos de fluir con la vida. Nos volvemos apáticos, poco productivos y poco amables para con los demás.
En mi experiencia, estos son algunos puntos importantes que destrozan la creatividad.
1. Cultiva el ego
El asesinato de tu creatividad comienza cuando crees que lo sabes todo. Muchas veces en el medio de las comunicaciones se escucha la frase «Hay que educar al cliente».
Es posible que sean las palabras más ciegas y ególatras entre diseñadores, comunicadores y directores de arte. No señores, no se educa a nadie que no sean ustedes mismos. Se trabaja con humildad y con la mente abierta para escuchar las necesidades de los demás, sea cliente o no.
La creatividad muere al asumir que somos mejores que los demás y que nuestras ideas cambiarán al mundo. Nuestras ideas son tan solo ilusiones que podrían… PODRÍAN… impactar la calidad de vida de alguien más. Pero si no pensamos en el beneficio de otros, las ideas que propongamos afectarán de forma negativa o no serán trascendentes.
2. No te actualices
Una vez que el ego está hinchado, es muy fácil asumir que poseemos el conocimiento último del universo y que la humanidad ha detenido su progreso. Así que no tiene sentido actualizarse, ¿correcto?
Nada mejor para matar la creatividad que pensar que el mundo seguirá igual que cuando estábamos en la escuela. Para una mente cerrada la tecnología no avanza, la música de otros tiempos es lo único que se debe escuchar y los jóvenes apestan.
Dejar de actualizarnos nos lleva a la ignorancia, la cual sale mucho más cara de lo que imaginamos. Como ejemplo puedo mencionar a un empresario que llevó su negocio a la tumba debido a que se negó a usar el email como herramienta y se quedó pegado al fax. ¡Al fax! ¿Qué pasó? Su competencia podía entregar propuestas de negocio de forma mucho más rápida y eficaz, mientras él veía cómo sus clientes lo abandonaban uno a uno.
3. Protege con fanatismo tus creencias y opiniones
Una falacia en la que caemos de forma recurrente es asumir que nuestra opinión equivale a la realidad. Entonces protegemos nuestras opiniones a capa y espada, para detestar a quien no piensa como nosotros. Catalogamos a la gente en función a qué tanto no adopta nuestras ideas.
Esto es peligroso porque genera enemistad, odio e infelicidad para todos; además de que hará el flujo de ideas mucho más difícil.
Al casarnos con nuestras creencias y opiniones, dejamos de cuestionar y de innovar.
4. Jamás investigues
Arriba dije, y lo repito porque es importante, que la ignorancia es muy cara en todos los sentidos.
Dejar de investigar nos cierra la mente al universo de conocimiento que se genera a cada segundo de la Vida (sí, con V mayúscula). No es que debamos saberlo todo, pero sí hay que considerar que alguien más inteligente que nosotros resolvió un problema de una manera más eficiente.
Tener la humildad para reconocer lo ignorantes que somos nos hará seguir investigando y experimentando. Ergo, la creatividad fluirá.
5. Nunca medites
No, la meditación no es una actividad para hippies o fans del yoga. Meditar es una herramienta que nos mantiene los pies en la tierra, controla el ego, ayuda a dejar ir los apegos y (lo más importante) nos hace conscientes del momento presente.
¿Quieres que tu productividad nunca mejore? ¿Quieres seguir siendo poco creativo? ¿Quieres que el estrés de la vida te coma la salud? Entonces ve la televisión o pierde el tiempo en Facebook. Al fin y al cabo la meditación no es para ti.
6. Engánchate en la urgencia de otros
Las situaciones solo son urgentes cuando la vida de otro ser vivo pende de un hilo. Entonces hay que hacer lo posible por salvarlo.
En cualquier otro caso, las urgencias sólo son el resultado del ego de los demás, de su despliegue de poder o de su pobre planificación… o todo junto.
Si te enganchas en las prisas de otros, tu creatividad se congelará y tus ideas tendrán margen de error enorme.
Siempre es mejor conservar la calma y respirar. Se puede trabajar a buena velocidad y entregar sin participar en el viaje de ego de otros. Para saber cómo lograrlo tenemos el mindfulness de nuestro lado.
7. Intoxica la mente con sustancias
En mi más de 20 años trabajando en diseño, mercadotecnia y publicidad encontré muchísimas personas que aseguraban que las drogas y el alcohol son necesarios para ser creativos. No hay nada más falso y peligroso que esa forma de ver la vida. Una persona se vuelve creativa con base en la disciplina y actitud para crear, para inventar soluciones inteligentes a las necesidades que pone el trabajo o la vida cotidiana.
Posiblemente la idea de crear más rápido para responder a las urgencias sea lo que te impulse a considerar drogas, pero en realidad los costos son mucho más altos. Usar drogas colabora con una «industria» que daña a la cultura humana, la seguridad de las poblaciones y solo ha traído sufrimiento. ¿En verdad quieres ser parte de eso?
Y si eres budista, el uso de sustancias viola uno de los Cinco Preceptos de la conducta recta: Evito intoxicar la mente.
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¿Te has topado con otras formas de destruir tu creatividad? ¡Compártelas!
Pronto regresará Omoi, taller de meditación para creativos.
La búsqueda de la belleza es un tema lleno de aristas y controversias. Lo que para ti es bello quizá no lo es tanto para mi. Lo que para una cultura es digno de admiración, podría ser no tan afortunado para otra.
No importa lo diferente que sea la apreciación estética que practiquemos, todos los seres humanos necesitamos ver cosas bellas cerca, pues es una necesidad clara para la especie humana. Sin embargo preferimos ir en búsqueda de los bienes materiales o de las relaciones personales, en lugar de simplemente sentarnos a contemplar todo lo hermoso que te rodea. Me parece que hemos pisoteado la belleza en nuestra intensa búsqueda por cumplir metas, mantener el poder y comprar basura que no necesitamos.
Al vivir en el eterno ciclo de la sociedad de consumo en el que solo hay trabajar-comprar-dormir, perdimos la sensibilidad para apreciar la belleza de la vida. En lugar de la sencillez y la elegancia, optamos por tener más de lo que sea para mantener la obsesión por poseer.
Pagamos por tener el nuevo iLo-que-sea de Apple (o de cualquier marca, para el caso), que terminará apilado junto a todos los demás productos inútiles con diseño industrial placentero.
Pero tener demasiado de todo no nos hace más felices, sino que nos deja vacíos y secos para apreciar la realidad por lo que es. Aun más allá, este atasque por comprarlo todo y por controlarlo todo, nos ha vuelto más tontos.
Admirar la belleza no requiere invertir dinero ni poseer nada, sino que es un esfuerzo mental al que ya no estamos acostumbrados y lo rechazamos categóricamente.
Mirar el amanecer, ir al museo, apreciar una pintura, disfrutar del silencio, escuchar música no popular; todas son actividades que requieren callar el pensamiento para poner atención a lo que se tiene en frente.
La realidad misma es mágica.
No necesitas comprar nada para sentir la elegante paz de la meditación zen cuando sólo miras la pared por 20 minutos.
Tampoco hay que tener 15 parejas al mismo tiempo para ver la sincronía con la que se mueve el mundo que nos rodea.
No es requerimiento el ser político destacado para rendirse ante la majestuosidad de Magritte. De hecho, nunca conocí político que disfrutara del arte.
Al contrario. Ahora escuchamos reguetón y destrozamos propiedad privada. Destruímos. Extinguimos especies completas. Violamos culturas enteras para quitarles oro u otros recursos materiales.
Cambiamos nuestro voto por un premio instantáneo, opacando la nobleza y futuro de toda una nación.
Cada vez que optamos por la fealdad, estamos renunciando a la razón y a la creatividad. Nos hemos vuelto criaturas feas en tantos sentidos, que cuesta trabajo entenderlo.
Pero al mismo tiempo… pero al mismo tiempo, aun dentro de todo este ambiente humano que ensucia la naturaleza, hay destellos de que lo hermoso vive dentro de nosotros.
Por cada 100 personas malintencionadas, hay un pintor que es libre y vuela hacia el cosmos con sus pinceles.
Por 1000 grupos norteños o reguetoneros, hay un joven componiendo jazz o cantando ópera.
Por un millón de compradores compulsivos en fiestas navideñas, hay un padre que lleva a su hijo al museo y le explica de dónde vienen sus raíces y por qué debe estar orgulloso de ser humano.
El arte, el silencio y la elegancia viven en la simpleza de cada amanecer.
La creatividad se asoma de entre el lodo, como flor de loto.
Es cuestión de callar la mente y ver la realidad en silencio.
Cuenta la leyenda que cuando el Buda nació, de inmediato caminó siete pasos y declaró: «Yo soy el Venerado por el Mundo». Apuntó con un dedo hacia el cielo y con la otra mano hacia el suelo para indicar que él uniría el cielo y la Tierra.
Algunos dicen que los siete pasos representan las siete direcciones (norte, sur, este, oeste, arriba, abajo y momento presente). Para algunas corrientes del Budismo Mahayana, las palabras atribuidas al bebé Shakyamuni significan «Yo represento a todos los seres vivos a través del tiempo y el espacio, a todos en todos los mundos».
¿Creo que esta leyenda sea verídica? Claro que no. A pesar de que Shakyamuni era una persona inteligente, era un humano normal como cualquiera. Sin embargo es una leyenda linda para recordar y un gran pretexto para celebrar el cumpleaños del Venerado por el Mundo.
En muchas tradiciones budistas del mundo abril y mayo son meses importantes porque celebramos Vesakha, Wesak, Vesak, Buda Purnima o cualquiera de los muchos nombres que el cumpleaños del Buda lleva.
No sabemos el día exacto del nacimiento de Shakyamuni, pero en el Concilio Mundial de Budistas celebrado en Sri Lanka en 1950, se decidió que se festejaría en la primera luna llena de mayo. Sin embargo la fecha cambia en cada país, dependiendo de sus tradiciones regionales y cultura. En Japón, por ejemplo, la festividad se llama Hanamatsuri y se observa en abril.
Pero independientemente de la fecha precisa, Vesak un día en el que la comunidad budista se regocija y se une para recordar el cumpleaños de nuestro Maestro Shakya-sama.
Los festejos cambian de acuerdo a cada lugar y persona, así que no hay una guía oficial para este auspicioso día. En muchas tradiciones se acostumbra bañar una figura del bebé Shakyamuni. En realidad la única constante es que ponemos atención especial al cuidado de la naturaleza, así como en nuestra práctica de zazen, compasión y generosidad.
Y es que Vesak es una celebración triple del nacimiento, iluminación y muerte del Buda. Todo en este universo nace, florece y trasciende a su propia naturaleza, regresando al flujo de la vida. Justo por eso nos esforzamos en mantener el equilibrio de nuestra Madre Tierra.
Celebramos el nacimiento de todo. Cada idea, cada sentimiento, cada ser vivo, cada momento tienen su punto de origen y se une con millones de otros nacimientos.
Todo lo que conforma el universo llega a un punto máximo de desarrollo. Ya sea una mariposa, la tristeza, la historia humana; absolutamente todo alcanza un apogeo…
Para luego envejecer, enfermar y reunirse con el Universo mismo, del que jamás ha estado separado.
El Buda era un hombre normal que creció, alcanzó la iluminación y trascendió por medio de sus enseñanzas. Más de dos mil quinientos años después siguen haciendo ondas en el tejido de la existencia.
En Vesak es muy válido afirmar que todos somos Buda.
Invitación a celebrar juntos este Vesak: sábado 7 de abril de 2018
En el Grupo Zen Ryokan (comunidad de este blog) tomamos el ejemplo del Buda: ayudamos a los demás, vemos por su felicidad. Donamos tiempo o dinero a causas nobles. Salvamos animales, plantas e insectos. Damos alimento y cobijo a los seres que lo necesiten. Apoyamos con donativos y alimento a nuestros maestros y monjes, ejerciendo Dana Paramita.
Limpiamos y decoramos nuestros altares con flores frescas y embellecemos el aire con inciensos de tonos de madera. Encendemos velas que simbolizan la iluminación y el dharma.
Y guardamos silencio en respeto y contemplación. Nos sentamos en zazen con dignidad y respeto a todos los maestros que nos preceden y nos han dejado sus enseñanzas. Entendemos que Buda y todo lo que nos rodea es un solo ser, perfecto e indivisible.
Te invitamos a que te unas a nuestro festejo que transmitiremos vía YouTube.
Día: Sábado 7 de abril de 2018.
Hora:
Ciudad de México / Guadalajara 5:00:00 PM
Madrid 0:00 AM del domingo 8 de abril de 2018
Caracas 6:00:00 PM
Buenos Aires 7:00:00 PM
En este mundo la gente tiene brazos muy, muy largos.
Con ellos empujan hacia el este, empujan hacia el oeste; sin descansar.
Los brazos del monje de la montaña son cortos, muy cortos.
En toda su vida jamás aprendió a empujar a los demás.
Los de brazos largos, desde la juventud hasta la edad del cabello blanco,
creen que los de brazos cortos son extraños.
Al más extraño de todos lo he conocido hoy.
Él vive dentro del bosque y es muy pobre.
Debido a que mis brazos son cortos, no empujo a los demás.
Y no hay razón para que otros me empujen.
¡Ah! Mis brazos deberían medir mil o diez mil pies de largo.
Así todos los seres en los cuatro mares podrían ser mis amigos.
—Maestro Seon Weongam, Corea (1205–1248)
Este poema me es muy curioso porque hace una analogía con la que en occidente no estamos familiarizados. Habla sobre brazos. Sí, brazos. En el budismo los brazos y las manos son símbolo de alcance, de acción.
Avalokiteshvara tiene mil brazos, cada brazo representa a uno de nosotros ayudando para aliviar el sufrimiento de los seres vivos.
El Maestro Weongam nos habla de cómo los brazos empujan, están siempre activos, ocupados. Él siendo un monje pobre y viviendo en el bosque, sabe que la felicidad está en tener brazos cortos, con los que puede trabajar y mantener una existencia pacífica.
¡Hola! Este es un recordatorio de que el Curso Introducción al Budismo Zen 2 está por comenzar. ¡Quedan muy pocos lugares!
Con más de 2,500 años de tradición y millones de seguidores en todo el planeta, el budismo se ha mantenido vigente porque es el manual de usuario para la humanidad.
El Budismo Zen es particularmente útil para la vida contemporánea. Nos enseña lo esencial para no sumirnos en el estrés, dejar las conductas compulsivas, soltar las cosas que nos lastiman y las obsesiones. Aceptamos el estado de las cosas, como son y sin complicaciones.
El estudio del Zen, su historia, arte y filosofía, abre la puerta a una vida espiritual profunda basada en la práctica del Buda-dharma, el Silencio, la Gratitud, la Compasión y la Generosidad.
Grupo Zen Ryokan abre el curso formal de estudio Introducción al Budismo Zen 2.
¿Por qué es un grupo formal? Porque requiere compromiso, dedicación y constancia.
Esta segunda parte revisa los temas vistos en el curso anterior y profundiza en la historia, textos y personajes clave de nuestra práctica. También exploraremos las prácticas corporales para el día a día, así como para ceremonias.
La práctica de Shikantaza será rigurosa y no-negociable.
¿A dónde van todos tan presurosos? Ya están donde necesitan estar.
Qué hermosa y magnífica es la ciudad. Me gustaría decirlo y que lo entendieran para que la respetaran.
¡Ya sé en qué trabajan todos! Transportan el ceño fruncido del punto A, al punto B. ¿Habrán plazas disponibles?
La vida no sería posible sin la bondad de todos los seres. Estamos unidos por estos hilos de Gratitud, Compasión y Generosidad que escapan a la vista. Las buscamos en el exterior, pero necesitan fluir desde dentro de cada uno de nosotros.
Una flor amarilla ha nacido en una grieta del pavimento, a la sombra de este edificio. Es pequeña y muy hermosa. Es la vida asomándose y saludando desde lo más profundo.
Una mujer importante, en su ropa importante, su teléfono importante y con sus problemas importantes; ha pisado la flor.
Querida flor, ve a renacer donde sí te aprecien.
No hay buenos. No hay malos. No hay políticos corruptos ni crimen. Solo está el reflejo de lo que llevamos dentro y de cómo vivimos la vida. Si vivimos sin valores, ética, elegancia y sin silencio, no hay forma de que la sociedad humana las entienda.
Aun no amanece y ya estoy en zazen. Soltando los pensamientos escucho la vida aparecer con la luz del sol.
Estimado trabajador de limpia. Gracias. Usted y miles de personas que trabajan sin ser vistos, hacen que esta ciudad funcione.
Un hombre delante de mi pagó su café con unas monedas y agregó una sonrisa… que vale millones comparada con el dinero.
Éxito, ¡qué ilusión más costosa! Entre más lo buscamos, más nos encerramos en nuestro propio ego. Queremos ganar más, ser más, que el negocio crezca… pero olvidamos pensar y agradecer a todos los seres que destrozamos para lograrlo.
Parecería que esta estúpida noción de éxito nos vuelve una cultura del perpetuo fracaso e incansable sufrimiento.
La sociedad de consumo se especializa en usarlo todo hasta la destrucción. Usa a la Madre Tierra y a las personas. Las deja vacías y sin dignidad.
¿Y si comenzamos a pensar en otras formas de vivir?
No puedo creer mi suerte. Alguien me ha mirado y me ha obsequiado una sonrisa, a pesar de mi ropa vieja y mi silencio. Soy el hombre más feliz del mundo.
Mis alumnos son el Buda. Pero este corazón es muy pequeño. ¿Qué hacer con tanto cariño?
En silencio de zazen observo su silencio de zazen. Piernas cruzadas, espaldas rectas, manos en mudra.
No tengo nada, solo esta felicidad que no cabe en mi mochila.
Cuando dije adiós, sentí que las lágrimas querían asomarse. Aún no, les dije.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi