por Kyonin | Jun 11, 2015 | Budismo, Vida, Zen
En algunas filosofías orientales como el taoismo, yoga o budismo, se toma al océano como referencia y analogía para explicar la vida. Es un gran recurso para entender que todo es dinámico e impermanente.
Hace unos días una amiga se sometió a una cirugía que le provocó dolor intenso. Comprobó que la meditación y la compasión tienen efectos analgésicos impresionantes y su recuperación ha sido muy satisfactoria. Me decía que la vida es como estar disfrutando un día en el mar. A veces el oleaje es pacífico y tranquilo. Pero otras, las olas nos sumergen, nos embisten con violencia, o quizá solo nos mueven un poco y algunas nos arrastran para estrellarnos contra la arena. En muchas ocasiones queremos salir del mar para descansar en la arena. ¿Correcto?
Algunas escuelas budistas ven la vida justo así: como un océano.
Pero esta analogía está incompleta. Si piensas que TÚ estás en el mar y te puedes salir del agua en cualquier momento, estás creando una mente divisoria. Estás separando el YO del NO-YO. Es decir, el mar (vida) es un ente independiente de ti al que puedes controlar, esquivar o manipular. Esta mentalidad genera
sufrimiento porque lo primero que intentamos hacer es evitar el sufrimiento.
Entonces nace la mente que divide lo que hay.
Yo soy yo. Yo no soy hombre. Yo nos soy mujer. La roca es la roca, pero no soy yo. El perro es el perro, pero no soy yo. Yo soy esto, pero no soy el indigente. Yo soy blanco, pero no africano.
La mente divisoria es la causante número uno de la desigualdad y del sufrimiento. Nace cuando vemos al mar como algo externo.
En el zen lo vemos de otra forma.
Vemos como imposible salir del mar por que nosotros SOMOS el mar. Somos el mar y fluimos. A veces viene bravo y se mueve inquieto. A veces está en calma y refleja la luz de la luna. No hay olas que evitar ni olas que esquivar porque nosotros SOMOS olas que forman parte del mar, que a su vez forma parte de un planeta, que a su vez forma parte de un sistema solar, que a su vez forma parte de una galaxia… Y todo el universo es una sola cosa. Estamos más conectados a la vida de lo que podríamos imaginar.
Esta mente integradora es importante porque nos ayuda a entender que necesitamos aceptar la vida como es, sin etiquetas. No hay olas bravas ni olas tranquilas. Todas son olas, dependientes del mismo océano.
Tú, yo, el perro, las bacterias, las plantas… todas las personas, todas las culturas, todos los seres de todo el universo. Somo una sola cosa, indivisible. Esto nos sirve para tomar responsabilidad de nuestras acciones, ver por el bien de los demás, pero (aun más importante) a aceptar todo lo que es. Todo lo que está. Sin etiquetas, sin juicios.
No hay olas que esquivar. No hay fracasos. No hay victorias. No hay razas ni equipos ni fronteras ni marcas.
Hay vida. Hay mar. Somos el mar.
Tomar esta valiosa analogía como como cimiento, es mucho más fácil salir adelante y tener una buena vida porque aceptamos las cosas que retan nuestras capacidades, pero AL MISMO TIEMPO estamos en paz.
Le decía a mi amiga: «Es exactamente como tu experiencia con el dolor. Sabes que debes cuidarte, que hay que tener precauciones para que no se complique la recuperación. Reconoces que hay dolor. PERO estás en paz con ello porque sabes que no es para siempre y que es lo que hay aquí y ahora.»
Esa es mi misma experiencia con los brackets y la ortodoncia. Estoy en dolor muchas horas del día, pero estoy en paz con ello. No me quejo, no le presto atención porque yo no soy el dolor. El dolor es sólo una etapa transitoria e impermanente. Eso es todo. No intelectualizo el dolor.
El mar es el mar. Pero tú también lo eres. Y todos lo somos.
por Kyonin | Jun 8, 2015 | Budismo, Vida, Zen
Tiene mucho que no escribo un post de esta naturaleza, pero este pasado fin de semana resultó ser interesante y lleno de experiencias que me gustaría compartir. Son notas cortas que podrían generar artículos completos en el futuro. Pero como memoria es tan impermanente, prefiero escribirlo todo antes de olvidarlo.
Flor de loto y paciencia
Años de obesidad destruyeron mis rodillas (y espalda) y hacer zazen en flor de loto me era imposible. Pero a más de 4 años de haber tomado el control de mi salud y a 2 de practicar yoga, lo estoy logrando. Aun duele un poco hacerlo por largos periodos de tiempo, pero no tengo prisa.
El viernes por la noche medité por 4 horas en media flor de loto y no me fue nada mal. Poco a poco la postura burmesa ser irá yendo. 🙂
El universo nunca ha tenido prisa por cumplir metas u objetivos. Los únicos tontos que usan reloj somos nosotros.
Un día a la vez. Una sesión de yoga a la vez.
Uji, tiempo-es
Luego de años de no entender el concepto de Tiempo de Dogen Zenji, al fin tuve la claridad de sentirlo hasta la médula durante zazen.
Para Master Dogen (creador del Budismo Soto Zen) el tiempo no se mide en minutos o segundos. Tiempo-es (Uji) es una sola palabra compuesta por la etiqueta tiempo y el verbo ser. El tiempo es indivisible del presente y no se puede separar de lo que es. Un instante en el tiempo-es contiene todo el universo completo en donde todo tiene su lugar y su correlación. No puedes quitar nada del tiempo-es porque nada es tan poderoso.
El tiempo-es es esto. Es lo que estás leyendo, lo que sientes, lo que te rodea. Y no dura más que un salto de átomo.
Es perfecto en su impernanencia y en su totalidad. Un instante de tiempo-es contiene al universo completo, que será reemplazado por el siguiente universo. Somos una secuencia de universos, pero somos tan pequeños y tontos que creemos que un reloj puede medir su magnitud.
Una vez que sientes esto hasta la médula, la vida se convierte en un lugar mucho más cómodo. Nada urge. Nada es para siempre. Todo está donde tiene que estar.
El chico en calzoncillos
Caminando por la calle vi algo inusual. Un joven en calzoncillos, torso desnudo, estaba parado en una esquina con un letrero que decía algo como «Hago esto porque necesito aprender a aceptarme como soy y a no sentir vergüenza por mi cuerpo».
Él se acercó a mi y a mis amigos y nos dijo que era un reto personal y que le era muy difícil.
Lo abracé y le dije: «Eres hermoso. No tienes nada de qué sentir vergüenza. Todos somos hermosos; la fealdad nace de adentro».
Cruzamos algunas palabras más y nos despedimos.
Vacuidad
Una parte vital de mi entrenamiento como monje zen incluye leer lo más que pueda de neurociencia reciente. Los misterios del cerebro y la mente son base para el dharma.
Quizá uno de los conceptos centrales de las enseñanzas de Buda sea el hecho de que todo lo que nos rodea está vacío. Nada en el universo significa nada. Las cosas, los seres vivos, los planetas… Todo está porque necesita estar ahí. Somos nosotros los que creamos los significados y las etiquetas. Son útiles para entender lo que nos rodea, pero terminamos abrazándonos a nuestras opiniones para hacernos sufrir.
Una roca no tiene opinión de sí misma. Nosotros somos los que inventamos la palabra roca para poder relacionarnos con ella. La roca tiene una naturaleza de vacío intrínseco.
Una vez más la neurociencia demuestra lo que el Buda enseñó hace más de 2,500 años. Nuestro discurso interno, preferencias y opiniones son disparadas 1 o 2 segundos después de que el instinto dicta lo que hay que hacer.
Es decir, el ego, nuestra personalidad, es sólo una ilusión creada para hacernos sentir importantes.
Si tenemos esto en cuenta, el manejo de nuestras emociones y sentimientos siempre será más fácil (que es justo la parte medular de Heisei, el taller de emociones).
por Kyonin | Jun 4, 2015 | Budismo, Meditación, Mindfulness, Vida
pinche: Adjetivo calificativo usado con mucha frecuencia en México para etiquetar algo o alguien que despreciamos. (|| maldito, detestable, malvado, odioso).
pinche suegra: Criatura mitológica que aterroriza a millones de personas en el mundo. Sinónimo del apocalipsis, Satanás, Belcebú y heraldo del final de los tiempos. Destructora de voluntades y relaciones. Se alimenta del miedo, el control y de almas humanas.
Escuchando hablar a una amiga en días pasados me percaté que un motivo perenne de infelicidad es la suegra o los suegros en general. A lo largo de los años muchos amigos me han confiado sus problemas familiares, que tienen casi siempre la misma raíz: los suegros y la relación que tenemos con ellos.
Decidí abordar el tema, que para nada es fácil porque cada persona y cada caso son distintos. Hay miles de historias sobre suegros y miles de factores que las distinguen. De lo que he escuchado y de la experiencia personal, tomé los elementos en común y los convertí herramientas para no tener una mala (o no tan mala) relación con los suegros.
Todo se resume a que la relación con los suegros es un carnaval interminable de egos. Los suegros quieren controlar todo lo que puedan y retener a su hijo/hija; los nueros/nueras los rechazan y quieren mantener el trono; el hijo/hija está en medio de la batalla y no puede tomar partido porque no quiere herir a nadie.
¡Todo mundo sufre!
Pero Chocobuda, mis suegra es una hija de #»$!!$# y no tiene remedio.
Sí, si hay remedio. Es cuestión de entender algunos puntos para luego tomar una postura activa en mejorar las cosas. A continuación escribo 3 secciones dedicadas a los implicados.
Para ti que sufres por los suegros
Gratitud
Si prestas atención a las historias de suegros, te darás cuenta que casi todo el discurso son quejas y odio. Pero hay una palabra que todos deberíamos decir ANTES de siquiera pensar en una queja. Es una palabra opacada por el ego y por estar cerrados a que las cosas tienen que ser como queremos. Es una palabra que escucho menos, pero que es liberadora y abre el corazón a la realidad.
Esa palabra es GRACIAS.
Sin tus suegros la pareja con la que compartes tu vida no existiría. Si tienes hijos, ellos son el resultado de la existencia de tus suegros.
Tus suegros trajeron al mundo a la persona que amas. Cuidaron de ella, la educaron y echaron mano de todos los recursos disponibles para sacarla adelante.
Tu pareja es tus suegros en más sentidos de los que te gustaría admitir. Su educación, cultura, valores, salud… todo es gracias a tus suegros.
Abrir el corazón para decir GRACIAS es el primer paso hacia una mejor relación y a menos estrés en tu mente.
Compasión
Las personas agresivas se comportan así porque internamente sufren mucho y no tienen la educación o cultura para manejarlo. Si a eso le sumamos un ego desbordado y gordo, el sufrimiento crece exponencialmente.
Los suegros que atacan están sufriendo mucho por adentro. Quizá el mundo no resultó como querían. Quizá ellos habían construido un futuro perfecto para su hijo/hija en la cabeza. Quizá están llenos de apegos y aversiones. Jamás aceptarán que ya no tienen control sobre los hijos. Y además de todo… ¡te robaste a su bebé!
Entender que los suegros están en sufrimiento, como cualquier otra persona, nos da una mayor comprensión para ayudar a que su sufrimiento sea menor.
Acción
Las relaciones personales jamás son fáciles porque la danza de egos es muy poderosa. Pero si escuchamos a los suegros con atención y entendemos que están en sufrimiento, es más fácil bajar la guardia y ser más amables.
Pon atención a sus necesidades. Habla un poco más con ellos y, aunque el ego te duela, hay ocasiones en que debes decir lo que la gente quiere escuchar, sin llegar a mentir o a manipular, por supuesto.
Ser amable no significa que debamos dejarnos pisotear, no. Saber decir NO y poner límites también es una habilidad importante a desarrollar. Pero ese es un tema largo del que escribiré después. Hay que decir no con amabilidad, explicando razones y proponiendo alternativas.
También es útil saber poner distancia de por medio. No verlos tan seguido es muy sano porque los suegros son como los leones: son animales majestuosos… pero si te acercas demasiado, te comen.
Ah, y sonríe mucho. Eso siempre ayuda a todos.
Para ti que estás en medio de la batalla
Impermanencia
Una gran queja de todo mundo es que la pareja no hace nada para controlar a sus padres, además de que accede a todo y que no quiere ver que son agresivos. Como si fuera una batalla, los hijos toman partido con sus padres y en el proceso, hacen menos a su pareja. Eso está mal, muy mal.
Te tengo dos noticias:
1. Ahora tienes tu propia familia. Si decidiste formar pareja con alguien especial es porque estás decidiendo que ella/él estarán contigo hasta el fin de los tiempos. Todo tu amor y dedicación deben estar puestos en tu nueva familia. No hay que descuidar a los padres, claro. Pero tu prioridad tiene que ser tu nueva familia.
2. Tus padres son personas. Nos cuesta mucho trabajo ver a los padres como personas que son. Cometen errores, tienen ego, adoran controlar el destino de los hijos y harán lo que puedan para salirse con la suya. Tú y yo no somos diferentes porque todos somos personas. Cuando ves a los padres como personas es más fácil aceptar y notar cuando quieren manipular o demostrar poder sobre tu nueva familia. Eso te ayuda a tener una compresión crítica para poder actuar.
Acción
Establece límites. Cuando detectes que tu pareja está siendo infeliz por tus padres, pon límites. Es tu trabajo. Es tu responsabilidad. Entre más vueltas des al asunto, más sufrimiento habrá para todos. Habla con tus padres de forma amistosa y conciliadora. Usa el humor. Sé creativo. Al final, son tus padres y te aceptarán como sea que se pongan las cosas.
Respeto absoluto. Estar al tanto de los sentimientos de tu pareja es primordial y es una muestra de respeto que nunca cansa. Escucha y pon atención. Si la relación entre tus padres y tu pareja es de fricción, actúa. Por otro lado, nunca dejes de atender a tus padres, que les debes todo. Es complicado estar en la mitad, pero es posible con voluntad, respeto y atención.
Pasa tiempo a solas. Vivir en la mitad de los disparos es desgastante. Así como tu trabajo es ver por los demás, también tienes que cuidar de ti. Pasa tiempo a solas y haz algo que te guste mucho. Esto te dará energía para mediar y ser la voz de la cordura.
Para ti que eres suegra o suegro
Impermanencia
Trajiste al mundo a un cabeza dura que te costó mucho trabajo mantener y educar. Es natural que sientas apego y amor infinito por él o ella. Te tengo dos conceptos que quizá no te gusten, pero que necesitas entender:
1. Tu hijo/hija jamás ha sido tu propiedad. El sufrimiento más grande que tienen los padres es cuando ven cómo el hijo comienza a hacer su vida y a necesitarlos menos cada día. Es parte natural de la vida y tú mismo pasaste por ello.
2. Tus hijos son personas. No las posees, no son tuyos. Tus hijos son libres y tienen derecho a armar su vida con quien les venga en gana. Cometerán sus propios errores y tendrán su costal lleno de satisfacciones, te guste o no. Tú no estás en posición de juzgar a nadie. Acepta y observa.
Gratitud
Aunque veas a tus hijos como el mesías, tus hijos son personas tan horribles y egoístas como cualquier persona. Y de verdad deberías decir GRACIAS porque hay alguien en el mundo que decidió ver a través de la nata para enamorarse de la persona que criaste.
Tu mayor éxito es haber formado a una persona con valores, moral y ética. Di GRACIAS a quien lo tomó como pareja para amarlo y cuidarlo.
Y deja de aterrorizar a tu nuera/nuero.
Tu recompensa llegará cuando comiences a ver sonrisas honestas cuando vayas de visita.
Distancia
Tu hija/hijo tiene pareja. De aquí en adelante tu trabajo es dedicarte a ser feliz y cuidarte a ti mismo. En lugar de pasar tus días ideando cómo mantener el control y cómo manipular las cosas a tu conveniencia, mejor dedícate tiempo a ti.
El mejor suegro es el que sólo llega cuando es requerido.
Para todos los implicados
Respeto, tolerancia y compasión. Ponernos en los zapatos de la otra persona y entender lo que sienten nos hará pensar dos veces antes de engancharnos en conflictos.
Por último… TODOS A PRACTICAR MEDITACIÓN. Jamás me cansaré de hablar de los beneficios que tiene ésta disciplina. Sólo así aprendemos a observar los pensamientos y a detenernos antes de causar daño.
Los problemas entre suegros y nueros comienzan cuando nadie quiere soltar el ego. Al meditar, el ego se va desgastando poco a poco hasta llegar a niveles sanos.
Si necesitas aprender cómo controlar tus emociones, te invito al taller Heisei, donde practicamos meditación y atención consciente para entender nuestros sentimientos y enriquecer la vida. Información aquí.