La Segunda Noble Verdad de Shakyamuni nos dice que la raíz de dukkha (sufrimiento, insatisfactoriedad) son los apegos y aversiones. No es que tener deseos por una vida tranquila y plena sea malo, el problema es que con mucha facilidad el deseo por lo material se convierte en obsesión.
Cuando la mente está intoxicada por la obsesión, la sabiduría y la compasión se cancelan; lo que nos lleva a causar daño a la vida. Siendo uno mismo la víctima principal de esta ceguera.
Algunas escuelas espirituales creen que el dinero es el origen de todos los males y de la desigualdad en la humanidad. Pero el Buda tenía varios puntos de vista que vale la pena explorar.
Para Shakya-sama el dinero no era bueno ni malo. Lo veía como un invento más con el que nos podíamos hacer la vida más fácil. En lugar de ir arreando 10 vacas para cambiarlas por bienes, resultaba más fácil cargar una bolsa con monedas para intercambiar en el mercado.
¿Qué es lo que convertía el dinero en una fuerza del mal? La obsesión por él, generada por una mente sin entrenamiento espiritual ni un juego de valores morales para regir su vida.
La Primera Sangha estaba llena de personas de todo tipo y castas. Pero esta visión sobre la economía fue la que rodeó al Buda de muchos nobles, comerciantes y artesanos. Todos ellos querían entender y practicar la enseñanza de Sukha.
Sukha es la opuesto directo de Preya.
Preya es la palabra sánscrita que significa placer efímero, que viene por las obsesiones y mini-euforias que confundimos con felicidad.
Sukha es también palabra sánscrita y significa satisfacción, júbilo, felicidad, contento, paz interior.
En el Anana Sutta, el Buda nos enseña los cuatro tipos de Sukha:
Atthisukha. Contento por ser propietarios de recursos económicos o tierra.
Anavajjasukha. Contento por ganarse la vida de manera correcta, ética y causando el menor impacto posible a la vida. También es el júbilo y paz que llegan al vivir una vida sencilla, silenciosa y con base en el Buddhadharma.
Ananasukha. Contento por vivir sin deudas económicas.
Bhogasukha. Júbilo por compartir nuestro dinero y pertenencias con los demás.
Para el Buda, no había nada de malo tener un terreno y una casa. Eran parte de una vida tranquila. Traducido a nuestros tiempos, no tiene nada de malo gozar el fruto de nuestro trabajo, pero debemos entrenarnos para detectar las obsesiones antes de que tomen el control de nosotros.
La felicidad basada en lo externo jamás superará a la paz que trae la satisfacción de ayudar a los demás. Tenemos que aprender a ver que lo que somos y lo que tenemos, es el resultado de incontables esfuerzos de miles de seres. Es una deuda que se paga con amor, compasión y servicio a los demás.
En este retiro urbano de 8 horas tendrás la oportunidad de conocer métodos de respiración y meditación budista y yóguica para estar tranquilo con tus emociones o incluso con las de los demás.
Compartiremos una Introducción al budismo y a la psicología budista; meditaciones en silencio y guiadas y clases de yoga enfocadas en el corazón y plexo solar.
Facilitadores: Kyonin (Chocobuda), Monje Budista Soto Zen y Argelia Flores, instructora de Vinyasa Yoga.
Días: Sábado 31 de julio y domingo 1 de agosto de 2021. Horario: 9:00 am a 1:00 pm. Costo: $1,500 pesos. Cupo limitado. Abierto a todo público.
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En nuestro vocabulario existen muchas frases parecidas a «el dinero no es la felicidad, pero se le parece mucho». Desde niños nos educamos para dar un valor supremo al dinero, hasta que se convierte en la causa de nuestra existencia.
Cuando alguien tiene más dinero y oportunidades que uno, es difícil no sentir resentimiento o envidia. ¿Por qué esa persona lo tiene todo y yo no? Eso es lo que pasa cuando tu papi te lo da todo y no te cuestan las cosas. Pero mira a ese ·$&/(!,¿cómo es posible que tenga tanto?
Pero una y otra vez, esta conducta compulsiva por el dinero ha demostrado que solo deja insatisfacción y, en muchos casos, infelicidad.
Es cierto que el dinero es muy importante. Es un excelente medio de intercambio para tener una vida cómoda en el mundo humano. Pero mucho dinero no significa mucha felicidad.
Hace algún tiempo tuve una charla con alguien que criticaba mucho a países como Tailandia, Camboya o Nepal. Decía que la gente ahí era muy pobre y que no podían salir adelante porque no querían. Que no eran pueblos prósperos como en occidente.
Sin embargo, estas naciones budistas, aunque no tienen infraestructura o comodidades como muchos países de occidente, son naciones donde la gente está más contenta y en paz. Con vidas simples y muchos menos problemas existenciales, a diferencia de nosotros. Por supuesto que también hay lujos, gente rica y problemas existenciales, pero mucho menos.
Y es que en los marcadores de prosperidad que nos hemos creado, olvidamos incluir cosas más vitales como el bienestar, la tranquilidad, la sencillez de la vida o solo sentarse en silencio por las mañanas. Son instancias que no se pueden cuantificar, porque hay que vivirlas para creerlas y apreciarlas.
El dinero puede construir o destruir culturas completas. Pero por suerte no hay que esperar a que sucedan cambios macroeconómicos para entender que hay una ruta alterna.
La práctica Zen nos da la capacidad de estudiar, trabajar y fijarnos metas; sin caer en la obsesión y siempre apreciando el dinamismo de la vida. Abrimos el corazón a la Señora Impermanencia y nos adaptamos al cambio.
Al mismo tiempo, solo tomamos lo que necesitamos para tener una vida cómoda. No cometemos excesos, porque entonces nos volvemos parte del problema.
El Buda no veía la fortuna económica como algo malo. Solo era necesaria, pero también lo era el entrenamiento de la mente para no caer en excesos y en la cancelación de la compasión. Nos dejó varias enseñanzas al respecto que explicaremos en los siguientes artículos de esta serie.
En Japón cuando una taza de té tiene una cuarteadura o alguna imperfección, se le considera un objeto hermoso. Eso significa que la taza ha sido creada por manos humanas, y que la persona imprime en el objeto su propia imperfección. Al mismo tiempo, una taza cuarteada o despostillada implica que ha estado realizando bien la función para lo que fue creada.
Al mismo tiempo, las grietas y rupturas de una taza nos recuerdan la naturaleza impermanente de las cosas. A esto se le llama Wabi Sabi. Es una visión de la vida derivada de la enseñanza budista de las Tres Marcas de la Existencia; Impermanencia, Sufrimiento y Ausencia de Yo.
Aunque cuando leemos o vemos videos sobre esta postura japonesa ente la vida, nos parece hermoso e inspirador, la realidad es que las culturas hispanas tenemos poco respeto o admiración por las cosas viejas. Y claro, esto lo extrapolamos hacia las personas.
Pocas veces valoramos el servicio y la ayuda que nos ha dado esa camiseta vieja, la vajilla que solo botamos o la televisión que se tiene que ir. No es que debamos aferrarnos a las cosas, es solo que no las vemos con gratitud y mucho menos con respeto.
Una de las aportaciones más grandes que Dogen Zenji dejó al budismo universal, fue la realización de que todo es Buda. No solo los seres sintientes, sino que la piedra, tu camiseta vieja, tu cacerola despostillada y hasta el vidrio roto de la venta; todo es Buda. Absolutamente todo lo que nos rodea es parte de una sola cosa enorme e indivisible.
Todo es Buda en el exterior y en el interior. Tú eres Buda siendo una taza rota de Buda que usa el Buda para beber té, que también es Buda. Tus ojos que necesitan lentes son Buda observando al Buda, siendo la córnea del propio Buda, mirándose al espejo de todos los Budas.
Apreciar Wabi Sabi es dar valor profundo y espiritual al Buddhadharma porque así como la taza de té se vuelve vieja, nosotros también (Impermanencia).
Así como la taza de té tiene que pasar por pruebas enormes para desarrollar su función, nosotros también (Sufrimiento).
Así como la taza de té no pide ser llamada Doña Taza de Té, nosotros somos mucho más que el simple nombre en el pasaporte. Somos seres vivos anónimos que aportan a la vida de los demás seres (Ausencia de Yo).
Wabi Sabi es entender que las Tres Marcas de la Existencia nos rigen y nos ayudan a ver la realidad en una escala más refinada y elegante. Esto nos lleva a sentir profunda gratitud por los seres y los objetos que lo dan todo para que nosotros estemos bien.
Al final solo eres un Buda viejo y hermoso, cumpliendo su función de Buda en la alacena de los Budas.
Una de nuestras características como especie es que siempre queremos tener la razón y que las cosas salgan como las imaginamos. Cuando la vida nos demuestra que es más grande que nosotros y nos abofetea con la verdad de que no controlamos absolutamente nada; entonces hay dukkha.
Buscamos solo abrazarnos a las cosas agradables de la vida, y olvidamos que lo incómodo, el conflicto y lo difícil; también son parte del mismo paquete. No lo podemos dividir y separar en solo lo que nos gusta. Si hacemos esto, nos estamos invalidando para luego ver las oportunidades de crecimiento que trae esta existencia.
Y al enfrentar el conflicto, la mente no para de producir fealdad relacionada con el ego. ME pasa esto a MI. ME hacen esto a MI. Cómo sufro YO. Nuestro software de representación de la realidad se centra solo en lo negativo y es muy difícil de soltar.
Es cierto que nuestra práctica apreciamos la realidad. Lo hacemos sin reservas y con todo lo que implica. Y el conflicto, todo lo que no nos gusta de la vida y que nos produce dukkha, es parte de lo hermoso y sutil de la vida. Por supuesto, todos buscamos lo agradable y bonito, pero nos hace falta ver la otra cara del conflicto.
Siempre que hay tormenta, la pasamos mal. Llueve, se caen árboles, hay inundaciones y puede que hasta haya pérdida humana. Sin embargo, la tormenta es necesaria para la vida. La tierra se remueve, haciendo posible la vida y nuestra alimentación. Se limpia el cielo, se rellenan los mantos acuíferos, los ríos crecen y renuevan su caudal y muchas más bendiciones.
Las tormentas son Buda.
Las tormentas personales también lo son.
El Buda no es catástrofe. Es equilibrio, es ecuanimidad y permitir que la vida sea.
Cuando haya sentimientos feos por las cosas que pasan, solo hay que regresar a los libros de historia. Veremos que después de cada conflicto, hay progreso.
Hay que ir a los libros de geología, para aprender que luego de terremoto o volcán, la tierra se reacomoda y florece.
Hay que escuchar a Miles Davies. Luego de un largo solo caótico, llega la calma y la armonía que solo él podía crear en su obra.
Al ver nuestra propia experiencia, hay que recordar lo mucho que hemos florecido luego de la oscuridad.
Y claro, leer escrituras budistas ayuda. En el Sermón del Fuego, Shakya-sama nos dice:
El oído está ardiendo…, la nariz está ardiendo…, la lengua está ardiendo…, el cuerpo está ardiendo…, la mente está ardiendo, las ideas están ardiendo, la conciencia de la mente está ardiendo, el contacto de la mente está ardiendo; también toda sensación placentera o penosa, y la que no es ni placentera ni penosa que depende de la mente como su condición indispensable, está ardiendo. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo con el fuego de la codicia, con el fuego de la animadversión, con el fuego de la falsa ilusión; ardiendo con el nacimiento, la vejez y la muerte; con las penas, lamentaciones, dolores, con la angustia y desesperación.
Monjes, viendo esto, el bien instruido noble discípulo experimenta desapego hacia el ojo, hacia las formas, hacia la consciencia del ojo, hacia el contacto del ojo y hacia toda la sensación placentera o penosa, y hacia la que no es ni placentera ni penosa que depende del ojo como su condición indispensable. Experimenta desapego hacia el oído…, hacia la nariz…, hacia la lengua…, hacia el cuerpo…, hacia la mente, hacia las ideas, hacia la consciencia de la mente, hacia el contacto de la mente y hacia toda sensación placentera o penosa, y hacia la que no es ni placentera ni penosa que depende de la mente como su condición indispensable.
Experimentando desapego se vuelve desapasionado. Mediante el desapasionamiento, su mente se libera. Alcanzada esta libertad, aparece en él el conocimiento de que está liberado. Entonces entiende: el nacimiento está destruido, la vida santa ha sido realizada, la tarea ha culminado. No queda nada más por delante.
En el conflicto vive el Buda. Pero también en nuestro entrenamiento para aprender que nuestros pensamientos son solo nubes al viento.
Si leer budismo básico ya no es suficiente y necesitas saber más sobre Zen, te invito a tomar la segunda parte del Curso de Introducción al Budismo Zen, de Grupo Zen Ryokan. Continuaremos nuestro camino aprendiendo la historia, tradición y prácticas de esta milenaria forma de vida.
Este curso está pensado para alumnos del Curso 1 y para quienes ya estén familiarizados con su contenido (ver temario aquí).
Sobre el formato (presencial/en línea)
El Buda y los Maestros a través de la historia se han adaptado a la tecnología disponible para transmitir las enseñanzas a la comunidad y mantener el Dharma vigente. Este concepto se conoce como Upaya, o Medios Virtuosos de Enseñanza.
Grupo Zen Ryokan se adapta y usa los medios en vivo y electrónicos para compartir la llama del Budismo Soto Zen en español.
Entendemos la tecnología como herramienta de comunicación y de aprendizaje que une a las personas, trascendiendo fronteras, horarios y culturas.
Cuando estamos juntos practicando el Dharma y en Zazen, saltamos obstáculos regionales, etiquetas y tiempo. Esto nos permite estar siempre unidos, sin prisas.
Es un formato ideal para personas muy ocupadas o con algún impedimento para acudir a un centro Zen local.
Practicamos Zen en el templo más grande: La Vida.
Objetivo
Profundizar en el estudio de la historia, textos y ceremonias esenciales del Budismo Soto Zen; para llevarlo a nuestra experiencia cotidiana y vivir en respeto, armonía, silencio y elegancia.
Practicaremos Shikantaza Zazen (meditación zen) desde el primer día para cultivar el hábito diario de esta práctica suprema.
En una mirada
Curso: Introducción al Budismo Zen 2
Facilitador: Hondou Kyonin
Inicia: Jueves 1 de julio de 2021
Duración: 6 meses
Necesario:
Haber tomado el Curso de Introducción al Budismo Zen 1, o:
Conocer los temas estudiados en el curso anterior. Ver temario aquí.
Tener una práctica diaria y estable de Shikantaza (al menos 20 minutos al día)
Disponibilidad: Limitada. Inscríbete pronto.
Cierre de inscripciones: Miércoles 30 de junio de 2021
Costo: Donativo mensual
Sedes:
En línea. El material y la discusión son en la red. Perfecto para amigos en otros estados y otros países.
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Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi