La Mente de Buda es un concepto central tanto en la enseñanza de Shakyamuni como en las profundidades de la enseñanza de Dogen Zenji. La mente humana es un prodigio de la naturaleza. Es pura y pristina, pero como nadie nos enseña a usarla, la ensuciamos con nuestra basura egocéntrica. Pero nuestra verdadera naturaleza, aquella esencia pura que reside en todos y cada uno de nosotros, siempre está más allá de las ilusiones y apegos mundanos.
Para el Buda, la mente es la fuente de toda manifestación. Entender que todo lo que percibimos, pensamos y sentimos proviene de nuestra mente es crucial para avanzar en el camino del Bodhisattva. La práctica de Shikantaza nos ayuda a ver más claramente esta realidad, permitiéndonos vivir de manera más armoniosa y liberada .
Nuestro Gran Maestro Dogen, por su parte, nos enseña a experimentar directamente esta realidad, a ver nuestra propia naturaleza, a despertar a nuestra Mente de Buda. Nos enseña que buscar el despertar fuera de nosotros mismos es un error, pues la iluminación ya reside dentro. Por supuesto, Shikantaza es el método por excelencia para reconocer y vivir desde esta Mente de Buda.
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
Si estás fuera de Guadalajara, Jalisco, puedes participar con nosotros vía Zoom en vivo, o ver la transmisión grabada en YouTube.
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Dana: Recuerda que los monjes budistas no tenemos sueldo. Mantenemos todas las actividades de la sangha gracias a tus donativos. Si está en tus posibilidades, dona lo que te sea cómodo. Escríbeme en privado para decirte cómo. Gracias, gracias.
He aquí una historia. Mazu dijo: «Esta mente en sí misma es Buda».
Damei («Gran Ciruelo») estudió esto durante más de treinta años, morando en la cima de su montaña, ocultando sus huellas en los sonidos del valle y los colores de la montaña. El ancestro Mazu envió por fin un monje para visitar y decirle a Damei: «El Dharma del Buda de Mazu es diferente hoy en día».
Damei respondió: «¿Cómo es de diferente?»
El monje dijo: «Sin mente no hay Buda».
Damei dijo: «Incluso si él dice ‘Sin mente no hay Buda’, yo solo entiendo ‘Esta mente en sí misma es Buda'».
El monje volvió y se lo dijo al ancestro.
Mazu dijo: «Este ciruelo está maduro».
Dogen dijo: «Esta mente en sí misma es Buda» es más profundo. Año tras año Damei maduró en pleno verano.
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Mente es Buda, es una frase común en el Zen. Tu mente, aún con todas tus ideas, opiniones, sueños y dolor, solo es vacuidad.
Cuando lo aceptas y lo entiendes más allá de las palabras, has madurado espiritualmente.
Si quieres ser parte del sutil Camino Verdadero, primero debes vaciar todas tus causas y condiciones. Adéntrate en las verdes montañas, siéntate erguido en la cueva de roca. Da un paseo entre la niebla y las nubes; Quédate y vete junto con el ciervo. Las preocupaciones mundanas deben ser olvidadas, los Principios Sutiles deben ser estudiados en detalle. Con el cuerpo cómodo, apóyate en la silla de bambú, cuelga tu espíritu en el vasto arco del cielo. Envía tu mirada a la plataforma elevada y nivelada, trae tus pensamientos para marcar el ritmo del riachuelo del oriente. Entre los acantilados, brillan las flores más allá de los bosques, la hierba es exuberante. Después de muchos días, te desprenderás de tus raíces polvorientas, después de muchos años, el Camino tendrá un sabor dulce. Fuera de las persianas, observa la luna en las montañas, apóyate en la barandilla y escucha los pinos al viento Si llegas al lugar donde se perdieron las ovejas, tu ojo vivo las verá a todas y cada una de ellas.
—Por Wolbong, maestro Seon, Corea (1624-?). Traducido por Kyonin.
Este poema de Wolbong, un maestro Seon de Corea, es un viaje hacia el interior de nosotros mismos. El verdadero entendimiento y paz pueden encontrarse al vaciar nuestras mentes de las preocupaciones cotidianas y sumergirnos en la contemplación de la naturaleza y el silencio. ¿Cómo lograrlo? Entendiendo que las preocupaciones son solo pensamientos a los que nos hemos aferrado.
Pero los pensamientos tienen la misma naturaleza de las nubes. Parecen enormes, pero en realidad no tienen sustancia.
Wolbong nos hace una invitación sutil a practicar Zazen, donde el acto de soltar los pensamientos se convierte en un arte tan natural como observar las nubes desplazarse por el cielo.
«Si quieres ser parte del sutil Camino Verdadero», el poema nos desafía desde el principio a abandonar nuestras «causas y condiciones», un llamado a dejar atrás los apegos y las identificaciones que nos atan a la ilusión del yo. El Camino Verdadero es la vía del Buda. Soltarlo todo es la puerta de entrada a un estado de presencia y conciencia puras, donde las preocupaciones y distracciones se desvanecen, permitiéndonos ver la realidad tal cual es.
El poema nos da un retrato de «las verdes montañas» y «sentarnos erguidos en la cueva de roca», metáforas de la profundidad de nuestra propia naturaleza búdica, y físicamente, del acto de sentarse en meditación. Esta práctica de Zazen no es meramente un ejercicio de concentración, sino una inmersión en el ser, donde «da un paseo entre la niebla y las nubes» se convierte en un caminar meditativo por los paisajes de nuestra mente, aprendiendo a observar sin apegarnos a los pensamientos que, como nubes, vienen y van.
El poeta habla de «quédate y vete junto con el ciervo», una hermosa metáfora de la armonía con la naturaleza y el fluir con el momento presente. Nos recuerda la importancia de estar presentes, de ser uno con nuestro entorno, reconociendo la interconexión de toda vida.
Así como «el cuerpo cómodo» se apoya en «la silla de bambú» y el espíritu se «cuelga en el vasto arco del cielo», se nos recuerda que debemos trascender la comodidad. Nos sentamos en Zazen donde caiga. A veces en piedra, a veces en cojín. A veces en el autobús. Zazen es esencial para que el espíritu se eleve y se expanda, liberándose de las limitaciones del cuerpo y de la mente. Este estado de expansión es un recordatorio de que somos más que nuestros pensamientos y emociones; somos el vasto cielo en el que aparecen y desaparecen.
El poema culmina con una visión de realización y entendimiento profundo: «Si llegas al lugar donde se perdieron las ovejas, tu ojo vivo las verá a todas y cada una de ellas». Aquí, el «ojo vivo» simboliza la percepción iluminada, la capacidad de ver claramente la naturaleza de la realidad, liberada de las distracciones y confusiones que nublan nuestro verdadero ser. Es decir, la mente libre de nubes, es una mente en vacuidad.
La esencia de este poema es la práctica de Zazen. Enfatiza que soltar los pensamientos y volver a nuestra naturaleza esencial nos permite experimentar la vida con una claridad y paz profundas, como si contempláramos nubes al cielo, dejándolas pasar sin apego, en un estado de pura observación y serenidad.
La vida en su totalidad solo puede existir aquí y ahora. Es justo en este instante en que todo el universo se manifiesta. Aunque viajaras en el tiempo, donde quiera que aterrizaras, sería solo este momento en su totalidad.
En este Zazenkai, leeremos un koan completo del Registro o Crónicas del Acantilado Azul, que nos enseña a regresar la mente a donde tiene que estar.
¡Te espero aquí y ahora!
RYUGE PREGUNTA A SUIBI Y A RINZAI
INTRODUCCIÓN DE ENGO
Cadena sobre cadena de cumbres, riscos y precipicios, todos pronuncian sus profundos sermones. Si te paras a pensar quedarás desconcertado. Que aparezca un hombre de gran fuerza, vuelque el vasto mar, patee el Monte Sumeru, grite y disperse las nubes blancas, haga pedazos el cielo desierto y, con cada ki y cada kyo, tape la boca de todos los demás hombres: un hombre así es verdaderamente inomparable. ¿Ha habido alguna vez un hombre tan maravilloso? Ve lo que sigue:
ASUNTO PRINCIPAL Ryuge preguntó a Suibi: «¿qué significa que Bodhidharma viniera desde el Oeste?» Suibi le dijo: «pásame la horquilla». Ryuge entregó la horquilla a Suibi. Este la cogió y golpeó a Ryuge con ella.
Ryuge dijo: «te permito que me golpees, pero, a pesar de todo, creo que la venida de Bodhidharma del Oeste no tiene ningún significado.» Ryuge preguntó también a Rinzai: «¿qué significa que Bodhidharma viniera desde el Oeste?» Rinzai le dijo: «pásame el zafu.» Ryuge entregó el zafu a Rinzai. Este lo cogió y golpeó con él a Ryuge. Ryuge dijo: «te permito que me golpees, pero, a pesar de todo, creo que la venida de Bodhidharma desde el Oeste no tiene ningún significado.»
POEMA DE SETCHO Montaña del Dragón, el Dragón no tiene ojos. Las aguas estancadas no dan a conocer la antigua Vía. Si la horquilla y el zafu no te sirven de provecho, entrégamelos a mí. (No he agotado este tema, así que, otro poema) Aunque me lo des, es inútil. No es para mí eso de sentarse como el Patriarca. ¡Preciosas las nubes de la tarde, interminables las distantes colinas, azul sobre azul, cima sobre cima.
Zazenkai significa Meditamos Juntos, y son las reuniones semanales de una sangha Soto Zen. En Grupo Zen Ryokan nos reunimos todos los domingos, para una pequeña ceremonia, practicar Zazen juntos y aprender Budismo Soto Zen.
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Cuando visitamos o miramos fotos de templos budistas de China, Japón o Corea, es muy común encontrar estatuas a dos demonios o guerreros armados y feroces. Muchas personas que no tocan un libro ni en defensa propia, creen que estas dos figuras son demonios, pero no hay nada más lejos de la verdad. Estos dos personajes son los Nio, los guardianes del Dharma y del recinto del Buda.
Ellos no son Bodhisattvas, sino dioses. Los he incluido en esta serie porque son personajes comunes y necesitan ser presentados a los occidentales. Hay prácticas hermosas y poderosas alrededor de ellos, por lo que creo que puede ser útil en nuestro estudio del Zen y en nuestro camino del Dharma cotidiano.
Es importante decir que los dioses en el budismo no son el mismo concepto del dios de las religiones abrahámicas. Para el budismo, los dioses son ideales de aspectos de la práctica budista y son venerados como recordatorios de nuestras intenciones. De ninguna forma son creadores del universo, no se les pone de cabeza y tampoco hay una fe ciega hacia ellos.
En la vasta iconografía budista, pocas figuras son tan imponentes y cargadas de simbolismo como los Nio, los guardianes del Dharma y del templo. Su presencia a las puertas de numerosos recintos a lo largo de Japón, China y Corea no es solo un testimonio de la riqueza artística y espiritual del budismo, sino también de una profunda cosmovisión que entrelaza lo sagrado con lo cotidiano.
El significado de su nombre
Los Nio, conocidos en sánscrito como Acala (los Inmovibles), son figuras que personifican la fuerza y la protección. Aparecieron por primera vez en el Ambattha Sutra, y eran los guerreros que acompañaron a Shakyamuni en su peregrinaje a visitar al noble Pokkharasadi, quien se sentía amenazado por el Iluminado.
El nombre Acala alude a su inquebrantable determinación en la protección del Dharma, las enseñanzas budistas, y su capacidad para resistir cualquier amenaza. Nio, los guardianes del Dharma, simbolizan la energía masculina y protectora que guarda las entradas de los recintos sagrados, asegurándose de que solo aquellos con intenciones puras puedan acceder.
Historia y simbolismo
Designadas oficialmente como shukongoshin, estas entidades guardianas desempeñan un papel crucial en la salvaguarda del budismo, siendo también referidas coloquialmente como kongo rikishi.
Originalmente, esta entidad era un único dios protector de Shakyamuni. Con el tiempo, se dividieron en dos seres distintos, para representar mejor las fuerzas en equilibrio. Ellos están a cada lado de las entradas de los templos, simbolizando su papel de custodios de los recintos sagrados donde reside la Triple Gema. Se erigen imponentes, con una mirada severa y feroz, asumiendo el papel de guardianes intrépidos.
Portan en una de sus manos el vajra, un arma ancestral emblemática de la lucha contra las fuerzas malignas, y según las narrativas legendarias, tienen el poder de dominar los truenos.
Nio, los guardianes del Dharma, van vestidos únicamente con una mo, una especie de falda larga que ceñida a sus cinturas, exhiben su anatomía atlética, destacando abdominales marcados y venas pronunciadas, evidenciando su inmenso esfuerzo físico.
El guardián de la boca abierta recibe el nombre de Agyo, mientras que su contraparte de boca cerrada es Ungyo. La vocalización de «a» simboliza el alfa en el alfabeto sánscrito, y «un», el omega. Este dúo representa metafóricamente el inicio y el cierre de todo lo existente, atribuyéndoles una omnisciencia divina.
Juntos son una expresión del enso, el círculo que representa al Zen
Comúnmente, Agyo se coloca a la derecha y Ungyo a la izquierda.
El culto a Nio en los templos budistas de Japón
En Japón, los Nio se sitúan típicamente en las entradas de los templos budistas, para ahuyentar el mal y limpiar a los visitantes de sus impurezas antes de entrar en el espacio sagrado. Estas estatuas a menudo se encuentran en puertas talladas en madera o piedra, evocando una sensación de respeto y reverencia.
La veneración hacia los Nio se manifiesta no solo en su presencia física en los templos sino también en rituales y festividades que celebran su papel protector. Durante estos eventos, se les ofrece incienso, agua y flores, reconociendo su importancia en la salvaguarda de los preceptos budistas y el bienestar de la comunidad.
Incorporando a los Nio en la práctica cotidiana
D?gen Zenji nos recuerda en Bendowa y Genjokoan, que el Zen no requiere más que Zazen para expresar nuestra práctica. Sin embargo, de vez en cuando las personas necesitamos un recordatorio de que dentro de nosotros hay fuerza y que debemos proteger a los demás.
Por eso es por lo que incorporar la figura de los Nio en la vida cotidiana es muy minimalista. No requiere actos de veneración explícitos ni rituales complejos. Podemos ver a los Nio como símbolos de la fortaleza interior necesaria para enfrentar las adversidades de la vida, manteniendo un compromiso inquebrantable con nuestros valores más profundos.
La práctica puede ser tan simple como dedicar unos momentos al día para reflexionar sobre las cualidades que los Nio representan: valentía, protección y la importancia de mantener un espacio sagrado en nuestras mentes y corazones, libre de malas intenciones o energías negativas. Esta reflexión puede inspirarnos a vivir con mayor integridad en el Dharma y a enfrentar nuestros desafíos con una renovada fuerza interior.
También puedes buscar imágenes de ellos e imprimirlas, para ponerlos a los lados en tu altar.
Conclusión
Los Nio, los guardianes del Dharma, más que simples figuras ornamentales en la arquitectura budista, encarnan principios espirituales profundos y universales. Nos recuerdan la importancia de la protección y la fuerza en nuestra práctica espiritual y en la vida cotidiana. A través de su veneración y la incorporación de sus enseñanzas en nuestra vida, podemos aspirar a ser tan inquebrantables en nuestro camino como ellos lo son en la protección de la Triple Gema.
Espero que este mensaje los encuentre gozando de buena salud, paz interior y aceptación. Mientras en el hemisferio norte la primavera se va manifestando ante nuestros ojos, nuestra práctica Zen se convierte en un faro de luz, guiándonos hacia la serenidad y la comprensión profunda del Buddhadharma.
Gracias a su generoso apoyo, hemos podido mantener ese faro encendido, compartiendo la sabiduría y la compasión que caracterizan a nuestra tradición. Al día de hoy seguimos con actividades los 365 días del año, dando cursos y talleres, y ofreciendo una comunidad segura e inclusiva para todas las personas que quieran despertar al Budismo Zen.
Este mes de marzo, los invito a participar en la recaudación de donativos, una práctica de generosidad que beneficia tanto a quien da como a quien recibe. A través de sus contribuciones, no solo aseguran la continuidad de operación de nuestra Sangha, sino que también apoyan la expansión de un espacio sagrado de aprendizaje y crecimiento espiritual para todos.
En la enseñanza del Buda, la generosidad es vista como el primer paso en el camino para terminar la insatisfactoriedad, una práctica que purifica el corazón y nos libera de los apegos. Cada donativo, grande o pequeño, es una semilla de bondad que plantamos juntos, y de la cual todos nos nutrimos.
Cada gesto de generosidad contribuye a nuestra visión colectiva de un mundo más compasivo y consciente.
Agradezco de corazón su continua presencia y apoyo. Que este acto de generosidad multiplique la paz y el bienestar en sus vidas y en todo el multiverso.
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Agradezco profundamente su continuo apoyo y generosidad. Juntos, mantenemos viva la llama del Dharma.
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Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi