Quizá una de las aberraciones más grandes de la alimentación humana es la comida de McDonald’s. Es poco nutritiva, llena de productos químicos dignos de película de terror, con cantidades industriales de sal, grasa y azúcar; y sólo engorda.
Pero seguimos comiéndola porque penetra nuestro subconsciente con campañas publicitarias de millones, es rápida, sabe igual en todas partes y el precio es cómodo. En una palabra, es conveniente.
Esta conveniencia es la palabra que define nuestra cultura de consumo. Más por tu dinero, más grande, más rápido, recompensa inmediata; aunque de por medio vaya la salud.
Podemos encontrar este fenómeno en todas partes donde haya seres humanos. En el cine, en los bancos, en los hospitales, compañías de cable… y por desgracia la conveniencia también se aplica al budismo.
El McBudismo es toda aquella aproximación a la filosofía budista que clame una recompensa inmediata por la cifra adecuada de dinero. Esto puede ser dormir mejor, menos estrés, estar en contacto con seres supremos, ver vidas pasadas, arreglar karma, y porqué no: la iluminación.
Justo como la comida rápida, el budismo express existe para todas las personas que deciden comprar el boleto hacia el camino fácil. Ellos no tienen tiempo de sentarse a meditar o leer libros. Quieren tener una experiencia de media hora o de fin de semana para sentirse cerca de lo místico, porque eso es lo que está de moda.
Y claro, los clientes del McBudismo no podrían existir sin los vendedores.
Basta con abrir el periódico o hacer una búsqueda rápida en la Red. Existen centros holísticos con sesiones de meditación de 30 minutos, spas que prometen alineación y balanceo de chakras, terapias de cristales. También he visto centros donde enseñan una mezcla de budismo con chamanismo y que alivian el alma en varias sesiones.
Luego están los libros, por supuesto. Aquí podemos encontrar cientos de títulos que combinan jerga pseudo científica y pregonan que la mecánica cuántica salvará muchas almas. Y más basura del estilo.
Para las personas que buscan conveniencia, el McBudismo es una salida adecuada. Obtienen justo por lo que pagan: una aproximación fría y vacía hacia una de las filosofías más hermosas de la humanidad.
Habiendo dicho todo eso, no creo que el McBudismo sea tan malo como un primer contacto con el dharma. Podría plantar la semilla del conocimiento, que una persona con suficiente curiosidad sabrá cultivar.
Nichi nichi kore konichi (cualquier día es un buen día), es un verso que ha sido dicho por más de mil años dentro de las escuelas Zen.
Y nos dice que no importa qué suceda, cuál sea la situación, cualquier día es bueno. ¿Bueno para qué? Para todo y para nada a la vez, depende de cómo apreciemos el mundo.
Cada momento que pasa creamos una visión del mundo en nuestra mente, que nos afecta en todo sentido. Si estamos tristes, vemos las cosas terribles. Si estamos eufóricos, vemos todo de forma colorida y feliz.
Pero esta apreciación de la vida no es la realidad. Son sólo máscaras e imágenes generadas por nuestra mente. La realidad es una sola para todos. El problema es que estamos tan ocupados con nuestros sentimientos, que fallamos en verla.
Es decir, una taza es sólo una taza; un contenedor que se llena de algún líquido caliente. Puede ser de cerámica o de plástico. Puede ser de cualquier color o puede estar decorada. O puede no estarlo. Tiene un propósito y eso es todo.
Luego llegamos nosotros y etiquetamos la taza. De pronto se convierte en «la taza que traje de mi viaje», «la taza que me regaló mi abuela», «la taza de colección»… y adquiere un significado mágico maravilloso.
Pero la taza sigue siendo sólo eso. Una simple taza. Y ese es el hecho que hay que aceptar.
Cualquier día es un buen día. No importa que estés lidiando con un jefe poco hábil, que las cosas no salgan como imaginas, que alguien amado muera, que no tengas dinero, que no tengas pareja.
Cualquier día es un buen día cuando aceptas la vida como está. Cuando sueltas la envidia, la ira y el orgullo. Cuando no te clavas haciendo planes o creando fantasías que no sabes si sucederán. Cuando te esfuerzas por que la razón sea más poderosa que la esperanza.
Cuando vives sólo por hoy y aceptas la vida como está, no importa la prueba por la que estés pasando; tu mente puede ver opciones a las que estaba cegada.
Y eso es igual a tranquilidad, aunque estés en el ojo de la tormenta.
Desde niño siempre he sido un bufón. Aunque no lo parezca, siempre trato de hacer reír a quien esté a mi lado.
Apesto para contar chistes, pero siempre que es posible me gusta jugar bromas y hacer el ridículo sin importarme las consecuencias o lo que pensarán.
Quizá me vea como un completo tonto. Quizá mis esfuerzos parecen pretenciosos. Pero al final me divierto mucho.
Así que cuando mi Maestro, Jundo (en Japón), pidió voluntarios para un Zen Harlem Shake, no dudé ni un segundo en decir ¡YO!
Por si has estado viviendo bajo una piedra, Harlem Shake es un meme en video en el que un grupo de personas parece indiferente ante un ritmo pop, pero al mismo tiempo uno de ellos baila una danza tonta. De pronto la música se acelera y todos comienzan a bailar o a hacer algo ridículo por unos 15 segundos.
Claro que es lo más tonto del mundo. Por supuesto que todo Internet lo ha hecho y YouTube está saturado de estas muestras. ¿Pero a quién le importa?
Así pues, nos dimos cita en Google Hangouts. Jundo y su bella familia en nuestro Zendo en Tsukuba, Japón; Daizan desde Canadá.; Jenell en Estados Unidos; y Koshin y yo en México. Este es el resultado:
Yo soy el de la cubeta azul en la cabeza.
Ya puedo escuchar a muchas personas quejándose de cómo un Zen Master puede encabezar tremenda falta de respeto al mundo budista. El budismo zen tiene que ser serio y ceremonioso. No hay danza ni alegría, sólo meditación y calma. No puede haber risa porque las escuelas Rinzai y Soto nunca han hecho algo similar. ¡Esto es un ultraje!
Pero no creo que sea así.
Primero que nada, tal como la vida incluye sufrimiento (marcado en las Cuatro Nobles Verdades); la vida también incluye risa, alegría, humor tonto y bailes absurdos.
Esta existencia es una danza de innumerables factores que se mueven con sincronía tan sublime, que hay que callar la mente para apreciarlo.
Los planetas danzan al rededor del sol. El clima en este planeta baila a un ritmo de 4 tiempos, por más que nos empeñemos en echarlo a perder. Las ciudades respiran la caótica sinfonía de la urgencia. Las personas bailan, ríen, aman y se abren paso; perdidas en su ego y tratando de destruir el balance de universo. Y dentro de nosotros, la sangre fluye al beat que marque el corazón.
Todo es parte de una sola experiencia que se puede apreciar cuando estamos con nuestros sentidos fijos en zazen.
Es impresionante lo mucho que la mercadotecnia del bienestar y del new age lucra con la palabra «Zen». Existen tés, masajes, ropa, comida, hoteles, gadgets, joyería, muebles, decoración interior y hasta medicina alternativa.
Y por alguna razón, todo mundo asocia al Zen con calma y tranquilidad. No es que esté mal, es sólo que está incompleto.
No pretendo saber o definir qué es el Zen, pero comparto lo poco que entiendo al respecto en este bonito F.A.Q.
¿Qué es Zen?
No sé.
¿Zen es igual a tranquilidad?
Sí. También es igual a vómito, enfermedad, estrés, gritos, insultos, guerra, muerte, excremento, bacterias, dolor, soledad e ira.
Pero al mismo tiempo es el sol, aire, naturaleza, amor, café, arte, risa, luna, emoción y suspiros.
¿Cómo puedo ser Zen?
Haz zazen (medita) diario por 20 minutos. Si no tienes tiempo porque estás muy ocupado, entonces medita por 1 hora.
¿Cómo puedo aprender sobre Zen?
Cállate, siéntate y practica zazen.
¿Para qué me sirve el Zen?
Para nada.
¿Mejora mi vida con el Budismo Zen?
No.
¿Qué producto me puede volver Zen?
Tu trasero. Úsalo para hacer zazen.
¿Quién es el mejor Maestro Zen?
¿Dónde puedo encontrar el Zen?
En el tráfico de la ciudad. En una arena de lucha libre. En la sala de emergencias. En la muerte. En un baño público. En las aves. En la sonrisa. En zazen.
Este producto/servicio/comida/medicina lleva Zen en el nombre, promete salud y tranquilidad. ¿Será cierto?
No.
Este F.A.Q. es inútil
También el Zen.
¿Porqué debo practicar Zen?
No debes. A menos que te interese saber más sobre nada.
Una de las urgencias más grandes que tienen las sociedades occidentales es la de no caer en el conformismo. ¡Horror de horrores!
Desde chicos nos educan para creer ciegamente que caer en el conformismo es igual a mediocridad y a auto-abandono.
El conformista es visto como paria, como cáncer social y como una persona que no vale la pena porque está contento con lo que tiene y renunció a sus aspiraciones a mejorar.
La presión por siempre ser mejores y por vivir con metas tangibles es enfermiza. Nos atrapa en el eterno ciclo de estrés y nos envenena el juicio, haciéndonos creer que ambición es sinónimo de felicidad.
Incluso nos puede llevar al extremo de pasar por encima y dañar a los demás con tal de cumplir. Los objetivos se tienen que alcanzar y el fracaso no es una opción.
¿Y todo para qué? Para comprar más cosas que no necesitamos, para presumir viajes, y para reunir títulos y medallas que serán usadas para validad nuestra posición social.
El no-conformista vive para sus estímulos externos y jamás para sí mismo, por más que se quiera engañar.
Con todo esto dicho, ¿el budismo y el minimalismo son iguales a conformismo?
Sí. Sí lo son, y no tiene nada de malo.
Ser budista o minimalista es comprender que la vida como está es perfecta. Nada que agregar y nada que quitar, aun si las cosas no son sencillas.
El budista está contento con su misma ropa, gadgets, autos, conocimientos y estilo de vida al día de hoy. Porque lo que tenemos aquí y ahora es perfecto. No rechazamos la realidad, sino que la abrazamos y nos vemos como parte de ella.
Y aquí es donde viene lo más hermoso de ser conformista bajo la filosofía budista: estamos contentos con lo que somos y tenemos, pero al mismo tiempo trabajamos para mejorar. Poco a poco, un día a la vez.
Jamás abandonamos nuestro intelecto y nunca negamos cubrir nuestras necesidades. Por ejemplo, si en algún punto se necesita una nueva computadora, simplemente se considera y se trabaja para ello, perdiendo las expectativas y siendo crudos y realistas al respecto.
Sabemos que en la vida necesitamos conocimientos, así que estudiamos la universidad. Entendemos que el ejercicio es necesario, así que lo hacemos. Comer bien nos asegura buena salud, así que cultivamos una buena relación con los alimentos. Si necesitamos reemplazar una camiseta, se hace tan pronto sea posible.
Paso a paso, sin esperar nada del futuro y sabiendo que cada centímetro avanzado es una llegada completa y perfecta.
Sabemos hacia dónde vamos, pero no nos aferramos al resultado; porque la vida es impermanente y las cosas pueden cambiar de un segundo al otro.
Hoy somos perfectos así como estamos. Tenemos todo lo que necesitamos y lo que podemos. Y eso está bien.
Los conformistas llegamos a donde queremos, pero con tiempo y calma, soltando los ideales del futuro.
Si lo que escribo te es útil y te gusta, ¿por qué no invitarme un café? Gracias.
Sobre mi
¡Hola! Soy Kyonin, monje y maestro budista de la tradición Soto Zen. Formo parte de Grupo Zen Ryokan. Comparto la sabiduría eterna del Buda para ayudar a encontrar la paz interior y la liberación del sufrimiento. Juntos vamos en camino hacia la compasión.
En días de lluvia
la melancolía invade
al monje Ryokan
-Haiku de Ryokan Taigu Roshi