Meditación de Día de Muertos, ver. 2023

Meditación de Día de Muertos, ver. 2023

Dejad que los muertos descansen

y que el pasado quede en el pasado.

Capitán Jean-Luc Picard, USS Enterprise

Como ya es tradición en Chocobuda, hoy comparto la Meditación de Día de Muertos. Es la versión 2023, corregida y con algunos nuevos comentarios. Espero te sea útil.

Para los mexicanos, el día de muertos es muy especial porque nos une con los ancestros y retomamos, aunque sea por un día, nuestras raíces prehispánicas.

Música para acompañar este post. Clic aquí.

La muerte es un tema que muchos optamos por ignorar. Tratamos de esconderla, de no ver y de ni siquiera imaginar cómo sería la vida cuando un ser amado muera. Nos aterra pensar en nuestra propia muerte y con toda arrogancia ignoramos que todo en la vida es impermanente. Hacer una meditación de día de muertos es muy útil.

Esto es sembrar la semilla del sufrimiento porque cuando nos enfrentamos a Catrina frente a frente, carecemos de los elementos para entender y para dejar ir. En cambio, nos clavamos flechas envenenadas en el corazón. Una tras otra tras otra; y no soltamos la memoria, los recuerdos y hasta disfrutamos mantener las heridas abiertas.

No es que debamos huir del dolor y tampoco se trata de olvidar a las personas que se fueron. También, no importa cuánto nos preparemos, la muerte siempre duele.

Lo que hace la diferencia es saber que somos nosotros los que podemos dejar ir los sentimientos que nos ahogan, para poder liberarnos.

A los seres amados que se van hay que recordarlos con gratitud, con respeto y sonrisas; para luego seguir la vida con el conocimiento de que su legado vive en nosotros.

No soy nadie para decir si existe algo después de la muerte. La verdad es que no lo sé.

Lo que sí puedo decir es que llevar en la espalda el peso del dolor de la muerte de alguien, es un cáncer que va devorando nuestra energía vital y la sonrisa. He conocido a personas que viven en pena y que no vuelven a ser felices por llevar el luto y la culpa clavados en el corazón.

Si hay una lección importante que nos enseña el budismo, es la impermanencia.

No importa cuánto nos esforcemos, cuánto dinero invirtamos y cuánto nos resistamos, la realidad es que todo muere.

Cuando comprendemos esto, la vida y la salud se convierten en el tesoro más grande. Nos da amplitud para saborear el momento actual, cada segundo que pasamos en este plano existencial.

México es un país con infinitas tradiciones y costumbres, pero si hay algo que nos da identidad nacional y que todos los mexicanos celebramos, es el Día de Muertos (2 de noviembre).

Esta fiesta se observa desde tiempos precolombinos y nos dice mucho del respeto (y miedo) que sentimos por la muerte. Por muchas ciudades y pueblos mexicanos se pueden ver altares con flores y comida, dulces, tequila e imágenes de la misma muerte; nuestra compañera inseparable.

La muerte es parte de la vida. Una no existe sin la otra y el final de octubre y principio de noviembre, es la época en la que el velo entre la vida y la muerte se vuelve delgado y los ecos de los que ya se fueron regresan. Y en la mayoría de los casos su partida sigue doliendo porque simplemente nos negamos a dejar ir la memoria y el cariño.

Es una gran pena que estas culturas occidentales no nos enseñen que todo en la vida es impermanente, que todos vamos a morir. Si tan sólo lográramos entender esto, el proceso de muerte y despedida sería mucho más tranquilo de lo que es ahora.

Y es aún más doloroso ver cómo hay personas que jamás pueden salir adelante de la pérdida de un ser amado.

Viaje eterno

rocío al alba

reencuentro

Así que dejo este pequeño ejercicio de meditación de día de muertos para sanar las heridas, dejar ir el pasado y seguir adelante.

Meditación de Día de Muertos

Preparativos

  • Lee varias veces la meditación para que no interrumpas tu sesión, o que sea lo menos posible.
  • Escoge un tiempo del día en el que nadie te moleste y puedas estar en silencio.
  • 1 vela pequeña.
  • Tu incienso favorito.

Meditación

  • Estira todo tu cuerpo.
  • Siéntate en una silla cómoda, con la espalda recta sin recargarla en el respaldo. Si puedes sentarte en el suelo en flor de loto o seiza, adelante.
  • Enciende la vela y apaga las luces.
  • Cierra tus ojos y respira profundamente, varias veces. Trata de tranquilizar y relajar todo tu cuerpo. No avances al siguiente paso hasta que todos tus músculos estén relajados.
  • Regresa tu respiración a ritmo normal.
  • Piensa en la persona que se fue y que extrañas mucho.
  • Recuerda todos los buenos momentos, el aprendizaje, las risas y las lágrimas. Quédate en ese momento favorito, donde más disfrutaste su compañía. No hay prisa.
  • Esa persona te mira a los ojos por un largo momento.
  • Con una voz tranquila y en calma te dice: «Muchas gracias por recordarme, eso me hace muy feliz. Tuve una vida llena de aprendizaje. Ahora estoy bien. No tengo hambre, frío ni calor. Por favor mira la llama de esta vela. Es brillante y genera un calor muy agradable. Va a brillar por un largo rato y luego se apagará. Esta fue mi vida. Así es la vida.»
  • Abre tus ojos y mira la vela.
  • Di en voz alta. «Muchas gracias por tocar mi vida, aprendí mucho de ti. Es hora de que descanses y que los dos seamos libres para seguir adelante. Adiós. Adiós. Adiós.»
  • Quédate en silencio observando la vela. Mira cómo se consume. Esa es nuestra vida. Esa es la naturaleza de las cosas. Todo se acaba, pero todo brilla y nos deja su calor.

Esta meditación la aprendí hace muchos años y es una experiencia muy poderosa. Si la sigues al pie de la letra y la repites varias veces durante esta temporada de muertos, te ayudará mucho a dejar ir.

El objetivo primordial es que entiendas que todo termina y que entre más te aferres al recuerdo de alguien que murió, nunca cerrarás el ciclo y te causarás mucho daño. No serás libre para moverte a nuevas experiencias en tu vida.

Suelta a esas personas que se fueron. Es tiempo para que tú escribas tu propia historia. Hoy es el tiempo en que debes hacer brillar tu propia luz y dar calor a los que te rodean.

Este año dedico mis esfuerzos y esta meditación a todos los seres vivos que están sufriendo por enfermedad y enfrentando la muerte. Que la Luz Dorada de Todo Lo Que Es nos una en compasión y ayuda mutua.

Feliz Día de Muertos.

La muerte en el Budismo Zen

La muerte en el Budismo Zen

 

Los últimos días he recibido varias preguntas y por diferentes vías, sobre la muerte y la postura del Zen ante ella. No es de sorprenderse, puesto que los noticieros del mundo se deleitan exponiendo números rojos que son de miedo. Parece que estamos en esta pesadilla donde los muertos se apilan y no hay salida más que vivir aterrados por el futuro.

La verdad es que no había querido decir nada al respecto porque todos están disfrutando mucho su miedo. ¿Quién soy yo para arruinar la fiesta?

Sin embargo, creo que en tiempos de altos niveles de angustia, la práctica Zen se convierte en un recurso valioso para mantener la calma, aceptar las cosas como están y así construir hacia arriba.

El el Zen no le tememos a la muerte. Vivimos con ella, la invitamos a pasar. Charlamos con ella todo el tiempo porque la muerte no es un proceso que llegue hasta el final de tus días. La muerte está sucediendo aquí y ahora. No eres la misma persona que comenzó a leer estas líneas hace unos segudos. Millones de células murieron en ti y otros millones de células han nacido en ti.

Vidamuerte es un concepto que no se separa. Es una sola cosa, indivisible. Dogen Zenji nos dice en Shobogenzo Shoji:

«Cuando en la vidamuerte hay conciencia despierta, no hay vidamuerte.»

También se ha dicho: «Cuando en la vidamuerte no hay conciencia despierta, no hay extravío en la vidamuerte».

Estas expresiones son la esencia de la enseñanza de dos maestros Zen, Jiashan y Dingshan. Estudiadlas seriamente como expresiones de aquellos que han alcanzado la Vía. Si queréis liberaros de la vidamuerte, debéis clarificar estas palabras.

Buscar al Buda fuera de la vidamuerte es como poner rumbo al norte cuando se quiere llegar al sur, o como querer ver la Osa Mayor mirando hacia el sur. Actuando así reforzaréis las causas de la vidamuerte y os alejaréis de la vía de la liberación.

Hacernos amigos del hecho de que vidamuerte es un solo concepto, nos da calma. El miedo auténticamente se extingue cuando lo entendemos porque sabemos que cada instante en esta existencia es una joya preciosa e irrepetible.

En esta charla respondo a algunas preguntas sobre el tema, además de hablar sobre los funerales en el Zen.

 

Notas sobre la muerte de mi madre y la práctica Zen

Notas sobre la muerte de mi madre y la práctica Zen

 

El viernes 8 de febrero de 2019 mi madre murió. Y es una de las experiencias más profundas, significativas y maravillosas que jamás he vivido.

Ahora sí te perdimos, Chocobuda. ¡Maldito bastardo sin corazón! ¡Tienes que estar en drama al menos 5 años!

Mientras escribo este post hay una sonrisa en mi. Por supuesto que hay tristeza en el corazón. No la niego, no la ahuyento, no la oculto. Pero tampoco la cultivo o le agrego basura mental. Hay tristeza y la dejo ser.

Pero la tristeza no soy yo. Solo es.

Al mismo tiempo, también hay alegría porque mi madre ya no sufre más. Un día antes de que muriera, tuve la preciosa oportunidad de decir adiós, de decirle cuánto la quiero y le di gracias por todo lo que hizo. También le dije que había hecho un gran trabajo criando a mi hermana y a mi.

Ella me dijo que mi misión como hijo estaba completa y que era momento para ella de salir de viaje.

Por ello, hay alegría en el corazón. Pero esta alegría no soy yo. No la niego, no la ahuyento, no la oculto. Solo es, la dejo ser.

Al día siguiente de la despedida, mi madre estaba muy débil. Ya no se podía mover y tampoco me reconocía. Su pulso y respiración eran tan pequeñas, que el personal del hospital comenzó los preparativos para la muerte. A las 3:25 PM, su corazón dejó de latir. Después de eso, la vida se puso rápida.

Gracias a que mi hermana ha entrenado Budismo Zen conmigo por varios meses, llevó las cosas en calma. Pero mi padre lloró mucho porque su compañera por 48 años, había partido. Hice lo mejor que pude para consolarlo.

Decidimos no hacer funeral ni avisar a nadie, solo a la familia cercana por parte de mi madre. Aceptamos que era un momento íntimo en el que debíamos vivir la pérdida cada uno a su manera.

A la mañana siguiente recogimos las cenizas de mi madre y fuimos a descansar a casa. Por la tarde terminamos el día con una cena en un restaurante lindo. Al final hubo muchos abrazos, besos y sonrisas.

Como he dicho, hay tristeza en mi, pero no hay sufrimiento. No hay drama, no hay expectativas ni “que hubiera pasado si…”. No he llorado porque no he sentido la necesidad. Pero si las lágrimas llegan, serán bienvenidas con el corazón abierto.

Pero el asunto es que estoy de muy buen humor.

La práctica disciplinada de zazen; el estudio de Shobogenzo Shoji, por Master Dogen; y recitar el Sutra del Corazón; me han dado una base sólida para aceptar y apreciar cada segundo de esta experiencia. Es perfecta. Nada que agregar, nada que quitar.

La muerte de un ser querido es una situación más de la vida. No es buena, no es mala. Solo es la vida siendo vida. Al entenderlo, se encuentra una auténtica paz, quietud, gratitud y aceptación del orden cósmico de las cosas.

Esta experiencia, como todas las demás, es como necesita ser y no cambiaría absolutamente nada.

La práctica Zen nos da la habilidad de vivir cada emoción al 100%, sin reserva alguna. Cuando la tristeza llega, es todo lo que hay. Cuando la aceptación llega, es todo lo que hay.

Pero cuando la alegría llega, también es todo lo que hay. Ésta se manifiesta cuando puedes vivir el momento presente, que va más allá de las palabras y explicación alguna.

Justo ahora el sol brilla en el inmaculado cielo azul. Estoy escribiendo estas líneas y aún hay café caliente en mi taza. La sonrisa sigue en mi rostro.

Este instante es todo lo que hay; y es la más brillante de todas las gemas.

Charla Dharma de Día de Muertos. Noviembre 4 de 2018

Charla Dharma de Día de Muertos. Noviembre 4 de 2018

El Día de Muertos es una ocasión perfecta para divertirse jugando a que somos invulnerables, pero también es una fecha perfecta para reflexionar sobre nuestra propia impermanencia y la del universo.

En el zazenkai domingo 4 de noviembre, a las 10 AM (CDMX) haremos una pausa en nuestro estudio del Noble Camino Óctuple para hablar sobre la muerte desde la visión del Budismo Zen.

Si estás en Guadalajara, te invito a unirte al Grupo Zen Ryokan. Nos reunimos en el Árbol del Yoga, cerca de Centro Magno. Clic aquí para más información.

Y para el resto del mundo, transmitiré en vivo por YouTube.

¡Te espero!

 

Meditación de Día de Muertos, ver. 2016

Meditación de Día de Muertos, ver. 2016

Foto: Karen Castillo http://www.npr.org/

Foto: Karen Castillo http://www.npr.org/

 

Dejad que los muertos descansen

y que el pasado quede en el pasado.

Capitán Jean-Luc Picard, USS Enterprise

Este es el último post sobre Día de Muertos en la Semana de la Impermanencia.

Como ya es tradición en Chocobuda, hoy comparto la Meditación de Día de Muertos. Es la versión 2016, corregida y con algunos nuevos comentarios. Espero te sea útil.

La muerte es un tema que muchos optamos por ignorar. Tratamos de esconderla, de no ver y de ni siquiera imaginar cómo sería la vida cuando un ser amado muera. Nos aterra pensar en nuestra propia muerte y con toda arrogancia ignoramos que todo en la vida es impermanente.

Esto es sembrar la semilla del sufrimiento porque cuando nos enfrentamos a Catrina frente a frente, carecemos de los elementos para entender y para dejar ir. En cambio, nos clavamos flechas envenenadas en el corazón. Una tras otra tras otra; y no soltamos la memoria, los recuerdos y hasta disfrutamos mantener las heridas abiertas.

No es que debamos huir del dolor y tampoco se trata de olvidar a las personas que se fueron. También, no importa cuánto nos preparemos, la muerte siempre duele.

Lo que hace la diferencia es saber que somos nosotros los que podemos dejar ir los sentimientos que nos ahogan, para poder liberarnos.

A los seres amados que se van hay que recordarlos con gratitud, con respeto y sonrisas; para luego seguir la vida con el conocimiento de que su legado vive en nosotros.

No soy nadie para decir si existe algo después de la muerte. La verdad es que no lo sé.

Lo que sí puedo decir es que llevar en la espalda el peso del dolor de la muerte de alguien, es un cáncer que va devorando nuestra energía vital y la sonrisa. He conocido a personas que viven en pena y que no vuelven a ser felices por llevar el luto y la culpa clavados en el corazón.

Si hay una lección importante que nos enseña el budismo, es la impermanencia.

No importa cuánto nos esforcemos, cuánto dinero invirtamos y cuánto nos resistamos, la realidad es que todo muere.

Cuando comprendemos esto, la vida y la salud se convierten en el tesoro más grande. Nos da amplitud para saborear el momento actual, cada segundo que pasamos en este plano existencial.

México es un país con infinitas tradiciones y costumbres, pero si hay algo que nos da identidad nacional y que todos los mexicanos celebramos, es el Día de Muertos (2 de noviembre).

Esta fiesta se observa desde tiempos precolombinos y nos dice mucho del respeto (y miedo) que sentimos por la muerte. Por muchas ciudades y pueblos mexicanos se pueden ver altares con flores y comida, dulces, tequila e imágenes de la misma muerte; nuestra compañera inseparable.

La muerte es parte de la vida. Una no existe sin la otra y el final de octubre y principio de noviembre, es la época en la que el velo entre la vida y la muerte se vuelve delgado y los ecos de los que ya se fueron regresan. Y en la mayoría de los casos su partida sigue doliendo porque simplemente nos negamos a dejar ir la memoria y el cariño.

Es una gran pena que estas culturas occidentales no nos enseñen que todo en la vida es impermanente, que todos vamos a morir. Si tan sólo lográramos entender esto, el proceso de muerte y despedida sería mucho más tranquilo de lo que es ahora.

Y es aun más doloroso ver cómo hay personas que jamás pueden salir adelante de la pérdida de un ser amado.

Viaje eterno

rocío al alba

reencuentro

Así que dejo este pequeño ejercicio de meditación para sanar las heridas, dejar ir el pasado y seguir adelante.

Meditación de Día de Muertos

Preparativos

  • Lee varias veces la meditación para que no interrumpas tu sesión
  • Escoge un tiempo del día en el que nadie te moleste y puedas estar en silencio.
  • 1 vela pequeña
  • Tu incienso favorito

Meditación

  • Estira todo tu cuerpo.
  • Siéntate en una silla cómoda, con la espalda recta sin recargarla en el respaldo. Si puedes sentarte en el suelo en flor de loto o seiza, adelante.
  • Enciende la vela y apaga las luces.
  • Cierra tus ojos y respira profundamente, varias veces. Trata de tranquilizar y relajar todo tu cuerpo. No avances al siguiente paso hasta que todos tus músculos estén relajados.
  • Regresa tu respiración a ritmo normal.
  • Piensa en la persona que se fue y que extrañas mucho.
  • Recuerda todos los buenos momentos, el aprendizaje, las risas y las lágrimas. Quédate en ese momento favorito, donde más disfrutaste su compañía. No hay prisa.
  • Esa persona te mira a los ojos por un largo momento.
  • Con una voz tranquila y en calma te dice: «Muchas gracias por recordarme, eso me hace muy feliz. Tuve una vida llena de aprendizaje. Ahora estoy bien. No tengo hambre, frío ni calor. Por favor mira la llama de esta vela. Es brillante y genera un calor muy agradable. Va a brillar por un largo rato y luego se apagará. Esta fue mi vida. Así es la vida.»
  • Abre tus ojos y mira la vela.
  • Di en voz alta. «Muchas gracias por tocar mi vida, aprendí mucho de ti. Es hora de que descanses y que los dos seamos libres para seguir adelante. Adiós. Adiós. Adiós.»
  • Quédate en silencio observando la vela. Mira cómo se consume. Esa es nuestra vida. Esa es la naturaleza de las cosas. Todo se acaba, pero todo brilla y nos deja su calor.

Esta meditación la aprendí hace muchos años y es una experiencia muy poderosa. Si la sigues al pie de la letra y la repites varias veces durante esta temporada de muertos, te ayudará mucho a dejar ir.

El objetivo primordial es que entiendas que todo termina y que entre más te aferres al recuerdo de alguien que murió, nunca cerrarás el ciclo y te causarás mucho daño. No serás libre para moverte a nuevas experiencias en tu vida.

Suelta a esas personas que se fueron. Es tiempo para que tú escribas tu propia historia. Hoy es el tiempo en que debes hacer brillar tu propia luz y dar calor a los que te rodean.

Este año dedico mis esfuerzos y esta meditación a todos los seres vivos que están sufriendo por enfermedad y enfrentando la muerte. Que la Luz Dorada de Todo Lo Que Es nos una en compasión y ayuda mutua.

Feliz Día de Muertos.

Gracias por haber estado en la Semana de la Impermanencia. ¿Te gustaría que regresara el año próximo? ¡Deja un comentario!