Este fin de semana fui a la supermercado a comprar algunas cosas que necesitaba. En la fila para pagar, detrás de mi, había una mujer sumergida en su ira, desesperada porque estaba esperando su turno para pagar. Igual que todos los demás, en realidad.
Gesticulaba, gritaba, empujaba a otros, como si eso fuera a borrar a todas las demás personas que esperábamos pacientes nuestro turno. «¡Pero es que esto va a tomar todo el día!», gritaba.
Lejos de enojarme, le mujer histérica se convirtió en objeto de estudio. En ese momento, ella era el catálogo de emociones adversas que son motivo de existencia para el budismo.
Lo que más llamó la atención fue el enorme ego de esta persona. En su mente ella era tan importante, que estaba dispuesta a lo que fuera con tal de que la atendieran primero. Las personas que estábamos ahí nos convertimos en objetos dispensables y susceptibles de ser eliminados.
Un ego inflamado es mucho más letal que el cáncer porque distorsiona la realidad y nos hace tomar las peores decisiones. Erradicamos la existencia de los demás y nos auto-engañamos pensando que el universo está para obedecer nuestros egoístas propósitos.
Si lo ponemos en perspectiva, el ego ha sido el causante de muchos problemas de la humanidad a lo largo de la historia. De pronto alguien decide que su forma de ver la vida es la única que vale la pena y por lo tanto, los que piensen o sean diferentes deberán ser eliminados.
Por eso creo que debemos pasar por encima del ego. Ponerlo bajo una aplanadora y reducirlo a su expresión mínima. Necesitamos destrozar ese pequeño pedestal al que subimos y que hace que la vista se pierda.
Tener un ego bien situado nos ayuda mucho y nos mantiene vivos. Es lo que nos ayuda a decidir lo bueno de lo malo y lo que queremos para vivir mejor. Nos hace entender que hay necesidades más grandes que la nuestra y nos mueve a crear un mejor lugar para vivir, con gentileza y amabilidad.
¿Cómo destrozar el ego? Siendo generosos. Dando a quien lo necesita. Escuchando al desesperado y estando presentes para quienes nos ama (amigos, pareja, familia).
Porque en la medida que seamos generosos, ablandaremos el corazón y nos redituará en tranquilidad y una mente más abierta.
Y tener la mente abierta, con el ego bajo control, son la plataforma para una vida más completa.
Hoy cerramos la Operación Tarahumara, en la que propuse hacer un donativo para ayudar a combatir el hambre en la Sierra Tarahumara a cambio de entrar a un taller de meditación.
La respuesta fue buena y muchas personas se quitaron la venda del egoísmo para colaborar con la Fundación Tarahumara José A. Llaguno, quienes han estado presentes en la zona rarámuri desde hace 20 años. Ellos llevan educación y alimento a quienes lo necesitan.
Ayer fui contactado por la Fundación, quienes no tenían idea la Operación Tarahumara, para agradecer nuestros esfuerzos y decirnos que pueden dar recibo deducible de impuestos a todos los que donamos.
Si participaste y lo requieres, escríbeme para darte los datos necesarios.
Abrir nuestros sentimientos, entender que todos somos uno y ayudar por ayudar, son valores que necesitamos cultivar diariamente.
Uno de los más grandes venenos de nuestras sociedades es el egoísmo.
Vamos por la vida coleccionando metas y objetos, atribuyendo todo a nosotros mismos. Pero se nos olvida que somos tan sólo una pequeña parte de un sistema muy complejo.
En esta mini serie de dos episodios sobre generosidad, exploramos brevemente el egoísmo y sus raíces
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El maremágnum publicitario nos impulsa a que en Navidad seamos generosos, por medio de desembolsar enormes cantidades de dinero para comprar cosas y hacer regalos a tantas personas como nos sea posible.
No está mal si realmente se necesitan los artículos, pero ¿qué pasa cuando no los requerimos, cuando sólo estamos comprando por impulso y por avaricia?
El resultado son carteras vacías y la resaca de haber comprado y gastado nuestro bono navideño en cosas que quedarán en el olvido en muy poco tiempo.
Creo que Navidad es una gran temporada para reflexionar que existen personas, incluso cerca de nosotros, que no se la están pasando mal y que de verdad necesitan ayuda.
Déjenme contar una pequeña historia reciente.
En un grupo de discusión del que formo parte, cada año se organiza un intercambio de regalos. A veces son libros, discos o simples tarjetas de felicitación. Y la verdad es que es muy agradable recibir algo.
Pero esta vez, al estar pensando en organizar a mis amigos, reflexioné en todo lo que ha pasado en los últimos años en el mundo. No hace falta mencionar que 2012 fue un año muy duro para la humanidad y que existen necesidades muy fuertes que tienen que ser atendidas.
Así que en lugar de organizar un intercambio, pensé en hacer una donación comunitaria a alguna ONG. Por sus finanzas claras y por su espíritu de ayuda a las zonas de conflicto más grandes, elegí Médicos Sin Fronteras, quienes aceptan donativos desde MX$50.00.
No importa si es dinero, en especie o en tiempo, donar y ayudar a quienes lo necesitan te pone una gran sonrisa en la cara y se olvidan las penas. Literalmente.
Existen estudios científicos que relacionan la generosidad con la felicidad. Y bueno, para el budismo esto no es nuevo. Todos sabemos que karuna hace felices a quienes dan y a quienes reciben, haciendo este un mejor mundo.
Así que en lugar de comprar una app que no necesitas, regala un poco de dinero a una asociación de ayuda.
Muchas personas en el mundo podrán sonreír con un pequeño esfuerzo de tu parte.
Para muchos los mejores recuerdos de la infancia vienen por los regalos recibidos en Navidad. Entre los grandes favoritos estaban las bicicletas, muñecas, figuras de acción o juegos para armar. Todos ellos formaron las grandes vivencias que ahora narramos cuando estamos ante los más jóvenes, en alguna reunión familiar.
Esto es de lo más normal. En los ojos de los chicos, los regalos son el único motivo de ser de la Navidad. Aunque yo quisiera cambiar el tren de pensamiento que nos lleva al consumismo en diciembre, en su mayor parte, los obsequios a los niños no los podemos evitar.
Pero lo que sí podemos hacer es usar la cabeza y hacer compras inteligentes a la hora de salir a las tiendas.
Aquí comparto algunas ideas.
Qué NO regalar a una niña o niño
Juguetes bélicos. El mundo está muy violento en estos tiempos y creo que debemos cultivar la paz desde que estamos pequeños. Regalar armas de fuego, espadas y juguetes que promuevan la muerte sólo harán las cosas peores en el futuro. Esto aplica también para videojuegos.
Muñecas y artículos domésticos de juguete. Dar a una niña la fantasía de ser mamá o ama de casa, no es la mejor de las ideas en una sociedad que trata de romper con la desigualdad de género.
Juguetes de licencia. Cualquier juguete con un programa en la televisión, paga licencia. Es decir, el costo de un pedazo de plástico es 100 veces más caro cuando tiene la figura de Pokémon, Bob Esponja o Spiderman. En la medida de lo posible trata de comprar artículos que no tengan estas características. Ahorrarás mucho dinero. Si no hay opción más que pagar por la licencia, asegúrate que el juguete sea inteligente.
Ropa. Los niños odian la ropa, no importa quién la de o lo costosa que sea.
Qué SÍ regalar a una niña o niño
Juegos de aprendizaje. En la actualidad existen muchos juegos que promueven la ciencia y el conocimiento, como los juegos de química, astronomía o de historia. Yo sé que algunos chicos lo que quieren es jugar con Bob Esponja, pero si se habla con ellos y te tomas el tiempo para compartir con ellos el regalo, te aseguro diversión y recuerdos para siempre. Aplica para videojuegos, obvio.
Juegos de construcción. Estos bloques que se conectan unos a otros tienen tantas cosas buenas que me faltaría un post sólo para hablar de ellos. Estos regalos son una gran solución para cualquier niña o niño. Aquí también entran los meccanos.
Juegos de mesa. Pasar la tarde en familia, jugando y riendo mientras se tiran los dados sobre un tablero, es una experiencia invaluable. No necesito decir más.
Figuras de acción y muñecas con roles inteligentes. Estos son un poco difíciles de encontrar pero existen y son maravillosos. En lugar de dar soldados y bebés, mejor busca bomberos, rangers de parque, dinosaurios, paramédicos, astronautas o músicos.
Libros. No hay mucho más que decir. Imaginación y conocimiento en tus manos. (¡Gracias a Amira por recordarme!)
Juegos para exteriores. Pasar tiempo fuera de la casa, en compañía de la familia o amigos, trae experiencias insuperables. Vienen a la mente las bicicletas, triciclos, balones, inflables y todo tipo de artículo que requiera un parque o jardín y la compañía de más personas.
Tiempo. Quizá el mejor regalo para un chico es pasar tiempo con él, usando los nuevos juguetes.
Con estos pequeños consejos, creo que podrás hacer felices a los chicos, ahorrar un poco de dinero.
¿Cuál es tu memoria más querida de tus regalos de Navidad?
Navidad Minimalista es una serie de artículos dedicados a explorar las alternativas que tenemos para ahorrar dinero, apoyar el comercio sustentable y vivir sin el estrés que caracteriza a la temporada navideña. ¡Felicidades!
Uno de los argumentos clásicos para tener una Navidad sin gastar mucho es regale afecto, no lo compre; y claro que no podría estar más de acuerdo.
Sin embargo el regalar afecto va mucho más allá de la eliminación de los regalos materiales.
Cuando regalas algo material, el sentimiento se va de lado cuando el objeto cobra más importancia que el sentimiento.
Los regalos materiales se gastan, se descomponen y se olvidan cuando llega el nuevo regalo. Además de todo, el sistema de obsequios parecería una competencia por ver quién puede regalar más y mejores cosas; convirtiendo toda la experiencia de generosidad en un show de vanidades.
La mercadotecnia de la fecha nos empuja a demostrar el cariño con una pila de artículos inútiles. Estos logran enfriar las relaciones humanas y ponen precio a las relaciones.
Los minimalistas entendemos que el afecto humano y la generosidad van mucho más allá. Nos enfocamos mucho más en regalar experiencias porque estas nunca se desgastan, reafirman las relaciones interpersonales y a todos nos dejan con sentimientos positivos.
Regalar experiencias es una situación ganar-ganar, hablando en términos un poco más fríos.
Para regalar experiencias no es necesario invertir grandes cantidades de dinero, de hecho, se puede hacer con presupuestos bajísimos y los momentos quedan grabados en la memoria por muchos años en el futuro.
Aquí comparto algunas ideas para tener unas fiestas en familia y amigos.
Ve películas en casa. Elije un fin de semana o un par de días de vacaciones y organiza ese maratón de Harry Potter que siempre quisiste. Todo mundo, aun los muggles, pueden divertirse mucho.
Día de campo. Si el clima lo permite, organiza un día de campo. Prepara unos sandwiches, una ensalada y agua. Juega juegos de pelota. ¡Camina y explora!
Comida en casa. Invita a todos y juntos preparen un día de pizza. No hay nada más interesante para un niño, por ejemplo, que ver cómo se prepara su alimento favorito.
Día romántico. Invita a tu pareja a caminar por la ciudad, ver alguna exposición callejera y remata con una cena para dos, en casa.
Organiza un taller. Contra todo lo que esta cultura nos enseño, aprender puede ser una experiencia muy divertida. Organiza un mini taller con tus amigos o familia. Juntos pueden aprender a cocinar, hacer origami, cantar, bailar, decoración, dibujo, escribir… y si hay los recursos, ¿porqué no aprender a mezclar música o a hacer videos sencillos para YouTube?
Visita museos. La cultura no muerde. Visitar museos puede resultar una experiencia fantástica para todos.
Arma una comida para los viejos. Pensar en nuestros abuelos y padres siempre reditúa en sonrisas y corazones plenos. Organiza una comida familiar para hacerlos sentir acompañados y en familia.
Como siempre, esta lista no está completa, pero creo que se entiende el mensaje:
El mejor regalo es una experiencia, no un objeto.
Siguiente entrega: Qué regalar a una niña o a un niño en navidad
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Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi