La Rueda de la Vida, el mapa budista para la liberación del sufrimiento. 1 de 2

La Rueda de la Vida, el mapa budista para la liberación del sufrimiento. 1 de 2

La Rueda de la Vida, el mapa budista para la liberación del sufrimiento

Uno de los símbolos budistas del Mahayana más enigmáticos para muchos de nosotros en occidente, es la Rueda de la Vida. Para el ojo no entrenado es como una pizza de imágenes “chinas” que no tienen sentido. Pero si nos detenemos a investigar un poco, encontraremos una herramienta espiritual invaluable.

La Rueda de la Vida o Bhavacakra, en sánscrito, es una representación simbólica del samsara, este ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento en el que los seres sintientes estamos atrapados por la ignorancia, el deseo y el apego.

Esta imagen, común en los monasterios budistas de distintas tradiciones, no solo ilustra la condición de sufrimiento en la que vivimos, sino también las enseñanzas clave para liberarnos de ella. En el budismo zen, la Rueda de la Vida se entiende como un espejo de nuestra mente y nuestras acciones, guiándonos hacia la liberación a través de la práctica consciente.

En este post en 2 entregas, exploraremos qué es esta imagen y cómo nos puede ser útil.

El origen de la Rueda de la Vida en la enseñanza budista

La Rueda tiene su origen en las enseñanzas de Shakyamuni Buda. Se dice que él la encargó como una ilustración visual de la condición humana y el camino hacia la liberación.

Esta imagen representa los seis reinos de la existencia, que son distintos estados mentales y emocionales en los que podemos encontrarnos, desde los más infernales hasta los más celestiales. No se trata de infiernos o cielos que se ganen al morir, sino de estados creados como resultado de nuestras acciones.

En el centro de la Rueda de la Vida se encuentran tres animales que representan las tres causas principales del sufrimiento: el cerdo (ignorancia), el gallo (deseo) y la serpiente (aversión). Estos impulsos mantienen en movimiento el ciclo del samsara. Sin embargo, en cada uno de los reinos representados en la Rueda hay una manifestación de un Buda, que nos muestra la salida del sufrimiento y nos recuerda la posibilidad de despertar.

En algunas tradiciones budistas, como la japonesa, la Rueda de la Vida cambia al Buda por Jizo Bosatsu. Jizo es quien cuida y guía a los seres perdidos para que regresen a la Luz. ¿Has visto que en la entrada de los templos japoneses hay siempre seis estatuas de “buditas” con bufanda? Bueno, no son buditas. Son los Seis Jizos de los reinos de la Rueda de la Vida. Están en los templos para guiarnos hacia la iluminación.

Los seis reinos de la existencia y su significado en la práctica budista

La Rueda describe seis reinos en los que los seres pueden renacer, pero en el budismo zen se interpretan también como estados psicológicos que experimentamos en la vida diaria. Son el resultado directo de nuestras acciones o falta de conciencia. Comprender estos estados nos permite observar nuestra mente y encontrar la manera de transformar el sufrimiento.

1. El reino de los infiernos: El sufrimiento extremo

Este reino simboliza el dolor y la desesperación. En la vida cotidiana, se manifiesta en estados de ira, odio y tormento emocional. El Buda en este reino nos enseña la importancia de la compasión y la paciencia para transformar el sufrimiento en sabiduría.

2. El reino de los espíritus hambrientos: El deseo insaciable

En este reino, los seres están dominados por el apego y el deseo desmedido. En nuestra vida diaria, esto se traduce en la insatisfacción constante y la búsqueda de placeres efímeros. El Buda en este reino nos recuerda la importancia de la gratitud y el desapego.

3. El reino de los animales: La ignorancia

Representa la vida instintiva y el actuar sin reflexión. En la práctica budista, esto equivale a vivir de manera automática, sin cuestionar nuestros hábitos y patrones de pensamiento. La enseñanza aquí es cultivar la atención plena y la sabiduría para actuar con claridad.

Continuaremos con los otros tres reinos en el post siguiente. Para saber más sobre la Rueda de la Vida, su significado y aplicaciones para mejorar tu vida, nuestro próximo curso es para ti. Clic aquí.

¿Qué pasa al romper los preceptos budistas?

¿Qué pasa al romper los preceptos budistas?

¿Qué pasa al romper los preceptos budistas?

Recibir los preceptos del bodhisattva en la ceremonia de Jukai es un momento significativo en la vida de un practicante budista. Nos enfrentamos a un compromiso profundo que primero nos congela porque parecer abrumador. La idea de mantener una conducta impecable bajo los lineamientos del Buda puede generar temor, pues parece que se nos exige perfección absoluta. Sin embargo, aceptar los preceptos también implica reconocer nuestra humanidad. Y esta humanidad requiere romper los preceptos budistas siempre que sea posible.

Sí, leíste bien. Así como necesitas del desamor para saber que te gusta el amor, es necesario romper los preceptos para entender la razón de su existencia.

Como ya me habrás escuchado decir, los preceptos no buscan la perfección absoluta, sino cultivar la atención plena y la responsabilidad en cada acción. Nos ayudan a desarrollar una conciencia profunda sobre nuestras palabras, pensamientos y acciones, permitiéndonos acercarnos a una vida de compasión y sabiduría.

Romper los preceptos budistas ¿es realmente un problema?

Muchas personas me han llegado a preguntar: ¿qué sucede al romper los preceptos budistas? ¿Significa que he fallado en mi camino espiritual? ¿Estoy decepcionando a mis maestros? ¿Soy un mal budista? La respuesta corta es que no pasa absolutamente nada.  No hay un castigo divino ni una condena en los fuegos del infierno, sino una oportunidad de reflexión y aprendizaje.

Los preceptos nunca han sido reglas inflexibles impuestas para restringirnos, sino guías que nos ayudan a vivir con mayor atención y armonía. Cada vez que los rompemos, en lugar de castigarnos, hay que entenderlos como oportunidades para observarnos con honestidad y hacer ajustes en nuestra práctica.

Romper un precepto no debe generar culpa ni miedo, sino motivarnos a seguir avanzando en la Vía con mayor atención y compasión.

La humanidad dentro de la práctica budista

Uno de los errores comunes es pensar que los preceptos nos exigen una conducta inhumana, desprovista de emociones o errores. Pero en realidad, el Budismo Zen reconoce que cada persona es única y que nuestras personalidades no desaparecen al recibir los preceptos. Seguimos siendo humanos, con nuestras fortalezas y debilidades, y es natural que en ocasiones tomemos decisiones que pueden no estar alineadas con la vía del Buda.

En la vida cotidiana, nos enfrentamos a dilemas donde no siempre hay una respuesta clara. A veces, es necesario tomar decisiones difíciles, incluso dolorosas, que podrían impactar a otros de maneras imprevistas. Otras veces, causamos daño sin quererlo, simplemente porque somos humanos y la vida es compleja.

Lo que creo que es importante, es que tengamos la disposición para desarrollar la capacidad de reflexionar sobre nuestras acciones y aprender de cada situación. En lugar de juzgarnos con dureza, podemos practicar compasión hacia nosotros mismos y continuar mejorando.

La intención es el verdadero centro de la práctica

Si bien romper los preceptos budistas no conlleva una penalización automática, la intención detrás de nuestros actos es vital. ¿Actuamos por ego, vanidad o para nuestro beneficio exclusivo? Si nuestras acciones surgen de estas motivaciones, pueden generar consecuencias negativas tanto para nosotros como para los demás. Es lo que la gente llama “mal karma”.

Por otro lado, si rompemos un precepto por circunstancias inevitables, pero con una intención compasiva y consciente, la situación es diferente. La vía del Buda nos enseña a actuar con el corazón abierto, priorizando el beneficio de los demás y aprendiendo de nuestros errores en lugar de castigarnos por ellos.

La intención es lo que da dirección a nuestra práctica. Cada acción que realizamos debe ser examinada bajo la luz de nuestra motivación y el impacto que genera en los demás.

Yo sé que a veces esto no queda claro en la praxis, pero poco a poco vamos creando la sabiduría necesaria.

Cómo vivir los preceptos en la vida diaria

A todos nos causa ansiedad la idea de romper los preceptos, pero en realidad, su propósito no es crear miedo ni culpa, sino ayudar a que pongamos atención a los detalles de nuestra vida cotidiana. Vivir en armonía con los preceptos no significa ser perfectos, sino estar presentes en cada acción, observando cómo nuestras decisiones impactan el mundo a nuestro alrededor. Tampoco debe ser de manera obsesiva, pero sí debemos estar atentos en la medida de lo posible.

Un día a la vez, podemos esforzarnos por practicar la compasión, aprendiendo de cada error y tomando decisiones más alineadas con la sabiduría del Buda. El camino del bodhisattva no se trata de alcanzar un ideal inalcanzable, sino de vivir con intención, con la mirada puesta en aliviar el sufrimiento de los demás.

Cada pequeño gesto cuenta: una palabra amable, sonreír, un acto de generosidad, el simple hecho de escuchar con atención. Así construimos una vida en armonía con los preceptos, transformando nuestra práctica en algo tangible y significativo.

Una práctica continua de compasión

No hay necesidad de preocuparse en exceso por romper los preceptos budistas. Solo hay que seguir la vida y siendo nosotros mismos. Lo importante es mantener una actitud de aprendizaje constante. Cada momento es una nueva oportunidad para alinearnos con el Dharma y actuar con más conciencia.

Así que respira, observa la situación y, con cada acción, esfuérzate por hacer las cosas un poquito mejor cada vez. La práctica del bodhisattva se construye un día a la vez, con compasión que nace del ser y se expande hacia los demás.

No te juzgues, simplemente observa y aprende. Mañana es otra oportunidad para seguir creciendo en el camino del bodhisattva.

Este poema de un monje japonés anónimo me ha dado dirección en muchas ocasiones en mi vida. Lo comparto de nuevo porque creo que puede ser útil.

Soy monje.
Uso mi atuendo, mi mala en la mano izquierda, monto mi bicicleta.
Voy de mi casa a la casa de mi feligrés para entonar un sutra.
Soy monje.
Estoy casado y tengo un hijo.
Bebo sake, como carne.
Como pescado, miento.
Pero sigo siendo monje.
Un monje sucio, muy sucio.
Cuando llamo a un feligrés y acepto su caridad,
¿es eso robar?
Ah, ¿y los Cinco Preceptos que dejó Shakyamuni?
Los he roto todos.
Pero sigo siendo bodhisattva.
Camino la Senda del Bodhisattva.
Deposito mi confianza en el Dharma y me siento en flor de loto.
Vivo en el Dharma, vivo entre la gente.
Dentro de la vida sin fin practico El Camino.
De la mano de otros practicantes,
ando por esta pacífica senda que no tiene igual.
Es el Camino de la Verdad, el Camino del Bodhisattva.
Soy inmundo y he roto todos y cada uno de los Cinco Preceptos,
pero… pero gracias al Dharma, me fundiré con los Budas.
Ese Camino. Ese Camino del Bodhisattva.
Estoy parado en ese Camino.

Rakusu de sonrisas y lágrimas felices

Rakusu de sonrisas y lágrimas felices

Nunca pensé llegar a este punto. Una parte de mi pregunta si fue realidad o ilusión lo que sucedió. Pero luego miro mi pequeño altar y veo que ha crecido. Siento el cansancio en todo mi cuerpo y sonrío sabiendo que esto es todo real.

Cuando era niño, mis juegos y fantasías estaban llenos de robots, batallas espaciales, lucha del bien contra el mal y caballeros Jedi salvando el día. Los Jedi eran unos personajes misteriosos dedicados a la disciplina, las artes marciales y algo más. No sabía que era ese «algo más», pero mi imaginación se expandía por el misticismo y la sabiduría de los Jedi.

En la adolescencia, cuando mi Sensei de karate-do me hablaba de Bodhidharma y sus aventuras. De inmediato me sentí atraído por las enseñanzas del Primer Patriarca. Había algo en su historia, en su determinación, que resonaba en lo más profundo de mi ser. Descubrí que la inspiración para los Jedi eran los monjes budistas de la antigüedad.

La existencia de algo llamado budismo y alguien llamado Buda me inspiraron para comenzar a aprender más.

Comencé mi camino en el Zen hace muchos años, en solitario. No tenía un maestro, ni compañeros de práctica. Solo había la certeza en mi corazón de que el Buda tenía algo para mí. No sabía qué era, ni cómo encontrarlo, pero la sensación era clara, inamovible.

Un buen día, me senté en Zazen. Como pude, aprendí lo poco que encontraba sobre el Dharma, practiqué, y nunca me detuve. Al principio, era solo yo, sentado en silencio, como el loco de la familia, el loco de la calle. Pero, con el correr de los años, llegó una persona. Luego éramos tres, y muy despacio, el grupo creció.

Con el tiempo, recibí la ordenación de un viejo sabio del Soto Zen. Decidí consagrar mi vida a ayudar a todos los seres vivos. Parte de mi misión se convirtió en preservar y difundir el Zen. Comencé a enseñar budismo y meditación. Y aquel loco solitario, el que se sentaba en silencio sin razón aparente, estaba ahora rodeado de personas que, por alguna razón, llegaban. Muchos se fueron. Pocos se quedaron. Pero aquellos que permanecieron se convirtieron en algo más que estudiantes: se convirtieron en mi familia.

Hoy, ustedes pueden cubrirse con el manto del Buda, envueltos en su compasión y sabiduría. El rakusu que llevan sobre sus hombros no es solo un pedazo de tela. Es la manifestación de su compromiso con el camino, con la vida, con la práctica. Es un símbolo de nuestra interconexión, de la enseñanza que fluye desde los antiguos Patriarcas y Matriarcas del Zen hasta ustedes.

A veces me gusta ver el rakusu como un delantal de mesero. Cuando nos lo ponemos, nos recordamos que debemos servir a la vida. Y como meseros, está en nuestras manos que los seres vivos estén bien atendidos y que no les falte nada.

¿Cómo será la vida a partir de hoy? Igual que siempre. Nada cambia. Pero todo cambia.

Han recibido un nuevo nombre, un renacimiento en el camino del bodhisattva. Es un cuaderno nuevo y en blanco para escribir una nueva historia. Es un regalo que da la oportunidad de vivir con mayor conciencia, de llevar la Triple Gema a cada acción cotidiana. Es un corazón recién nacido, listo para latir con más apertura, dulzura y compasión.

Aunque parezca que hay muchos kilómetros de distancia entre nosotros, en realidad eso es solo una ilusión. Ahora son parte de una familia más grande, tejida con los hilos del Dharma. Busquen siempre estar unidos, ayudándose mutuamente y caminando juntos. Compartimos el mismo templo llamado vida, y nos guía la misma Luz Dorada de Amida Buda, recordándonos que nunca estamos solos.

El camino continúa. Nos esperan más desafíos, más preguntas, más aprendizajes. Pero juntos seguimos adelante.

Nunca nos rendimos, no dejamos a nadie atrás.

Gracias por su esfuerzo y dedicación. Gracias por no dejarme solo en esta aventura.

Hablemos de nuestros hábitos. Charla en video

Hablemos de nuestros hábitos. Charla en video

El monstruo más grande que tenemos los humanos es nuestro ego. Y de él se desprenden minions terribles como la apatía y la adoración a la comodidad. Esta es la que nos ata y nos mantiene inmóviles mientras la vida alrededor se desarrolla.

En esta charla entre amigos abarcamos algunas de las razones por las que fallamos al intentar hacernos de nuevos hábitos, y respondo preguntas de los participantes.

Hubo una pregunta que me hicieron y no respondí, pero lo hago aquí.

¿Es la meditación el hábito más importante? Un rotundo Súper Turbo Champion Edition Alpha X. Cuando meditas dejas de lado el ego, suspendes las preguntas y aceptas la vida como es. Por unos instantes puedes mirarte sin apegos u opiniones, para apreciar el camino que tienes qué recorrer. Meditar te calma, te da cimientos para seguir adelante y nos hace ver la vida con ojos frescos.

Esto y mucho más en la charla.

Si quieres saber más sobre hábitos y comenzar 2025 haciendo cambios positivos en tu vida, Shojiki es el taller es para ti.

¡GRACIAS A TODOS!

Deseo que tu 2025 se peor que el año anterior

Deseo que tu 2025 se peor que el año anterior

Soy una persona sencilla y de hábitos. Me gusta honrar las tradiciones que me he creado. Una de mis favoritas es desearte que tengas un muy mal año 2025.

Ya me conoces. En esta época del año, cuando todos se apresuran a lanzar buenos deseos como si fueran confeti y a repartir frases motivacionales tan vacías como mi cabeza, aquí estoy yo para desearte lo contrario. Que 2025 sea un muy mal año. Lo digo con toda la intención. Porque, ¿no te ha cansado el optimismo superficial de los primeros días de enero?

Hace más de diez años empecé este experimento y los resultados han sido muy buenos. Las personas que vieron más allá del sarcasmo comprendieron. Parecería que el mito de la psicología inversa es cierto.

Entonces, hoy con renovada energía, vuelvo con esta anti-felicitación de año nuevo. Si esto te incomoda, bueno, quizá deberías preguntarte por qué.

Si eres de las personas suavecitas y débiles que necesita algodones y palabras dulces todo el tiempo, este mensaje no es para ti. Pero si ya sabes que un verdadero cambio comienza con un incomodidad y una dosis de realidad brutal, quédate. Esto podría ser lo más útil que leas para preparar tu 2025.

Dogen Zenji y otros Patriarcas del Zen como Sekito Kisen, nos dicen que cuando abandonamos todo lo que creemos saber, el verdadero camino aparece frente a nosotros. “Bueno” y “malo” son solo conceptos creados por la mente egocéntrica, pero si tienes el valor de enfrentar la vida sin esas etiquetas, podrías descubrir algo mucho más profundo.

La vida no es buena ni mala. No hay años buenos ni malos. Solo hay Buda.

Entonces, de todo corazón, deseo que tu 2025 sea un muy mal año:

  • Que el ruido mental y las distracciones sean tan insoportables que no tengas otra opción que sentarte en Zazen. Ahí, en la inmovilidad, podrás confrontar al verdadero enemigo: tú mismo.
  • Que te falte dinero, para que dejes de acumular y gastar en cosas que no necesitas y descubras la maravilla de vivir con lo esencial. Menos cosas, menos distracciones, más tiempo para lo que importa.
  • Que haya soledad, para que aprendas el valor de la verdadera conexión humana. Y también para que te des cuenta de que la paz interior no depende de nadie más que de ti.
  • Que alguien te demuestre que no eres tan listo como creías, porque ¡vaya, es hora de bajarte de ese banquito de superioridad! Solo así podrás abrirte al aprendizaje real.
  • Que tu cuerpo sufra, porque tal vez así te des cuenta de que lo has tratado como un bote de basura. Nuestro Gran Maestro Dogen, en Gyoji Kihan, nos enseñó que el cuerpo es tu herramienta para caminar el camino. Cuídalo como cuidas el fuego sagrado.
  • Que experimentes hambre, para que entiendas lo que tantos otros sufren a diario y, si tienes un gramo de sabiduría, actúes con compasión y compartas lo que hay en tu plato con otros seres.
  • Que alguien te pague con ingratitud, para que sientas lo que has causado cuando no agradeces a quienes te ayudan cada día. La gratitud no es opcional; es el cimiento de una consciencia despierta.
  • Que te olviden, porque solo así podrás valorar la presencia de quienes te han sostenido en silencio.
  • Que pierdas a alguien querido. Porque, aunque duela, es en el sufrimiento donde comprendemos la impermanencia de todas las cosas. Todo lo que amas, todo lo que temes perder, está destinado a cambiar. Mejor abrázalo mientras esté aquí.
  • Que enfrentes el caos, porque es en el lodo donde florece el loto, no en un jardín perfecto. Es solo con hábitos virtuosos que podemos mejorar nuestra vida y dar solidez a nuestro caos interno. Si quieres saber más sobre hábitos, te invito a nuestro taller que comienza pronto. Clic aquí.

Que 2025 sea un mal año. Llénalo de retos, montañas empinadas y tormentas que tambaleen tus cimientos. Porque, al final, cada dificultad es solo una oportunidad disfrazada. Y cuando llegue el último día del año, podrás mirar atrás y decir: “odio al Chocobuda, pero todo esto ha valido la pena”.

Aunque 2025 tenga retos, los podrás navegar si tu corazón deja entrar al Buda.

Entonces, ahora sí, feliz año nuevo. Gracias por estar aquí y por tu práctica. Sin ti, yo no podría existir.

Zazen y Ceremonia de año nuevo. Miércoles 1 de enero de 2025, 10:00 AM (CDMX), por Zoom

Zazen y Ceremonia de año nuevo. Miércoles 1 de enero de 2025, 10:00 AM (CDMX), por Zoom

 

Querida sangha Grupo Zen Ryokan y amigos de Chocobuda,

Rompo mi silencio digital para invitarlos a que me acompañen en nuestra Ceremonia de Año Nuevo 2025.

Será el 1 de enero de 2025, a las 10:00 horas, tiempo de la CDMX, por Zoom.

Este año, en febrero, también daremos la bienvenida a las enseñanzas de la Serpiente de Madera, que nos presenta una oportunidad para profundizar en la sabiduría interior, creatividad y cultivar la intuición correcta. Para el budismo, la serpiente es importante porque Mucalinda, la serpiente divina de 7 cabezas protegió a Shakyamuni del mal clima mientras éste meditaba bajo el árbol Bodhi.

La serpiente es también un símbolo ancestral de conocimiento que nos conecta con la inteligencia innata que todos tenemos en el corazón del Ser Universal. Cuando nos rendimos a su energía, la serpiente nos llena de buena fortuna, prosperidad y longevidad. Refleja la armonía que surge cuando fluimos con el ritmo universal de la vida.

Hablaremos más de la Serpiente de Madera en nuestra ceremonia del calendario lunar, en febrero.

Para ver la hora actual en la CDMX, ir aquí Reloj en la Ciudad de México.

El enlace a la sala de Zoom será publicado 1 día antes en el foro y en el grupo de avisos en WhatsApp de Grupo Zen Ryokan.

Si estás en otra zona horaria, ¡no hay problema! Siempre podrás ver el video en YouTube. No importa en dónde estés o cuándo estés, estamos juntos porque somos un ser indivisible 🙂

Como ya es tradición, recitaremos el Usnisa Vijaja Dharani Sutra o Butcho Sonsho Darani Kyo. Es un dharani (oración y petición a Amida Buda) del budismo Mahayana. Se dice que tan solo de escucharlo, nos liberamos del del sufrimiento, se limpia el mal karma de esta y otras vidas, se destruyen los obstáculos del camino y ayudamos a la sanación de los seres queridos, entre otras cosas, todo el mar karma que hemos hecho en nuestros incontables renacimientos, queda limpio.

Es perfecto para iniciar 2025 con un corazón puro y con intenciones virtuosas.

Quien incorpora este dharani a su práctica cotidiana, estará protegido por la Luz Dorada del Buda y podría experimentar la Iluminación de Todo Lo Que Es.

Para saber más sobre este dharani, ir aquí: El Sutra del Dharani de Ushnisha-Vijaya – Centro Budista Chakrasamvara

Estas son las palabras para recitar:

Butcho Sonsho Darani Kyo

NAMO BHAGAVATE TRAILOKYA PRATIVISISTAYA BUDDHAYA BHAGAVATE.
TADYATHA, OM, VISUDDHAYA-VISUDDHAYA, ASAMA-SAMA SAMANTAVABHASA-
SPHARANA GATI GAHANA SVABHAVA VISUDDHE, ABHINSINCATU MAM. SUGATA
VARA VACANA AMRTA ABHISEKAI MAHA MANTRA-PADAI. AHARA-AHARA AYUH
SAM-DHARANI. SODHAYA-SODHAYA, GAGANA VISUDDHE. USNISA VIJAYA
VISUDDHE. SAHASRA-RASMI, SAMCODITE, SARVA TATHAGATA AVALOKANI,
SAT-PARAMITA, PARIPURANI, SARVA TATHAGATA MATI DASA-BHUMI,
PRATI-STHITE, SARVA TATHAGATA HRDAYA ADHISTHANADHISTHITA MAHA-MUDRE.
VAJRA KAYA, SAM-HATANA VISUDDHE. SARVAVARANA APAYA DURGATI,
PARI-VISUDDHE, PRATI-NIVARTAYA AYUH SUDDHE. SAMAYA ADHISTHITE.
MANI-MANI MAHA MANI. TATHATA BHUTAKOTI PARISUDDHE. VISPHUTA BUDDHI
SUDDHE. JAYA-JAYA, VIJAYA-VIJAYA, SMARA-SMARA. SARVA BUDDHA ADHISTHITA
SUDDHE. VAJRI VAJRAGARBHE, VAJRAM BHAVATU MAMA SARIRAM. SARVA
SATTVANAM CA KAYA PARI VISUDDHE. SARVA GATI PARISUDDHE. SARVA
TATHAGATA SINCA ME SAMASVASAYANTU. SARVA TATHAGATA SAMASVASA
ADHISTHITE, BUDDHYA-BUDDHYA, VIBUDDHYA-VIBUDDHYA, BODHAYA-BODHAYA,
VIBODHAYA-VIBODHAYA. SAMANTA PARISUDDHE. SARVA TATHAGATA HRDAYA
ADHISTHANADHISTHITA MAHA-MUDRE SVAHA.

Para escuchar la pronunciación y obtener los beneficios de este dharani, ver este video:

Versión en español:

Dharani de la Victoriosa Corona del Buda
¡Adoración al Bienaventurado que es el más excelente del triple mundo!
¡Adoración al Iluminado, al Bienaventurado!
¡Om! ¡Purifícanos, purifícanos! ¡Oh, aquel que siempre es imparcial! Aquel que posee la luz que todo lo impregna, la luz que todo lo ilumina, quien es puro en su naturaleza propia, libre de la oscuridad de los cinco caminos de la existencia.
¡Bendícenos, oh Shugata, con las mejores palabras y las grandes frases verdaderas!
¡Quita los desastres, quita los desastres, oh aquel de vida eterna!
¡Límpianos, límpianos, oh aquel tan puro como el cielo!
¡Oh, aquel que es tan puro como la victoriosa corona del Buda!
¡Oh, aquel que irradia mil rayos de luz!
¡Oh, todos los Tathagatas que miran al mundo entero!
¡Oh, aquel que es perfecto en las Seis Paramitas!
¡Oh, aquel que tiene el gran sello facultado con el poder espiritual que emana del corazón de cada Tathagata!
¡Oh, aquel cuyo cuerpo es tan sólido y puro como un Vajra!
¡Oh, aquel completamente puro, limpio de todos los impedimentos, de todos los miedos y de todo mal camino!
¡Aléjanos de los males, Oh aquel que disfruta de una vida purificada!
¡Oh, aquel que nos da el poder de la sangha original!
¡Oh joya, joya, la Gran joya! ¡Oh talidad que es realidad y pureza absoluta!
¡Oh, aquel que es puro en su iluminación evolucionada!
¡Sé victorioso, sé victorioso, sé siempre victorioso, sé siempre victorioso!
¡Tener en cuenta, tener en cuenta!
¡Oh, aquel que es puro y tiene las facultades de todos los Budas!
¡Oh Vajragarbha que tiene el Vajra! ¡Deja que mi cuerpo sea como Vajra! ¡Que los de todos los seres también sean como Vajra!
¡Oh, aquel de cuerpo absolutamente puro! ¡Oh, aquel que es absolutamente puro de todos los caminos de la existencia! ¡Permite que todos los Tathagatas me consuelen!
¡Oh, aquel que está facultado con el poder consolador de todos los Tathagatas!
¡Sé iluminado, sé iluminado, sé siempre iluminado, sé siempre iluminado!
¡Haz que despertemos, haz que despertemos, haz que siempre despertemos, haz que siempre despertemos!
¡Oh, aquel quien es más puro de la manera más completa!
¡Oh, aquel que tiene un gran sello facultado con el poder espiritual que emana del corazón de cada Tathagata!
¡Soaka!

Recibamos 2025 en paz y silencio:

  • Dedicatoria de incienso.
  • Sutra del Corazón.
  • Butcho Sonsho Darani Kyo.
  • Zazen 30 minutos.
  • Teisho, charla Dharma.
  • Verso de la Enmienda.
  • Cuatro Promesas.
  • Verso de Gratitud.

Comenzamos al a hora en punto. Si no estás a tiempo, no podrás entrar.

Gracias por acompañarme. Amituofo.